Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
La casa del tahúr es una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a un malentendido amoroso que propiciará numerosas situaciones de enredo, todas ellas presentadas bajo un prisma de profunda moral católica, en consonancia con la visión del mundo que tiene su autor.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 96
Veröffentlichungsjahr: 2021
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Antonio Mira de Amescua
Saga
La casa del Tahúr
Copyright © 2002, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660944
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Personajes
Salen Marcelo y Alejandro
Marcelo
Hijo, que único heredero
de mi casa y de mi honor
has nacido, no es amor
la pasión con que te quiero.
5 Un afecto es, más asido
al alma. Aunque dije mal
-amor es, mas sin igual.
Amor singular ha sido.
La escuela de mis verdades
10 y consejos te ha crïado,
pero tu error te ha llevado
por juegos y mocedades.
Jugabas lo que tenías
y no tenías también,
15 y tierno quisiste bien
cuantas mujeres veías.
Contrario amor suele estar
al juego, y en tu sosiego
ni el amor divirtió el juego
20 ni el jugar venció al amar.
En una y [en] otra guerra,
que el juego y amor son lides,
siempre estabas como Alcides,
un pie en el mar, otro en tierra.
25 Remedio, por mil caminos,
intenté en vano a mi pena,
y al fin hallé el que refrena
juveniles desatinos.
Caséte con Isabela
30 de quien fui tutor y a quien
ha aprovechado más bien
la doctrina de mi escuela.
En su rostro, en su cordura,
con singular eminencia,
35 aun están en competencia
la virtud y la hermosura.
Ha durado la alegría
en tu casa, en quien estoy
como huésped, hasta hoy.
40 Este es el octavo día.
En la casa del tahúr
se dice que dura poco.
Pues ya los umbrales toco
de la muerte, y su segur
45 siento casi a la garganta,
¡dulce muerte me acomoda!
Haz cuenta que siempre es boda.
Dure, oh hijo, esta paz santa.
Yo, en mi casa y retirado,
50 mirar tu enmienda pretendo;
procedo bien advirtiendo
que ya mi hacienda te he dado.
Tuya es ya la renta mía;
no tengo más que dejarte.
55 Sólo reservo la parte
que al alma me convenía.
Si le perdieres, apela
al hospital y no a mí.
Hacienda y mujer te di.
60 Buen dote trujo Isabela.
Bien sé que cuerdo dispones
el gobierno de tu casa;
que el error del joven pasa
con nuevas obligaciones.
65 Bien sé que el dichoso estado,
en que ya vives contento,
despierta tu entendimiento,
y nueva razón te ha dado;
pero nunca inútil es
el buen consejo.
70 Alejandro Señor,
agradecido a ese amor,
beso mil veces tu pies.
Yo con Isabela vivo,
preso de amor. ¿Qué cuidado
75 vencerá un enamorado?
¿Ni qué juego al que es cautivo?
Mucho estimo tus consejos,
que al fin me doctrinan y aman.
Vejeces los mozos llaman
80 lo que prudencia los viejos;
pero a mí ya me recrea
tu elección. No la condeno,
que siempre el consejo es bueno
aunque menester no sea.
Adentro Roque y dos músicos
Roque
¡Brindis, sos músicos!
85 Músico 1º Mía
es la obligación. Espera,
ya la pago.
Roque ¡Oh, quién tuviera
una boda cada día!
Marcelo
Tus amigos te visitan
90 si te alegran tus crïados.
Yo me voy, hijo. Los hados
vida feliz te permitan.
Vase [Marcelo]. Salen don Diego, don Luis, y Carlos
Don Diego
Aún huele a boda la casa.
Alejandro
¡Oh, don Diego! ¡Oh, don Lüis!
95 ¡ Qué tarde a verme venís!
Don Luis
Mientras que la octava pasa
desta doméstica fiesta,
no era ocuparte razón.
Alejandro
La amistad, la obligación,
100 en ningún tiempo molesta.
¿Quién es aquel gentilhombre?
Don Diego
De Sevilla y caballero,
y nuestro amigo.
Alejandro Yo quiero
que mío también se nombre.
Don Luis
105 Hanos dado a conocer
una dama sevillana...
No mujer, no cosa humana...
Ángel es, que no mujer.
Aquí a Madrid ha venido
110 con su madre a proseguir
ciertos pleitos.
Don Diego Y a decir
que sola Sevilla ha sido
la madre de la hermosura.
Don Luis
Con este conocimiento
115 de Carlos, en su aposento,
en amistad casta y pura,
tenemos conversación.
Rífanse dulces y aloja,
y pasamos la congoja
de las siestas.
120 Alejandro No es razón,
señor Carlos, que yo sea
de tal amistad ajeno.
Carlos
Si para servir soy bueno,
serviros mi alma desea.
Alejandro
125 Mi persona y esta casa
están a vuestro servicio.
Salen los dos músicos y Roque con una taza y un jarro
Roque
¡No es boda donde hay juicio!
Don Diego
¡Hola! ¡Mirad lo que pasa!
Alejandro
Roque y dos músicos son.
130 Mi boda están celebrando,
más bebiendo que cantando.
Don Luis
No es mala la ocupación
si cantan mal, pues bebiendo
no cantarán.
Alejandro Son malditos.
Roque
135 No es, oh músicos mosquitos,
voz la vuestra sino estruendo;
zumbadme en estos oídos,
bailaré.
Alejandro ¡Loco, despierta!
Roque
La boca sola está alerta
140 mientras duermen los sentidos.
Alejandro
¿A qué habéis salido aquí?
Roque
Para danzar -¿no lo ves?-
en tus bodas.
Alejandro ¡Lindos pies
de danzar!
Don Luis Serán ansí
145 bacanales, no himeneos.
Roque
¿No veis los que representan?
¡Qué bailecillos inventan
de visajes y meneos!
En ellos, si consideras,
150 dos diferencias se ofrecen;
que allá borrachos parecen
y aquí lo estamos de veras.
Allá se dejan caer,
tuercen el cuerpo al desgaire,
155 dan traspiés, burlan del aire
que el danzar debe tener.
¿Qué oficios hay inventados
que no se imiten allí?
Parecen, bailando ansí,
160 o locos o endemoniados.
No hay cosa en la vida humana
que no baile a su despecho.
La matemática han hecho
bailarina escarramana.
165 Una araña, roja y fiera,
en Italia he visto yo,
y cualquiera que picó
baila de aquesta manera.
Y pienso que no se engaña
170 un señor muy avisado
que dice que se han pasado
las tarántulas a España.
Alejandro
Y aun hacen esos errores,
que en España renovemos
175 bailes que culpados vemos
en los antiguos autores.
Roque
Cantad, músicos panarras,
que ya me voy meneando.
Músico 1º
Reventaremos cantando.
Roque
180 Eso hacen las cigarras.
Cantan. Baila Roque
Músicos
« Cualquier casamiento
alegra la casa,
como no se casen
el vino y el agua.
185 Goza de Isabela,
hermosa y gallarda,
el nuevo Alejandro,
honra de su patria.
Haya muchos siglos
190 placer en su casa,
como no se casen
el vino y el agua» .
Alejandro
Basta, basta, que este día
no estáis para nada buenos.
Don Diego
195 De vino los tiene llenos
vuestra dichosa alegría.
Tanta os dé vuestra mujer
que nunca podáis mirar
ni la cara del pesar
200 ni la espalda del placer.
Años del fénix no visto
viváis con ella, Alejandro,
los de Néstor, los de Evandro,
los de Príamo y Egisto.
205 El tiempo que corre aprisa
tardo movimiento tenga,
y al fin vuestra muerte venga
envuelta entre sueño y risa.
Alejandro
Deseos son lisonjeros
210 de una voluntad pagada.
Tráeme la capa y la espada;
que con estos caballeros
saldré un rato.
Don Luis Es honra nuestra.
Músico 2º
En otra boda os veáis.
Alejandro
215 Mala música tengáis.
¡Que sí tendréis si es la vuestra,
que yo no quiero enviudar!
Vanse los músicos y Roque
Don Luis
No, ¡plega a Dios! Antes sean
tantos tus hijos que vean,
220 de los cielos y del mar,
luces y arenas iguales
a su número, y de flores
se coronan vencedores
en mil batallas navales.
225 Uno en la guerra crüel
ciña de roble su frente,
otro sabio y diligente
en la escuela, de laurel.
Uno suba en la conquista
230 de alguna empresa cristiana,
y otro en la corte romana
sagrada púrpura vista.
[Sale Roque con capa y sombrero]
Alejandro
Dulce cosa es el casarse
si tal parabién se espera.
Roque
235 Si quisiere salir fuera,
su merced, a pasearse,
Pónele su misma capa y sombrero [a Alejandro]
no se habrá visto jamás
tan galán.
Don Luis ¿Qué has hecho, loco?
Alejandro
A cólera me provoco.
240 Cansado borracho estás.
Roque
En éste, tu alegre estado,
de un modo estamos tú y yo.
Alejandro
Luego, ¿ estoy borracho?
Roque No, pero estás...
Alejandro ¿ Qué estoy?
Roque Casado.
245 Pues si yo mal no me acuerdo,
la mujer al vino imita;
porque en un momento quita
el seso al hombre más cuerdo.
Que se pueden comparar
250 oí a un discreto decir,
pues tal vez hacen reír,
y tal vez hacen llorar.
¿No has visto qué dulcemente
entra el vino por la boca,
255 y cuando a las tripas toca,
qué fuerte y bravo se siente?
La mujer, cuando se casa,
entra muy mansa, porque es
vino al beberse, y después
260 no hay quien la sufra en la casa.
Como vino puro ha sido
la que a ser ligera empieza,
pues se sube a la cabeza
del desdichado marido.
265 Una diferencia alego.
que el vino viejo ha de ser,
mas si es vieja la mujer,
leña es, seca, ¡vaya al fuego!
Un cortesano bizarro,
270 destos melífluos decía
que él en la mujer querría
las calidades del jarro;
limpio ha de ser, sano y nuevo,
y ansí mujer linda o fea,
275 ya que es vino, jarro sea,
que de otra suerte no bebo.
Salen Isabela y Fabián. Sacan de vestir a Alejandro
Isabela
¿Dónde, con tal diligencia?
Fabián
Dicen que salir quería.
Isabela
¿ Vais fuera?
Alejandro Sí, gloria mía;
280 mas no sin vuestra licencia.
Es forzoso acompañar
mis amigos.
Don Diego Servidores
suyos y vuestros.
Isabela Señores
míos os podéis llamar.
Van vistiendo [a] Alejandro
Carlos [Ap.]
285 ¡Mujer divina! El extremo
de hermosura manifiesta.
Ángela es ángel, mas ésta
es de otro coro supremo.
¿Qué superior jerarquía
290 contiene este ángel? En mí
siento, después que la vi,
nueva suerte de alegría.
Isabela
Por parecer desposado,
lleva más joyas, si quieres.
295 Envidiarán las mujeres
mi felicísimo estado.
La cadena de diamantes
llevarás.
Alejandro A mucho obligan
tus joyas.
Isabela Quiero que digan
300 como hay mujeres, amantes
de sus maridos.
Carlos [Ap.] ¡Qué grave
honestidad y qué hermosa
compostura! No vi cosa
a l[os] ojos más süave.
Apartados [Alejandro y don Luis]
Alejandro
305 Mi curiosa inclinación
ver esa Ángela desea.
Don Luis
¿Hay más, sin que se vea?
Alejandro
¿Y a cualquier conversación
está apacible? ¿O se espanta?
Don Luis
310 Con un honesto recato,
es agradable su trato.
Alejandro
¿Y su madre?
Don Luis Es una santa.
Argos es de la muchacha,
pero aplica su atención
315 a libros de devoción,
y es sorda.
Alejandro ¡Famosa tacha!
Carlos [Ap.]
Gloria inspira, si la veo.
Rige mis ojos razón,
que el ver con delectación
320 cerca está de ser deseo.
Vanse. [Quédanse Isabela y Roque]
Isabela
¿Qué amigos, Roque, son éstos?
Roque
Los amigos que se usan.
En el trabajo se excusan,
y en la dicha son molestos.
325 Todos son de la manera
que fáciles golondrinas,
que nos buscan, peregrinas,
en la verde primavera.
Vinieron de allende el mar
330 buscando el mayo templado,
y antes del diciembre helado,
van a otra parte a cantar.
Facilidad semejante
en nuestra sombra se vea,
335 que nos sigue y nos rodea
sin dejarnos un instante,
y aunque de nosotros nace
cuando el sol su luz no niega,
apenas la noche llega
340 cuando vana se deshace.
Estos vienen y se alejan
según los tiempos prosiguen.