Examinarse de Rey - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Examinarse de Rey E-Book

Antonio Mira de Amescua

0,0

Beschreibung

Examinarse de Rey una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a un malentendido amoroso que propiciará numerosas situaciones de enredo, siempre vistas desde el prisma de profunda moral católica del autor.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 79

Veröffentlichungsjahr: 2021

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Antonio Mira de Amescua

Examinarse de Rey

Edición de María Celeste Martínez Calvo

Saga

Examinarse de Rey

 

Copyright © 2012, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661019

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

EXAMINARSE DE REY

Hablan:

rey de nápoles

Barba

príncipe

Cíntor

infante

Jacinto Cobaleda

albano, viejo

Narváez

marqués

domingo

Triviño

margarita

Isabel

porcia

Segunda

isabela

Bernarda

ACTO PRIMERO

Salgan el Príncipe y el Infante, de villanos riñendo con bastones; Domingo tras ellos

 

infante ¿Contra mi valor porfías?

¿Contra mí te opones?

príncipe Sí.

¿Qué méritos hay en ti

para tener mayorías?

5 infante ¿No bastan mis pensamientos?

príncipe

¿De eso quieres que me espante?

¿Hay loco que no levante

alcázares en los vientos?

domingo

¿Y hay pendencias que se traben

10 tan sin ocasión? ¡Por Dios,

que os descalabréis los dos

de una vez porque se acaben

contiendas de cada día,

caiga quien cayere aquí;

15 que, para reñir ansí,

se lo reñirá mi tía..!

El uno: « ¡os haré cecina!»;

el otro: « ¡os haré pedazos!»,

y no llegáis a los brazos

20 ni andáis a la tremolina.

Sale Albano

albano

Fin vuestra guerra no tiene

porque castigo no os doy;

tened paz y amistad hoy,

que el rey de Nápoles viene

25 a estos hermosos jardines

de Caserta.

príncipe ¿Qué me importa?

Ni me admira, ni reporta

su venida.

infante No imagines,

que aunque eres, padre, villano

30 de los campos de esa aldea,

que yo lo admire ni vea.

albano Besalle tenéis la mano.

Salgan Rey, Marqués y acompañamiento

rey Esta es, Marqués, el aldea

que tanto ver deseaba

35 cuando en Alemania estaba.

albano Su Majestad, señor, sea

bien venido.

rey Amigo Albano,

huelgo de veros.

albano Llegad,

hijos, los dos, y besad

40 a Federico la mano.

infante Suplícote que nos des

la mano, invicto señor,

pues lo merece el honor

de haber estado a tus pies.

45 príncipe

Aunque no son labradores

dignos de tales trofeos,

merezcan nuestros deseos

gozar de vuestros favores.

rey [Ap].

(Uno de estos que a mis pies

50 están es Carlos, mi hijo:

¡Venga a espacio el regocijo!

No quiero saber cuál es.

¡Venga este gusto penado!)

Levantad, y guardeos Dios.

55 [Ap.] (¿Cuál será de aquestos dos?

Mi pecho está alborozado).

Marqués, escúchame aparte.

marqués

Alma seré del silencio.

rey Oye un caso, que he tenido

60 veinte y dos años secreto:

dejome Carlos, mi padre,

por legítimo heredero

de este reino, que en el mundo

es el más hermoso reino.

65 Un hijo dejó bastardo,

ya sabes que fue Manfredo,

tan osado y arrogante,

tan altivo y tan soberbio,

que intentó tiranizarme

70 a Nápoles; su intento

se lograra si piadosos

no me miraran los cielos.

Un ejército ha formado

contra mí, y en grande aprieto

75 se vio la bella ciudad

a quien llamaron los griegos

Parténope. Muchos días

duró el enemigo cerco

sin razón y sin justicia,

80 porque ni acción ni derecho

pudo tener un bastardo

tan mi contrario y opuesto

a mis costumbres que aún hoy

su mismo nombre aborrezco,

85 con ser ya muerto. Y al fin

sucedió, que en este tiempo

del sitio, un hijo he tenido,

tras de infinitos deseos,

que el cielo entonces cumplió,

90 pero con algún recelo

de si acaso perdía

la ciudad, estaba cierto

que peligrara su vida,

porque el ánimo violento

95 de un cruel no perdonara

su inocente y tierno cuello;

y previniendo este daño,

hice que el Duque Fisberto

a esta aldea le trujese

100 a criar. Y aunque el suceso

de la guerra fue felice,

llamóme apriesa mi Imperio

para coronar mi frente.

Pasé a Alemania, y por esto

105 Albano, ese labrador,

ha criado con secreto

al príncipe, cuyo nombre

es Carlos, como su abuelo.

Las guerras que en Alemania

110 he tenido, me impidieron

la vuelta a Nápoles. Y hoy,

que tengo en paz, y sosiego

el Imperio, y mi enemigo

es ya difunto, pretendo

115 casar a Carlos, mi hijo,

con Margarita, que el reino

de Sicilia ha de heredar,

y en mi palacio la tengo

como sobrina que es mía.

120 Uno de esos dos que vemos

gallardos jóvenes, es

Carlos, el príncipe. Hoy puedo

decir que nace a mis ojos,

pues es hoy cuando le veo

125 la vez segunda, después

que ha dado el paso primero

a la vida. Esta es la causa

por que a estos valles amenos

de Caserta vengo alegre.

130 Ya conocerle deseo,

y ya muere por salir

el reprimido contento.

¡No más, no más suspensión!

Dime, Albano, ¿cual de aquellos

es Carlos?

135 albano Los dos lo son.

rey ¿Qué es lo que dices? No entiendo.

¿Cuál es mi hijo?

albano No sé.

rey ¿Estás loco? ¿Estás sin seso?

¿Cuál es el príncipe Carlos

140 que te dio el duque Fisberto

para criar disfrazado,

encargándote el secreto?

albano ¡Señor, no lo sé, por Dios!

rey ¿Qué dices, villano?

albano Quiero

145 ser leal, y no mentir

para disculpar mis yerros:

cuando a Carlos me entregaron

para que le diese el pecho

mi mujer, recién parida,

150 quiso el hado que a Manfredo

también le naciese un hijo,

que el mismo nombre le ha puesto

de Carlos, por ser de Carlos,

el Rey de Nápoles, nieto.

155 Manfredo tuvo también,

señor, tu mismo recelo;

y, por si acaso perdía

la batalla, al conde Arnesto

entregó el Infante, y él,

160 sin darme noticia de ello,

porque en los campos estaba,

le dio a mi mujer, diciendo

que el criarlo convenía;

y, con ánimo dispuesto

165 a criar dos hijos, ella

los recibió, previniendo

en ellos señas distintas,

como eran de un nombre mesmo.

Criáronse los infantes

170 tan enemigos y opuestos

entre sí que parecían

legítimos herederos

de la enemistad paterna.

Siempre los dos compitieron,

175 siempre han estado discordes,

que la crianza y el deudo

amor jamás les ha dado.

Pero estando ya mancebos,

mi mujer, que conocía

180 con cuidado verdadero

cuál era el uno y el otro,

murió de repente a tiempo

que yo, como confiado,

como sin memoria y viejo,

185 la seña olvidé que de ambos

nos daba conocimiento.

De modo que, como tienen

un nombre, una edad, un tiempo,

rústica y bárbaramente

190 para mí los diferencio;

pero, en llegando a afirmar

cuál es el príncipe de ellos,

no me atrevo, aunque pudiera

mentir, y decir a tiento

195 el que a mí se me antojara;

pero más quiero, en efecto,

decir verdad, confesando

que soy un bárbaro y necio,

que no poner a peligro

200 que un felicísimo reino

se quite, por mi ignorancia,

a su legítimo dueño.

Manda, señor, que me maten.

Mi error y culpa confieso:

205 Uno de esos es tu hijo.

Yo no se cuál. Esto es cierto.

rey [Ap.]

(Cielos, ¿qué es eso que escucho?

Fábula parece y sueño.

No es historia verisímil

210 tan raro y extraño cuento).

Ven acá, villano, dime:

¿cómo puedes conocerlos?

¿En qué, dí, los diferencias?

albano Señor: el uno es bermejo,

215 el otro no, y de esta suerte

Carlosrubio y Carlosnegro

los llamamos.

rey ¡Cosa al fin

de tu bruto entendimiento!

[Ap.] (¡Bárbaro yo, que fié

220 cosas de tan grande aprecio

de este villano..!) Marqués,

¿cómo es posible, que vemos

en aquellos dos mi hijo

y conocerle no puedo?

¿No es desdicha?

225 marqués Señor mío,

si te agrada mi consejo,

podrá ser que el desengaño

nos dé, como siempre, el tiempo:

llévalos a tu palacio

230 y vivan allá; diremos

que son tus sobrinos ambos

y, callando y encubriendo

que el uno es tu hijo, es fuerza,

que haga el tiempo manifiesto

235 lo que ahora la ignorancia

de este villano ha encubierto.

rey No es muy poco lo que importa

el daño de este suceso;

es mayor de lo que suena,

240 pues no va menos en ello

que aventurar que esta tierra

se le quite a mi heredero

y que se dé, Dios lo niegue,

al hijo del que aborrezco

245 como a enemigo y cruel;

pero inténtese el remedio:

vayan a palacio. Carlos...

[los dos ]

Señor...

marqués Ambos respondieron.

rey Mis sobrinos sois los dos.

250 Huélgome de conoceros;

abrazadme y a mi Corte

os podéis venir.

príncipe Yo beso

la mano más poderosa

que ha gobernado un imperio.

255 infante Conocer pude tu sangre

en mis altos pensamientos.

domingo

¿Y yo, señor, soy sobrino?

marqués

¡Quita, villano grosero!

Váyanse Rey y Marqués

domingo

En mi vida me hallé un tío

260 de importancia, y todos fueron

González, Pérez, Carrascos,

Guijarro, Peral, Ciruelo...

y un rey de Nápoles nunca.

príncipe

Vente con nosotros.

domingo P ienso

265 que ser mozo de dos amos

no es cómodo, de provecho:

a mandar seréis los dos,

y después, al estipendio,

remitirálo uno a otro,

270 y ninguno será el dueño.

infante No haremos. Sírveme a mí.

príncipe

No, sino a mí.

Vanse los dos

domingo Si primero

no se pegan lindamente,

de ninguno soy. Mostrenco

275 he de ser allá en palacio,

hasta que quieran los cielos

que me tope al Rey, mi tío,

como los dos habéis hecho.

Vase. Sale la Infanta

margarita

En esta galería

280 se contemplan la tierra, el mar, el viento,

y en cualquiera elemento,

según Filosofía,

aprender puede a amar el alma mía.

Allí, en el aire, miro