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No hay reinar como vivir es una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a un malentendido amoroso que propiciará numerosas situaciones de enredo, todas ellas presentadas bajo un prisma de profunda moral católica, en consonancia con la visión del mundo que tiene su autor.-
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Seitenzahl: 67
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
COMEDIA FAMOSA
Saga
No hay reinar como vivir
Copyright © 2004, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660531
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Salen Conrado, Otavio y Carlos
carlos Señor, ¿qué tienes? ¿Qué mal
o qué accidente importante
perturban en tu semblante
la gravedad natural?
5 ¿Con tus hijos callas? ¿Cuándo
tu pecho no nos dijiste?
Mucho nos prometes triste;
mucho nos dices callando.
otavio Siendo tú gobernador
10 de Sicilia; siendo el hombre
de más fortuna, más nombre,
más grandeza, más valor,
¿qué accidente, qué tristeza
puede mudar, importuna,
15 del estado la fortuna,
del ánimo la grandeza?
conrado
No es tristeza, ni pasión
la que veis, sino cuidado
que me tiene arrebatado
20 mi propia imaginación.
Ap. (Ya que a pensar me atreví
tan estupendos agravios,
y han de salir de mis labios
porque no caben en mí;
25 ya que quiero ejecutar
un terrible pensamiento
que en el alma está violento
por salir o reventar,
¿con cuál destos hijos míos
30 será bien comunicarlos?
El hijo menor es Carlos;
tiene valor, tiene bríos
para en puestos de cuidado,
pero, inclinado a piedad,
35 es lengua de la verdad;
préciase de muy honrado.
Sé que Otavio es más cruel,
tiene altivo natural;
más que al bien, se inclina al mal,
40 pero no hay valor en él.
Ahora bien, sin revelar
mi intención, he de saber
cuál de los dos ha de ser
quien me tiene de ayudar).
45 Hijo Otavio, salte afuera.
otavio ¿Cómo ese agravio me has hecho?
¿Saber no puede tu pecho
quién magnánimo supiera
resistir gallardo y fuerte,
50 por sacarte de cuidados,
las mudanzas de los hados
y las sombras de la muerte?
conrado
Otavio, sí, pero en esto
no hay cosa que os toque a vos.
55 Mi pecho sabréis los dos;
mi tristeza sabréis presto.
Vase [Otavio]
Carlos, escucha: un consejo
te previene mi cuidado;
no es amor quien lo ha dictado,
60 no es la prudencia de un viejo,
sino la misma razón.
Heredera es Margarita
de Sicilia; solicita
como amante su afición,
65 que, aunque esquiva, mujer es.
Con la sangre y la amistad
dispondrás su voluntad
para hablarla yo después.
carlos No hay en mí merecimientos
70 para emprender tal abismo,
y el conocerme a mí mismo
modera mis pensamientos.
Su esquivez y su belleza,
su gallarda inclinación
75 a la guerra y caza son
pasmos de naturaleza.
No me mandes emprender
imposibles.
conrado
¿Ése es brío
de varón que es hijo mío?
80 ¿Pusilánime ha de ser
Carlos, hijo de Conrado?
No es modestia, es cobardía;
que no tiene sangre mía
quien así se ha despreciado.
85 carlos Señor, la verdad diré,
y perdona el replicarte,
que quizá ama en otra parte;
con un ejemplo dé fe.
Con un singular cuidado,
90 quien se alegra en un deseo,
quien no tiene otro empleo
merece ser disculpado.
conrado [Ap.]
(Tomemos otro camino).
Hoy me dieron un papel
95 con un mote escrito en él
bien extraño y peregrino,
y te quiero consultar
como cuerdo y advertido.
Lee: « Ninguno crüel ha sido
100 por vivir y por reinar».
carlos Dice mal. Ninguna cosa
disculpa la tiranía.
De Eurípides repetía
la Antigüedad ambiciosa
105 dos versos: que si las leyes
no observadas han de ser
por reinar, se han de romper.
Mas si son dioses los reyes
que con alto privilegio
110 tienen deidad y exención,
hacer con ellos traición,
no es traición, es sacrilegio.
Mientras más dificultosa
la empresa del ofensor,
115 la crueldad será mayor;
y es consecuencia forzosa,
que, si el bien más singular
es reinar, el que se abona
quitar al rey la corona
120 será infame por reinar.
Vase [Carlos]
conrado
Déjame solo. No debo
descubrirme a Carlos hoy.
Dudoso y cobarde estoy…
Ya me animo y ya me atrevo:
¡Otavio!
Sale Otavio
otavio Señor.
125 conrado
Aquí
te dejaré satisfecho
de mi amor y que en mi pecho
no hay secretos para ti.
¿ Qué se puede sospechar
130 de un papel que me han traído?
Lee: « Ninguno crüel ha sido
por vivir y por reinar».
otavio Dice bien, pues, de una suerte,
naturaleza convida
135 a amar nuestra propia vida
aborreciendo la muerte,
y a mejorar el estado,
y a seguir el propio aumento,
que el humano pensamiento
140 no vivirá sosegado
hasta hallar y conseguir
el bien último y mayor,
que es ser rey y ser señor;
y el segundo es el vivir.
145 Y en el varón singular
dejó César esculpido
que nadie crüel ha sido
por vivir ni por reinar.
La observancia de la ley
150 al que es rey no comprehende,
que bajeza o mancha ofende
la pura sangre de un rey.
¿ Cuándo pastor de ganado,
que por bien o mal llegó
155 a ser un rey, no ilustró
la sangre cuando el cayado
trocó en cetro? Y si después
pierde el reino por error
o desdicha, no es pastor,
160 un ilustre varón es.
No crueldad, mas tiranía
la del reinar se ha llamado;
y aun sólo haberla intentado
es humana bizarría.
conrado
165 Pues atiende a mis razones,
ya que gallardo y discreto
has hecho así ostentación
de tus altos pensamientos:
hijo bastardo nací
170 del celebrado Manfredo,
rey de Sicilia. No estuvo
elegir mi nacimiento
en mi mano. Fui incapaz
de la majestad y el cetro
175 por falta de destino,
por voluntad de los cielos.
Heredó el hijo menor,
y el nombre de Recaredo
dejó en Sicilia, famoso
180 por su valor y su ingenio.
Una hija sola tuvo,
que es Margarita, y, muriendo
el gobierno y su tutela,
me dejó en su testamento.
185 Ordenó que hasta tener
veinte y tres años y medio,
porque entrase en veinte y cuatro,
no administrase este reino.
Agora se va llegando,
190 amigo Otavio, este tiempo,
y del ser gobernador
seré despojado presto.
Pero si la industria ha dado
púrpura, laurel, imperios,
195 y estableció la osadía
repúblicas que pudieron
competir con monarquías,
no nos falte atrevimiento.
Si la legítima línea
200 de príncipes herederos
de Sicilia feneciese,
a nosotros viene luego
la majestad soberana;
y en Margarita está cierto
205 que fenece. Otavio, ¡muera!
¿Una vida sola ha puesto
impedimento al reinar?
¡Rómpase el impedimento!
Más aventuraba César
210 cuando, ambicioso y soberbio,
cristales del Rubicón
iba dudoso rompiendo.
¿Cuántos príncipes del Asia,
cuántos romanos y griegos
215 conquistaron en España, el mundo,
majestades y trofeos?
Más fácil es nuestra empresa.
Sólo un vaso de veneno
nos puede hacer de vasallos
220 reyes famosos. ¿Qué ejemplos
no están en nuestro favor?
Ya lo más tenemos hecho,
que es el haberlo intentado.
¡Lógrese nuestro deseo!
225 Y porque a la tiranía
precedan más dulces medios,
como amante has de servirla.
Conquístela el galanteo
por si acaso, agradecida,
230 te quiere elegir por dueño;
y en no queriendo, su muerte
dará venganza al desprecio.
Bien te quiere Serafina,
su Camarera, y podemos
235 inducirla a tal acción
con amenazas o ruegos.
Dale palabra de esposo,
porque ella, con los deseos
de verse reinar, no niegue
240 su industria a nuestros intentos.
Entre los tres solamente
estará el caso secreto,
pues que somos todos tres
interesados en ello.
245 ¡Ea, Otavio, alto a la empresa!
Magnánimo entrega el pecho
a la fortuna, porque ella
te dé felices sucesos.
¡Ya te miro coronado;
250 príncipe te considero;
rey de Sicilia te aclamo;
varón dichoso te veo!
otavio ¡Cuántas veces, cuántos ratos,
que defraudada del sueño
255 gasta en quimeras el alma,
con la quietud y el silencio
de la noche, ha vacilado
en esto mi pensamiento!
¡Vive Dios, que eres idea
260 de mis altos devaneos!
Dalo por hecho, señor,