Carrusel de cuentos II - Colectivo de autores - E-Book

Carrusel de cuentos II E-Book

Colectivo de Autores

0,0

Beschreibung

Se trata de una selección de 19 cuentos, de destacados escritores, que incluye obras de José Martí, Dora Alonso, Onelio Jorge Cardoso, entre otros; e ilustrado por artistas plásticos, algunos de ellos con reconocimiento internacional (Kcho, Fabelo, Zaida del Río, Flora Fong). La obra recopila cuentos infantiles donde su esencia es la experiencia y vivencias en momentos que huracanes de notable categoría, han azotado algunas regiones de Cuba. Además este libro se obsequió en los hospitales pediátricos del país, en aquellas salas donde permanecen ingresados niños con graves y prolongadas enfermedades; así como a niños que se encuentra en hogares sin amparo filial, en las escuelas de conducta, en fin una literatura para todos los niños donde de forma amena se contribuye a la formación de valores éticos y humanos.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 148

Veröffentlichungsjahr: 2023

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Página legal

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Edición: Esteban Llorach Ramos / Cubierta y diseño: Iranidis Fundora (Iris) / Corrección: Martha Pon Rodríguez y Zoe Cesar Cardoso / Realización: Sissy Díaz Sandoval / Fotografía: Rodolfo Martínez.

© Colectivo de autores, 2021

Todos los derechos reservados

© Sobre la presente edición: Editorial Capitán San Luis, 2021

ISBN: 9789592116023

Editorial Capitán San Luis, calle 38 No. 4717, entre 40 y 47, Kohly, Playa, La Habana, Cuba

Sin la autorización previa de esta editorial, queda terminantemente prohibida la reproduccion total o parcial de esta obra, incluido el diseño de cubierta, o su transmisión de cualquier forma o por cualquier medio.

Índice de contenido
Página legal
Carrusel de cuentos
Queridos niñas y niños cubanos:
Los zapaticos de rosa
Una aventura peligrosa
El canto de la cigarra
Caballo
El gallo que se mudó para la luna
El gato y la jutía
¡A mal tiempo, buena cara!
Cremita de leche
El bohío de Tiancio
La lechuza y el sijú
Mi ciclón
Cerrado por falta de ventanas
Mariana y el viejo Julián
El samurai y la goma de borrar
El día que todos los niños fueron míos
El mecánico del viento
El oso de felpa
Yo soy un sapo negro con dos alas
La muñeca negra
Viñetas
Autores

La Editorial Capitán San Luis

en nombre de las niñas y niños cubanos,

quiere expresar su agradecimiento

por su generosa contribución

a todos los talentos literarios y plásticos

que han cedido sus derechos de autor

para esta edición,

y a Escandón Impresores, de Sevilla, España,

y al Ministerio de Cultura de Cuba,

sin cuya valiosa cooperación

Carrusel de cuentos II

no habría sido una realidad.

Carrusel de cuentos

Queridos niñas y niños cubanos:

Tienes en tus manos un Carrusel de hermosos cuentos, que escritores y artistas de nuestro país, hicieron para ti, para ustedes, que tanto amor merecen y que son, los que al decir de José Martí, nuestro Héroe Nacional, los que saben querer. Espero que te gusten mucho y que disfrutes de sus ilustraciones. A mí también me encantaron y aunque ya no soy niña guardo la afición por los libros de cuentos. Todos conservamos algunos como un tesoro y los dejamos cerquita de nuestra cama o en un rinconcito de la casa donde siempre los miramos y por momentos los volvemos a buscar. Yo lo hice con muchos como La Edad de Oro, El Principito, Corazón o Había una vez… y ¿sabes? todavía los conservo. Se los leí a mis hijos y ahora se los tengo guardados a mis nietecitos. Cuando un libro nos toca el corazón y nos brinda enseñanzas, no lo olvidamos, igual que a un buen amigo, porque nos ayuda a ser mejor y te muestra algo de lo mucho que uno debe aprender en la vida. Estoy segura de que este será uno de ellos.

Al conocer los escritores y artistas que trabajaroncon tanto amor para que hoy tú tengas este libro en tus manos, recordé una de las canciones de Silvio Rodríguez, uno de nuestros más grandes cantantes, cuando dice: “solo el amor engendra la maravilla”. Y es cierto, cuando muchas personas se unen para hacer algo con amor se logran cosas tan maravillosas como esta selección de cuentos.Como verás, también te hicieron dedicatorias con sabios consejos para la vida. Sería muy bueno que te interesaras en saber quiénes son los que te dedican este libro. Con solo conocer sus nombres vas a aprender mucho de la cultura cubana. Qué hermoso que personas tan importantes dediquen un poquito de su trabajo para ti. Es realmente emocionante escribir y pintar para las niñas y los niños porque así uno nunca pierde el corazón de niño.

Me encantó también que te incluyeran dos de los más lindos cuentos de José Martí: “La muñeca negra” y “Los zapaticos de rosa”. Seguro que tú ya los conoces. Muchas personas en Cuba de diferentes edades los hemos leído y recitado. Martí, uno de nuestros más grandes maestros, quiso que las niñas y los niños cubanos fueran como Piedad y Pilar, llenas de bondad, ternura y cariño, que sabían compartir lo que tenían y ayudar a los más necesitados, porque Martí quería que en el mundo hubiera un poco más de justicia para los que no tenían nada. Y ese es el tema común de todos estos cuentos: los valores.

¿Sabes tú qué son los valores? Seguramente habrás escuchado a tus papás o maestros hablarte mucho de lo que es bueno e importante en la vida y de lo que debes y no debes hacer. ¿Verdad que sí? Los valores no son algo que tú puedas ver o tocar, porque las cosas mejores y más bellas del mundo no pueden verse, ni siquiera tocarse, sino únicamente sentirse en el corazón. Los valores son parecidos a una brújula, nos indican el camino, aprendemos gracias a ellos a ser cada día mejores personas, nos ayudan a vivir, a compartir, a dar y recibir de una buena manera y a sentirnos contentos con nosotros mismos.Al hablar de valores estamos hablando de amar a la familia, al barrio, a la Patria y a nuestros héroes, de aprender a ser buena amiga o buen amigo, a ser bondadosos con todo el mundo, a brindar nuestra ayuda a quien la necesite, a ser agradecidos, a no dañar a nadie intencionalmente, a respetar nuestros padres, maestros, a los ancianos, alegrar a los enfermos. Aprender a ser estudiosos y responsables, a amar a la naturaleza, a apreciar la cultura, el arte, la literatura, la música y las ciencias.

Uno de los momentos en que podemos demostrar nuestros valores son los ciclones. Los cubanos sabemos mucho de huracanes y ciclones porque por Cuba, han pasado unos cuantos. Seguramente tú también tienes recuerdos, sobre todo si vives en los municipios por los que pasaron estos dos últimos que fueron bien fuertes. Cómo olvidar el tener que cargar con las cosas de la casa para trasladarlas, el irse con todos los vecinos a lugares seguros, el estar con mucha gente en los albergues, el dejar de ir a la escuela por unos días, el apagón y las noticias por el radiecito. ¡Todo se vira al revés! ¡Hasta las casas se caen luego por la fuerza del viento!

Algunos de estos cuentos no son “tan cuentos” sino están muy pegaditos a la vida real. Pero lo principal de todas estas historias, son sus mensajes de amor. En momentos difíciles como los huracanes, sabemos que en Cuba todo el mundo se dispone a ayudar y a compartir lo que tiene: los vecinos, las familias, la Defensa Civil y gracias a la solidaridad, nadie pierde la vida. ¡Eso es lo grande de nuestro país!

Con la lectura de estos textos, recordarán historias que ustedes mismos han vivido. Conozco de niñas y niños que se portaron muy valientes y ayudaron a los ancianitos, a otros niños, a proteger los animales. Al final sabes que los ciclones pasan y se van, el sol vuelve a salir, las casas se vuelven a levantar, pero lo que nunca olvidamos, lo que queda para siempre, es el cariño y la amistad de las personas que en el momento justo, cuando más lo necesitamos, nos tendieron su mano solidaria. La bondad y la dulzura han sido siempre más fuertes que la violencia del viento. Ahí nos damos cuenta de que la vida no siempre es fácil, pero es hermosa sobre todo cuando aprendemos a ayudarnos los unos a los otros. En esos instantes, descubrimos lo que son los valores y para qué sirven.

Qué útil que nuestros artistas escriban para ustedes, para las niñas y niños que vieron pasar los últimos huracanes. Qué lindo cuando fueron a las comunidades más afectadas a cantar, a hacer teatro, a ofrecer su arte para impedir que los niños pierdan los sueños, las alegrías y las ilusiones. ¡Qué bueno sería que tú también aprendas de estas lecciones, a dar desinteresadamente cuando más lo necesitamos! Ojalá descubras por ti mismo que las mayores alegrías en la vida vienen de hacer el bien, porque tal y como decía Martí a los niños: “ser bueno es el único modo de ser dichoso”.

Yo quiero también decirle a tu mamá, a tu papá y a tus maestros que los niños deben aprender desde pequeños a dar amor, pero para eso necesitan del ejemplo de sus padres y familiares que son los responsables de brindar las primeras enseñanzas. El amor es el fin de la educación pero a su vez es el modo de enseñar.

Enseñar el camino del bien, la bondad y la virtud pasa por enseñar el amor por la lectura y eso en el mundo actual, constituye un desafío muy grande para los padres y los maestros, que son los educadores y los que tienen la máxima responsabilidad. Muchas de las ofertas de la actual industria de juguetes y juegos electrónicos, más que tener como encargo la formación de valores en los niños, los exponen a la violencia, la competitividad y el individualismo. No es lo que queremos para nuestros niños. Los padres y educadores hoy día tenemos que estar muy vigilantes para asegurar que lleguen a ellos los mejores mensajes reforzados a través de nuestro ejemplo personal, de buenos modelos y del amor por el conocimiento. Libros como este les pueden ayudar mucho.

Bueno, y después de este mensaje para los grandes, voy a confesarles a ustedes, queridos niñas y niños cubanos que nunca me imaginé que pudiera escribir la introducción de un libro de cuentos. Claro yo no sé ni pintar ni escribir cuentos, soy psicóloga. Me dio mucho susto hacerlo, sobre todo cuando vi los nombres de los autores incluidos en esta obra, pero no saben lo feliz que estoy, por esta oportunidad que me ofreció la Editorial Capitán San Luis y su colectivo a quienes debemos agradecer este libro. Ahora solo me queda invitarte a disfrutar de los cuentos.

Patricia Arés

José Martí

Los zapaticos de rosa

Hay sol bueno y mar de espuma,

Y arena fina, y Pilar

Quiere salir a estrenar

Su sombrerito de pluma.

—“¡Vaya la niña divina!”

Dice el padre, y le da un beso,

“Vaya mi pájaro preso

A buscarme arena fina”.

—“Yo voy con mi niña hermosa”,

Le dijo la madre buena:

“¡No te manches en la arena

Los zapaticos de rosa!”

Fueron las dos al jardín

Por la calle del laurel:

La madre cogió un clavel

Y Pilar cogió un jazmín.

Ella va de todo juego,

Con aro, y balde, y paleta:

El balde es color violeta:

El aro es color de fuego.

Vienen a verlas pasar:

Nadie quiere verlas ir:

La madre se echa a reír,

Y un viejo se echa a llorar.

El aire fresco despeina

A Pilar, que viene y va

Muy oronda: —“¡Di, mamá!

¿Tú sabes qué cosa es reina?”

Y por si vuelven de noche

De la orilla de la mar,

Para la madre y Pilar

Manda luego el padre el coche.

Está la playa muy linda:

Todo el mundo está en la playa:

Lleva espejuelos el aya

De la francesa Florinda.

Está Alberto, el militar

Que salió en la procesión

Con tricornio y con bastón,

Echando un bote a la mar.

¡Y qué mala, Magdalena

Con tantas cintas y lazos,

A la muñeca sin brazos,

Enterrándola en la arena!

Conversan allá en las sillas,

Sentadas con los señores,

Las señoras, como flores,

Debajo de las sombrillas.

Pero está con estos modos

Tan serios, muy triste el mar:

¡Lo alegre es allá, al doblar,

En la barranca de todos!

Dicen que suenan las olas

Mejor allá en la barranca,

Y que la arena es muy blanca

Donde están las niñas solas.

Pilar corre a su mamá:

—“¡Mamá, yo voy a ser buena:

Déjame ir sola a la arena;

Allá, tú me ves, allá!”

—“¡Esta niña caprichosa!

No hay tarde que no me enojes:

Anda, pero no te mojes

Los zapaticos de rosa.”

Le llega a los pies la espuma:

Gritan alegres las dos:

Y se va, diciendo adiós,

La del sombrero de pluma.

¡Se va allá, donde ¡muy lejos!

Las aguas son más salobres,

Donde se sientan los pobres,

Donde se sientan los viejos!

Se fue la niña a jugar,

La espuma blanca bajó,

Y pasó el tiempo, y pasó

Un águila por el mar.

Y cuando el sol se ponía

Detrás de un monte dorado,

Un sombrerito callado

Por las arenas venía.

Trabaja mucho, trabaja

Para andar: ¿qué es lo que tiene

Pilar que anda así, que viene

Con la cabecita baja?

Bien sabe la madre hermosa

Por qué le cuesta el andar:

—“¿Y los zapatos, Pilar,

Los zapaticos de rosa?”

“¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?

¡Di dónde Pilar!” —“Señora”,

Dice una mujer que llora:

“¡Están conmigo: aquí están!”

”Yo tengo una niña enferma

Que llora en el cuarto oscuro,

Y la traigo al aire puro

A ver el sol, y a que duerma.

”Anoche soñó, soñó

Con el cielo, y oyó un canto:

Me dio miedo, me dio espanto,

Y la traje, y se durmió.

”Con sus dos brazos menudos

Estaba como abrazando;

Y yo mirando, mirando

Sus piececitos desnudos.

”Me llegó al cuerpo la espuma.

Alcé los ojos, y vi

Esta niña frente a mí

Con su sombrero de pluma.

”¡Se parece a los retratos

Tu niña “dijo” ¿Es de cera?

¿Quiere jugar? ¡si quisiera!…

¿Y por qué está sin zapatos?

”Mira: ¡la mano le abrasa,

Y tiene los pies tan fríos!

¡Oh, toma, toma los míos:

Yo tengo más en mi casa!

—“¡No sé bien, señora hermosa,

Lo que sucedió después:

¡Le vi a mi hijita en los pies

Los zapaticos de rosa!”

Se vio sacar los pañuelos

A una rusa y a una inglesa;

El aya de la francesa

Se quitó los espejuelos.

Abrió la madre los brazos:

Se echó Pilar en su pecho,

Y sacó el traje deshecho,

Sin adornos y sin lazos.

Todo lo quiere saber

De la enferma la señora:

¡No quiere saber que llora

De pobreza una mujer!

—“¡Sí, Pilar, dáselo! ¡y eso

También! ¡tu manta! ¡tu anillo!”

Y ella le dio su bolsillo,

Le dio el clavel, le dio un beso.

Vuelven calladas de noche

A su casa del jardín:

Y Pilar va en el cojín

De la derecha del coche.

Y dice una mariposa

Que vio desde su rosal

Guardados en un cristal

Los zapaticos de rosa.

A mademoiselle Marie

Dora Alonso

Una aventura peligrosa

Era hermoso ver aquella embarcación solitaria posada sobre el movible azul lleno de espumas, bajo un cielo radiante, con el niño y el hombre charlando de esperanzas y llenos de fe en el futuro de su país. La gran idea los unía como si fueran padre e hijo, y sentíanse contentos y animados.

Entretenidos con la conversación, no advirtieron que una de las varitas se dobló con violencia y tocó con su extremo el cristal del mar. Cuando por fin Juan la vio, se puso en pie de un salto y avisó a su compañero:

—¡Arriba, Guille, se enganchó una aguja!

Guille, al oírlo, experimentó una sensación indefinible. Por un instante deseó no estar allí, no tener que esperar el momento en que el temible pez emergiera del mar, cruzando el aire como un proyectil de grueso calibre; pero enseguida lo dominó otro sentimiento opuesto: vencer su temor, demostrar que él podía ser capaz de medirse a la altura del valor mil veces probado de Juan Quinconte. Apretando los dientes para ocultar el ligero temblor de sus labios, corrió junto al pescador. Una breve orden lo detuvo:

—¡No te muevas!

Obedeciéndola, quedó inmóvil; sus ojos, fascinados, se clavaron en la recia estampa de Juan, atraído por lo que ya presentía de la gran lucha a muerte entre el hombre y la gran bestia marina.

Con asombrosa rapidez el pescador separó la varita y agarró el cordel de nylon con las dos manos. Parado sobre la tablazón, llevó hasta los pies sus puños de hierro fuertemente cerrados sobre el cordel y, de golpe, los levantó más arriba de su cabeza con un tirón violento y firme, para clavar el anzuelo en la boca del pez. En aquel momento, en lo profundo de las corrientes submarinas, a cientos de brazas, se inició la batalla de la fuerza contra la astucia. El formidable habitante de las zonas pelágicas se dispuso a defender su vida, reuniendo energías para la resistencia.

Pero si la aguja preparaba sus armas del instinto, el viejo luchador, el patrón deLa Joven Julia,sabía también las que tendría que usar para obtener la victoria.

Con jadeante esfuerzo, con los poderososmúsculosresaltando bajo la piel tostada, Juan comenzó a izar la mole oculta y resistente, procurando quitarle fuerzas. Braza a braza, lentamente, pero sin tregua, tiraba del cordel, que se mantenía tenso como una cuerda de acero. Sus piernas duras y sus pies callosos parecían clavados al fondo de la embarcación. Con el ritmo de sus brazos, que se cubrían de sudor, se marcaba un hondo resuello que llenaba el pecho duro.

Entre los jadeos de la entrecortada respiración, avisaba a su cercano y estremecido compañero:

—¡Mucho cuidado ahora! Dentro de poco la aguja buscará la salida. Fíjate cómo el cordel empieza a cambiar el rumbo.