Los cautivos de Argel - Félix Lope de Vega y Carpio - E-Book

Los cautivos de Argel E-Book

Félix Lope de Vega y Carpio

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Beschreibung

En Los cautivos de Argel Lope de Vega se inspira en la comedia de Miguel de Cervantes SaavedraEl trato de Argel. Ambas obras tienen como trasfondo las relaciones entre moros y cristianos, la nostalgia por la patria, la identidad puesta en duda y defendida. Los cautivos de Argel narra la historia de Francisco, morisco valenciano, que viaja a Argel y se convierte al Islam. Siguiendo los consejos del corsario turco Dalí allí empezará una nueva vida. La trama está llena de peripecias. Francisco combate en la guerra del corso; mientras, Felis, caballero de la Orden de Montesa sufre los horrores de martirio. Hay también una serie de amores cruzados, propios de la comedia de enredo y la novela bizantina, entre Leonardo y Marcela. Esta obra mantiene el interés cervantino en narrar la experiencia dolorosa de la pérdida de libertad en un país extranjero. Asimismo el anhelo de escapar y volver a la tierra natal es su tema de fondo.

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Félix Lope de Vega y Carpio

Los cautivos de Argel

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Los cautivos de Argel.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN rústica: 978-84-9816-847-1.

ISBN ebook: 978-84-9897-976-3.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 53

Jornada tercera 97

Libros a la carta 145

Brevísima presentación

La vida

Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562-Madrid, 1635). España.

Nació en una familia modesta, estudió con los jesuitas y no terminó la universidad en Alcalá de Henares, parece que por asuntos amorosos. Tras su ruptura con Elena Osorio (Filis en sus poemas), su gran amor de juventud, Lope escribió libelos contra la familia de ésta. Por ello fue procesado y desterrado en 1588, año en que se casó con Isabel de Urbina (Belisa).

Pasó los dos primeros años en Valencia, y luego en Alba de Tormes, al servicio del duque de Alba. En 1594, tras fallecer su esposa y su hija, fue perdonado y volvió a Madrid. Allí tuvo una relación amorosa con una actriz, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo mucha descendencia, hecho que no impidió su segundo matrimonio, con Juana Guardo, del que nacieron dos hijos.

Entonces era uno de los autores más populares y aclamados de la Corte. En 1605 entró al servicio del duque de Sessa como secretario, aunque también actuó como intermediario amoroso de éste. La desgracia marcó sus últimos años: Marta de Nevares una de sus últimas amantes quedó ciega en 1625, perdió la razón y murió en 1632. También murió su hijo Lope Félix. La soledad, el sufrimiento, la enfermedad, o los problemas económicos no le impidieron escribir.

Personajes

Francisco, morisco valenciano

Dalí, moro

Leonardo, cautivo

Aja, mora

Felis, cautivo

Marcela, cautiva

Solimán, moro

Brahín, hebreo

Basurto, cautivo

Sahavedra, cautivo

Dorantes, cautivo

Pereda, cautivo

Herrera, cautivo

Músicos moros

Francisco o Fuquer

Cuatro moros soldados

El Capitán Castro

Ribalta, soldado

Zulema

Amir

Un Pregonero

Lucinda, cautiva

Luis, muchacho

Juanico, muchacho

Bernardo, viejo cautivo

Cigala, mora

Masol, moro

Fátima

Una guarda

El Rey de Argel

Jornada primera

Sale Francisco, morisco del reino de Valencia, en su hábito, como ellos andan, y Dalí, turco de una galeota.

Francisco ¿Dónde la dejas?

Dalí Francisco,

en esa ensenada, o cala,

por donde el mar se resbala

a las peñas deste risco,

pienso que estará segura. 5

¿Tendré presa que llevar?

Francisco El alboroto del mar,

y el hacer la noche escura,

a sus pueblos recogió

los pescadores; no hay cosa 10

que pueda ser provechosa.

Dalí ¡Notable asalto nos dio!

No estuvo de zozobrar

un dedo de galeota.

Francisco Dalí, cuando se alborota, 15

es soberbia bestia el mar.

Si antes de ayer allegaras,

hermosa prisión hicieras.

Dalí ¿Dónde quedan las galeras

de los Orias?

Francisco Si reparas 20

en la dicha que ha tenido

ese diestro ginovés,

con remos, alas y pies

no podrás ser defendido.

A Barcelona sospecho 25

que bajaban.

Dalí Destas playas

nos quitan las atalayas

las presas de más provecho.

¿Cómo le va de jinetes

a la costa?

Francisco Bien le va, 30

pero no te quitará

la fuida que te prometes.

Dalí Más de una vez la ocasión

me ha quitado de gran presa

la roja cruz de Montesa 35

y de San Jorge el pendón.

¿Qué dicen de aquel Toledo?

Francisco A llevar el Virrey fue.

No hay, Dalí, porque te dé

su ángel blanco y azul miedo. 40

Dalí Por poco asiera una barca

de Génova, y por su mal.

Francisco ¿Dónde iba?

Dalí A pescar coral,

a la fuerza desta barca,

mas vi lejos otras tres 45

con viento, y volví las velas.

Francisco La sangre me pone espuelas,

la ocasión y el interés

para pasarme contigo,

que si cosario me hiciese 50

no pongas duda que fuese

de los cristianos castigo.

Nací morisco en Valencia,

sé la tierra, y ocasión,

de hacer cualquiera prisión 55

con más segura experiencia.

Sin esto, deseo, Dalí,

vivir en mi ley primera.

Dalí Tu cobardía, ¿qué espera

teniendo tal muro en mí? 60

Pásate a Argel, que vendrás

con dos o tres galeotas

de amigos, con que a las flotas

de España envidia pondrás,

que no es tan cierta la plata 65

como en cristianos cautivos.

Francisco Unas casillas y olivos

en tierra que no es ingrata

me han detenido hasta agora.

Dalí Véndelo.

Francisco Echarán de ver 70

que me voy.

Dalí Si puede ser

trueco una gallarda mora,

mi hermana, y seis mil ducados.

Deja la cristiana ley.

Francisco ¿Trátaos allá bien el Rey? 75

Dalí Los nobles son respetados,

los renegados tenidos

en alta veneración,

y siendo de la nación,

son mucho más admitidos. 80

Francisco ¿Qué tal es la tierra?

Dalí Aquí

quiero pintártela.

Francisco Creo

que me has de poner deseo.

Dalí Escucha, Francisco.

Francisco Di.

Dalí Entre la Mulvia, y el río 85

mayor, que en los mares bajos

de Bujía desemboca

bajando de montes altos,

y Tremecén en los llanos

fértiles de la marina, 90

de sierras ceñido al Austro,

abrazan cuatro provincias

a Tremecén todas cuatro.

De sus ciudades se nombren,

como el reino valenciano, 95

Fenecén, Fenez, Bujía

y Argel, mas solo ha quedado

Tenez agora, y el fuerte

Tremecén, que oprimen tantos,

es reino largo, y angosto, 100

porque hasta el mar mundano,

apenas por cuenta nuestra,

tiene quince millas de ancho.

Defiéndese mal con esto

de los continuos asaltos 105

que le dan árabes diestros

en lanza, adarga y caballo.

Diez y ocho mil fuegos tuvo,

más las guerras que siete años

le dio Yusaf, rey de Fez, 110

y después el quinto Carlos,

que en su protección la tuvo,

y últimamente los bravos

turcos, que agora la tienen,

su grandeza aniquilaron. 115

Aquí tiene el rey de España

a Mazalquivir, gallardo

puerto, y a su lado Orán,

fortaleza que ganaron

un cardenal de Toledo 120

y el conde Pedro Navarro.

Aquel soldado, aunque fraile,

y este, aunque es humilde soldado,

tendrá diez mil españoles,

sin otros vecinos varios, 125

o allí, Francisco, nacidos,

[o] allí naturalizados.

Argel fue de Tremecén,

pero, por verse apretado,

se entregó al rey de Bujía, 130

que no supo conservarlo.

Estuvo después sujeto

al católico Fernando,

pero fue después de Horrubo,

que Barbarroja llamaron. 135

Cercole Carlos, y fue

el mar con Carlos tan bravo,

de una hechicera famosa,

según dicen, conjurado,

que fue la primer conquista 140

que perdió en el mundo Carlos,

porque contra el mar no hay armas,

experiencia, ni soldados.

Ha crecido tanto Argel

con los robo[s], que es su trato, 145

y el Rey, o el lugartiniente

del Turco, a quien respetamos,

que vale un millón de escudos,

que no se cuenta del Cairo

solamente el alcabala 150

del sustento necesario.

A las espaldas de un monte,

Francisco, está Argel sentado,

que en las espaldas le tiene

porque no pudo en los brazos. 155

De tres millas de contorno

viven, y están alojados,

más de ochenta mil vecinos,

sin sus familias y esclavos.

Dos puertas hay en Argel 160

con que Argel está guardado:

una al mar y otra a la tierra

de los intentos cristianos,

que después de Carlos fue

de sus murallas espanto, 165

de fuertes y baluartes

le tienen fortificado.

Aquí podrás, si tú quieres,

con hacienda y con regalos

vivir en tu ley primera, 170

y poblar del Rey los baños.

Enriquecerás, Francisco,

si Celindo y yo te damos

nuestras cuatro galeotas

de a tres remeros por banco, 175

y gozarás de una mora,

negro cabello, ojos garzos,

más blanca que nieve en copos,

más cándida que alabastro,

de quien serás recibido 180

con regalados abrazos

cuando vuelvas de correr

los márgenes valencianos.

Francisco Incitado me has de suerte

que en tus fragatas me parto. 185

Ni quiero casas ni padres,

viñas, güertas, montes, prados.

Adiós, España, que voy

al África en que habitaron

mis agüelos y mayores 190

en su ley por siglos tantos.

Ya no quiero ser Francisco,

desde hoy más Fuquer me llamo.

No conozco frailes tuyos,

gózalos tú si son santos. 195

Mis deudos prendes, España,

por la ley que profesamos;

allá no habrá qué temer.

Moros, a Argel me paso,

mas, ¡ay de ti!, que he de ser, 200

como en tu reino criado,

ladrón de casa, y robarte

tus hijos, hacienda, esclavos...

Guía, Dalí.

Dalí ¡Oh buen Fuquer,

dame primero esos brazos! 205

Francisco Vamos al mar.

Dalí Ven tras mí.

Esa plancha acosta el barco.

(Leonardo, cautivo.)

Leonardo ¡Fiera esclavitud esquiva,

del cielo el mayor castigo,

donde es dueño el enemigo 210

que de tanto bien os priva!

¡Argel, retrato en la tierra

del castigo del profundo,

porque tenga infierno el mundo

como en su centro se encierra! 215

De ti es claro testimonio

que un infierno y muchos nacen

a donde los turcos hacen

el oficio del demonio,

que si allá a los condenados

obligan a blasfemar,

aquí es más, que a renegar

fuerzan a los bautizados.

Pues en dar igual tormento,

¿qué competencia mayor? 225

Al alma con el rigor,

al cuerpo con el sustento,

bizcocho duro mezclado

de lágrimas, que han de dalle

los ojos para ablandalle, 230

que ha de ir en agua bañado;

[a]posento una fajena,

cama el suelo, y compañía

la desta cadena fría

que a todas las horas suene; 235

en males tan excesivos

no hay otro reloj mejor,

porque es el despertador

el sueño de los cautivos;

trabajar eternamente, 240

cortar leña, cultivar

los campos, edificar,

sufrir un dueño insolente,

son aquí nuestros regalos,

que solamente se teme 245

que el pobre cautivo reme,

donde le dan tantos palos

que, aunque no faltan acá,

es diferente el trabajo.

(Sale Aja, mora.)

Aja A ver los cautivos va. 250

Dile tú que vuelvo ya.

Leonardo Esto pues, ¿no se compara

con el más cruel rigor?

Mi ama me tiene amor,

y amor que en mi muerte para. 255

A que la goce me incita,

con que su fuego inhumano

a la espada del tirano

atada un cabello imita.

Caer tiene sobre mí, 260

que será mi muerte creo.

Aja ¿No me has visto?

Leonardo Ya te veo.

Aja ¿Qué estás hablando entre ti?

Leonardo ¿Parécete que no tengo

de hablar si preso estoy? 265

Aja Donde yo tu dueño soy

y a ser tu cautiva vengo,

¿de qué te puedes quejar

si no es de ti mismo, ingrato?

Trátasme mal, bien te trato, 270

¿aquel pretendes culpar?

Aborrécesme y te adoro,