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La vida y la muerte de la monja de Portugal es una comedia teatral de corte religioso del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. La trama se articula en torno a la vida de sor María de la Visitación, priora del convento de la Anunziada, quien presentó a lo largo de su vida estigmas y señales de éxtasis religioso, para luego ser descubierta como una timadora.
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Seitenzahl: 73
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
COMEDIA FAMOSA
Saga
La vida y muerte de la monja de Portugal
Copyright © 2005, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660692
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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[Voces] dentro
diego La suerte fue bien jugada.
juan ¡Miente quien lo dice!
diego ¡Muera! ¡Apartáos! ¡Dejadme!
Salen [don Diego y don Juan], acuchillándose
juan ¡Fuera!
Y si punta de mi espada
5 no quieren que pase el pecho
al primero que llegare,
téngase afuera y repare
en mi razón.
[Salen don Luis y don Pedro]
luis Fue mal hecho;
y bastaba estar aquí
10 dos caballeros, diciendo
la verdad.
pedro Y yo me ofendo
de que se pierdan así
el respeto, que en mi casa
ha sido poca prudencia,
15 por el juego esta pendencia;
y ya los límites pasa
de desvergüenza, ¡por Dios!
luis Ha sido muy mal mirado.
pedro Vuelvo a decir que han andado
20 muy descorteses los dos.
juan Señor don Pedro, ya he visto
que se pudiera escusar
daros aqueste pesar.
diego Mal el enojo resisto.
25 ¡Vive Dios, que de afrentado,
apenas a hablar acierto!
juan Áspid no verá encubierto
entre la yerba pisada,
el cazador más furioso,
30 que yo para la venganza.
diego Lograr pienso mi esperanza,
aunque aquí será forzoso
disimular.
luis Las espadas,
caballeros, no están bien
desnudas.
35 juan [Ap.] Sólo un desdén,
en razones mal fundadas,
parte ha sido; y ¡por los cielos!
que tomé por ocasión
el juego; que el corazón
40 es el que se abrasa en celos.
¿Cuándo tan dichoso día
veré que de mi esperanza
coja el fruto? ¿Hay tal mudanza?
Que me dé doña María
45 favores y que a don Diego
trate con tanto rigor...
diego [Ap.]
No el juego; celos y amor
causan mi desasosiego.
Entra Alberto, viejo
alberto
Caballeros, por mi vida,
50 se me diga la ocasión
de este disgusto, pasión
de padre os lo pide; impida
este silencio mi ruego,
que don Juan me ha parecido
55 que tiene el color perdido.
luis Disgustóse con don Diego,
y las espadas sacaron.
alberto
Saber la ocasión gustara.
pedro Sobre el juego.
alberto Cosa es clara
60 que entre pechos que se hallaron
términos de cortesía,
el juego viniera a ser
quien los hiciese perder.
Don Diego, por vida mía,
65 me dad la mano de amigo;
mirad que os lo ruego yo.
diego Aunque descortés habló,
señor, vuestro gusto sigo.
alberto
Sus mocedades livianas
70 aquí perdonar podréis,
esto os suplico, pues veis
a vuestras plantas mis canas.
diego ¡Vive el cielo! que ha venido
su padre en esta ocasión
75 para más indignación.
alberto
Aquesto os suplico y pido.
diego No solamente la mano,
pero los brazos os doy.
alberto
Digo que obligado estoy
80 a estilo tan cortesano.
diego Quédese vuestra merced
con Dios.
alberto Él vaya con vos.
¡Acompañadle los dos!
[Vanse don Diego y don Luis]
pedro Señor Alberto, creed
85 que le somos muy amigos
a don Juan.
alberto Créolo así.
[Vase don Pedro]
juan [Ap.]
Mi padre me ofende a mí,
los cielos me son testigos.
alberto
Don Juan, ¿es bueno que andéis
90 dándome a mí pesadumbres?
Vuestras antiguas costumbres
ya es razón que las dejéis.
¿No hay mil entretenimientos?
Haced a un caballo mal.
95 Noble sois en Portugal,
levantad los pensamientos,
la espada negra podéis
jugar, ejercicio honrado.
juan Señor.
alberto Estoy enojado
100 de ver lo mal que lo hacéis:
alborotáis a Lisboa
a cada instante; yo quiero
ver, pues que soy caballero,
si dejáis más nombre o loa,
105 don Juan, en la tierra extraña.
Edad y valor tenéis,
quiero que a España dejéis:
no habéis de estar en España.
El gran Duque de Medina
110 va, con valor inmortal,
por capitán general
de esta Armada peregrina;
yo os alcanzaré favor
para que de vos se acuerde.
115 Reparad en que se pierde
el tiempo; y será mejor
hacer, con la virtud, guerra
a devaneos y a vicios,
por honrados ejercicios,
120 y servir siempre en la guerra.
Con mi sangre y con mi espada
me hizo el Emperador
capitán, dándome honor.
juan Si mi disculpa te agrada,
oye...
125 alberto La ciudad inquieta
de cierto sé que traéis;
más en mi casa no entréis,
que os tiraré una escopeta.
Vase [Alberto]
juan Cuando la luz entendí
130 gozar de aquella hermosura,
la noche triste y oscura
vino. ¿Qué es esto? ¡Ay de mí!
Ya, hermosa doña María,
te pierdo por esta ausencia,
135 pues la forzosa obediencia
de tanto bien me desvía.
[ Sale] Luzbel de galán
luzbel [Ap.]
De mi estancia tenebrosa,
pues ya saben lo que valgo,
guerra a hacerle al cielo salgo,
140 tan reñida y espantosa,
que no esté de mí segura
el alma, pues mi rigor,
pues que no puede al Criador,
ha de coger la criatura;
145 y sé que mi diligencia
igualará a mi desgracia,
que, aunque he perdido la gracia,
infusa tengo la ciencia;
y tiemble todo de mí,
150 pues es tan justo se asombre,
que no ha de gozar el hombre
la silla que yo perdí.
Pues no, aunque fuerte y bizarro,
es bien, si mal lo permite,
155 que a un ángel de ella le quite,
y ponga un poco de barro.
juan ¿Pasáis de camino, hidalgo,
que parecéis forastero?
luzbel A que me mandéis espero,
160 si os puedo servir en algo,
que parece que estáis triste.
juan Tengo bastante ocasión.
luzbel Que me digáis la razón
me holgara y, en qué consiste.
165 juan Pártome de la ciudad
cuando empezaba a tener
favores de una mujer
que es un ángel en beldad,
y es forzoso hacer ausencia.
170 Si queréis venir conmigo,
en mí tendréis un amigo,
que vuestro rostro y presencia
dicen que sois principal.
¿ Habéis estudiado?
luzbel Sí,
175 no hay oculta para mí
cosa alguna natural:
mi saber comprehende hasta hoy
del mundo el primero ser;
y si queréis entender
180 lo que puedo, aquesto soy:
de la Alemania más alta
soy, y mi naturaleza
es la más noble que hizo
quien formó cielos y tierra.
185 De aquesta eminente patria
contarte las excelencias
quisiera, sin ser prolijo,
como allá Agustín lo cuenta
en Civita Dei, don Juan.
190 juan Gusto que mi nombre sepas,
donde infiero me conoces.
luzbel Y sé mucho más que piensas.
Aquesta ilustre ciudad
se ilustra con once puertas,
195 de labor incomprehensible,
que la adornan y hermosean:
en la primera da luz,
con cuerpo opaco, una densa
antorcha de cera blanca,
200 a las tinieblas opuesta;
en la cuarta otra bizarra,
que doce casas pasea,
y a las plantas con sus rayos
las vivifica y engendra;
205 en la octava hay tantas luces
que la astronómica ciencia
de mil y veintidós trata,
porque en las demás no hay cuenta;
después, otra de cristal
210 que, a no estar donde está puesta,
las once se penetraran,
y el palacio real se viera;
luego se ve otra movible,
y ésta da cada año vuelta
215 por un espíritu a todas,
por divina Providencia.
Aquí, pues, tuve mi ser,
y con tan rara belleza,
que al que me crió me opuse,
220 y quise en civiles guerras
intentarlo, mas fue en vano,
que a mi arrogante altiveza,
cual Faetón desvanecido,
la derribó la soberbia.
225 Bandos, disensiones puse,
confusión, discordias, guerras;
y con trémulo rumor
se tocó una arma tremenda.
El rey a un alférez suyo
230 da su poder, y éste enseña
su valor diciendo en alto:
« ¿ Quien como él? » Y sin fuerzas
los de mi bando quedaron,
y asientos cándidos dejan.
235 Mas, si puede haber consuelo,
aunque ninguno me queda,
es ver que el arrepentimiento
no es de mi naturaleza,
y ver que con mi poder
240 pude derribar la tercia
parte, que cayó conmigo
sin que de ello se arrepienta.
Tremolando tengo al aire,
en el orbe, mis banderas,
245 más gente las sigue al día
y se alista que allá en treinta.
De la región más hermosa,