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Pedro Telonario es un auto sacramental del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. Al igual que sucede con los autos sacramentales de otros autores del Siglo de Oro, tales como Lope de Vega, en él se cargan las tintas en el fondo humano de los personajes más allá del poso católico y alegórico que suele tener el subgénero.
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Seitenzahl: 29
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Antonio Mira de Amescua
Saga
Pedro Telonario
Copyright © 2007, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660500
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Hablan en él las personas siguientes
Sale la Caridad sola
caridad
Aunque en el cielo nací
entre ardientes serafines
y Dios a voces me llama,
amando a los hombres vine.
5 Y se ve en mí potestad;
pues, con alas de rubíes,
cubro las culpas del hombre.
En Dios está quien asiste
en mi pecho, y el que en Dios
10 con amor inmenso vive
asiste en mí, porque soy
su atributo indivisible.
Esta es la casa crüel
donde mora un hombre insigne;
15 en riquezas y avaricias
es piedra y Pedro se dice;
es cambio en banco, es logrero
y su condición aflige
los pobres de Alejandría.
20 Sangre le dieron de tigres;
y, como el amor que tengo
de ángel custodio le sirve,
rondo sus puertas y llamo
con lágrimas invisibles.
25 ¡Oye, Pedro Telonario!
¡Ah, Pedro! ¿Quieres abrirme?
Pues soy aurora entre nubes
de claveles y alhelíes,
tu dama pretendo ser
30 si en tu pecho me recibes.
¡Ea, pues! ¡Abre la puerta!
Sale la Avaricia vestida de turco
avaricia
¿Quién, con voces apacibles,
quiere vencer la dureza
deste monte inaccesible,
35 quiere saber la morada
de las marítimas sirtes,
de las furias infernales
y de las parcas horribles?
Esta casa es un infierno:
40 entre sus senos asisten
siete soberbios gigantes
que con los cielos compiten
en los campos de Senar,
donde en otro tiempo quise
45 coger lucientes racimos
de estrellas inaccesibles.
No se vio tanta soberbia
ni cuando en las alas libres
del Aquilón y del Austro
50 coloqué mi trono, y quise
que el cielo se estremeciese,
derribando serafines.
¿No fue mayor mi poder
que el monte Encélado esgrime
55 para que abismos de fuego
de sus entrañas vomite?
Soy la Avaricia crüel,
a quien los profetas dicen
«raíz de todos los males
60 que vanos ídolos sirven».
Este Pedro Telonario
en cambios y en logros sigue
mi bandera, y soy su dueño.
caridad
¿Cómo, Avaricia, te vistes
65 ese traje y esa forma?
avaricia
Porque es bien que el traje imite
desta bárbara nación
inexorable, invencible
a la piedad y blandura,
70 como yo; que, a quien me pide,
jamás rendí mi dureza.
¡Turco soy que no me rinden
piedad ni ruegos humanos!
caridad
Yo, que en los altos zafires
75 del solio de Dios nací,
esta vez he de rendirte.
Pedro será amante mío;
hoy le verá el mundo libre
de tu esclavitud tirana.
avaricia
80 No entrarás si te resisten
truenos, relámpagos, rayos
de los lagos de Asfiltite.
caridad
¡Oh, Avaricia, enfermedad
que el Eclesiastés maldice,
85 por quien la humana riqueza
jamás a su dueño sirve!,
¿a mí te atreves, que soy