Historia de Tobías - Félix Lope de Vega y Carpio - E-Book

Historia de Tobías E-Book

Félix Lope de Vega y Carpio

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Beschreibung

Historia de Tobías es una tragicomedia histórico-legendaria de Félix Lope de Vega. Se inspira en un pasaje de la Biblia, el autor la escribió probablemente alrededor de 1609 y se publicó en 1621. La persecución del pueblo judío por sus enemigos es la médula misma de la intriga, a la que deberán enfrentarse el patriarca Tobías. La persecución nace del odio de un tirano, en este caso el rey Senaquerib de Asiria, que decreta el exterminio de todos los judíos. Historia de Tobías narra los peligros y penalidades que sufre el viejo patriarca y que irá superando gracias al ejercicio de sus virtudes, y a la intervención y la protección divinas.

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Félix Lope de Vega y Carpio

Historia de Tobías

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Historia de Tobías.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN rústica: 978-84-9816-184-7.

ISBN ebook: 978-84-9897-715-8.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Dedicatoria 9

Jornada primera 11

Jornada segunda 53

Jornada tercera 97

Libros a la carta 143

Brevísima presentación

La vida

Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562-Madrid, 1635). España.

Nació en una familia modesta, estudió con los jesuitas y no terminó la universidad en Alcalá de Henares, parece que por asuntos amorosos. Tras su ruptura con Elena Osorio (Filis en sus poemas), su gran amor de juventud, Lope escribió libelos contra la familia de ésta. Por ello fue procesado y desterrado en 1588, año en que se casó con Isabel de Urbina (Belisa).

Pasó los dos primeros años en Valencia, y luego en Alba de Tormes, al servicio del duque de Alba. En 1594, tras fallecer su esposa y su hija, fue perdonado y volvió a Madrid. Allí tuvo una relación amorosa con una actriz, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo mucha descendencia, hecho que no impidió su segundo matrimonio, con Juana Guardo, del que nacieron dos hijos.

Entonces era uno de los autores más populares y aclamados de la Corte. En 1605 entró al servicio del duque de Sessa como secretario, aunque también actuó como intermediario amoroso de éste. La desgracia marcó sus últimos años: Marta de Nevares una de sus últimas amantes quedó ciega en 1625, perdió la razón y murió en 1632. También murió su hijo Lope Félix. La soledad, el sufrimiento, la enfermedad, o los problemas económicos no le impidieron escribir.

Personajes

Tobías (Mozo).

Una Voz.

Tobías (Viejo).

Un Ángel.

Ana, su mujer.

Sarasar y Adramelech, hijos de Senacherib.

Un Pobre.

Bato y Jorán, villanos.

Un Viejo.

Ragel.

Un Criado.

Sara, su hija.

Otro Pobre.

Fisón, novio.

Senacherib, Rey de Asiria.

Asmodeo, Demonio.

Rapsaces, general.

Tamar.

Ecequías, Rey de Jerusalén.

Dos Villanos.

Eliachín.

Llorente.

Un Soldado.

Gil.

Otro Soldado.

El Perro.

Dedicatoria

Dirigida

A la señora doña María Puente Hurtado de Mendoza y Zúñiga.

Cuando entendiere (dice el divino Jerónimo escribiendo a Cromacio y a Heliodoro) que he cumplido con mi obligación en hacer lo que mandastes (esto es, traducir el libro de Tobías de la lengua caldea a la latina) habré merecido la recompensa de vuestras oraciones. palabras que justamente vienen a mi propósito dedicando a V. m. la misma historia como traducción fiel de la lengua latina a la castellana, que si bien el servicio parece desigual a sus merecimientos, por serlo tanto mi rudo ingenio en la traslación a la sustancia y pureza de este sagrado ejemplo de caridad y limpieza matrimonial en los dos Tobías, y en su bellísima esposa, no le pudiera hallar más a propósito mi obligación en cuanto tengo escrito, y daré a luz si la vida ayudare a los deseos; concurriendo en V. m. tan celestiales partes de hermosura, entendimiento y virtudes, que como no todas las comparaciones deben ser en todo, porque ya serían identidades, y por la opinión de nuestro español Quintiliano muchas cosas son lo mismo, pero de otra manera, pude muy bien hacer elección de la versión de esta sagrada historia, para que V. m. la honre y califique y yo quede, por lo menos, seguro de que supe emplearla si no acerté a traducirla con la licencia y dilación que la poesía permite, introduciendo figuras dialogísticas de que también tenemos ejemplo en los Cantares. Los versos que he escrito en alabanza de tan ilustres partes están en la segunda de mis rimas que aún no han llegado a la estampa, pero ya se acercan. Allí verá V. m. qué pudo ofrecerle mi ruda musa y aquí solo este advertimiento, y que a sus virtudes y gracias se me ofrecían casi atropellados los pensamientos, y como dijo Ovidio:

Venían a mis verbos

acomodados números

de propia voluntad, que no forzados,

hallándose la pluma

dicho cuando quería.

Cosa que no sucede al ingenio, ni por naturaleza ni por arte, si no le mueve la grandeza del sujeto a la obligación y amor del poeta a las excelencias que conoce o a las obras que recibe. Aquí se junta todo, y en V. m. un divino ejemplo, para quien con debida pluma supiera imaginarle. Dios guarde a V. m. como desea.

Capellán de V. m.

Lope de Vega Carpio

Jornada primera

Salen Tobías el viejo y Ana su mujer y Tobías el mozo.

Tobías padre Pues que por nuestros pecados

quiso el gran Dios de Israel

que fuésemos castigados

con cautiverio cruel,

y a tierra extraña arrojados;

pues entre Medos y Asirios

pasamos tantos martirios,

cuantos van tristes deseos

a los campos Idumeos,

a los Samarios y Sirios:

aplaquemos al gran Dios,

Ana, mi amada mujer,

y vos, mi hijo; que en vos

como en espejo he de ver

si somos uno los dos.

Por eso os puse Tobías,

como mis padres a mí,

aunque en más felices días:

pues que yo mi nombre os di

tomad vos las obras mías.

Cuando el rey Salmanasar

reinaba, el que cautivó

nuestros Tribus, pude yo

gracia en sus ojos hallar:

muchas doy al que la dio.

Fui, siendo su esclavo herrado,

como sabéis, su privado,

y fui de todos consuelo;

presté mi hacienda a Gabelo,

mi deudo, aunque pobre, honrado.

Agora que su cruel hijo

reina, tan mal, quiere

todo el reino de Israel,

que por darle muerte muere,

y no hallamos gracia en él.

Es ido contra Ecechías,

santo Rey, con tal furor,

que dice que en breves días

el gran templo del Señor

ha de ser cenizas frías.

Con este aborrecimiento

tan mal trató sus cautivos,

que se mueren ciento a ciento,

y aun esos que quedan vivos

lo tienen por más tormento.

Hijos, y amada mujer,

Dios lo da; de Dios es todo;

hagamos bien; que ha de ser

el hacerles bien, el modo

por donde Dios le ha de hacer.

¿Qué tendremos hoy que dar?

Ana No tengáis deso cuidado,

señor; que no ha de faltar.

Tobías (Mozo) Alguna gente ha llegado.

Tobías (Viejo) Hijo, dejaldos entrar.

Tobías (Mozo) A todos la puerta doy.

Tobías (Viejo) Sois mi querido retrato.

Sale una mujer pobre.

Mujer Gracias al cielo que estoy

a tus pies; el tiempo ingrato

me trata así: noble soy:

manto me falta: querría

cubrir tanta desnudez.

Tobías (Viejo) ¡Ay corta haciendilla mía!

Pero cúbrate esta vez

el que a mi mujer cubría;

toma y ve en paz.

Mujer Dios te guarde.

Vase.

Sale otro pobre.

Pobre No quisiera llegar tarde,

si has dado limosna a todos;

aunque en ti de muchos modos

amor de Prójimos arde.

Ana ¿Vos pedís con tal salud?

Tobías (Viejo) Ana, callad, que es mal hecho:

no hagáis vicio la virtud:

que inquirir del pobre el pecho

es vana solicitud.

Él pide por Dios, y es Dios;

¿pues cómo vos presumís

entender a Dios? Si vos

esto de Dios recibís,

daldo por Dios a los dos;

tomad, hijo, este vestido.

Pobre Dios os pague tanto bien.

Vase.

Sale un viejo.

Viejo. ¡A qué buen tiempo he venido!

Tobías (Viejo) ¿Quién es?

Viejo. En Jerusalén

ya fui de vos conocido;

de un tiempo somos cautivos,

del tribu de Neptalín.

Soy como vos: los esquivos

tiempos han dado este fin

a mis intentos altivos.

Un hijo tengo en prisión

por deudas.

Tobías (Viejo) Los deudos son

para las deudas muy buenos:

no sé si son más o menos,

mas sé que es más la intención.

En esa bolsa tendréis,

pariente, con que paguéis.

Viejo. Dios os prospere y aumente.

Vase.

Tobías (Mozo) Afuera espera gran gente

para que a comer les deis;

mas no sé si habrá comida

para tantos.

Tobías (Viejo) ¿Vos dudáis,

hijo?

Tobías (Mozo) ¡Es poca!

Tobías (Viejo) Repartida,

si a Dios primero miráis,

que es sustento, amparo y vida,

veréis que basta y que sobra.

Tobías (Mozo) Si él echa su bendición,

bien sé el aumento que cobra.

Sale un criado.

Criado Aquí ha llegado Filón.

Tobías (Viejo) ¿Qué pide?

Criado Una buena obra.

Del tribu de Benjamín

hay un difunto, y en fin,

aún no le cubre mortaja.

Tobías (Viejo) Solo en eso se aventaja

el rico al pobre: en el fin:

tendrála el rico delgada,

y ése la tendrá grosera;

voyle a enterrar, Ana amada:

dando de comer, me espera,

a esa pobre gente honrada.

Tú, hijo, ayuda.

Tobías (Mozo) Estad cierto

del contento que recibo.

Tobías (Viejo) Mucho obliga a Dios, te advierto,

el dar de comer al vivo,

y el ir a enterrar el muerto.

Vanse y sale una caja, soldados y banderas, y el rey Senacherib y Rapsaces, capitán.

Rapsaces Hablé con Eliachín, hijo de Elchías,

amenazando el pueblo de tu parte.

Senacerib ¿En qué confía el mísero Ezechías?

Rapsaces Faltóle el oro ya con que rogarte.

Senacerib Si en el rey Faraón de Egipto fías,

¿cómo puede valerte ni ayudarte

un báculo de caña quebradizo

que engaña a quien su fuerza satisfizo?

¡Triste Jerusalén! si el padre mío

llevó desde una a otra provincia varia

al Habor y al Gozán, de Media río,

cautivos a los tribus de Samaria,

¿dónde está de tu Dios el poderío?

¿A dónde está la fuerza necesaria

para hacer a mis armas resistencia?

Ampáraste de escudos de paciencia.

Tu alcázar de Sión fundada en alto,

de tu David humilde a mi trofeo,

rendida miro en el primero asalto

por más que la defienda el Dios hebreo;

no está mi Dios Nefrach de fuerzas falto

como estuvo el del otro Filisteo:

cuando con sus hazañas me respondas,

no temo yo las pastoriles hondas.

Soy yo Senacherib, el Rey de Asiria;

tengo más fuerte la cerviz y frente,

que desde Gaza hasta la playa Tiria

los campos cubriré de armada gente;

hoy baño en sangre a Palestina y Siria,

al hermoso Carmelo, al eminente

Líbano, cuyos cedros a mis rojas

plantas de sangre, estrado harán sus hojas.

Tú verás al Cedrón pasar al Medo

sobre puentes de cuerpos infelices,

y el templo cuya altura puso miedo

a las estrellas, y que santo dices

de mí, que su más alta torre excedo,

y a la más fértil palma las raíces,

bañado en fuego y humo y derribada

por el suelo su cúpula dorada.

Gigante soy en quien Asiria estriba

el peso de su imperio soberano:

vuestra arca santa llevaré cautiva:

sus serafines temblarán mi mano;

no me corono yo de verde oliva

ni he de temer que aparte el vidrio cano

del mar bermejo en frágiles canceles,

ese Dios de Abrahanes e Israeles.