Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
La loca del cielo es una comedia teatral de corte religioso del dramaturgo Antonio Mira de Amestua. Se articula en torno a los tejemanejes del demonio para frustrar el amor de los dos protagonistas, a los que intentará proteger un ángel de la guarda.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 81
Veröffentlichungsjahr: 2021
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Antonio Mira de Amescua
Saga
La loca del cielo
Copyright © 2010, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660838
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Sale Naranjo, lacayo, de noche, rodando
naranjo
¡Ayúdeme San Alejo
con su bendita escalera!
Sale el Demonio, que es don Félix, de galán, fingiendo que cae
demonio
¡No será la vez primera
que, precipitado, dejo
5 escarmientos en la tierra..!
Yo soy el Querub que al Cielo
dio, con eterno desvelo,
la más abrasada guerra
que en sus cristalinos muros
10 vieron, entre luces bellas,
a pesar de sus estrellas,
los espíritus más puros.
A Dios me opuse; caí,
pero mi soberbia altiva,
15 viendo que en el hombre priva
la imagen que aborrecí,
por lograr más mi venganza,
opuestos siempre los dos,
ya que no puedo de Dios,
20 me vengo en su semejanza.
Félix, que a Pelagia adora
con lascivo pensamiento,
queriendo escalar el viento
(que ya su tragedia llora),
25 al subir de ese jardín
las paredes, tierno amante
de Pelagia, en un instante
vio su miserable fin:
murió despeñado, y yo,
30 después que arrojé en el río
su cuerpo, y el cristal frío
en su centro le escondió,
tomé su forma, por ver
si puedo, en tan ciego abismo,
35 ser –en su sujeto mismo–
perdición de esta mujer.
Por su vanidad la llama
«loca» el mundo; en su locura,
a costa de su hermosura,
40 podré encender nueva llama.
En toda Antïoquia ha sido
tan bizarra su beldad,
que no ha habido libertad
que a su amor no haya rendido;
45 y ahora, tan firme veo
su amor, que mi fuego alienta;
que mi engaño me presenta
su victoria por trofeo,
pues fabricaré, de suerte
50 tan cautelosa, cadenas
en su torpe amor, que apenas
pueda romperlas la Muerte.
¡Tiemble el hombre la violencia
con que mis venganzas fundo,
55 que no está seguro el mundo
si me dura esta licencia!
Naranjo vuelve en sí
naranjo
Poco a poco voy volviendo
en mí. No es mucho mi mal:
soy en caer muy leal,
60 porque apenas el estruendo
de la caída sentí,
cuando, acudiendo al reclamo,
pudo el golpe de mi amo
hacerme rodar a mí.
65 ¿ Si expiró? Sí, que era gordo.
No parece. (¡Trance fiero!)
Él murió como un jilguero;
yo moriré como un tordo.
demonio
¡Naranjo!
naranjo Señor, pues ¿ vives?
demonio Ap.
70 ¿Cómo puedo yo morir?
naranjo
Pues ¿póngome yo a sentir
tu muerte y tú me recibes
tan vivo? ¡Donoso punto
para el ladrón que fiaba
75 en tu muerte, y ya se estaba
afilando de difunto!
No más burlas, que reparan
los amos linda quimera.
¡ Oh, traidor, no me muriera
80 otra vez si me ahorcaran!
Ahora bien, darme procura
la mano.
demonio Engañarle entiendo.
naranjo
¡Vive Dios que estás ardiendo!
¿Si te ha dado calentura?
demonio
85 Es fuego, que el corazón
padece, de amores ciego.
naranjo
Pues señor, si es tanto el fuego
llevémoste a San Antón.
demonio
Déjame.
naranjo Por mí, señor,
90 vive, que sólo temía
ver que, muerto tú este día,
está mi naranjo en flor;
que apenas morir temiera
cuando, sin gesticular,
95 como otros suelen sanar
por ensalmo, me muriera.
demonio
¿Tú te mataras?
naranjo ¿ Faltara,
cuando aqueso sucediera,
una muerte que viniera
100 y un doctor que me enterrara?
demonio
Pues ¿entierran los doctores?
naranjo
Disponen, para enterrar,
(aunque poco han de ganar)
ya con los murmuradores,
105 que a ninguno perdonando
tanto sus faltas destierran,
que cuantos curando entierran,
desentierran murmurando.
Pero al balcón ha salido
un bulto.
110 demonio Pelagia es.
naranjo
Demonio eres. Mucho ves.
demonio
Amor despierta el sentido.
Pelagia, arriba, a la ventana
pelagia
¿Es Félix?
demonio Mi bien, yo soy.
pelagia
Mi desdicha estoy temiendo,
115 porque aquel medroso estruendo
del jardín (turbada estoy)
tú pienso que le formaste,
cayendo, al subir por mí.
demonio
Es verdad, mi bien. Caí,
120 dices bien; no te engañaste.
Del cielo fue mi caída,
adonde subir procura
mi amor, por ser tu hermosura
siempre de rayos vestida;
125 aunque te juzgaba ausente,
al subir me deslumbró
la luz, y me derribó
abrasado en fuego ardiente,
que es tan inmenso el ardor
130 de mi amor en mi osadía,
que aun despeñado, porfía
con obstinado valor:
hasta verte en mi poder
no descansaré jamás.
pelagia
135 Pienso, don Félix, que estás
lastimado.
demonio Es ofender
la gloria de haber subido,
pues padeciendo por ti,
será imposible que a mí
140 me pese de haber caído.
pelagia
Yo pagaré esta afición
con lazo y nudo invencible;
pero no será posible
esta noche. La ocasión
145 ha sido el estar despierto
mi padre y Celia, mi hermana,
tan curiosamente vana,
que su cuidado me ha muerto
de enfado y celos. Adora
150 a Carlos, con quien procura,
empleando su hermosura,
casarla mi padre ahora.
Y a mí con César, un hombre
que, aunque es tan rico, me fuerza,
155 Félix, de tu amor la fuerza,
que aborrezca hasta su nombre.
Tan breve el término es,
que ha de ser mi injusto esposo
mañana, y será forzoso
160 llorar mi muerte después;
y como piensa mi hermana,
cuando impido el casamiento,
que es por Carlos, bebe el viento
pensando que a la ventana
165 salgo por su necio amante,
que esta ha sido la ocasión
de negar la posesión
que debo a tu fe constante.
Mas desvíate, que siento
pasos.
Vase
170 demonio De su hermana son.
Buscaré su perdición
también, pues ahora intento
que oiga a Carlos que, engañado,
por Pelagia la ha de hablar,
175 dándome su amor lugar,
pues que tiene imaginado
gozar a Pelagia, dando
a Celia, aunque más le adora,
olvidos.
celia al balcón
¿ Si fuese ahora
180 Carlos el que estaba hablando
al balcón? Que si a mi hermana,
como pienso, tiene amor,
será vano mi rigor,
y mi diligencia, vana.
185 Díceme que a Félix quiere.
Si es él, veré el desengaño
de mi amor.
naranjo ¡Espera! Hogaño
ya no hay cristiano que espere.
Está como que habla al balcón con Celia el demonio, y sale Carlos
carlos ¿Qué ven mis ojos? ¡Ah, cielos!
190 Hablando están al balcón.
¿Si es Pelagia?
celia El corazón
ardiendo está en vivos celos.
carlos ¿Que después de concertado
con Celia mi casamiento
195 quiere Amor que rinda al viento
por su hermana mi cuidado?
demonio
Carlos viene. Mis intentos
se logran. ¡Carlos!
carlos ¿ Quién es?
demonio
Quien por amante interés
200 ejecuta atrevimientos.
Félix, tu amigo.
carlos ¿ Quién dices?
demonio
Félix soy. ¿No me conoces,
cuando Amor publica a voces
mis esperanzas felices?
205 Casarte con Celia quiere
Liseno; y, por pobre, a mí
me niega a Pelagia. Aquí
tu favor es bien que espere,
pues como amigo te fío
210 del alma el mayor secreto:
Pelagia es mía. El efeto
verás de su amor y el mío.
carlos Ap.
¡Cielos! ¿Qué escucho?
demonio Mañana
tengo, Carlos, concertado
215 robarla, y pues te he fiado
de mi prenda soberana
secreto tan importante,
también la guarda has de ser
de su honor, que en tu poder,
220 con cuidado vigilante
la has de guardar y llevar
a tu quinta, porque aquí
me quede yo, que de ti
no lo podrán sospechar;
225 que estando ya concertado
con Celia tu casamiento,
será temerario intento
pensar que tú la has robado,
y así yo tendré segura
230 a Pelagia en tu poder.
carlos Hoy, Félix, en mí has de ver
que aseguro (Ap. ¡Qué ventura!)
tu amor.
celia En la calle hay gente;
veré si es mi ingrato amante.
235 carlos El robarla es importante
porque el fuego no se aumente.
Ap. (¿Vio más dichosa ocasión
el Amor? ¡Ventura es mía!)
demonio
Que hablases, Carlos, querría
240 a Pelagia, que al balcón
está, porque en todo seas
testigo de mis amores,
porque admires sus favores,
porque mis venturas creas:
245 mira si a su discreción
bien su hermosura acompaña.
Ap. (Piensa Carlos que me engaña
y es su engaño mi traición).
Llega, mas has de decir
que eres Félix.
250 carlos Tu orden sigo.
demonio
Porque no quiere testigo
de su amor.
carlos Sabré fingir.
demonio
Pues yo voy a asegurar
la calle.
Apártase
carlos Huyan recelos,
255 pues sin ocasión de celos
podré así a hablar a Pelagia,
que, vive Dios, pues me fía
Félix la prenda que adoro,
que he de ser de Europa el toro
260 siguiendo la suerte mía.
demonio
Así en celos dispondré
con cautelosos engaños
que en sus mismos desengaños
venga a mantener la fe.
265 celia Un hombre llega al balcón.
¿Si es Carlos?
carlos ¡Dichoso he sido!
naranjo
¡Que a grulla me haya metido
queriendo ser yo lirón!
¡Pese al bellaco que aquí
me tiene!
270 demonio ¿De qué murmuras,
Naranjo?
naranjo Mucho me apuras.
Haciendo estoy entre mí
examen de mi conciencia.
demonio
Bien finges.
naranjo Sábelo Dios.
demonio
275 Mientras vuelvo, aquí los dos
me esperad.
Vase
naranjo Tendré paciencia.
¿Mas, que me duermo? Te advierto,
porque, si mi amor no ignoras,
yo siempre en aquestas horas