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Los planes de contingencias para enfrentar los desastres son una realidad en todos los ministerios, organismos, instituciones y entidades de base. Desastres naturales, primer libro editado por el sello editorial de la Asociación Cubana de Producción Animal en 2007 contó con una segunda reimpresión en 2009, con alta demanda para las personas beneficiadas por los proyectos de la colaboración internacional que se desarrollan en el país en el contexto agropecuario. Este nuevo libro es una versión más ampliada y actualizada, como aproximación más acabada del documento que se necesita para capacitar a todos los asociados y asociadas de nuestra organización, familiares y pueblo en general.
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Seitenzahl: 239
Veröffentlichungsjahr: 2024
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© Compilador: Dr.C. Jorge Luis Álvarez Calvo, 2015 © Sobre la presente edición Asociación Cubana de Producción Animal, 2024
Edición y corrección de estilo:Dr.C. Jorge Luis Álvarez Calvo
Diseño y diagramación: Israel de Jesus Zaldívar Pedroso
Conversión a ebook:
Grupo Creativo Ruth Casa Editorial
ISBN: 9789593070898
SELLO EDITORIAL ACPA Calle 10 Nº 351 e/ 15 y 17, Vedado, La Habana, Cuba
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La Casa Sello Editorial de la ACPA, desea expresar sus más expresivas muestras de gratitud a un grupo de profesionales e instituciones que hicieron posible esta obra. De manera especial un tributo de recordación al Dr. Pablo Ramón Chávez Quintana, quién trabajó al frente de la Desastrología cubana hasta los últimos momentos de su fecunda vida y puso a nuestra disposición las memoria de los congresos nacionales e internacionales en esta disciplina, artículos, fotografías y algo muy especial: la revisión y aprobación de los manuscritos del libro Desastres naturales. Prevención y mitigación de los daños, cuya primera edición salió en el 2007 y tuvo varias reimpresiones. Muchos de esos materiales fueron puntos de partida para este texto.
Llegue también nuestro agradecimiento a los especialistas del Instituto de Medicina Veterinaria, los del Centro Nacional
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en 1989 el Decenio Internacional 1990-1999 “Para la Reducción de los Desastres Naturales”. A partir de ese momento fue posible conocer mejor los efectos que producen los desastres sobre la población, sus bienes y el medio ambiente: ello permitió grandes avances en materia de prevención y preparación de la comunidad para enfrentar estas catástrofes de origen natural o provocadas por el hombre.
El trabajo relacionado con los desastres requiere de un ciclo ininterrumpido de actividades de prevención, preparación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción, en el que participan un gran número de disciplinas y todos los sectores de la comunidad. La Asociación Cubana de Producción Animal, parte indisoluble de esta comunidad, trabaja desde hace años en esta dirección, fundamentalmente en acciones dirigidas a la prevención de eventos meteorológicos extremos y a la mitigación y preparación de los productores y productoras para enfrentar los daños, elevando sus conocimientos en correspondencia a los planes establecidos por la Defensa Civil de Cuba y el servicio veterinario.
Cuba está sometida a diversas amenazas debido a su ubicación geográfica, el carácter de su desarrollo socioeconómico y otros factores. Los estudios y el trabajo realizado identificaron como peligros a los huracanes, tormentas tropicales, bajas extratropicales, tormentas locales severas, lluvias intensas por otras causas, inundaciones costeras, sequías graves, sismos, ruptura de la cortina de obras hidráulicas, grandes incendios urbanos y en zonas rurales, epidemias, epizootias, enfermedades y plagas agrícolas graves, derrames de hidrocarburos y otras sustancias químicas, escapes de gases tóxicos, accidentes radiológicos, grandes explosiones y accidentes catastróficos del transporte.
Las amenazas de desastres que por su frecuencia y consecuencias constituyen las más importantes para el país son las de origen hidrometeorológico y los incendios. Los desastres biológicos, en sus modalidades de bioterrorismo y agroterrorismos, han mantenido una atención sistemática por nuestro gobierno, especialistas y pueblo en general, desde la década de los años 60 del pasado siglo, que se corresponde con el triunfo revolucionario.
Al país lo azotaron 143 huracanes (ocho de gran intensidad) y tormentas tropicales en la centuria comprendida entre 1891 y 1998. En el nuevo milenio estas cifras se incrementaron, especialmente para los huracanes de mayor intensidad (categorías 3, 4 y 5 en la escala de Saffir-Simpson, con marcada influencia en las provincias de Pinar del Río y el extremo oriental; como consecuencia de las manifestaciones del cambio climático en la región y el mundo, que cada día son más frecuentes e intensas
Los mayores desastres debido a una inundación costera provocada por un huracán de gran intensidad ocurrió en el sur de Camagüey en 1932, que arrasó con el poblado de Santa Cruz del Sur y se ahogaron más de 3 000 habitantes y las inundaciones ocasionadas por el huracán Flora en la región oriental del país en 1963, que produjeron más de 1 200 fallecidos.
La población riesgo por huracanes, tormentas tropicales, lluvias intensas e inundaciones por diferentes causas, y las sequías, corresponden con el total de la población del país, debido a las particularidades de estos fenómenos naturales. No obstante, la población potencialmente expuesta al mayor riesgo, es la siguiente:
Por huracanes 1 millón de personas
Por intensas lluvias 600 000 personas
Por ruptura de presas 500 000 personas
Por inundaciones costeras 900 000 personas
Los archivos de la Academia de Ciencias de Cuba y de otras instituciones, registran numerosos desastres naturales que afectaron a los animales, cultivos y la población en general. Se destacan los ciclones y los terremotos de Santiago de Cuba (1776, 1852, 2010) y Bayamo (1551), grandes inundaciones y epizootias relacionadas con los équidos, todos antes o durante el siglo XIX, cuando aún la medicina veterinaria era prácticamente desconocida en el territorio nacional. En el siglo XX se manifestaron desastres naturales, especialmente ciclones, grandes inundaciones e intensas sequías, que repercutieron en los animales, la agricultura y el ecosistema, la aparición de enfermedades epizoóticas graves vinculada a un proceso natural o consecutiva al mismo y en algunos casos, derivadas de la acción intencionada del hombre.
Eventos naturales y epizootias registradas en los animales
Evento
Año
Territorio
Especies afectadas
Ciclón tropical
1926
La Habana
Bovinos,équidos, porcinos, aves, y fauna silvestre
1935
Provincia
1944
La Habana
1952
Provincia
1962
Región Oriental
1988
Costa Sur de Cuba
1996
Región Occidental y Central
Todas las especies. En el decenio 1998-2008, azotaron 20 ciclones: 6 tormentas tropicales y 14 huracanes, de los cuales 7 (50%) fueron categoría de gran intensidad
1998
Georges
1999
Irene
2001
Michelle
2002
Isidore y Lili
2004
Charley e Iván
2005
Arlene, Dennis, Katrina, Rita y Wilma
2006
Alberto y Ernesto
2007
Noel
2008
Fay, Gustav, Hanna, Ike y Paloma
Tormenta extratropical
1992
Región occidental – central
Porcinos, aves, fauna silvestre.
1993
Grandes inundaciones
1979
Región occidental – central
Bovinos,équidos, porcinos, aves y fauna silvestre.
1985
Región oriental central
1988
Todo el país
1993
Región central – Oriental
1994
Región oriental
1995
Región occidental
1996
Región oriental
1997
Intensas sequías
1969 1996
1997
1998
Camagüey
Bovinos,équidos, ovinos, caprinos, fauna silvestre.
Intensas sequías
1993
1997
1998
Holguín
Bovinos,équidos, ovinos, caprinos, fauna silvestre.
1993
1997
1998
Santiago de Cuba
1994
1996
1997
1998
Granma y Las Tunas
1995
1996
1997
1998
Guantánamo
Epizootia Encefalomielitis Equina del Este
1914
La Habana
Équidos
1925
1933
La Habana, Las Villas
1944
La Habana, Las Villas, Manzanillo
1952
Todo el país
1963
Las Villas
1969
La Habana, Guantánamo, Camagüey
1973
Las Villas y Camagüey
Peste Porcina Clásica
Anual
Todo el país
Cerdos
Peste Porcina Africana
1971
La Habana
1980
Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín
Newcastle
1962
Matanzas
Aves
Newcastle V.V
1973
Las Villas
Newcastle
1974
La Habana
Pseudodermatitis Nodular
1981
Villa Clara, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Holguín, La Habana, Matanzas, Pinar del Río
Bovino
Enfermedad Hemorrágica Viral del Conejo
1993
La Habana, Ciudad de La Habana, Matanzas
Conejos
Gusano Barrenador del Ganado
1995
Todas las provincias del país
Varias especies
Varroasis
1996
Pinar del Río, La Habana, Ciudad de La Habana, Matanzas, Cienfuegos y Villa Clara
Abejas
1998
Santiago de Cuba y Guantánamo
Cólera Porcino
Todo el país
Porcinos
Enfermedad Hemorrágica Viral del Conejo
1997
La Habana, Ciudad de La Habana
Conejos
La posición geográfica de nuestro país hace que sea altamente propenso a las afectaciones por ciclones tropicales que se originan en el Océano Atlántico y el Mar Caribe durante los meses de mayo a noviembre (oficialmente la temporada se inicia el primero de junio) y las tormentas extratropicales que tiene como origen las áreas del golfo de México en el período de diciembre a abril, además de los efectos del fenómeno del Niño Oscilación Sur (ENOS) que ejerce efectos destructivos en el entorno, que se manifiesta en lluvias intensas que provocan inundaciones, la intrusión marina y la devastación a causa de prolongadas sequías. Presentes también las epizootias en animales con daños cuantiosos a la economía animal.
El grado de organización alcanzado en la protección contra los peligros enunciados y la preparación de las personas en las áreas de riesgo, unido a una acertada gestión de dirección por parte del Gobierno en todas las instancias, con énfasis en la prevención; además, de una planificación cuidadosa de las acciones de respuesta y la coordinación de todos los factores que deben participar en la misma, permite que prácticamente no existan pérdidas humanas debido a la incidencia de los fenómenos peligrosos enunciados o que las mismas sean mínimas en relación con la magnitud del peligro.
El programa cubano incluye las acciones que desarrolla el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y los organismos de la sociedad cubana, a mediano y largo plazo (hasta el 2050 y 2100), contiene los pronósticos en estas disciplinas, clasificación de las zonas de riesgos y se proyecta a disminuir sensiblemente la vulnerabilidad de los asentamientos costeros, comunidades, pueblos y ciudades. Estos estudios en función de la gestión y reducción del riesgo constituyen herramientas para la toma de decisiones en relación con la producción de alimentos, con el proceso inversionista en el turismo y la explotación petrolera, y otras áreas del desarrollo económico y social, además de ser una valiosa fuentes de información para la identificación, determinación y realización de medidas de adaptación al cambio climático por los diferentes sectores de la economía.
Cuba dispone de un Programa de Enfrentamiento al Cambio Climático que trabaja en escenarios para los años 2050 y 2100. Es un macroproyecto que mantiene la información anual de los resultados como alerta temprana para la toma de decisiones y ratifica como principal peligro para el archipiélago el ascenso paulatino del nivel medio del mar; se cuantifica la alta vulnerabilidad de la zona costera, actual y futura, y el papel protector de los ecosistemas de manglar, de las crestas arrecifales y sus playas. Ello requiere integrar los conocimientos y datos relativos a la hidrología, hidrogeología, mareografía y de los movimientos verticales recientes de la corteza terrestre.
Los planes de contingencias para enfrentar los desastres es unarealidad en todos los ministerios, organismos, instituciones y entidades de base. Desastres naturales, primer libro editado por el sello editorial de la Asociación Cubana de Producción Animal en 2007 contó con una segunda reimpresión en 2009, con alta demanda para las personas beneficiadas por los proyectos de la colaboración internacional que se desarrollan en el país en el contexto agropecuario. Este nuevo libro es una versión más ampliada y actualizada, como aproximación más acabada del documento que se necesita para capacitar a todos los asociados y asociadas de nuestra organización, familiares y pueblo en general.
El mayor número de fuentes bibliográficas que se utilizaron fueron materiales elaborados por el Centro de Estudios Veterinarios para la Prevención en Casos de Desastres, la Sociedad Cubana de Medicina Veterinaria para casos de Desastres del Consejo Científico Veterinario de Cuba, las Memorias del Desarrollo de la Desastrología en Cuba, documentos editados por la FAO que recoge las experiencias de especialistas destacados de la región, entre ellos investigadores del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria, documentos y materiales fotográficos de los ejerciciosMeteoroque periódicamente dirige la Defensa Civil, los proyectos de emergencia conducidos por la ACPA, la colaboración internacional y las memoria descriptivas de los Congresos Internacionales de Medicina Veterinaria en casos de Desastres, desarrollados ennuestro país. Los objetivos estan dirigidos a elevar la cultura general de las personas que producen en el sector agropecuario y la población, respecto a los peligros de los desastres, para saber ¿qué son? ¿qué los ocasiona?, ¿qué hacer?, ¿cómo prevenir los daños que provocan a la economía y a la infraestructura social?. De cumplirse, se da respuesta a los objetivos de trabajo de la Defensa Civil de Cuba, el Servicio Veterinario y el Ministerio de la Agricultura entre otras instituciones. No bastaría con recuperar los daños causados por los desastres sino se enseña a la población a prevenirlos o minimizarlos.
Asociación Cubana de Producción Animal
Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones de vida: el hombre.
Fidel Castro. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio ambiente y desarrollo, Rio de Janeiro, Brasil, 12 de junio de 1992.
Desastres. Definiciones y conceptos
Expertos de la FAO coinciden que una situación de desastre o de emergencia se define comoun cambio dramático provocado por causas naturales o a exprofeso en la ecología humana, animal, ambiental, en el que la comunidad ve impedido el cumplimiento de sus actividades esenciales y normales y no puede resolver el cambio con sus propios recursos.
Otros especialistas consideran a los desastres como cualquier circunstancia que provoca daños, alteraciones ecológicas, sufrimiento, enfermedad y mortalidad en el ámbito que requiere de un apoyo extraordinario desde afuera de la comunidad afectada. También se conceptualiza como una situación trágica que por su severidad y magnitud, provoca mortalidad, heridas en seres humanos y animales, enfermedades y daños a la propiedad, y que por su gravedad, no se puede solucionar con los procedimientos y recursos de rutina.
Por lo general, es un fenómeno adverso frecuentemente no previsible, para el ser humano, los animales y el medio ambiente, y de aparición repentina, que requiere de acciones inmediatas para evitar o atenuar los efectos negativos que provoca.
Su significado estratégico se asocia al contexto social, comercial, laboral, político y a las circunstancias epidemiológicas en las que se produce. La “emergencia” está asociada a la urgencia con la que se deben acometer las acciones para brindar una respuesta rápida y efectiva al desastre presente, incluso ante su proximidad o inminencia, en la fase de preparativos. A su vez, las consecuencias de la “emergencia” pueden variar en dependencia del contexto social, político, así como a las circunstancias epidemiológicas en las que se produce. Por tanto, los desastres son consecuencias de los fenómenos naturales, sanitarios y tecnológicos sobre elementos susceptibles de la comunidad, entre ellos; las personas, animales, bienes, servicios, medio ambiente o alguno de ellos que exceden a la capacidad de respuesta de la comunidad dañada. Son responsables de la muerte de miles de personas, animales y perjuicios en las cosechas que signiifican cuantiosas pérdidas económicas (miles de millones de dólares cada año) en todo el planeta.
En efecto, es el impacto y la magnitud de estos eventos los que pueden convertir el fenómeno en un desastre y es la capacidad de respuesta de la sociedad la que pudiera reducir los efectos y contribuir a mitigar las consecuencias.
Por eso, las principales armas de defensa ante los desastres naturales son la educación, la infraestructura que adopta el país para enfrentarlos y las medidas técnico ingenieras que garantizan la protección a la población, a la economía agropecuaria y la reducción de los daños. Su cumplimiento recae en la Defensa Civil.
Los fenómenos naturales devastadores tienden a incrementarse, debido a circunstancias específicas a que está sometido el planeta, especialmente el calentamiento global y el cambio climático que deriva. Por ello, no se debe escatimar esfuerzos en la prevención de estos sucesos y la capacitación de todos para enfrentarlos y mitigar los daños.
Los fenómenos que pueden originar desastres tienen clasificaciones diferentes. Por su origen se pueden dividir en naturales y los causados por el hombre.
Cada día se insiste más en que las situaciones de desastres tienen estrecha relación con la actividad humana y el deterioro progresivo que ocasiona al ecosistema, esencia misma del cambio climático y sus consecuencias catastróficas para la humanidad en términos generales. Para Cuba, resulta de mucha utilidad aceptar la última clasificación sobre desastres y emergencias hecha por expertos de la FAO en el 2010, que consideran entre otros factores, el carácter epidémico del evento, con independencia o no de la intervención del hombre.
Atendiendo al carácter epidémico, los desastres pueden ser:
NO EPIDÉMICOS. Pueden ser natural o provocados por el hombre. Se trata de situaciones de desastre con daños al ambiente y a la integridad física y funcional de la infraestructura en prácticamente toda la comunidad afectada, con impactos variables (lesión, enfermedad y muerte) en la salud pública y animal.
EPIDÉMICOS. Accidental e intencional (bioterrorismo), debido a brotes de enfermedades emergentes o re-emergentes en los animales, como por ejemplo la aparición de enfermedades exóticas. Se pueden asociar a emergencias y/o desastres no epidémicos.
Mixtos. Presentación de múltiples situaciones desastrosas que se desencadenan de manera simultánea.
En el contexto general de los desastres, conviene establecer diferentes fases, de manera que se puedan desarrollar y controlar un conjunto de acciones en cada una de ellas dirigidas a un trabajo más efectivo en la comunidad o región dañada. Las tres fases de atención son: reconocimiento, emergencia y restablecimiento.
FASE DE RECONOCIMIENTO.Consiste en recolectar y analizar toda la información disponible del fenómeno ocurrido y sus potenciales consecuencias en el menor tiempo posible. Se deben resumir y concretar de modo que permitan la respuesta más rápida y eficiente en los respectivosámbitos de decisión.
Mediante ella se podrá conocer el número de personas y animales muertos y lesionados relacionados con el desastre, su distribución geográfica, el potencial de brotes de enfermedades gastrointestinales y zoonóticas en el (las) área (s) afectada (s) y hacer un inventario de las necesidades inmediatas para dar respuesta al (los) problema (s).
Se hará una cuantificación de la infraestructura agropecuaria dañada, techos e instalaciones en general, afectados total o parcialmente, equipos de ordeños, motores, cercas eléctricas, medios de transporte, estado de las fuentes de abastos de agua y del tendido eléctrico.
La evaluación preliminar deberá permitir una respuesta inmediata al cuidado de las especies productoras de alimentos, incluyendo la alimentación, refugio, faenado preventivo o sanitario cuando sea requerido. Permitirá también el fortalecimiento inmediato de la vigilancia epidemiológica, tanto de las personas, animales domésticos, como de especies silvestres libres o en cautiverio, las medidas de control para prevenir enfermedades zoonóticas, el control de los perros vagabundos y otros vectores, la inspección de alimentos de origen animal, la eliminación de las canales de los animales y materiales de origen animal, así como una información lo más detallada, verídica, confiable y rápida a la población.
FASE DE EMERGENCIA.Se identifica la zona del desastre, las circunstancias del mismo, y las posibilidades de poner en práctica una respuesta adecuada en base a los recursos disponibles. Durante los primeros días, se identificarán los recursos alimentarios disponibles para las personas con especial énfasis en la población vulnerable, los alimentos disponibles para los animales y la evaluación de su inocuidad.
De ser posible, se organizará el sacrificio de animales con heridas y lesiones que no puedan recuperarse, la eliminación de las canales y todos los materiales biológicos y contaminados. Se restablecerá la cocción correcta de los alimentos, disponibilidad de agua potable, leche hervida, y todos los procedimientos que garanticen la inocuidad de los alimentos.
Es importante disponer de áreas seguras, especialmente libres de enfermedades zoonóticas, regular el movimiento de animales en la zona de desastre, evitar que las personas contacten con animales o sus restos potencialmente contaminados y disponer de vacunas, medicamentos, sueros, desinfectantes y todos aquellos que posibiliten una atención primaria satisfactoria a las personas y los animales. Se tendrá un control estricto de los insecticidas y pesticidas necesarios, en cantidades suficientes y con la protección adecuada, para evitar posibles contaminaciones.
Durante las semanas posteriores al desastre, se deben hacer esfuerzos para garantizar la provisión de alimentos de origen animal a las poblaciones humanas, poner en práctica medidas para el control de pestes, vectores o reservorios de organismos patogénicos; iniciar acciones de vigilancia epidemiológica activa y pasiva y fortalecer contactos con centros regionales o internacionales de diagnóstico que puedan proveer apoyo técnico cuando sean necesarios. Se procesaran todos los alimentos dañados en los campos, en los centros de procesos y mini-industrias, siempre que sean susceptibles a la recuperación.
Se harán ingentes esfuerzos por garantizar el ordeño de los animales para evitar la mastitis y contar con leche fluida para los centros de refugios y la entrega a la población.
FASE DE RESTABLECIMIENTO.La vigilancia epidemiológica en esta etapa confirmará o no que las fases previas han tenido éxito en evitar la propagación de enfermedades, que permite de esta manera, los ajustes durante la fase de restablecimiento para todo lo que fuese necesario.
Se deben hacer esfuerzos en identificar el alcance de los daños sufridos por el ecosistema. Si éste no fue dañado profundamente, es precisamente durante la fase de restablecimiento que se afianzará su sostenibilidad. Si el desastre impactó de forma sustancial en el ecosistema, se evaluará cuales son las posibilidades de asegurar la salud pública y en particular ela veterinaria, la contribución a la prevención de las enfermedades en la zona afectada y sus comunidades, el aseguramiento de la salud y la producción animal.
Se procederá a cosechar todos los alimentos disponibles y se priorizará la siembra de cultivos de ciclo corto.
Los planes de contingencia para asistir en condiciones de emergencias y desastres se basan en una efectiva y bien planificada preparación previa, con recursos humanos capacitados para su puesta en práctica.
Desastres y emergencias no epidémicos
Los desastres y emergencias no epidémicos son causados por amenazas o peligros de tipo natural o tecnológico, eventualmente provocadas por el hombre. Dentro de los peligros naturales en nuestro medio se citan, tormentas locales severas, intensas lluvias, inundaciones y penetraciones del mar, huracanes, tornados, avalanchas o deslizamientos de tierra, derrumbes, sequías y los incendios forestales o de los pastizales provocados por descargas eléctricas e intensas sequías. Los peligros tecnológicos incluyen a los derrames accidentales de sustancias tóxicas, explosiones químicas, contaminación con productos químicos, nucleares o de carácter tóxico o residuos de productos fabricados por el hombre, envenenamientos químicos o radiológicos a gran escala, incendios de grandes proporciones (en términos de intensidad y cobertura), conflictos bélicos, que provocan destrucción y muerte en vastas regiones donde se desarrollen, generalmente acompañados de desplazamientos forzados de la población civil. Durante las emergencias no epidémicas, pueden morir gran cantidad de animales cuyos restos se deben eliminar. El número y tipo de animales que mueren varía según la naturaleza del evento, la región geográfica y las características socioeconómicas y culturales de la zona afectada.
El peligro de afectaciones por fuertes vientos es el de mayor incidencia en nuestro país con marcados efectos sobre la población, las áreas agroproductivas e industriales y los ecosistemas en toda su extensión. Los procesos meteorológicos más importantes y conocidos que provocan fuertes vientos son las tormentas locales severas, de menor magnitud territorial y tiempo de duración y las tormentas tropicales y huracanes que afectan a grandes territorios. Los vientos pueden ser destructores o no, en dependencia de la velocidad que alcancen, su asociación con lluvias y el estado en que nos encontramos para enfrentarlos, es decir cuando somos vulnerables.