Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Hero y Leandro es una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a un malentendido amoroso que propiciará numerosas situaciones de enredo, en este caso con un trasfondo mitológico dentro de la Grecia Clásica.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 74
Veröffentlichungsjahr: 2021
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Antonio Mira de Amescua
Saga
Hero y Leandro
Copyright © 2008, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660999
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Edición de Álvaro Ibáñez Chacón
Personas
Salen todos los músicos y músicas y toda la compañía con ramos en las manos y una guirnalda en una fuente de plata, y van por un palenque cantando todos, y salen detrás Leandro y Nicanor
[músicos]
Hoy se celebra en el valle
el Fénix de la hermosura,
la que es madre del Amor
y nació de las espumas.
5 Los cisnes y las palomas
del carro de Venus hurtan
los resplandores del sol
a la nieve de sus plumas.
Vanse todos y queda[n] Leandro y Nicanor
leandro
Ya que vas peregrinando
10 por estos mares, escucha
la ocasión por qué en el valle
tantas naciones se juntan.
Aquella ciudad que miras,
en quien las torres se encumbran,
15 amenazando a los vientos
nubes pardas y confusas,
se llama Abido. Es mi patria.
Fue mi madre, fue mi cuna,
y, si yo muero con dicha,
20 ha de ser mi sepultura.
No te alabo esta ciudad,
la modestia me disculpa,
que en las propias causas siempre
es la retórica muda.
25 Ésta que miras, vecina
a estos montes, cuyas puntas
pirámides son que en ellos
sirven al sol de colunas,
se llama Sesto, y en medio,
30 por esas aguas profundas,
el estrecho de ese mar,
que es un línea, y es una
división que el cielo ha hecho
para que no se confundan
35 términos de Europa y Asia:
porque Sesto está sin duda
en Asia, Abido en Europa.
Y así, no es mucho que infundan
las soberanas estrellas,
40 lámparas que nos alumbran,
inclinaciones contrarias.
En las dos máquinas usan
contra sí mismas de guerra,
ambas por causas ocultas
45 se aborrecen: con estar
tan vecinas que se escuchan
los latidos de los canes,
cuando en las sombras confusas
la noche nos da silencio,
50 y cuando el alba madruga,
las aves de Abido y Sesto
en dos coros se saludan.
El breve estrecho igualmente
peces a los dos tributa,
55 y las nubes de los unos
suben mezcladas y juntas.
Todos los años en Sesto,
en ese templo que ilustra
ese valle, se celebran
60 con sumo amor y con suma
reverencia las exequias
del bello Adonis, de cuya
belleza Venus cautiva
descendió en las blancas plumas
65 de sus cisnes muchas veces.
No te espantes que concurra
celebrando a Venus, madre
del Amor y la hermosura,
la juventud de este valle,
70 y, coronadas de murta,
vengan las damas al templo
de la gran diosa, que triunfa
de la libertad del alma,
y a sus amores ayuda.
75 Treguas hay en ambas partes
mientras que las fiestas duran
y, temiendo el sacrilegio,
los enojos disimulan.
Gozar quise de las treguas.
80 No he venido con alguna
pasión de Amor, que jamás
supe de Amor las injurias.
Curiosidad me ha traído,
no amor, ni celos, que nunca
85 cautivé la libertad,
ni las aras que perfuman
de Venus he menester.
Aquel coro, aquella junta
de músicos que pasó,
90 sospecho que va por una
sacerdotisa del templo,
para que en las aras puras
dé a la diosa el sacrificio,
que siempre así se acostumbra.
95 Pero ya vuelven con ella.
Mucha gente viene, mucha
debe de ser su belleza
que aplauden, ruegan y buscan.
Vuelvena salir todos los músicos cantando lo mismo, y detrásdel acompañamiento Hero, coronada con una corona de flores
[músicos]
Hoy se celebra en el valle
100 el Fénix de la hermosura,
la que es madre del Amor
y nació de las espumas.
hero Los que, de Venus y Amor,
entre las verdes espumas
105 de estos valles celebráis
una deidad absoluta,
antes que empiecen los fuegos
las carreras y las luchas
y las batallas fingidas,
110 es necesario que suplan
sacrificios los defectos,
y las oraciones suban
desde el templo al tercer cielo
donde la diosa se oculta.
115 Las flores de esta guirnalda,
que mi indigna frente ilustra,
porque son sangre de Adonis,
entretejidas de murta,
serán la ofrenda este día
120 ya que la belleza usurpan
al iris de tres colores:
encarnada, verde y rubia.
todos ¡Hero, viva!
hero No me deis,
amigos, honra ninguna,
125 dalla en el templo a la diosa.
polidoro
Tu mismo ser nos disculpa,
Hero hermosa, y, pues que sabes
de la diosa que te ilustra,
¿cómo no sabes de amor?
130 ¿Cómo mis males no escuchas?
¿Cómo de las flechas de oro
los libres ojos ocultas?
hero Calla, Polidoro, calla,
que tus palabras me injurian.
polidoro
135 Sirve a Diana, señora,
pues de tanta gloria triunfas.
leandro
¡Ay, Nicanor, qué belleza!
¡Qué singular hermosura!
¡Qué celestial gallardía!
140 ¡Con qué prisa, con qué furia,
porque a Venus desprecié,
ya a mi pecho el hijo apunta!
Flechando está el arco de oro;
ya no hay libertad que sufra
145 tal rigor.Venganza ha sido
de la diosa. ¡Ah, cruel! ¡Ah, injusta!
No puedo yo blasonar
de libre. Mal disimulas,
siendo deidad, tus enojos.
nicanor
150 ¿Cuál de éstas es?
leandro ¿Qué preguntas?
Si entre humildes fuentecillas,
que apenas de sí murmuran,
ves el mar de la belleza;
si eclipsadas y difuntas
155 ves las estrellas delante
del sol, hermosa criatura,
¿cuál ha de ser la ocasión
de mi muerte?
nicanor ¿Ya te juzgas
muerto y vencido?
leandro Sí, amigo.
160 Cuando los halcones buscan
por las regiones del viento
a la garza, haciendo puntas,
y ella, del sol mariposa,
hecha un cometa de pluma,
165 se remonta hasta los cielos
con naturaleza oculta,
reconoce cuál neblí,
entre las rapantes uñas,
le ha de matar; aquél teme
170 y de los otros se burla,
sin temerlos ni estimarlos.
Del mismo modo me anuncia
mi corazón que he de ser
presa y víctima desnuda
175 de libertad, de la hermosa
sacerdotisa que alumbra
ese templo más que Venus
con ser ésas aras suyas.
hero ¡Ea! Ya es hora. Repitan
180 vuestras canciones las musas
y ninfas que a Venus sirven
con afecto y alma pura.
[músicos]
Los cisnes y las palomas
del carro de Venus hurtan
185 los resplandores del sol
a la nieve de sus plumas.
Vanse. [Quédanse Leandro y Nicanor]
leandro
Nicanor, ¿ pudo ser Venus
entre las flores y juncias
del Himeto tan hermosa?
190 ¿Pudo nacer de la espuma
tan curiosa y tan bizarra?
Tras sí me lleva. ¿Quién duda
que ésta ha de ser ocasión
de mi muerte y desventura?
nicanor
195 ¿Quieres que yo la retrate
entre la tropa confusa
de esa gente, pues que soy
el Fénix de la pintura?
leandro
Sí, Nicanor, y la vida,
200 si acaso me queda alguna,
será el premio del retrato.
Entra pues. Traslada, hurta
aquellos rayos del sol,
para que en las líneas mudas
205 de tu pincel, me den luz,
aliento, gloria y ventura.
A espaldas de mi retrato
has de copiar la luz suya,
porque yo pueda imitar
la mendiguez de la luna.
Vase Nicanor. Sale Floro
floro ¡Gracias a Dios que te veo!
Siguiéndote me he perdido.
leandro
Hallas a otro del que ha sido,
porque adoro, amo y deseo.
215 Fuerza fue amar cuando vi
nueva luz de este hemisfero.
floro ¿Y cómo se llama?
leandro Hero.
floro ¡Futuro de sum, es, fui!
¡Que Hero se llaman las damas
220 de esta tierra! Apostaría
que has de querer otro día
un gerundio de amo, amas...
leandro
Ésta es la deidad más pura
de ese templo que adoraste.
225 floro ¿ Y en cuántas partes notaste
que consiste su hermosura?
Que la beldad que provoca,
y muerte tal vez nos da,
en cuatro partes está:
230 ojos, manos, voz y boca.
leandro
¿Por qué en voz?
floro No voz que cante,
sino la con que habla sea
metal dulce de jalea,
no de becerro que espante.
235 Un amo a quien yo servía
requebraba a una mujer
sin oírla, ni saber
si era muda, pero un día
que le dijo: «Yo os adoro»,
240 respondió la dama así:
Muy gordo
«Pues, ¿y qué se me da a mí?»
Pensó que bramaba un toro.
El tal galán, otro día
otra enamoró más bella,
245 y siempre callaba ella
a cuanto el galán decía.
Díjole una vez, « Mi diosa,
hermosa el cielo os formó» .
Y la dama respondió:
Gangueando
250 « Ya yo sé que soy hermosa» .
De suerte que en los metales
de la voz hay hermosura
y fealdad.
leandro