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La mesonera del cielo es una comedia teatral de corte religioso del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. En ella, el autor realiza una versión teatral de la leyenda cristiana del ermitaño Abraham, resaltando la tensión entre dos fuerzas poderosas: el ascetismo y el amor terrenal.
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Seitenzahl: 102
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Saga
La mesonera del cielo
Copyright © 2002, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660791
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Personas que hablan en ella:
Salen Abrahán, de galán, y Pantoja, lacayo
abrahán
Esto ha de ser.
pantoja
¿Es posible
que en el día de tus bodas
des en este disparate?
abrahán
No me repliques, Pantoja,
5 que el casarme es desacierto.
pantoja
Por Dios, señor, que la novia
puede armarse de paciencia,
pues para verter aljófar
no ha menester este día
10 tratar ajos ni cebollas,
porque a verter margaritas
tu desaire la ocasiona.
¿ Qué has visto en ella que así,
cuando está hecha la costa,
15 la gente junta, amasado
el pan blanco de las tortas,
guisado el carnero verde,
sazonadas las albóndigas,
rellenos los pavos reales,
20 asada la tierna corza,
las perdices y conejos,
los francolines y tórtolas,
y todo tan en su punto
que a la más cartuja monja
25 despertara el apetito
a que sin melindre coma,
tú, necio, dejarla intentas?
De que así te hable perdona,
que la locura en que has dado
30 obliga a que se haga tonta
la mayor cordura. Dime,
ya que a aquesto te acomodas,
¿por qué quieres que yo pague
sin haber pecado en cosa
35 tu disparate y locura?
abrahán
Pésame que así te opongas
a mis intentos. ¿En qué
se marchitan y malogran
los tuyos?
pantoja
¿En qué, preguntas?
40 La respuesta no es muy honda.
El tiempo que te he servido,
años, meses, días y horas,
con esperanza he pasado,
si bien con hambres famosas,
45 de verme harto este día,
y ahora que era forzosa
la ocasión de ver cumplido
mi deseo, te alborotas
y das en esta locura.
50 Déjame, señor, que coma
y que salgan de mal año
las tripas y las alforjas
del cuajo, y partamos luego
a las Indias más remotas,
55 a los senos más incultos,
a las más tristes mazmorras,
a las más secretas cuevas,
a las más hondas alcobas,
a los sótanos más fríos,
60 a la más cálida zona,
a la Escitia más helada,
a la ribera más sorda
del Nilo, a Chipre, a Cantabria,
a Jerusalén, a Roma
65 y adonde quisieres vamos
en comiendo; mas ahora
has de saber que a las tripas
he soltado las alforzas
y están, sin mentir en nada,
70 con una hambre canóniga,
pues canónigos parecen
en la hambre y en la cola.
abrahán
¡Que gustes de disparates,
cuando yo a mayores cosas
75 me dispongo! Si pretendes
seguirme, no te hagas roca
a mi intento, que esta hartura
se acabará en horas cortas
y te hallarás más hambriento
80 cuando se acabe la boda.
Si quieres seguir mis pasos
ven conmigo y no interpongas
razones disparatadas,
porque con ellas malogras
85 el tiempo que estoy perdiendo,
que el tiempo es cosa preciosa,
y el tiempo, una vez perdido,
es tiempo y nunca se cobra.
pantoja
Pues no perdamos el tiempo,
90 sino gocemos ahora
el tiempo de la comida
y prevendremos la alforja
con vino y pan, y entre el pan
llevaremos unas lonjas
95 con que pasemos el tiempo;
porque caminar sin bota
y sin pan, y más a pie,
es la cosa más penosa
que Alivio de caminantes
100 escribe en todas sus hojas.
abrahán
Quédate, pues, que ya está
muy cansada tu persona.
pantoja
Oye un poco, por tu vida.
abrahán
¿Qué quieres?
pantoja
¿No es muy hermosa
la señora novia?
105 abrahán
Sí.
pantoja
¿No es muy discreta?
abrahán
Es Belona.
pantoja
¿No es compuesta?
abrahán
Y muy compuesta.
pantoja
¿No es santa? ¿No es virtuosa?
¿No es recogida? ¿No es noble?
110 ¿No es más que Lucrecia y Porcia?
¿No es un jardín de virtudes
y otras trescientas mil cosas?
abrahán
Más es de lo que encareces.
pantoja
Pues si es más, ¿por qué remontas
115 el juicio y das en ser loco?
abrahán
Antes soy cuerdo.
pantoja
No abonas
tu disparate con eso,
que siendo novia de novias,
siendo de honradas la honrada,
120 siendo de hermosas la hermosa,
siendo de nobles la noble
y siendo, al fin, entre todas
la más cuerda (aunque de lana
son las mujeres de ahora),
125 dejarla de aquesta suerte
son ocasiones forzosas,
con cabes tan de a paleta
a que diga la más boba
o el más bobo destos tiempos,
130 si es que ya bobos se forjan;
mas ya no hay que buscar bobos,
que el más tonto se transforma
en lince y en basilisco
en esto de quitar honras.
135 Y así dirá, como digo,
el que no tuviere boca,
que has entrado en el jardín
a coger las olorosas
flores que respiran ámbar
140 y que, en vez de coger rosas,
azucenas y claveles,
maravillas y amapolas,
hallaste violetas sólo;
porque alguna vez, entre otras,
145 por llegar otro primero,
deshojó la flor hermosa
y, cuando llegaste tú,
hallaste el tronco sin hojas.
abrahán
Calla, ignorante, no digas,
150 aunque sea de burlas, cosa
tan loca y disparatada,
con infamia tan notoria;
que presumir de Lucrecia
lo que pronuncia tu loca
155 lengua, necia y maldiciente,
será decir que las zonas,
círculos y paralelos
por donde gira el antorcha
que con sus rayos alumbra
160 las más ocultas alcobas,
siendo de zafir brillante,
son de materia arenosa;
que el monte rígido es valle;
que el valle es monte que toca
165 con sus empinadas puntas
a la célebre corona
de Ariadna; que es el fuego
cristal puro, y que en sus ovas
se esconde el plateado pece,
170 y que las aguas que brotan
de fuentecillas humildes
son fragua en que se acrisola
el oro puro de Arabia;
que la enfermedad engorda;
175 que el sol yela; que calienta
el yelo; que nunca brotan
las plantas con el verano,
y que el estío no agosta
los pimpollos que el abril
180 vistió de lozana pompa.
Y así deja necedades,
que quien desenvuelve toca
en el honor de Lucrecia,
a mí me agravia y deshonra.
pantoja
185 Pues, ¿por qué quieres dejarla?
abrahán
Porque una belleza estorba
servir a Dios y que suba
al monte, donde se gozan
las contemplaciones altas,
190 que el pensamiento remontan
a la eternidad de Dios
y a la esencia de su gloria.
Que tengo por imposible
que quien sirve a dos personas
195 pueda acudir en un tiempo
a la una y a la otra.
Este mar del matrimonio
tiene al principio las olas
lisonjeras y apacibles,
200 süave el céfiro sopla.
La nave, que es la mujer,
ostenta las jarcias todas
compuestas y pertrechadas,
mesana, trinquete y popa.
205 Toca el clarín amoroso,
con gusto se zarpa y boga,
todo es placer y alegría.
Pero si el mar se alborota,
si hay borrasca y vendavales,
210 si hay viento y maretas sordas,
y hay huracán descompuesto,
no hay piloto que componga
las velas ya maltratadas,
ni las demás jarcias rotas.
215 Ya en esta sirte se encalla,
ya topa en aquella roca,
ya no hay áncora que aferre,
porque no alcanza la sonda
de la paciencia, aunque tenga
220 brazas muchas; ya amontonan
rigores contra el piloto
las espumas caudalosas
del cuidado de los hijos
y de las galas y joyas
225 de la mujer; y atendiendo
a estas y otras muchas cosas,
es imposible acudir
a la obligación forzosa
de servir a Dios; y así
230 pretendo que la memoria
se ocupe en cosas eternas
y olvide las transitorias.
Demás desto, hay cosas muchas
que a los hombres apasionan,
235 y si al principio no huyen,
no hay dejarlas, aunque corran.
Que es tal árbol la mujer
que quien se duerme a su sombra,
cuando despierta del sueño
240 más penas que gustos goza.
Y si ausentarse pretende
y lo ejecuta, no importa,
que es la memoria verdugo
que atormenta y acongoja.
245 Esto, Pantoja, me obliga
a no aguardar a las bodas,
que si aguardo, a poner vengo
el fuego junto a la estopa,
y el soplo de la ocasión,
250 con ternezas amorosas,
es alquitrán poderoso
que tala, abrasa y destroza
los pensamientos más castos,
y encendido, aunque se pongan
255 estorbos, no hay quien apague
los incendios de esta Troya.
Amor y ocasión son fuego;
yo soy ciega mariposa,
y tocando al fuego es fuerza
260 quemarme una vez u otra.
Esto me obliga a ausentarme,
esto me incita a que corra,
esto me mueve a que huya
y esto me anima a que ponga
265 tierra en medio; que el huir
de ocasiones amorosas
es la mayor valentía
y el vencerse gran vitoria. Vase
pantoja
Aguarda, no te apresures,
270 detén el paso, no corras,
que pareces fiera herida
de saeta venenosa.
Él se va y acá me deja.
Señor, ya voy por la alforja,
275 ya voy por los alpargates,
presto vuelvo con la bota.
No te vayas tan ligero,
que si vas tan por la posta
es imposible seguirte,
280 porque estoy lleno de ronchas,
y es menester que un barbero
me saque cuatro mil onzas
de sangre, pues son verdugos
de venas que no están rotas.
285 Él se fue, ya no parece;
mejor es llamar la novia,
que gente tras él envíe,
y en comiéndonos la boda,
si quieres ser ermitaño,
290 aunque en mí es acción impropia,
si él fuere el padre Abrahán,
seré el hermano Pantoja.
¡Lucrecia, señora mía!
¡Plegue a Dios que no respondas!
295 ¿Oyes, Lucrecia? ¡Ah, Lucrecia!
Por Cristo, que se hace sorda,
cuando es de mucha importancia
que me escuche y que me oiga
siquiera tres mil palabras.
Sale Lucrecia
lucrecia
¿Quién me llama?
300 pantoja
Yo, señora,
te llamo y doy estas voces.
lucrecia
¿ Para qué?
pantoja
Para que pongas
haldas en cinta, y que partas
más ligera que una onza,
305 más suelta que un cabritillo,
más veloz que una paloma,
más ágil que un ciervo herido,
más que fugitiva corza,
más que liebre entre los perros,
310 más que la acosada zorra,
más que un ladrón cuando huye
de alguaciles que le acosan,
más que un sacre tras la garza
que a los cielos se remonta,
más que el viento...
315 lucrecia
Calla, necio,
o di lo que te ocasiona
a llamarme y suspenderme.
pantoja
Digo, señora, que importa
que sin dilatarlo un punto
320 tomes yeguas, tomes postas,
y tras Abrahán, tu esposo,
vayas luego, que la mosca
le ha picado, y por no verte
se va a vivir entre rocas.
lucrecia
¿Qué dices?
325 pantoja
Lo que me escuchas
y si te tardas un hora
será imposible alcanzarle,
que si en el monte se embosca
no ha de haber perro de muestra
330 que tope con su persona,
ni de la cueva sacarle
podrán cuatro mil huronas.
Esto pasa, esto te digo,
y pues la verdad no ignoras,
335 haz diligencia apretada
para acabar de ser novia,
que si te quedas así,
dirá la Tebaida toda
que novia en jerga te quedas
340 sin ir al batán la ropa.
Yo voy siguiendo sus pasos,
que aunque parte sin alforjas,
para comprar pan y vino
se deshará de una joya. Vase
lucrecia
345 Oye, Pantoja, amigo,
no vayas tan presuroso,
detén el curso al paso diligente,
y pues eres testigo
de que se va mi esposo,
350 y permite mi suerte que se ausente
donde tenga por gente
peñascos y panteras,
mi amor me da ligeras
alas para seguirle;
355 y ya que vas, camina y ve a decirle
que en tan forzoso lance
alas me presta amor con que le alcance.
Arroyuelos ligeros,
hinchad vuestros raudales,
360 no hagáis puente de plata a mi querido,
afilad los aceros
en líquidos cristales,
y si prisión de yelo os ha oprimido
lo que cárcel ha sido
365 del escarchado enero,
rompa el mayor lucero
grillos de plata pura
trocando en libertades la clausura,
y en vuestra amena playa
370 haced a mi querido estar a raya.
Empinados pimpollos
de hayas y de lentiscos,
que hacéis opaco y emboscado monte,
formad con los rebollos
375 y con los pardos riscos
para que mi Abrahán no se remonte
sierras, que otro horizonte
no descubra ni vea,