Ars-verba - José María Vargas Vilas - E-Book

Ars-verba E-Book

José María Vargas Vilas

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"Ars-verba" (1910) es un ensayo sobre el arte de la palabra dividido en dos partes: "La palabra del arte", introducida por "En elogio de los pensadores" y compuesta de tres textos más ("Laurel clásico", "Laurel joven" y "Laurel lírico"); y "El arte de la palabra", introducida por "En elogio de la elocuencia" y tres textos ("Ultima verba", "Verba magna" y "Verba gloria").-

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José María Vargas Vilas

Ars-verba

y el libro era un Breviario á la Belleza, donde sonaba el eco de un clarin...

Saga

Ars-verba

 

Cover image: Shutterstock

Copyright © 1910, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726680881

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

El Libro.

¿qué es un libro?

un libro, es: Todo;

puede ser la Verdad, ser la Mentira, ser una Tempestad, ser una Lira, tener alma de luz, ó alma de lodo;

un libro, puede ser lo mismo; un pedazo del Sol ó un jirón del Abismo;

un libro, es, como un Universo; ya sea en prosa, ya en verso, que esté escrito, todo el Infinito en sus páginas cabe;

un libro, puede parecerse á una ave;

puede ser, armonioso como un jilguero y, feroz, como un buitre carnicero;

pájaro extraño, pájaro huraño, como el cuervo de Minerva, puede ser una ave de Ciencia y, de Meditación;

ó como el cisne de Leda, puede ser una ave de Voluptuosidad y, de Pasión;

puede ser como un canario amoroso y dolorido...

¿de los libros, no has oído muchas veces, cómo escapa una Canción?

puede ser como un cóndor visionario, deteniendo en un osario, sus enormes alas negras, como un negro Gonfalón...

ó, de un viejo Antifonario, la blanca paloma Mística, que, en un horizonte de oro, abre el tesoro de sus alas jeroglíficas;

de las águilas proféticas de Patmos, puede ser un polluelo;

ó, tener toda la Sabiduría del cielo, como el águila hierática de Jove;

y, ya sea que vuele, ya que se arrobe en actitud extática, ó, abra las alas, en un gesto tranquilo, puede ser ora la del Dante, ora la de Esquilo, ora la de Hugo el águila Poética;

lo nuevo y, lo antiguo de la Vida y del Mundo, un libro puede contener, porque un libro es ambiguo, porque un libro es profundo, como una alma de Mujer;

¿un libro es un pendón?

puede ser un pendón de Gallardía y, de Arrojo; un pendón blanco y, rojo;

el pendón que va á la Gloria; el pendón nunca vencido; el pendón de la Victoria, sobre el muro derruído;

el pendón, vencedor de la Envidia y del Olvido;

¿un libro, puede ser una bandera?...

dondequiera;

bandera que en guerra parte; bandera que en dos va hendida; en la una faja, dice: Arte, y, en la otra, dice: Vida;

Arte y Vida, el lema son, que en un campo de Infinito, con estrellas lleva escrito el heráldico blasón de las Letras;

y, del Arte el Estandarte?

Añadid un lirio blanco, en el campo de ese Escudo de Templarios, y, tendréis el Estandarte del Arte;

del Arte de los Grandes Visionarios, que por ser visionario es el solo Arte.

Vargas Vila.

LA PALABRA DEL ARTE

eucologus fiori...

EN ELOGIO DE LOS PENSADORES

El Silencio del Pensador, es una Traición;

una Traición á la Verdad;

porque el Pensador bebe copiosamente la Verdad, en el río del Misterio, y, debe decirla al Mundo;

y, el Silencio del Revelador, es una Deserción, ante las fuerzas mudas de aquellas almas que están acostumbradas á agotar el Consuelo y, la Esperanza, en el Mesianismo Simbólico de su Palabra, que es el eco tangible de sus tesoros invisibles, y, á mirarse en el cristal de esa Vida, que es como un Trofeo de la Victoria...

vivir en la Soledad, pero salir de su Soledad, para decir á la Aurora, los secretos que la Noche confió á su corazón, en la vaga confidencia de sus voces siderales;

he ahi el deber de aquel á quien la Eternidad, hace tranparentes aun las cosas más obscuras;

acurrucarse en su Soledad, devorando la Interpretación de los grandes Símbolos, revelados á su corazón, por la Exegesis tormentosa de su propio pensamiento... y, callar...

callar, sordo á la voz, que en el fondo del corazón, grita imperiosamente: ¡Ea! En marcha! Pastor de las Estrellas!...

he ahí la Traición de aquel, que en el Silencio, come su propia paz, y, devora sus propios sueños, sin piedad por las divinas alas, que quieren escaparse hacia la luz;

en la muda decoración de esos paisajes interiores, lo terrible, no es, la Soledad del Pensador, que es, su Madre; lo terrible, es, el Silencio, que es su Hijo; su Hijo, al cual debe estrangular, para arrojar sus restos despedazados, como partículas armoniosas y, cantantes, á la avidez extraña de los Hombres;

¡ay! de aquel, que no da á devorar su corazón; será devorado por él;

el Silencio del Pensador, hace llorar la Tierra, huérfana de la Melodía Inspirada de sus grandes Enunciaciones, que en las confluencias obscuras de la Historia, son como la serena sinfonía de un Evangelio, todo iluminado de Divinidad;

profundo es el sentido del Silencio, en el Pensador, profundo y grave, como si el coro de las estrellas, hubiese enmudecido en la Noche;

cuando la caverna de la Soledad está muda, ¿qué habrá pasado, en aquel eterno «Tabernáculo» del Milagro y, de la Meditación?

¿la Muerte, habrá entrado para robarse aquel corazón, sonoro, inmensurable, que rugía y, que cantaba haciendo sonora su soledad, como si fuese la caverna de un león, que supiese pulsar una arpa?

son los epiciclos del Silencio, y, no los de la Soledad del Pensador, los que causan la aflicción de los espíritus, habituados al reflejo misericordioso de esa constelación de su Palabra, iluminando hasta las esferas ciegas de la más remota contemplación;

las selvas son solas, pero cantan á la Aurora con todos los gorjeos de todos los nidos, como si fuesen un solo pájaro abriendo las alas verdes de sus montañas, para saludar el Sol; y, rugen al llegar la Noche, rugen con los rugidos de todas las fieras, como si fuesen un solo león, erizando su melena de rocas, para enamorar la luna, bajo el blanco palor de las estrellas;

la sonoridad, no excluye la Soledad, antes la arrulla, como un Mar, enamorado de la Noche;

. . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . .

pensar, sentir, soñar, volotear sin tregua ni descanso, sobre los grandes ventisqueros del Pensamiento Humano, y, detenerse luego meditabundo sobre las cimas desnudas, en esa gran vertiente de los crepúsculos, y, contarse á Sí Mismo y, á los otros, las peripecias mentales de ese viaje en lo Infinito, y, dejar caer una á una, sobre la Tierra, las gemas resplandecientes de la Verdad, los fulgentes ópalos de la Luz, arrancados del seno mismo de las Tinieblas;

he ahí la roca de Sísifo, confiada á los fuertes hombros del Pensador, para subir y, bajar con ella sin descanso, entre las agrias cuestas de la Vida;

un viento de tempestad persigue al Pensador, en esta caza á lo Infinito, y, lo azota, y, hace vacilar su antorcha, que casi se apaga, entre el salmo errabundo de las estrellas...

es el viento del Antro, enemigo de los cazadores de astros, de los portadores de la gran lira sonora, que llena con sus acordes la Epopeya de la Soledad;

pero, nada detiene en su Misión, á aquel tenaz explorador del Misterio y del Abismo;

no hay huracán, para sus huracanes, ni tempestad para sus tempestades, porque en torno de él, flotan encadenadas é inofensivas todas las fuerzas salvajes de la Vida, que hacen temblar el Mundo;

todo está por debajo del Sueño Perpetuo del Pensador, alzado como una bandera, más allá de las cimas visibles de lo Posible y de lo Humano;

ningún fulgor de rayo, es capaz de cegar aquellas pupilas, ebrias de claridad, por haber mirado el Sol de la Verdad, tan tenaz, tan fijamente, hasta haberse consubstancializado con él, y, ser como una partícula de su luz...

ningún eco de trueno apaga aquella voz, hecha á dominarlo todo; porque ella también es una tempestad;

las cimas ríspidas de la Visión, son inexhauribles de tesoros, para el Gran Solitario, en diálogo perpetuo con lo Desconocido;

¿quién ha sabido nunca, toda aquella Iliada luminosa, que son las secretas aventuras mentales de un Soñador?...

un Soñanor, es, un Pensador en Éxtasis;

las fuentes misteriosas del Ensueño y del Dolor son las mismas...

Gerónimo, cerca á su león, vencido, como él; Diógenes, bajo sus harapos; Ezequiel, en sus deyecciones; Marco Aurelio, bajo la púrpura; Pascal, bajo el cilicio, todos han lidiado los mismos combates, en esas vastas soledades, llenas de escarpamientos, á donde soplan en todas direcciones, los vientos inmisericordes del Prodigio...

el mismo soplo vital de lo Infinito, posee á todos los pensadores, cualquiera que sea la parte del horizonte donde alcen su cabeza, y, cualquiera que sea la latitud de donde vengan sus hipótesis ó sus afirmaciones, todas llenas del meeanismo de la Revelación, y siempre fluctuantes en el temblor confuso del Misterio;

en la espesura siniestra de la Sombra, la mirada del Pensador va más allá de la Conjetura, en los cielos ilúcidos y, tenebrosos de la Meditación, más allá,... hacia las fuentes misteriosas y, las raíces primitivas de la Verdad... y, allí siente la crisálida de su Pensamiento, abrir sus alas paradójicas, en lo ilimitado de la Vida, lleno todo del confuso hormigueamiento de las formas innatas, y, de la esencia amorfa de las ideas, prontas á fundirse, para ser reveladas, en el crisol inmortal de la Palabra;

y, él, dice esa Palabra, que desciende de los promontorios agrestes de la Meditación, llena de fórmulas de Infinitudes, y, del mismo estremecimiento de Grandeza y las mismas turbaciones de Prodigio, que estatificaron las águilas de Juan, sobre las cimas de Patmos;

porque la cima de las Visiones, es una, y, de ese crepúsculo mórbido, de cosas aglomeradas y difusas, baja el río obscuro de la Revelación, hecho luego tenebroso y terrible al descender por las pendientes profundas, y los ventisqueros formidables, llenos de desolación...

el trabajo del Pensador, es, un trabajo de condensación, de todas las formas vagas, inseguras y flotantes, que hay en el atomismo de las ideas, para ponerlas dentro del molde mágico de la Palabra, lleno de divinas sonoridades;

y, porque el Pensador bebe en las fuentes, altísimas y, purísimas del Misterio, su palabra, es á veces confusa, llena de ecos extraños, como estremecida aún del contacto con todas las cosas indescifrables é inexplicables, que hay en los cielos sin fronteras de la Visión;

he ahí por qué todo Gran Pensador, es un Inactual , solo, y, perdido en medio de los hombres...

él, baja de las cimas lejanas y extrañas de la Soledad, lleno aún de la estupefacción de sus visiones, y, de las voces confusas de la Revelación y, su palabra es por eso tenebrosa, cargada de cosas obscuras é indescifrables, de una sonoridad tumultuosa, cual si rodasen envueltos en ella, todas las tempestades del Espacio, y, los carros desvencijados del Apocalipsis...

y, así, nada hay más fatigante para los espíritus débiles, que la palabra de un Pensador...

se doblan, se quiebran bajo ella, como un arbusto endeble, sobre el cual se posase un tropel de águilas enormes;

esas palabras, esas obras, impregnadas de Creación, majestuosas como la Noche, y, á veces obscuras como ella, tienen el don de exasperar las almas débiles, incapaces de toda contemplación alta, privadas del sagrado don de comprender las cosas superiores;

y, esa Incapacidad, se hace hostil, y, de hostil se torna en agresiva, contra las cosas sublimes, que le son incomprendidas y, lejanas, como cosas siderales;

las vastas obscuridades del Pensamiento la encolerizan, y rebelde á la domesticación sublime que intentan sobre ella, los grandes Iniciados, se vuelve contra las serenas manos, que son como faces divinas de la luz, y, las muerden, con el furor de un chacal que pudiese devorar una estrella; . . . . . . . . .

 . . . . . . . . . . . . . . . . .

Todo Pensador, es un Pre-Destinado, y, como tal, sabe toda la cantidad de Heroica Fatalidad, que hay en su Destino, y, la acepta y, la cumple bajo el aluvión de cosas hostiles que lo rodean, lleno de la grandiosa serenidad de aquel, que sabe mirar más allá de la Vida, más Allá...

lo Inconmensurable y lo Insoluble, que son familiares al Pensador, como lo Inaccesible, es familiar á las águilas, espanta á los espíritus de laxitud, llenos de un horror animal, á las fuerzas superiores y, á la potencia invisible de las almas suprahumanas;

tumultuoso y, vertiginoso, el Pensador, como los grandes ríos de las montañas, no es fácilmente accesible: está lleno de escollos;

¡ay! de aquel que no conoce sus profundidades y sus sirtes; naufragará al remontar sus corrientes tenebrosas;

el espíritu del Pensador, parece inhospitalario, porque cerca de él se siente el desamparo de las cimas;... se ve que se está cerca del nido de las tempestades; se presiente que lo Invisible y, lo Inabarcable, están detrás de él, y, son el principio de su Imperio...

familiarizarse con el Pensador, es familiarizarse con el Misterio; y, eso no es posible á todas las almas;

la familiaridad con el Genio, indica una Superioridad; no se puede amar el Genio, sino á condición de comprenderlo; y, comprenderlo, es ya una manera progresiva de igualarlo;

ha ahí por qué todo Genio, es, espiritualmente un Solitario;

la plenitud intelectual, hace en torno de él, la soledad, y, esa soledad, es una altura, cuya atmósfera, no es respirable á todos los pulmones;

las enormes olas concéntricas del Pensamiento, hacen tales torbellinos cerca á la isla de la Meditación, donde el Pensador, tiene su Imperio, que llegan á aislarlo por completo, en esa Soberanía Espiritual de su Dominio;

todo Pensador, es, un Reflector;

es, un Faro, colocado por el Destino, sobre costas inaccesibles, pero visibles, emergidas de los mares del Misterio, en el vértice obscuro de la Tierra, donde rompen sus alas, todos los huracanes;

él, se sabe encadenado á esa Soledad, por un decreto inexorable, de algo superior á él, y, que se llama, el Destino;

sabe, que, iluminar desde esa Soledad, es su Misión;

y, la cumple;

que el viento ruge; que la mar se encrespa; que las olas amenazan devorarlo...

nada lo inquieta;

él, sabe que nada podrán contra él, todos los elementos de la Vida, desencadenados en su contra...

son los elementos inferiores, que no llegan á la altura de su Destino...

él, sabe que el rayo que ha de pulverizarlo, duerme en otras manos, alto, muy alto...

por eso desprecia las fuerzas inferiores;

nada tiene que temer de ellas...

el rayo viene de arriba;

el rayo baja, no sube;

de ahí el Orgullo del Pensador; es un Orgullo, de raza, que le viene de su padre: Prometeo;

. . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . .

En todas las latitudes, sobre todos los pueblos, en todas las horas de la Historia, veréis diseñarse en el horizonte, la Gran Cima, desnuda, donde medita, un Pensador;

la Cima es la misma, solo el Huésped, cambia...

que sea Sócrates el de Atenas, ó Job, el de Idumea; ó Jesús, el de Betania; ó, Alhigieri, el de Florencia, ó Hugo, el de Guernesey... siempre es el mismo;...

es, el Pensador, todo el Pensamiento de una época, condensado en un Hombre...

y, ¿abajo? abajo el mismo motín de olas humanas, alzadas contra ese Hombre...

todo el fluido vital de ese momento, irradiando en el Pensador; y todo el furor animal de eso momento, rugiendo contra el Pensador;

y, nada fatiga la ternura colérica de aquel dispensador estoico de la luz; él, continúa en darla al mundo, á despecho de las tinieblas y de los rugidos;

y, de su mano, tendida hacia el azul infinito, continúa en caer á torrentes la Verdad, como una nube de estrellas;

y, de su Soledad continúan en partir los grandes rayos defensores de la Belleza y de la Libertad;

la Belleza, es su culto;

la Libertad, es, su pasión;

y, por eso continúa en decir palabras de Arte y de Libertad, serenas, como una Aurora, ó fulgentes, como un Sol;

y, nada detendrá su Obra;

nada;

hasta que de sus manos haya caído el último rayo;

y, cuando en sus labios haya muerto la última Canción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Sólo la Muerte hace enmudecer al Genio;

y, el Genio, empieza á vivir, el día que muere...

el Genio, no tiene contemporáneos;

los contemporáneos del Genio, se llaman: la Posteridad...

y, para ella, dice el Genio, la palabra luminosa, que escribe sobre el muro de los siglos.

Laurel Clásico.

Lo ilimitado, está en el Arte, como en el Espacio;

una condensación de Infinito, eso es: una Obra de Arte;

crear, es condensar el Misterio, en formas, visibles á los ojos espirituales;

inextricablemente complejo, el Arte, es como un Universo en gestación: un creador Eterno de Belleza;

las formas, son varias; el Arte, es Uno;

llenar estas formas, en Armonía y Belleza Superior, es, ser: Artista;

encarnar musicalmente la Vida Interior de una época y de un país;

ser el Poeta y el Profeta, incompatible con su tiempo, é incomprensible para su tiempo;

aislarse en el Evangelio de la Belleza y de la Verdad, que guarda la gran Palabra inarticulada que ha de salvar la Tierra;

decir las cosas profundas, en el canto insondable de un pensamiento musical, raro, como una revelación de Gloria;

dar á la frase inusitada, la intensidad y el poder pictural de un fresco eterno, que no han de afrentar los siglos, porque la Eternidad, se hizo, no para el insulto del Genio, sino para su consagración;

ser, la Omnividencia maravillosa, y, la expresión armónica, de una hora ciega y áfona, de un momento histórico, brutal, de uno de esos momentos en que el Pensamiento Humano, sufre la cecidad y la mudez producidas por la lejanía del Ideal, y, el olvido de la comunión con lo bello, — única Eucaristía de las almas;

ser la profundidad inagotable, donde las generaciones sitibundas vengan á apagar su sed de Belleza, apurando la onda negra, permanecida pura en la Soledad;

ser un gran Evocador y un gran Creador;

ser el Sacerdote melodioso de un culto que la Apostasía condenó al Olvido, y, la Gloria, volverá al sereno esplendor de su Belleza;

he ahí el Deber, he ahí la Misión, de esa Personalidad Exótica, de ese Hijo del Misterio, de esa Figura Heroica del Dolor, que es: un Artista;

. . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . .

El corazón del Artista, no es el corazón de un hombre, es, el corazón del Hombre;