Lo que es no casarse a gusto - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Lo que es no casarse a gusto E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

Lo que es no casarse a gusto es una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a un malentendido amoroso que propiciará numerosas situaciones de enredo, todas ellas presentadas bajo un prisma de profunda moral católica, en consonancia con la visión del mundo que tiene su autor.

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Seitenzahl: 73

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Antonio Mira de Amescua

Lo que es no casarse a gusto

 

Saga

Lo que es no casarse a gusto

 

Copyright © 2008, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726660654

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Personas que hablan en ella

ENRIQUE ELVIRA EL REY MAYOR EL PRÍNCIPE VIMARANO COSTANZA RAMIRO, viejo UN ALGUACIL NUÑO CRIADOS GONZALO MÚSICOS

JORNADA PRIMERA

Salen músicos cantando y Enrique y Elvira y acompañamiento

 

MÚSICOS

Gócense mil años

los recién casados;

Enrique y Elvira

gócense mil años.

5 Nunca amén los halle,

gócense mil años,

la vejez prolija,

gócense mil años.

Nunca de la envidia,

10 gócense mil años,

les toque el rigor,

gócense mil años.

Tengan mucha harina

gócense mil años,

15 y muchos ganados;

gócense mil años

los recién casados.

ENRIQUE

Goce grandezas profanas

en alcázares dorados;

20 aumente al alma cuidados

siguiendo esperanzas vanas;

logre pompas soberanas

debidas a su valor

quien, sin temer el rigor

25 de la más sangrienta fiera,

de la envidia el golpe espera

en la cumbre del favor.

Goce el aplauso fingido

de la lisonja engañosa;

30 sirena grave y hermosa

que está halagando el oído

quien, turbado ya el sentido,

siguiendo la majestad,

muda el ser, la calidad,

35 y sólo a escuchar aspira

muchas veces la mentira,

pocas veces la verdad.

Que yo, contento y seguro

sin los daños que publico,

40 con más ciertas glorias rico,

descanso al alma procuro,

siendo incontrastable muro

de una mente venturosa

la que con extremo hermosa

45 acredita mi esperanza,

lejos de tener mudanza,

yo tu esclavo y tú mi esposa.

Más precio, en el nuevo día

que amanecen mis favores,

50 de estos rústicos cantores

escuchar el armonía

que la mayor monarquía;

pues, sin artificio vano,

descubren en canto llano,

55 sin que disuene el acento,

la verdad a su contento

con las dichas que yo gano.

Más precio ver que estas flores,

envidiosas de mi bien,

60 me ofrecen el parabién

cuando, aprehendiendo colores,

dan más causa a mis favores,

pues cada flor, de sí ajena,

nuevos matices estrena

65 mejorando su pincel:

en tus labios, el clavel;

en tus manos, la azucena.

Más precio ver murmurar

las fuentes de mi contento;

70 pero no murmuran, miento,

pues perlas las vi tirar,

y, risueñas, apostar

a las aguas con las rosas

sobre quién son más hermosas

75 y tiene grado mayor.

Más lo estimo que el favor

de majestades gloriosas.

ELVIRA La felicidad, la suerte,

la dicha del merecer

80 ser vuestra, vengo a deber

(es cierto) a la misma muerte;

pues su rigor, si se advierte,

es quien me la pudo dar;

por la puerta del pesar

85 entro al placer y al contento.

La muerte fue el instrumento

del bien que llego a gozar.

ENRIQUE

Cuando, en la desdicha mía,

iris de paz habéis sido,

90 el peligro repetido

turbar mis glorias podría;

señal que el cielo me envía

de que cesó la tormenta

sois vos: el pesar se ausenta

95 y la paz aseguráis.

¡Pesares no repitáis;

mis dichas, sí, el alma sienta!

ELVIRA Si Alvar Ramírez mi esposo

había de ser, y el rigor

100 de vuestra mano, señor,

le ha dado muerte, es forzoso

que, del estado dichoso

que gozo, a la muerte dé

las gracias, pues ella fue

105 primer causa. El repetir

penas sólo es sentir

las glorias que ya gocé.

ENRIQUE

No divirtáis la memoria

con la gloria que pasó,

110 que soy vuestro esposo yo

y sois vos toda mi gloria;

y alguna pasada historia

referir también pudiera

si ofenderos no temiera;

115 que, en agravio semejante,

tuviera poco de amante,

mucho de necio tuviera.

ELVIRA

Decir, señor, que el pesar

puerta ha sido del placer

120 no sé qué os pueda ofender

ni que se deba culpar.

Vuestra esperanza es más cierta

sin que la pena divierta

125 la gloria que al alma pasa;

porque el placer entró en casa

y el pesar quedó a la puerta.

Si él murió, si vos vivís

dueño ya de mis cuidados,

130 desvelos son excusados.

ENRIQUE

Muy bien, señora, decís;

mas si de amor advertís

(que aun los instantes condena

el tiempo que se enajena

135 de lo que ama la memoria),

donde es tan cierta la gloria

no ha de nombrarse la pena.

 

Suena dentro rumor de gente y sale el príncipe Vimarano solo

VIMARANO

Quedáos todos allá fuera.

¡Guardeos Dios! Escucha, Enrique.

ENRIQUE

Señor, vuestra alteza...

140 VIMARANO Advierte

que, aunque tus dichas repiten

las variedades hermosas

que en estos campos asisten

(pues hierbas, plantas y flores,

145 y hasta las aves compiten

sobre darte el parabién:

unas, con galas que visten

más costosas que otras veces;

otras, discurriendo libres

150 la región del aire vano,

con voces alegres, dicen

el bien, la gloria que alcanzas),

sólo yo, aunque lo previne,

imitarlos no he podido;

155 pues, en tus bodas felices,

antes que la enhorabuena

te vengo a dar nuevas tristes.

ENRIQUE

¿Qué decís, señor?

VIMARANO Que el rey,

mi hermano, en quien sólo es firme

160 no la clemencia, el rigor,

pues siempre en su pecho vive,

te manda prender. Hoy tuve

secreto aviso, y no quise

fiar menos que de mí

165 esta diligencia; firme

es mi amistad, y tus daños,

antes que ellos se anticipen

previniéndolos, te avisa.

No sé qué ofensas le obliguen

170 a mi hermano a esta prisión;

mas nueva fortuna sigue.

Huye, Enrique, de su enojo

hasta que el tiempo te avise

de medio más importante

175 que en mí no hay fuerzas posibles

para que amparo te ofrezca,

pues su condición terrible,

sabes que aun de mí se ofende

con ser yo su hermano.

ENRIQUE Humilde

180 a vuestros pies, gran señor,

como es razón, quien recibe

tan gran merced, la agradezca.

Que un príncipe no permite

a su vasallo otra paga,

185 pues la distancia lo impide.

La causa de mi prisión,

pues vuestra alteza me dice

que la ignora, el conocerla

es, en mí, menos posible,

190 porque como no la he dado

yo, ni al rey, mi señor, hice

ofensa que, en algún tiempo,

me apartase de servirle,

más que vos puedo dudar.

195 Si bien mi suerte infelice

de mayor daño me avisa:

porque si de Alvar Ramírez

la muerte me ha perdonado

y, para que se confirme

200 mi dicha en todo, me ha hecho

esposo de Elvira, timbre

y blasón de mis servicios,

a tan grandes honras siguen

males opuestos; y es bien

205 que tema asechanzas viles

que, hablando al rey contra mí,

mi gran fortuna derriben.

VIMARANO

Nuño viene allí, no aguardes,

pues no podrás resistirle,

210 que él trae la orden de prenderte.

Este campo paso libre

te ofrece. ¡Vete! ¿Qué esperas?

ELVIRA Estos principios, ¿qué fines

pueden prometer? ¿Para esto

el rey me casó?

215 ENRIQUE No eclipsen

tus luces nubes de llanto,

porque sus efectos tristes,

señora, podrán matarme

sin poder yo resistirles.

220 Príncipe: cuando la culpa

dentro del pecho no escribe

delitos que le acobardan,

temores que no resiste,

culpable yerro sería

225 ausentarme o encubrirme.

Vuelva mi lealtad por mí;

que, aunque la traición fulmine

rayos y venganzas fieras

en mi agravio, el rey es lince

230 que penetra corazones

y La Verdad persuadirle

sabrá para que mi causa

sin pasión despacio mire.

Entran Nuño y soldados

NUÑO Discúlpeme el ser mandado,

235 Enrique, vuestra prisión.

ENRIQUE

Nuño, la satisfacción

es la que aquí os ha culpado:

que, si orden del rey traéis,

y en prenderme le servís,

240 en la disculpa advertís

que alguna culpa tenéis;

pues habiendo vos venido,

cuando a prenderme llegáis,

por lo menos me mostráis

245 que con gusto vuestro ha sido.

NUÑO Señor, ¿vos aquí?

VIMARANO Sí; amor

me ha traído. ¿Qué te admira,

sabiendo que adoro a Elvira?

NUÑO Dadme licencia, señor.

Yo, Enrique...

250 ENRIQUE Nuño, razones

de nada sirven aquí:

ir preso me toca a mí

y a vos ponerme prisiones.

NUÑO Vamos, pues.

ENRIQUE Si mi lealtad

255 vuestra alteza ha conocido,

sólo que informe al rey pido

y que ampare la verdad.

Llevan a Enrique preso

ELVIRA ¿Esta ofensa está sufriendo?

¿Este agravio en su presencia?

VIMARANO

260 Cualquier defensa y violencia,

Elvira, cuando estoy viendo

la seguridad de Enrique,

los daños puede aumentar.

Bien le pudiera librar,

265 pero no es bien que yo aplique

remedio que ha de culparle.

En tal ocasión, es llano,