La próspera fortuna de don Álvaro de Luna - Antonio Mira de Amescua - E-Book

La próspera fortuna de don Álvaro de Luna E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

En La próspera fortuna de don Álvaro de Luna, Antonio Mira de Amescua nos relata la historia de Álvaro, nacido en Cañete (Cuenca) a finales del siglo XIV. Hijo bastardo de Álvaro Martínez de Luna, copero mayor del rey Enrique III, y de María Fernández de Jarana; casada con el alcaide de la fortaleza de Cañete. A los catorce y entró en el servicio de su tío, Pedro de Luna, arzobispo de Toledo, y más tarde papa, con el nombre de Benedicto XIII. Su padre estaba, además, emparentado con María de Luna, reina de Aragón. A los dieciocho años entró en la corte de Juan II Trastámara en calidad de paje. En 1419, tras ser entronizado Juan II, los infantes de Aragón conspiraron contra éste para expandir sus posesiones en Castilla. Álvaro se casó en 1420 con doña Elvira de Portocarrero. Y Juan II decidió casar a su hermana la infanta Catalina con Enrique de Aragón para intentar convertirlo en su aliado. Mira de Amescua escribió obras de teatro inspiradas en la historia de España influido por Lope de Vega, acumulando numerosos personajes y acciones en una misma comedia. Sus argumentos son complicados y su estilo pretende la ornamentación del culteranismo.

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Seitenzahl: 69

Veröffentlichungsjahr: 2013

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Antonio Mira de Amescua

La próspera fortuna de don Álvaro de LunaEdición de Vern Williamsen

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: La próspera fortuna de don Álvaro de Luna.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-791-5.

ISBN rústica: 978-84-9816-098-7.

ISBN ebook: 978-84-9897-575-8.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

La historia política real 7

Personajes 8

Jornada primera 9

Jornada segunda 35

Jornada tercera 77

Libros a la carta 111

Brevísima presentación

La vida

Antonio Mira de Amescua (Guadix, Granada, c. 1574-1644). España.

De familia noble, estudió teología en Guadix y Granada, mezclando su sacerdocio con su dedicación a la literatura. Estuvo en Nápoles al servicio del conde de Lemos y luego vivió en Madrid, donde participó en justas poéticas y fiestas cortesanas.

La historia política real

Álvaro de Luna nació en Cañete (Cuenca) a finales del siglo XIV. Hijo bastardo de Álvaro Martínez de Luna, copero mayor del Rey Enrique III, y de María Fernández de Jarana; casada con el alcaide de la fortaleza de Cañete.

A los catorce entró en el servicio de su tío, Pedro de Luna, arzobispo de Toledo, y más tarde papa, con el nombre de Benedicto XIII. Su padre estaba, además, emparentado con María de Luna, reina de Aragón.

A los dieciocho años pasó a la corte de Juan II Trastámara en calidad de paje. Álvaro se casó en 1420 con doña Elvira de Portocarrero y pronto se convirtió en la figura central de la política de Castilla.

Mira de Amescua escribió teatro influido por Lope de Vega, acumulando numerosos personajes y acciones en una misma comedia. Sus argumentos son complicados y su estilo pretende la ornamentación del culteranismo.

Personajes

Alcalde

Alfonso, Rey de Aragón

Álvaro Núñez de Herrera

Criados

Don Álvaro de Luna

Doña Elvira

El infante de Aragón

El Rey don Juan II

Inés de Torres, criada

Juan de Mena

Juan García

La Infanta

Pablillos, gracioso

Paje

Ruy López de Avalos

Jornada primera

(Sale Ruy López, Juan García y Herrera, vistiéndole, y un Paje.)

Ruy ¿Qué hora es?

García Señor, las nueve.

Ruy A la vejez cualquiera mal se atreve.

Tarde me he levantado.

Mis continuos achaques lo han causado.

Hijos, vestidme aprisa,

porque antes que a palacio, vaya a misa.

Herrera, Juan García,

mucho huelgo de veros, a fe mía.

García Tu vida el cielo aumente.

(Gritan los pobres diciendo «limosna».)

Ruy Amigos, ¿qué se debe a aquesa gente

que he sentido allá fuera?

Herrera Nada, señor, son pobres.

Ruy Pues, Herrera,

¿no es deuda y muy debida

la limosna que piden, por mi vida?

Que nunca el pobre aguarde;

la limosna deshace el darla tarde.

Dadme capa y espada;

que sale alegre el día, y si le agrada

salir al campo agora

al Rey, nuestro señor, pienso que es hora

de verle; que ha tres días

que no le vi por las dolencias mías.

Mena Este papel te envía

el marqués de Villena.

Ruy El que solía

tener tan gran estado,

y agora, con sus libros, retirado,

contempla las estrellas

adivinando lo futuro en ellas.

Sal y cierra esa puerta.

Aunque no nos predice cosa cierta

la docta astrología,

a Enrique consulté la dicha mía,

y en éste me responde

el fin que a mi vejez el cielo esconde,

de varios astros lleno.

«A don Ruy López de Ávalos el Bueno.»

Mejor es que lo fuera,

y que el mundo este nombre no me diera.

(Lee.) «Cuando lea vueseñoría este papel, estará

con dos criados suyos, los que más quiere (Es

verdad); el uno será espejo de la lealtad, y

el otro de la traición; el uno causará su

ruina y el otro será restaurador de su honra.

De ahí a pocos días, entrará en su casa quien

le ha de suceder en sus estados y vueseñoría

será feliz en sucesión, si desdichado en sus

últimos días. Don Enrique»

Ruy ¿Qué decís de esto los dos?

Herrera Que el prudente predomina

los astros de luz divina,

y sobre todos es Dios.

Si voy siguiendo tus huellas,

y tus ejemplos seguí,

claro está, señor, que en mí

han mentido las estrellas.

García Si fe al papel se debiera,

como a precepto de Dios,

me pesara a mí por vos,

Álvaro Núñez de Herrera;

pues hallándome fiel

con Ruy López, mi señor,

o vos seréis el traidor,

o ha mentido ese papel.

Herrera Córdoba, mi patria, sabe

que jamás agravio he hecho,

y el hábito de mi pecho

nos dice que en él no cabe

semejante deslealtad;

y así, es consecuencia mía

que el traidor es Juan García,

si el papel dice verdad.

Ruy Basta, hijos, que señales

vencen virtud y prudencia,

que esa honrosa competencia

os da a los dos por leales.

(Sale el Paje.)

Mena ¡Señor, señor...!

Ruy ¡Con qué susto

entras! Prosigue. ¿Qué pasa?

Mena Su majestad entra en casa.

Ruy ¡Grande amor y gran disgusto!

Buenas albricias mereces;

mas no es nuevo para mí

que reyes entren aquí;

su padre entró muchas veces,

aunque ésta me maravilla.

A recibirle saldré.

(Sale el Rey y acompañamiento.)

Rey Ya no tenéis para qué,

gobernador de Castilla.

Condestable, amigo, así

se han de visitar los hombres

como vos.

Ruy Dente renombres

de Alejandro, César...

Rey Di

de Enrique, mi padre, pues

a su nombre se es debido

más honor.

Rey (Aparte.) (Gracia ha tenido.)

Fue agudeza y verdad es.

Hónrame el besar tu mano.

Rey Los brazos, padre, te debo.

Ruy Otro honor es ése nuevo,

nombre es ése soberano.

Rey Mi padre, cuando murió,

por ser tú el mejor vasallo

que en todos mis reinos hallo

mi niñez te encomendó.

Como a hijo me has criado,

y pues que mi padre has sido

y mi ayo, este apellido

justamente te ha cuadrado.

Ruy Tanto estimo que me cuadre

el de súbdito, que aún hallo

en el nombre de vasallo

más honor que en el de padre.

(Habrá un dosel con silla.)

Sentaos, señor, y reciba

honras despacio esta casa;

y no es nuevo lo que pasa

en ella, que así yo viva,

que vuestro padre la honró

tres veces, y en esta silla

ningún señor de Castilla

después acá se sentó.

Vuelta ha estado a la pared

en señal honrosa y bella,

que el Rey se sentaba en ella

haciéndome a mí merced.

Rey En mí vive el mismo amor.

Oíd aparte.

Ruy Despejad;

que quiere su majestad

quedar solo.

Herrera ¡Gran favor!

(Vanse.)

Rey ¿Cómo no os cubrís?

Ruy No pasa

esa honra a mi cabeza;

porque es tanta la grandeza

del estar vos en mi casa,

Rey y monarca español,

que me deslumbro con ella,

y cualquier merced estrella

será delante del Sol.

Rey Cubríos, dadme contento.

Ruy No he de ser grande este día.

Rey Acabad. ¡Por vida mía!

Ruy Obligóme el juramento.

Rey Mi padre, a quien llamó el mundo

el Enfermo don Enrique,

murió cuando daba yo

los primeros pasos libres

de la vida, dando al reino

su muerte lágrimas tristes.

Quedé yo muy niño entonces,

y mi padre me prohibe

que pueda gozar el reino

hasta que quince años libres

goce, y a vos, condestable,

gobernador os elige,

con otros grandes, mas pues

el cielo santo permite

que para los quince años

medio me falta, suplidle,

Ruy López, para que yo

estos reinos administre.

Hoy a los grandes y al reino

esta petición humilde

les proponed, condestable,

si en algo queréis servirme,

pues a vuestra casa, amigo,

solo a este negocio vine.

Ruy A estar, señor, en mi mano,

que siempre experiencias hice

de vuestra capacidad

no fuera hacerlos difícil.

¡Oh, qué bien, qué sabiamente,

ya severo, ya apacible,

hizo temerse y amarse

vuestro padre don Enrique!

Acuérdome que una vez

cazaba por divertirse

en las riberas de Arlanza

palomas y codornices,

y como todas sus rentas

se gastaban en las lides

con los moros, pobre estaba,

pero no por eso triste.

Llega al Rey su despensero,

y con turbación le dice

que no tiene qué yantar

ni crédito con que fíen

el bastimento a su alteza.

Oblígale a que se quite

un balandrán que tenía

para que le empeñe y guise