Próspera fortuna de don Álvaro de Luna - Antonio Mira de Amescua - E-Book

Próspera fortuna de don Álvaro de Luna E-Book

Antonio Mira de Amescua

0,0

Beschreibung

Próspera fortuna de don Álvaro de Luna es una comedia teatral del dramaturgo Antonio Mira de Amescua. La historia se articula en torno al hijo bastardo del copero mayor del rey Enrique III y a las dificultades que encuentra para progresar en la vida hasta alcanzar el estatus que merece.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 68

Veröffentlichungsjahr: 2021

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Antonio Mira de Amescua

Próspera fortuna de don Álvaro de Luna

 

Saga

Próspera fortuna de don Álvaro de Luna

 

Copyright © 2006, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726660487

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

[Hablan en ella las personas siguientes]

ruy lópez pablillos juan garcía la infanta herrera doña elvira un paje [inés, criada] el rey don juan [juan de mena ] el infante [de aragón] [alfonso, rey de aragón] don álvaro [de luna] [músicos]

[JORNADA PRIMERA]

Salen Ruy López y Juan García y Herrera, vistiéndole

ruy ¿Qué hora es?

garcía Señor, las nueve.

ruy A la vejez cualquiera mal se atreve.

Tarde me he levantado:

mis continuos achaques lo han causado.

5 Hijos, vestidme aprisa

porque, antes que a palacio, vaya a misa.

Herrera, Juan García,

mucho huelgo de veros, a fe mía.

garcía Tu vida el cielo aumente.

Gritan los pobres diciendo: ¡Limosna!*

10 ruy Amigos, ¿qué se debe [a] aquesa gente

que he sentido allá fuera?

herrera

Nada, señor, son pobres.

ruy Pues, Herrera,

¿no es deuda, y muy debida,

la limosna que piden, por mi vida?

15 Que nunca el pobre aguarde;

la limosna deshace el darla tarde.

Dadme capa y espada,

que sale alegre el día, y si le agrada

salir al campo ahora

20 al rey, nuestro señor, pienso que es hora

de verle, que ha tres días

que no le vi por las dolencias mías.

Sale un paje

[paje ] Este papel te envía

el marqués de Villena.

ruy El que solía

25 tener tan gran estado,

y ahora, con sus libros retirado,

contempla las estrellas

adivinando lo futuro en ellas.

Sal y cierra esa puerta.

Vase el paje**

30 Aunque no nos predice cosa cierta

la docta astrología,

y a Enrique consulté la dicha mía

y en éste me responde

el fin que a mi vejez el cielo esconde,

35 de varios astros lleno.

Lee*

«A don Ruy López de Ávalos, el Bueno» .

Mejor es que lo fuera,

y que el mundo este nombre no me diera.

«Cuando lea vueseñoría este papel, estará con dos criados suyos, los que más quiere.

Es verdad el uno será espejo de la lealtad y el otro de la traici ó n ; el uno causará su

ru i n a y el otro será restaurador de su honra. De ahí a pocos días, entrará en su casa

quien le ha de su-ceder en sus estados, y vueseñoría será feliz en su cesión, si

desdichado en sus últimos días. Don Enrique» **.

¿Qué decís desto los dos?

herrera

40 Que el prudente predomina

los astros de luz divina,

y sobre todos es Dios.

Si voy siguiendo tus huellas

y tus ejemplos seguí,

45 claro está, señor, que en mí

han mentido las estrellas.

garcía Si fe al papel se debiera,

como a precepto de Dios,

me pesara a mí por vos,

50 Álvaro Núñez de Herrera;

pues hallándome fïel

con Ruy López, mi señor,

o vos seréis el traidor

o ha mentido ese papel.

herrera

55 Córdoba, mi patria, sabe

que jamás agravio he hecho

y el hábito de mi pecho

nos dice que en él no cabe

semejante deslealtad.

60 Y así, es consecuencia mía

que el traidor es Juan García,

si el papel dice verdad.

ruy Basta, hijos, que señales

vencen virtud y prudencia,

65 que esa honrosa competencia

os da a los dos por leales.

[Sale un paje]*

paje Señor, señor...

ruy ¡Con qué susto

entras! P rosigue. ¿Qué pasa?

paje Su majestad entra en casa.

70 ruy Grande amor o gran disgusto.

Buenas albricias mereces,

mas no es nuevo para mí

que reyes entren aquí;

su padre entró muchas veces,

75 aunque ésta me maravilla.

A recibille saldré.

Sale el Rey y su acompañamiento**

rey Ya no tenéis para qué,

gobernador de Castilla,

condestable, amigo, así

80 se han de visitar los hombres

como vos.

ruy Dente renombres

de Alejandro, César.

rey Di

de Enrique, mi padre, pues

a su nombre se es debido

más honor.

85 ruy [Ap.] Gracia ha tenido:

fue agudeza y verdad es.

Hónreme el besar tu mano.

rey Los brazos, padre, te debo.

ruy Otro honor es ese nuevo,

90 nombre es ese soberano.

rey Mi padre, cuando murió,

por ser tú el mejor vasallo

que en todos mis reinos hallo,

mi niñez te encomendó.

95 Como a hijo me has criado,

y pues que mi padre has sido

y mi ayo, este apellido

justamente te ha cuadrado.

ruy Tanto estimo que me cuadre

100 el de súbdito, que aún hallo

en el nombre de vasallo

más honor que en el de padre.

Habrá un dosel con silla*

Sentaos, señor, y reciba

honras despacio esta casa;

105 y no es nuevo lo que pasa

en ella, que así yo viva,

que vuestro padre la honró

tres veces, y en esta silla

ningún señor de Castilla

110 después acá se sentó.

Vuelta ha estado a la pared,

en señal honrosa y bella

que el rey se sentaba en ella,

haciéndome a mí merced.

115 rey En mí vive el mismo amor.

Oid aparte.

ruy Despejad,

que quiere su majestad

quedar solo.

herrera ¡Gran favor!

Vanse**

rey ¿Cómo no os cubrís?

ruy No pasa

120 esa honra a mi cabeza,

porque es tanta la grandeza

de estar vos en mi casa,

rey y monarca español,

que me deslumbro con ella

125 y cualquier merced estrella

será delante del sol.

rey Cubríos, dadme contento.

ruy No he de ser grande este día.

rey Acabad, por vida mía.

130 ruy Obligome el juramento.

rey Mi padre, a quien llamó el mundo

« el enfermo rey Enrique» ,

murió cuando daba yo

los primeros pasos libres

135 de la vida, dando al reino

su muerte lágrimas tristes.

Quedé yo muy niño entonces,

y mi padre me prohíbe

que pueda gozar el reino

140 hasta que quince años libres

goce, y a vos, condestable,

gobernador os elige,

con otros grandes. Mas, pues

el cielo santo permite

145 que para los quince años

medio me falta, suplilde,

Ruy López, para que yo

estos reinos administre.

Hoy a los grandes y al reino

150 esta petición humilde

les proponed, condestable,

si en algo queréis servirme,

pues a vuestra casa, amigo,

sólo a este negocio vine.

155 ruy A estar, señor, en mi mano,

que siempre experiencias hice

de vuestra capacidad,

no fuera hacerlo difícil.

¡Oh, qué bien, qué sabiamente,

160 ya severo, ya apacible,

hizo temerse y amarse

vuestro padre don Enrique!

Acuérdome que una vez

cazaba por divertirse

165 en las riberas de Arlanza

palomas y codornices.

Y como todas sus rentas

se gastaban en las lides

con los moros, pobre estaba,

170 pero no por eso triste.

Llega al rey su despensero

y con turbación le dice

que no tiene qué yantar,

ni crédito con que fíen

175 el bastimento a su alteza.

Oblígale a que se quite

un balandrán que tenía

para que le empeñe y guise

algo que coma. Empeñole.

180 No compraron francolines:

una espalda de carnero.

¡Qué pobreza tan insigne,

qué riqueza tan gloriosa,

qué modestia tan felice!

185 Acuérdome que le escucho

muchas veces que repite

esta sentencia discreta:

«Más temo yo, más me afligen

las maldiciones del pueblo,

190 que con mucho amor me sirve,

que las armas de los moros» ;

sentencia de rey sublime.

Llevósele Dios temprano,

porque Dios que nos redime

195 para sí quiere los buenos;

perdonad, que bien le quise.

Débole el ser y, así, el alma

por los ojos se derrite

en lágrimas, si me acuerdo

200 del enfermo rey Enrique.

Sus memorias me enternecen

y estas lágrimas me piden

como legítima deuda:

¡llorad, ojos infelices!

205 rey Condestable, si en el cielo

ahora mi padre vive,

el mismo amor hallaréis

en mis años juveniles.

ruy Así, señor, lo he sentido,

210 mas son afectos gentiles

del alma tales efectos,

y así suelen convertirse

en lágrimas; perdonad.

Sale el Infante de Aragón

infante Siguiendo los pasos vine

de tu majestad.

215 rey ¡Oh, primo!

¿Qué hay de nuevo? ¿A qué venistes?