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La santa margarita es una comedia religiosa del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Se articula en torno a la virtud cristiana de la reina Margarita, y las tentaciones y tejemanejes que el mismo demonio urde entre su corte para que pierda dicha virtud.
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Seitenzahl: 41
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Saga
La santa Margarita
Copyright © 2007, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660753
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Personas
Salen el Demonio y Hugo
hugo Déjame, sombra fría;
no turbes con horror mi fantasía.
demonio
Ni fantásticas sombras
ni cuerpo humano ves.
5 hugo ¿Cómo te nombras?
demonio
Serpiente soy que arrastro
el pecho por esferas de alabastro,
imprimiendo en las huellas,
con escamas de luz, conchas de estrellas.
10 Águila soy; trasmonte
sobre el áspero ceño de ese monte
mi infatigable vuelo,
apagando las lámparas del cielo,
en las empíreas salas,
15 con el rápido curso de mis alas.
Tigre seré que brame;
cuando abismos de acónito derrame,
sombras y resplandores
los remiendos serán de mis colores.
20 ¡Arrastre, vuele, gima eternamente
esta águila, esta tigre, esta serpiente!
hugo Lucero desasido
de los rayos del sol, ¿qué me has querido?
demonio
Tu agudo entendimiento
25 en Europa ha de ser el instrumento
de las venganzas mías.
hugo Cuando en los hombres elegir podías
aliento más osado,
después de tu soberbia, no has hallado
30 pecho más arrogante,
espíritu más vivo,
corazón más altivo.
Al globo de zafir y de diamante
poner quisiera escalas
35 o que me dieras tus ardientes alas,
por ser demonio, anhelo.
¡Quién fuera inteligencia
derribada del cielo,
para hacer competencia,
40 en el tártaro abismo,
a los tronos es poco, a su Autor mismo!
demonio
Tu veneno se aborte
en los reinos católicos del norte:
nuevos dogmas derrama
45 y, con esto, tendrás inmortal fama.
Dos cosas me fatigan.
hugo Ya espero que tus labios me las digan.
demonio
Que la casa de Austria sea
devota del Sacramento
50 del altar, me da tormento.
Con ansia mortal desea
mi angélica obstinación
causar al cielo un enojo
y, con el humo que arrojo,
55 borrar esta devoción.
Rodulfo, conde de Aspurg,
tuvo en esto tanto celo
que le ha prometido el cielo
imperios del Norte al Sur.
60 Sus descendientes se van
dilatando de manera
que es corta la media esfera
que alumbra el bello Titán
a su imperio sin segundo;
65 y, para aclamarle sólo,
sacará, del otro polo,
la cabeza, el Nuevo Mundo.
Margarita de Austria es hoy
su nieta, y reina de Hungría;
70 es alba y candor del día,
y su opuesta sombra soy.
Con sutil entendimiento
a los estudios se ha dado
y de modo ha venerado
75 el dichoso sacramento
que, casi fuera de sí,
en éxtasis lo celebra
y, con su virtud, me quiebra
siete cuellos de rubí.
80 Un error, un vituperio
es conveniente sembrar
para que pueda manchar
los rayos de este misterio.
Esta es la primera pena
85 que padezco; la segunda
en la alabanza se funda
de la hermosa, aunque morena.
Ladislao, el rey y esposo
de Margarita, es espanto
90 del infierno, es joven santo,
y con celo religioso,
dándome pena inmortal,
va enseñando cada día
que es concebida María
95 sin pecado original;
y, aunque lo contrario desto,
hasta agora no es error,
para templar el dolor
en que esta opinión me ha puesto,
100 disuadille es menester.
Pues tienes estimación,
eclipsa esta devoción
del divino rosicler;
aliento te doy, y así
105 tanta fama te daré
que, oscureciendo la fe,
tiemble la Iglesia de ti.
hugo Si tu gusto en eso topa,
tuyo soy, tus pasos sigo.
demonio
110 Dame esos brazos, amigo;
asombro serás de Europa.
Abrázanse
hugo Inspírame tu veneno;
pasa tu espíritu a mí,
si puede ser, porque así
115 esté de soberbia lleno.
Apártanse
Pero ya estoy de manera
tocando tus brazos, que hoy
pienso que la bestia soy
Furioso
que ha trastornado la esfera
120 de inteligencias hermosas
cuando del cielo caímos,
hechos globos y racimos
de encarnadas mariposas;
cuando, aun antes que los días
125 se formasen, con mis brazos
arranqué blancos pedazos
de celestes jerarquías.
Como tu furor me enciende,
el dragón pienso que fui
130 que, con ojos de rubi,
rasga cielos, montes hiende,
mares traga, escupe ríos,
luces borra, al sol admira
y el aliento que respira
135 son volcanes y son bríos.
Tu pecho otro ser me dio;
y quisiera vomitar
aquel piélago, aquel mar
de quien al desierto huyó
140 la Naturaleza humana,
cuando, en sombra y en figura,