Los mártires del Japón - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Los mártires del Japón E-Book

Antonio Mira de Amescua

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Beschreibung

Los mártires del Japón es una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. De corte vagamente histórico, si bien con nombres ficticios, la trama se articula en torno a la expulsión de los misioneros católicos en Japón por parte del emperador Jisonén por temor a un levantamiento en su contra.

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Seitenzahl: 77

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Antonio Mira de Amescua

Los mártires del Japón

 

Saga

Los mártires del Japón

 

Copyright © 2009, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726660609

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Personajes

tayco soma tomás , niño emperador quildora rey de bomura guale rey de singo nerea rey de amanquí alcaide , indio viejo rey de siguén un fraile agustino un criado un fraile dominico dos soldados un fraile franciscano cuatro indios mangazil

Jornada I

Tocan cajas; sacan cuatro indios al emperador Dayso en hombros,

pónenle en un trono; delante de él salen cuatro reyes con sus coronas

rey de bomura

Emperador invicto del Poniente,

donde el sol soberano,

por coronar tu frente,

de nueva luz se ostenta más ufano:

5 setenta y cuatro reyes

a sujetarse vienen a tus leyes

y, en este campo ameno

de variedad y de hermosura lleno,

como en este hemisferio

10 es costumbre heredada del Imperio,

para dar la obediencia

estamos esperando tu presencia.

rey de singo

Goces por tantos siglos el gobierno

que pases de mortal a ser eterno;

15 y por edades tantas

te sirvan de tapetes a tus plantas

tantas coronas bellas

porque corones más que el sol estrellas.

Cuando el honor de tu poder avises

20 en carro de metal dichoso pises.

rey de amanquí

Y a pesar del olvido,

vivas, cuanto adorado, obedecido.

Pónenle los tres reyes las coronas a los pies en el trono, y

el Rey de Siguén se queda a un lado del tablado, sin llegar

emperador

Rey de Siguén, ¿ no llegas?

¿Cómo tú solo mi obediencia niegas

25 y tu corona en mi presencia tienes,

sin rendilla a mis plantas, en tus sienes?

rey de siguén

Yo, emperador, no me llego

porque no es bien que me humille

a quien con tirano imperio

30 el Japón hermoso rige.

Yo no vine a obedecerte,

aunque a aqueste tiempo vine;

que los vasallos leales

a sólo su rey se rinden

35 Tayco Soma que, dichoso,

en etérea mansión vive

y, al lado del sol eterno,

términos al cielo mide.

Al tiempo que lo divino

40 de lo mortal se despide

y su espíritu glorioso

al ajeno cuerpo asiste,

a Tayco, su hermoso hijo,

joven a quien toca libre

45 el cetro que agora ocupas

y la corona que ciñes,

siendo rey, como nosotros,

te encargó, para que firme

estuviese en este Imperio,

50 a tus consejos humilde.

Tú, pues, que soberbio siempre,

de sola ambición te vistes,

notando que de seis años

era estorbarlo imposible,

55 le envías a aquesta torre

que, trepando altiva y libre

por las regiones del aire,

con las estrellas compite.

De su libertad tirano,

60 inocente le pusiste

donde con guardas le ocupas

y con prisiones le oprimes;

y, en vez de dalle obediencia,

como a emperador insigne,

65 y verle tratar, sin gente,

que tu miedo le permite,

como a un bárbaro le tienes

solo, sin que comunique

igual a su nacimiento

70 las grandezas de su origen.

Quince años ha que es guardado,

y en este tiempo pudiste

atraerte a tu obediencia

tantos reyes invencibles;

75 pero yo, aunque más triunfante

en este lugar te mire

y más que en el campo flores

coronas de reyes pises,

la que mi cabeza adorna

80 jamás la verás rendirse

sino a legítimo dueño

de tantas islas felices.

Vuestro rey es Tayco Soma;

y, aunque como muerto vive,

85 no permitáis que un tirano

vuestro emperador os quite:

dadle todos libertad

y, si queréis verle libre,

la torre de Usaca es ésta;

90 seguidme todos, seguidme.

Vase, y levántase el Emperador en el trono

emperador

¡Espera, cobarde, espera;

que, aunque la carrera imites

del sol, con mayor aliento

podrá mi furor seguirte

95 cuando el tiempo mi memoria

en bronce inmortal escribe

y es sorda y muda la fama

para que mi honor publique!

¡Tú sólo mis gustos turbas,

100 mi blasón tú sólo impides,

tú sólo mis dichas niegas,

tú mis glorias contradices.

Industria, no tiranía,

estas glorias me permite

105 y ninguno, por reinar,

nombre de traidor recibe.

¿Qué importa heredado imperio?

Heredado, honor, ¿qué sirve?

Quien por sí no lo merece,

110 de ajenas plumas se viste.

El que es noble por sí mismo

será con razón felice,

pues sola es propia la honra

que nuestras manos consiguen

Baja del trono

115 y, porque de mi poder

hoy el rigor examines,

espera, para tu muerte,

que el arco la cuerda vibre

a aquesta flecha, y verás

120 que, para que te castigue,

ave con pluma y sin alma

veloz el viento persigue;

conocerás si es forzoso

que me adores y me envidies,

125 que me temas y obedezcas,

que me respetes y estimes.

Pone la flecha en el arco, y pónense delante

rey de singo

Espérate, Tayco Soma.

Ni le apuntes ni le tires,

que no es bien que de su sangre

130 tantos reyes participen.

rey de siguén

Cuando mandaste llamarnos,

salvoconducto nos diste

de que volveremos todos

a ver nuestros reinos libres;

135 y si tu palabra falta,

faltaremos a servirte,

padeciendo aqueste Imperio

infames guerras civiles.

emperador

¿Quién puede al rey de Siguén

140 haber dicho que me prive

de esta gloria que merezco,

atropellando imposibles?

¿Quién contra mí le aconseja?

rey de bomura

Yo podré mejor decirte

145 la causa, porque la sé;

yo fui cristiano.

emperador P rosigue.

rey de bomura

Por conocer nuevos dioses

dejé la ley que ellos siguen,

y así sé de los cristianos

150 los intentos y los fines.

Estos, al rey de Siguén

y a todos los otros, dicen

que eres tirano soberbio

y que injustamente asistes

155 por señor de aqueste Imperio;

que del trono te derriben,

pues no puedes poseerle

mientras Tayco Soma vive.

Son, señor, estos cristianos,

160 en su condición, terribles,

soberbios, locos y altivos,

y que, fingiéndose humildes,

solicitan tus vasallos

con apariencias visibles

165 hasta que dejan su ley

y la de Cristo reciben.

Las provincias del Japón

tienen hasta sus confines

pobladas de sacerdotes

170 que sus doctrinas prediquen.

Destiérralos de tu Imperio,

verás qué seguro vives

de traiciones y de engaños

por muchos siglos felices.

emperador

175 ¡Que el poder de mis manos

ignoren estos bárbaros cristianos,

y con bárbaro intento

iguale a mi poder su atrevimiento!

¡Que no teman mi furia!

180 Mas con su sangre lavaré mi injuria;

y, ¡vive el sol, de quien el ser recibo,

que no me ha de quedar cristiano vivo!

Búsquense todos luego,

que los he de acabar a sangre y fuego.

185 Y tú, rey de Bomura,

para que mi corona esté segura,

el cargo al punto toma:

oprime su cerviz, su cuello doma,

al español destierra,

190 no me quede ninguno en esta tierra;

y porque así sosieguen mis intentos,

para aquel que quedare

busca nuevos rigores y tormentos.

rey de bomura

Por tu valor te juro

195 que ninguno de mí viva seguro

y, corriendo tu Imperio,

no ha de quedar en todo su hemisferio

sacerdote español que no persiga;

y todos los japones bautizados

200 serán atormentados

con cuchillo, con arcos y con fuego

si, como yo, no renegaren luego.

Ap. (¡Veré si así me dejan!

¡Inútilmente a un bárbaro aconsejan!

205 ¡Que un sacerdote, un español, me impida

gozar mi misma vida,

estorbando mi amor..! ¡Qué desvarío,

siendo mujer del que es vasallo mío!

¡Mas yo me vengaré con estas manos,

210 bebiendo infame sangre de cristianos!)

emperador

Algo confuso quedo.

rey de amanquí

De esa inútil pasión desecha el miedo.

rey de singo

Con juegos diferentes

desmiente la tristeza

215 que en el pecho consientes.

emperador

Volaré de este campo algunas aves

de las muchas que en él con alto vuelo

remontadas se atreven hasta el cielo,

el viento matizando de colores

220 más que al campo el abril le ha dado flores;

y en cristalina esfera

trasladada se ve la primavera,

pues confusos parecen,

cuando a la vista admiración ofrecen,

225 que producen ufanos,

con variedades sumas,

el viento flores cuando el campo plumas.

¿Qué torre es ésta?

rey de singo La que a Tayco oculta.

emperador

Mejor dirás que vivo le sepulta.

Sale un alcaide, indio viejo

rey de amanquí

230 Aqueste el alcaide es

que con secreto y cuidado

a Tayco Soma ha criado.

alcaide

Dame, gran señor, tus pies.

emperador

Levanta, alcaide, del suelo.

alcaide

235 ¡Cuando tal ventura toco

desde aquestas plantas, poco

será levantarme al cielo!

¿Qué novedad te ha traído

esta torre, donde tienes

240 A Tayco preso? ¿A qué vienes?

emperador

En la caza divertido,

aquestos campos pisé,

que no vine con cuidado

alguno; y pues he llegado

245 adonde nunca pensé,

decidme, ¿en qué se entretiene

en esta desierta casa

Tayco? ¿En qué la vida pasa?

¿Qué talle o presencia tiene?

250 ¿Es robusto o es hermoso?

¿Es apacible o es fiero?

Porque yo le considero

ya cobarde, ya animoso,

ya muy humilde, ya altivo,

255 de bélica inclinación

y, con varia condición,

ya noble, ya vengativo.

¿Es inclinado a la guerra?

¿Tiene buen entendimiento?

alcaide

260 Señor, de tu pensamiento

esa confusión destierra;

que no hay causa en él bastante