Los prodigios de la vara y capitán Israel - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Los prodigios de la vara y capitán Israel E-Book

Antonio Mira de Amescua

0,0

Beschreibung

Los prodigios de la vara y capitán de Israel es una de las comedias religiosas del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Se articula en torno al episodio bíblico de Moisés, contada en tono desenfadado aunque bajo la perspectiva de profundas raíces católicas de su autor y de su época.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 98

Veröffentlichungsjahr: 2021

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Antonio Mira de Amescua

Los prodigios de la vara y capitán Israel

Edición de Antonio Cruz y Juana Toledano

Saga

Los prodigios de la vara y capitán Israel

 

Copyright © 2004, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726660579

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

COMEDIA FAMOSA LOS PRODIGIOS DE LA VARA Y CAPITÁN DE ISRAEL DEL DOCTOR MIRADEMESCUA

Personas que hablan en ella:

NACOR y ELIACER, egipcios DATÁN FARAÓN, rey SOLOMÍ, hebraica TERMUND, su hija SÉFORA, su hija, pastora MOISÉN ADAR, pastor MASAR, gracioso JOSUÉ ARÓN, hermano de Moisén UN ÁNGEL MARÍA, su hermana MÚSICOS JETRÓ AVIRÓN*

JORNADA PRIMERA

Suena un tambor y salen Nacor y Eliacer, egipcios

 

NACOR El militar alboroto

me obliga, amigo Eliacer,

a preguntar, por saber

la causa de este rumor;

5 que como yo he estado ausente

tanto tiempo de esta tierra,

no he sabido de esta guerra.

ELIACER

¿ Eso es pedir que lo cuente?

NACOR Sí, amigo.

ELIACER

Pues escuchad,

10 que brevemente sabréis

la causa y pretexto; veréis

por los ojos la verdad.

Sabed, que el rey de Etïopia,

rey de bárbara opinión,

15 rendir quiso a Faraón,

fïado en su mucha copia

de soldados.

NACOR

¿ Y qué causa,

siendo convecinos todos

y tratados por mil modos,

20 en la amistad puso pausa?

ELIACER

Sobre una ocasión bien leve

se deshizo el amistad,

que quien tiene voluntad

de reñir, presto se atreve.

25 De una peculiar cuestión

en los tratos comenzó,

y a fe que caro costó

al principio a Faraón.

Porque los nuestros volvieron

30 de Etïopia maltratados,

y fueron tan apretados

que a los pies alas pusieron.

Mas ya veréis que gozosos

en bien han trocado el mal,

35 y este atambor es señal

de que vuelven victoriosos.

NACOR ¿ Quién el capitán ha sido?

ELIACER Un hebreo de nación.

NACOR ¿ Cómo, o por qué?

ELIACER

Faraón

40 se vio en el caso afligido.

Al oráculo acudió

y, habiéndole consultado

todo lo que había pasado,

aquesta respuesta dio:

45 « Si en vuestro favor y ayuda

en tan peligroso empleo,

tomáis capitán hebreo,

de que venceréis no hay duda» .

Y luego eligió a Moisén,

50 que sus ejércitos rija.

NACOR ¿ Es el que sacó su hija

del Nilo?

ELIACER

El mismo.

NACOR ¡Qué bien ejércitos regirá

quien de guerra no ha tratado!

55 ELIACER Antes es tan gran soldado

que vencedor vuelve ya.

NACOR Decid, si sabéis, por qué

su madre le echó en el Nilo.

ELIACER Aunque con rústico estilo,

60 escuchadme, y lo diré.

Viendo el rey Faraón que los hebreos

en número crecían cada día,

temió que no creciesen en deseos

contra su potestad y monarquía;

65 y antes que en este caso fuesen reos,

quiso atajar aquello que temía,

y pretendió salir de estas quimeras

convocando de Egipto las parteras.

Con potestad de rey, aunque tirana,

70 mandó que en cualquier parto que se hallasen

de la nación hebrea, loca y vana,

si era varón, al punto le matasen,

aunque era acción crüel y poco humana;

pero que siendo hembras, las guardasen,

75 porque haciéndolo todas de esta suerte,

nunca de Egipto trazarían la muerte.

Las parteras, al fin, a Dios temieron,

y aunque el rey como rey lo había mandado,

de aquesta tiranía se abstuvieron

80 por no ver de su Dios el rostro airado;

otra vez ante el rey llamadas fueron,

riñéndolas no haber ejecutado

[el cumplimiento de su real orden,]

que los hebreos ya de ellas se esconden.

85 Para poner por obra el rey su intento,

en público pregón pronunció un bando,

mandando nadie tenga atrevimiento

del pueblo de Israel, caso nefando,

a los hijos varones dar sustento;

90 sino que luego al punto, aunque llorando,

en el Nilo los echen, porque sea

sepulcro el Nilo de la gente hebrea.

Y para que ninguno se escapase

crïándole secreto, se hiciese

95 general escrutinio, y se mirase

en todo el pueblo hebreo lo que hubiese

cada tres meses, y se castigase

al que aqueste mandato no cumpliese;

y con tanto rigor se ha ejecutado

100 que sólo aqueste hebreo se ha escapado.

Nació Moisén, y viéndole hermoso,

sus padres con secreto le crïaron;

llegóse al fin el tiempo riguroso

de los tres meses, y los dos trazaron

105 de las manos librarle de aqueste oso;

un ataúd de mimbres fabricaron

en él al rapaz tierno le pusieron

y en confïanza al cielo se le dieron.

Entregáronle al Nilo y su corriente;

110 y la voluble casa del infante

sobre el curso veloz de la creciente

comienza a navegar, pasó adelante

cuando Termud, saliendo con su gente,

a la orilla del Nilo, vio vagante

115 andar sobre las aguas la cestilla,

y mandó que la saquen a la orilla.

Del ataúd corriendo la cortina,

perlas vertiendo al rapacillo hallaron,

y al instante la infanta se imagina

120 que al Nilo los hebreos le entregaron

por no ver de su vida la rüina;

quien el pecho le diese procuraron,

y sin saber de madre ni de padre,

ama fue del rapaz su misma madre.

125 De la infanta, por hijo, fue adoptado,

y como era tan bello y tan hermoso

de todos los egipcios adorado,

de Termud mucho más, y de su esposo.

El cielo sabe por qué oculto hado,

130 pues teniendo principio riguroso,

y tanto, que quisieron darle muerte

agora es estimado de esta suerte.

NACOR ¿ Quién le quiso matar?

ELIACER

Estadme atento.

Por hacer fiesta al padre y alegría,

135 Termud se le llevó con gran contento,

diciéndole que viese lo que hacía;

en sus brazos el rey le hizo asiento,

y la corona real que le ceñía,

en señal de amistad y por grandeza,

140 al infantico puso en su cabeza.

Y como quien no estima la corona,

con notable furor la echó en el suelo;

sentida se mostró la real persona

corriéndose al contento un triste velo.

145 Termud, por inocente, su hijo abona,

que no es presagio aquel del santo cielo,

mas el rapaz, al fin, con ser criatura,

del dios Amón, deshizo la figura.

Un sacerdote quiso darle muerte,

150 ostentando que a Egipto le importaba,

y mirando la infanta el trance fuerte

lágrimas por el hijo derramaba:

« ¡Ser infeliz, diciendo, y triste suerte!»

Mas viendo Faraón lo que lloraba:

155 « Que no le maten» , dice, dando vida

al que casi la tuvo ya perdida.

Creció Moisén; al fin, llegó a ser hombre.

Hubo esta controversia en Etïopia,

el oráculo dice que se nombre

160 un capitán hebreo, y con la copia

de soldados gitanos, y su nombre

tendrán los Etïopes mucha inopia.

Nacor, ésta es su historia, esto contiene,

y aquéste es Faraón que a verle viene.

Al son de chirimías sale con majestad Faraón y Termud, su hija*, y siéntanse

165 FARAÓN Con externo regocijo

te puedes mostrar, Termud,

cuando viene con salud

y con vitoria tu hijo.

TERMUD

Es tan grande, mi señor,

170 el regocijo que tengo

que contigo a verle vengo

llena de gusto y amor.

Por muchas partes me toca

el estar con mucho gusto,

175 y tanto que fuera justo

en esta ocasión ser loca.

Porque esta ocasión abona

la persona de Moisén,

mostrando no ser desdén

180 el arrojar tu corona.

Y el que con resolución

darle la muerte intentaba

lo que su vida importaba

verá en aquesta ocasión.

185 FARAÓN Bien lo sabes ponderar

como parte apasionada,

pero verás si me agrada

cuando le llegue a premiar;

que tal premio darle pienso

190 que si otro hijo no tienes,

haré, dándole mis bienes

que le dé aromas e incienso

Egipto, pues es testigo

de su notable valor,

195 que obliga a tenerle amor

aun el mayor enemigo.

TERMUD

Que los pies os bese, es bien

por tan notable favor;

De rodillas

que a mí me le hacéis, señor,

200 cuando está ausente Moisén.

FARAÓN Aquesto, hija querida,

no te cause espanto, no,

que no es mucho le honre yo

cuando él me da honor y vida.

Al son de chirimías y atambores, entran en forma de escuadrón Masar, gracioso, y todos los más que pudieren con bandera, y delante Moisén con bastón, muy galán, a lo gitano, y todos los demás

205 MOISÉN Los pies beso a vuestra alteza.

FARAÓN Alza, capitán valiente.

MOISÉN En lugar tan eminente

así ha de estar mi bajeza.

FARAÓN Tu madre presente tienes,

210 su mano puedes besar.

MOISÉN

No soy digno de alcanzar

tan gran favor.

TERMUD

¿ Cómo vienes

de la jornada, Moisén?

MOISÉN Seguro ya de embarazos.

215 TERMUD Levanta, y toma mis brazos,

que en la tierra no estás bien.

FARAÓN ¿ Cómo tanto has tardado?

MOISÉN No he podido más, señor.

FARAÓN Créolo de tu valor.

220 Cuéntame lo que ha pasado.

MOISÉN Después, señor, que partí

al son de trompas bastardas,

animando a tus soldados

el retintín de las cajas,

225 y yo con nuevo valor

deseando que llegara

tiempo de escaramuzar

para mostrar mis hazañas,

no porque yo confïase

230 de mí, mas porque llevaba

dentro en mi pecho tu nombre,

que al más cobarde animara;

y fuera de esto, señor,

los favores de tu gracia,

235 porque la gracia del rey

infunde esfuerzo en el alma

del vasallo. Finalmente

partí con tus reales armas

a castigar a arrogantes

240 llenos de esperanza vana.

Y como el feliz suceso

de la buena guerra es trazas

por hallarlos descuidados

usé de una extraordinaria.

245 No quise embarcar tu gente,

porque entregándome al agua

el vernos era forzoso

y había duda en la batalla.

Mas caminando por tierra,

250 aunque toda llena estaba

de serpientes y culebras,

obstáculo de la entrada

por su ponzoña, mandé

que se fabricasen arcas

255 de mimbre y juncos marinos,

porque sirviesen de jaulas

la gran copia de cigüeñas,

en quien puse mi esperanza,

enemigos capitales

260 de esta nociva canalla.

Hice el viaje con ellas

y determiné soltarlas,

antes de llegar al paso

donde la ponzoña estaba.

265 De sus moradas salieron

al viento dando sus alas,

y, viendo a sus enemigos

como si el clarín tocaran,

la batalla comenzaron,

270 siendo los picos sus lanzas,

despedazando serpientes

con el furor de sus garras.

Teniendo ya el paso libre,

llegué en muy pocas jornadas

275 a dar vista al enemigo,

que bien descuidado estaba.

Orden di de acometer

y al fin llegando a las armas

les sobrepujé y vencí;

280 muriendo las esperanzas

que tenían de reinar

en Egipto, y la batalla

vencida, sus heredades,

todos sus panes y casas,

285 no dejando cosa en pie,

convertí, señor, en brasa.

Y entrando la tierra adentro

llegué a la ciudad de Gaba,

y por ser inexpugnable,

290 por estar de agua cercada,

forzoso fue hacer el real

a vista de sus murallas.

Tarbis, la hija del rey,

en esta ocasión reinaba

295 por haber muerto su padre;

y saliendo a una ventana

a ver mi esfuerzo y valor

por estar aficionada

de quien tuvo atrevimiento

300 de tan valerosa hazaña,

que fue llegar a sitiar

su fortaleza y alcázar,

cuando yo, por ser el Nilo

de tal valor y pujanza,

305 tímido estaba y confuso

de ver que no podía entrarla,

Tarbis, forzada de amor,

me envió aquesta embajada:

« Que si me quiero casar

310 con ella, que su real casa

con su reino y la corona

sujeta y rinde a mis plantas» .

Y aunque era ocasión aquésta

que honor y reino me daba,

315 pretendiendo ser leal

con bien resueltas palabras,

respondí al embajador

diciendo: « Que aunque ganaba

en acetar el partido,

320 vasallo era del monarca

más excelente del mundo;

y que así más estimaba

ser leal a Faraón,

que esta jornada me encarga,