Las desgracias del rey don Alfonso el Casto - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Las desgracias del rey don Alfonso el Casto E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

Las desgracias del rey don Alfonso el Casto es una comedia teatral de corte histórico del dramaturgo Antonio Mira de Amestua. Se articula en torno a diferentes episodios de la vida del rey Alfonso II, apodado El Casto por su renuncia a las mujeres y nombrado rey de Castilla tras la muerte de Silo.

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Seitenzahl: 103

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Antonio Mira de Amescua

Las desgracias del rey don Alfonso el Casto

 

Saga

Las desgracias del rey don Alfonso el Casto

 

Copyright © 1616, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726660685

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Hablan en ella las personas siguientes

EL REY DON ALFONSO, el Casto MAUREGATO DOÑA JIMENA, su hermana BERNARDO EL CONDE DON SANCHO DÍAZ SANCHA, labradora DOÑA ELVIRA, dama DON GONZALO DON SUERO VELÁZQUEZ UN CAPITÁN MORO RAMIRO MOROS de acompañamiento ORDOÑO DOS CIUDADANOS ANCELINO DOS CRIADOS TIBALDO, conde DOS PEREGRINOS

LOA

Queriendo la hermosa Dido

que aquel padre de troyanos

le refiriese la historia

de sus lamentables llantos,

5 le dice de aquesta suerte:

«Eneas, fuerte y gallardo,

cuéntame, si acaso gustas,

aquel desastre pasado

que entre ti y los griegos hubo».

10 Él dice: «Quiero contarlo,

con tal que me des silencio».

Concediólo. Yo me espanto

poderlo acabar consigo,

que las mujeres son diablos.

15 Yo salgo a pedir silencio,

no a los hombres, porque es llano

que tienen de concederlo.

Sólo con mujeres hablo,

que tienen tan largos picos

20 que pretendiendo gastarlos,

están parlando contino,

sentadas, corriendo, andando,

en sus casas, en la iglesia,

en el sermón, en los autos,

25 y aun me dicen que hay algunas

que están durmiendo y hablando.

Y, porque vengo mohíno

de un caso que me han contado,

referiré algunos males

30 de los muchos que han causado

para que se eche de ver

que las mujeres son diablos.

Ya saben que la primera

causa de nuestro pecado

35 fue mujer, y de mujer

la forma en que la engañaron.

Mil males causó la Cava

a España, pues que duraron

sus reliquias hasta que

40 el cielo envió a Pelayo.

Y también los causó Helena

a atenienses y troyanos

y a griegos, pues que dos veces

a dos príncipes la hurtaron.

45 La primera a Teseo,

rey de Atenas a quien Castor

y Pólux en campal guerra

de su poder la sacaron;

y la segunda, fue Paris,

50 que era hijo del troyano

Príamo, y éste la hurtó

a otro rey, que es Menelao.

Ningún bien causó tampoco

Clitemestra, pues dando

55 a su marido la muerte

fue causa de tantos daños.

Pero, ¿qué me maravillo?

¡Que las mujeres son diablos!

La cautelosa Semíramis,

60 estando un tiempo reinando

con su marido, el rey Nino,

le pidió por solo espacio

de cinco horas su poder,

y apenas se le hubo dado

65 cuando le mandó matar

por quedar con todo el mando.

Mil más pudiera decir,

pero déjolo, mirando

que vengo a pedir, y el pobre

70 nunca ha de ser porfïado,

y también me mueve a ello

ver que de allí me han mirado

dos mujeres que por señas

me dicen que calle, y callo,

75 que me lo mandan mujeres,

que las mujeres son diablos.

Mas, si me fuera yo ahora

con el cabello así largo

a meterme entre mujeres,

80 ¡cómo saliera pelado!,

mas quiero volver la hoja

y deshacer el agravio

y en lo que toca a ser Eva,

causa de nuestro pecado,

85 yo digo que Adán lo fue

y sábese de San Pablo

cuando dice que en Adán

mueren, y resucitamos.

Y Cristo, nuestro maestro

90 nos dice aquesto bien claro,

que mujer nos dio el remedio

si por mujer fue el pecado.

Y así mal dice el que dice

que las mujeres son diablos.

95 Si algún mal causó la Cava

a España, sólo Rodrigo

la forzó, y donde hay fuerza

nunca interviene pecado.

Si Semíramis mató

100 a Nino, fue porque estando

en sus reinos, no quisieron

amplificar sus estados.

Después de muerto quedó

por reina, y en un caballo,

105 de todas armas vestida,

con sus gentes salió al campo

sujetando muchos reinos:

Etíopes, Egipcianos.

La valerosa Cenobia,

110 de Palmirenos espanto,

es quien rindió a Capadocia

y a Persia, y está enseñando

a dos hijos que tenía

el latín, griego y hebraico.

115 Las invictas amazonas

dieron poderío y mando

a dos mujeres que fueron

las que a España han envïado

reliquias de aquellos godos

120 que se han ido prolongando

hasta el tercero Filipo,

que Dios guarde muchos años.

Y así mal dice el que dice

que las mujeres son diablos.

125 Bien las he vuelto su honra.

A fe que me deben harto;

que lo que dije al principio

era que venía enojado,

y ahora lo iré también

130 si no dan lo que demando,

que es el silencio que dio

Dido a Eneas, y gustando

oirán la mejor comedia

que se haya visto en tablado.

135 Y también doy la palabra

de que aquí y en cualquier cabo,

desmentiré al que dijere

que las mujeres son diablos.

 

FIN

BAILE DEL AMOR Y DEL INTERÉS

Salen los músicos

MÚSICOS

Entre apacibles vergeles

que adornan flores vistosas

y cantan los ruiseñores

entre los lirios y rosas,

5 y las cristalinas fuentes

riegan hierbas olorosas,

y hacen sutiles labores

y aljófar sus hojas brotan

haciendo el céfiro manso

10 en el jazmín y amapola,

un sonoroso rüido

al menear de las hojas

andaba a caza Cupido.

Sale Cupido con arco y aljaba y flechas, vendado los ojos

Entre contento y congoja,

15 por negarle la obediencia

las damas bellas, graciosas,

miran que es obedecido

del pastor a la real pompa

rindiéndosele a sus pies

20 cuantos de este mundo gozan.

Siente que mujeres flacas

le quieren quitar la gloria,

y se la den a Interés

entre preseas y joyas;

25 quítase el arco y aljaba

y entre la hierba lo arroja

cuando vio entrar a Interés

con gran majestad y pompa.

Sale Interés, muy galán con cadena y sortijas de oro

Cadena de oro en el cuello,

30 sortijas, preseas y aljorcas,

alegre en ver que le estiman

el mundo y naciones todas,

paséase ante Cupido

y con meneos se entona.

35 No le hace acatamiento,

de que Cupido se enoja.

Quítase la venda Amor,

y dícele: «¿Cómo osas

parecer en mi presencia,

40 siendo invencibles mis obras?».

Interés le ha respondido:

«Como han sido cautelosas

conociendo sus afectos,

se han acogido a mi sombra.

45 Los dos hacemos el juego

y porque es cosa notoria,

escucha aquesta razón

y conocerás mi gloria».

Letra

Obras son amores,

50 hermano Polo,

obras son amores

que no amor sólo.

Cupido replica: «Aqueso

es porque mi fuerza afloja

55 cuando el amor es fingido,

y dádivas le sobornan».

A aquesta razón responde

Interés; aquesto nota:

«Dos amorosos galanes

60 quieren a una dama hermosa

Pregúntanla a quién más ama.

Y ella dice, melindrosa:

–«Fulano me quiere mucho,

mas Zutano me hace obras.

65 Da el uno amor y palabras,

el otro da amor y doblas».

Interés es cosa firme

y Amor una jerigonza.

Si no, mira aquesta letra

70 que tu mismo nombre nombra,

y por verse atropellado

de sus entrañas te arroja.

Danzan al son de la letra

Letra

Las damas de hogaño, Blas,

que visten sedas y galas,

75 querránte bien s i regalas

y más cuando dieres más.

Dice Amor: «Es cierta cosa

que no les diera su hacienda,

luego más parte me toca».

80 Quiso Interés replicar,

mas Amor con voz sonora

dice que es cosa muy justa

que esté por igual la gloria.

Interés no lo consiente;

85 que el premio de la victoria.

declaren por ser sentencia

Belisa y la bella Flora.

Salen Belisa y Flora en traje aldeano

Salen las pastoras bellas

como al salir de la aurora

90 salen los rayos de Febo

haciendo ricas alfombras.

Las dos hacen reverencia

y ellos que los campos bordan

con luces de sus reflejos,

95 con su mesura se adornan.

Amor les propone el caso

y con razones exhorta

a que sentencien por él,

que es cosa que les importa.

100 E Interés descubre el hecho

y su gran cadena toca,

mostrando preseas y anillos

y otras riquezas y joyas.

Las dos entran en acuerdo

105 y en sentenciar se conforman

que lleve sólo Interés

el lauro de la victoria.

Oyendo Amor la sentencia

a voces dice: «¿qué importa

110 que en los jardines del Chipre

tenga yo mi trono y pompa,

y allá en los campos Elíseos

suene mi sonora trompa,

y en el monte del Parnaso

115 que se publique mi gloria

si soy de Interés vencido?»

E Interés dice: «Aquí os toca

que hagáis lo que yo os mandare».

Y callando, Amor otorga.

120 «¿Por qué razón un bastardo,

hijo de una mujer loca,

conmigo se ha de igualar,

que soy quien el mundo asombra?

Seamos, Amor, amigos,

125 y con mudanzas graciosas

los dos quiero que bailemos

con estas damas hermosas».

Bailan al son de esta letra

Letra

Amor, pues quedáis vencido,

no t i réis,

130 porque os arrepenti réis.

Ya vuestras flechas, Amor,

que están de tormento y lloro,

Interés las vuelve de oro

que se reciben mejor.

135 Aplacad, luego, el rigor

y no tiréis

porque os arrepentiréis.

Amansad un poco el brío

en tirar a los amantes,

140 que con perlas y diamantes

tiene Interés señorío;

lo demás es desvarío.

No tiréis,

porque os arrepentiréis.

145 Bueno es Interés y Amor,

si los dos corren parejas;

que se entra por las orejas

este süave licor.

Mas Interés es mejor.

No tiréis

porque os arrepentiréis.

 

FIN

ACTO PRIMERO

de Las desgracias del Rey don Alfonso el Casto

Suena música y salen al tablado dos tambores; uno con un pendón

levantado y en él un león; otro con una fuente de plata con una corona;

otro con otra fuente con una espada. Después, en orden, todos los que

pudieren; y, corriendo una cortina, aparece en un tribunal el rey don

Al f onso armado el pecho, galán, y descubierta la cabeza. Arrímanse

todos a los dos lienzos del vestuario

ALFONSO

Hidalgos asturianos,

reliquias y sucesión

de godos y de romanos,

fortaleza de León

5 que he de regir con mis manos.

Por el valor sin segundo

que tenéis, máquinas fundo

para dar a España asombros,

y he puesto sobre mis hombros

10 el mayor peso del mundo.

Los reinos y majestades

suelen tener por grandeza

lisonjas y falsedades,

y así pongo en mi cabeza

15 montes de dificultades.

Poca paz y mucha guerra

son columnas de reinar;

que el hombre que en rey se encierra

entre las sirtes del mar

20 y volcanes de la tierra,

siempre ha de vivir velando.

La vida le van gastando

los cuidados con que lidia,

y los linces de la envidia

25 sus obras le están mirando.

Desde la gallega sierra

hasta la andaluz nevada

me está llamando la guerra.

Mirad si es carga pesada

30 para un hombre hecho de tierra.

En efecto, a mi persona

el cuidado no perdona,

que a todo estaré ofrecido

desde hoy que habrá ceñido

35 mis sienes esta corona.

SANCHO Seas, Alfonso, de hoy más

para los moros un rayo

que abrase, y sí lo serás;

que eres nieto de Pelayo

40 y vas dejándole atrás.

Ya que es hecha la elección,

falta la coronación.

Permita, pues, tu persona

ponerle espada y corona

45 en señal de posesión.

De Pelayo es esta espada

que al mundo causaba espanto

en su brazo levantada,

y si viviera otro tanto

50 viera a España restaurada.

Ármate, señor, con ella,

serás sol de la milicia

y hemos de jurar en ella,

tú, de guardarnos justicia,

55 nosotros, de obedecella.

Con aquesta un león se doma,

de tus vasallos la toma,

que darte quisieran ellos

el águila de dos cuellos

60 con el imperio de Roma.

Y si en aqueste estandarte,

por insignia un león te han dado,

ellos gustarán de darte

el fuego del [es]cita helado,

65 del tracio el armado Marte,

las águilas del romano,

arco y flechas del persiano,

los leones del inglés,

los tres lirios del francés,