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La Inquisición es un auto sacramental del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Al igual que sucede con los autos sacramentales de otros autores del Siglo de Oro, tales como Lope de Vega, en él se cargan las tintas en el fondo humano de los personajes más allá del poso católico y alegórico que suele tener el subgénero.
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Seitenzahl: 38
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Saga
La inquisición
Copyright © 2007, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660852
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Sale el León solo
LEÓN Teniéndome a mí mismo,
según soberbio estoy, rompí el abismo,
estremecí los montes,
y manchando de error los horizontes
5 saqué la altiva frente
por las pardas espumas de Occidente.
Aquí la Noche vive,
fantástico temor del sol recibe,
y en su tiniebla oscura
10 antípoda a la luz hermosa y pura
preside el hemisferio
la mitad del vivir, llamarla quiero.
¡Oh Noche, opuesta al día,
símbolo de la culpa, imagen mía,
15 tus errores desata
en los palacios de ébano y de plata,
y en tus sombras veloces
sal hoy ya, del ébano, a mis voces!
NOCHE (Sale)
¿Quién a mis puertas llama?
20 LEÓN El León infernal que ruge y brama
(como Pedro decía)
buscando, al trasmontar del claro día,
a quien devore y trague
porque el enojo de su amor me pague.
25 Las luminarias bellas,
de quien compran su ser estas estrellas;
que una preside al día
y otra a los velos de la noche fría,
sombras son y figuras
30 del poderoso Autor de las criaturas
y deste brazo eterno;
Él gobierna la luz y yo gobierno
la fantástica sombra,
que «rey de las tinieblas» Dios me nombra;
35 si él, sol hermoso y raro,
yo a la triforme luna me comparo;
y bien «luna» me digo,
pues de sus rayos la deidad mendigo
y, a mi pesar, anhelo
40 por robarle la luz del cuarto cielo.
NOCHE Humilde te obedezco,
mi negra sombra con mi horror te ofrezco,
pues ves que me han llamado
imagen de la muerte y del pecado.
45 LEÓN Ven, a mi voz atento
aun el blando rumor del agua y viento:
Estábase Dios a solas
contento solo consigo,
amando su misma esencia
50 y gozando de sí mismo
cuando a esta máquina inmensa
quiso dar bello principio
con una palabra sola.
Con cuatro letras que dijo
55 crió para sí, de nada,
los palacios cristalinos
que –diáfanos– rodean
las riquezas del impireo,
esos círculos hermosos
60 que, en diez orbes divididos,
influyen amenidades
con movimiento continuo.
Tan hermosos y admirables
que son argumento vivo
65 y rasgos de la potencia
del sumo bien que los hizo.
Colocó la luz en ellos
tan hermosa que ha podido
tener, a ser racional,
70 emulaciones conmigo.
En el sol y astros errantes,
en imágenes y signos
iluminó los bosquejos
de su poder infinito;
75 formó la tierra y el agua
y retiró a los abismos
de ondas ciegas y confusas
que son piélagos de vidrio.
Descubrió la tierra montes,
80 pirámides y obeliscos
que erigió naturaleza
para monumentos ricos.
De las memorias del mundo
donde muestran sacrificio
85 las rüinas de los años,
las cenizas de los siglos,
produjo flores y plantas
con sus hojas y racimos.
Nuevo linaje de estrellas
90 dibujó el pincel divino;
juntamente con los cielos
crió para sus ministros
tres órdenes, nueve coros
de angélicos paraninfos.
95 Tres instantes nos dio; en uno,
su gracia nos ha infundido;
pero, en el segundo, yo
(que tan hermoso me he visto
que allí pudiera inventar
100 las fábulas de Narciso)
de mí mismo enamorado
con mi propio Autor compito.
El lucero más hermoso,
juro, por mi esencia, he sido.
105 ¿Quién dirá, viéndome agora,
que es verdad ésta que digo?
Representónos la imagen
de la humanidad de Cristo;
no la quise yo adorar
110 porque hidalgos bien nacidos
compuestos de acto y potencia
no han de dar al menos digno,
hecho de materia y forma,
adoración; y así altivo,
115 soberbio y presuntuoso,
a ser rebeldes incito
las angélicas sustancias,
y Miguel, opuesto mío,
toca al arma contra mí,
120 y en ejércitos distintos
me dio batalla crüel
con tres palabras que dijo.
Opiniones encontradas
fueron las lanzas que vibro
125 contra Dios, ¡oh duro trance!
¡Si vieras estremecidos