El lindo don Diego - Agustín Moreto - E-Book

El lindo don Diego E-Book

Agustín Moreto

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Beschreibung

Hasta el fin nadie es dichoso es una comedia teatral del autor Agustín Moreto. En la línea de las comedias «de figurón», la historia se desarrolla en torno a un matrimonio forzado y un personaje vanidoso.

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Seitenzahl: 100

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Agustín Moreto

El lindo don Diego

Comedia famosa

Saga

El lindo don Diego Original titleEl lindo don Diego Cover image: Shutterstock Copyright © 1853, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597622

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

DON TELLO, viejo.DON JUAN. DOÑA INÉS. DOÑA LEONOR. MOSQUITO, gracioso.BEATRIZ, criada.DON DIEGO. DON MENDO. LOPE, criado.MARTÍN, criado.[CRIADA.]

Jornada I

Salen DON TELLO, viejo, y DON JUAN, galán.

 

DON TELLO Quiera Dios, señor don Juan,

que volváis muy felizmente.

DON JUAN Breves los días de ausente,

señor don Tello, serán,

pues llegar de aquí a Granada 5

ha de ser mi detención.

DON TELLO La precisa ocupación

de ser hora señalada

ésta de estar esperando

dos sobrinos que han venido 10

de Burgos, la causa ha sido

de no iros acompañando

hasta salir de Madrid,

que mi amistad no sufriera,

si este empeño no tuviera, 15

dejar de hacerlo.

DON JUAN Asistid,

señor don Tello, a un empeño

tan de vuestra obligación,

que yo estimo la atención.

DON TELLO Vos de la mía sois dueño, 20

que el hacer juntos pasaje

los dos, de México a España,

hace amistad tan extraña,

que el cariño de un vïaje

casi es deudo, y más ahora, 25

que mi obligación confiesa

favor tanto a la condesa,

vuestra prima y mi señora.

Y pues ha de ser tan breve

vuestra ausencia, hasta volver 30

las bodas no se han de hacer.

DON JUAN ¿Qué bodas?

DON TELLO De todo debe

daros cuenta mi atención.

Los dos sobrinos que espero,

con mis hijas casar quiero. 35

DON JUAN [Aparte.]

(¡Cielos! ¿Qué escucho?)

DON TELLO Ellos son

don Mendo y don Diego. A Mendo,

hijo de hermana menor,

le quiero dar a Leonor,

y a Inés, en quien yo pretendo 40

fundar de mi honor la basa,

para don Diego la dejo,

porque de mi hermano es hijo

y cabeza de su casa.

Su gala y su bizarría 45

es cosa de admiración,

de Burgos es el blasón.

DON JUAN [Aparte.]

(¡Ay de la esperanza mía!

¡Ay, Inés, qué bien se advierte

que, de traición prevenida, 50

me has encubierto esta herida

para lograrme esta muerte!)

DON TELLO ¿Qué decís, don Juan?

DON JUAN Que apruebo

vuestros justos regocijos.

DON TELLO Voy a esperar a mis hijos, 55

que ya este nombre les debo.

Adiós, don Juan.

DON JUAN Él os guarde.

DON TELLO Y a vos os vuelva con bien.

(Vase.)

DON JUAN Amor, el golpe detén,

que contra la vida es tarde. 60

Ya con tan crüel herida

mi amor no puede vivir,

pues, ¿qué falta por morir

si era amor toda mi vida?

¡Ay, fe muerta a una mudanza! 65

¿Cómo pudo, aunque se ve,

ser tan segura una fe

puesta en tan falsa esperanza?

¡Ah, Inés, para mi partida

me reservaste este daño! 70

Pero, ¿cuándo un desengaño

no viene a la despedida?

Pues diré a voces aquí

mis ansias y mis desvelos

y me quejaré a los cielos 75

para quejarme de ti.

Culpen, pues, tu tiranía

sus luces y sus estrellas,

pero, ¿qué han de culpar ellas

si entre ellas está la mía? 80

 

(Sale DOÑA INÉS.)

 

DOÑA INÉS Don Juan, ¿qué es esto? ¿Tú voces?

¿Tú quejas y tú suspiros

cuando de tu ausencia está

tan cercano mi peligro?

Esperando que se fuese 85

mi padre, me dio el aviso

tu voz de que estabas solo,

y, cuando salgo, te miro

triste, enojado y quejoso.

¿Qué ha sido la causa? Dilo, 90

señor, que es crüel la duda.

DON JUAN Pues tú, ingrato dueño mío,

¿por la causa me preguntas?

Tú, que eres della el principio,

¿dudas la razón que tengo 95

para llorar tus desvíos?

No has de preguntar la causa,

sino si yo lo he sabido,

y entonces te respondiera

mi amor, aunque muerto, fino, 100

que ya he sabido tu engaño,

que ya tu traición he visto

y que mi loca esperanza

fue de viento y la deshizo

el viento que la formaba, 105

como luz de rayos tuyos

que de un suspiro se enciende

y muere de otro suspiro.

DOÑA INÉS Don Juan, señor, ¿con quién hablas?

Que de tan bastardo estilo 110

no puedo ser el sujeto.

¿Tu traición, tu engaño has visto?

No sé, por Dios, lo que dices,

y turbada te replico

que, aunque no tenga razón 115

tu queja, que no averiguo,

tu tan horroroso estruendo,

para turbar basta el ruido.

DON JUAN ¿No tiene razón mi queja?

¡Pluguiera al cielo divino 120

que yo comprara mi engaño

a precio de ese delito!

Pero mira si la tiene,

pues ya supe, dueño esquivo,

que estás casada y tu padre 125

esperando a sus sobrinos,

que han de ser los dos dichosos

a costa de mi martirio:

con Leonor, tu hermana, el uno,

y el otro, ¡ay de mí!, contigo. 130

Don Diego, Inés, es tu dueño.

Claro está que será digno,

tanto como por su sangre,

por haberte merecido.

Ya halló ocasión tu entereza 135

de disfrazar sus cariños,

dando en agrados de esposo

envuelto el nombre de primo.

De tu elección no me quejo,

pero, ¿qué triunfo has tenido 140

en que muera de agraviado

quien pudo morir de fino?

¿Para qué ha sido engañarme?

¿Para qué alentarme ha sido?

Tu rigor...

DOÑA INÉS Don Juan, detente. 145

¿Qué don Diego? ¿Qué sobrinos?

¿Qué casamientos son éstos?

¿Quién ese engaño te ha dicho?

Porque no sólo es engaño,

mas ni aún yo dél tengo indicio, 150

que llegué a más que saber

que son esos dos mis primos,

que mi padre hoy los espera,

que de Burgos han venido;

mas a casarse no sé, 155

si no es que tú hallas camino

de que sin saberlo yo

pueda casarse conmigo.

DON JUAN Pues, ¿esto puede ser falso

cuando tu padre lo ha dicho? 160

O, siendo tú su hija, ¿puedes

ignorarle este disinio?

Yo, Inés, había deseado,

reconociendo el estilo

de las mujeres, saber 165

si habrá caso tan preciso

o tan claro desengaño

donde alguna se haya visto

sin tener qué responder,

concluida en su delito. 170

Pero, pues tú hallas en esto

a tu disculpa resquicio

de que no le puede haber,

me doy, Inés, a partido.

Pero, ¡vive Dios!, tirana, 175

que no ha de lograr conmigo

tu traición sus agudezas.

Y si era el intento mío

partirme para volver

en alas de mi cariño, 180

ha de ser ahora alejarme

de tu mentiroso hechizo,

tanto, que en mi larga ausencia

llegue a encontrar el olvido.

A esto voy, ¡y qué mal voy!, 185

pues, si te dejo rendido,

a ti te logro el deseo

y a mí me doy el castigo.

Mas tendré, muriendo, el gozo

de saber en mi martirio 190

que eres tú la que me mata,

pero yo el que me retiro.

No has de lograr la traición,

huyendo yo mi peligro,

pues por malograrte el rayo 195

voy a morir del aviso.

DOÑA INÉS Don Juan, señor, oye, espera.

 

(Sale DOÑA LEONOR.)

 

DOÑA LEONOR Inés, hermana, ¿qué miro?

¿Tú descompuesta? ¿Qué es esto?

DOÑA INÉS Esto es, Leonor, un delirio. 200

Decir don Juan que mi padre

que estoy casada le ha dicho,

y que esposos de las dos

vienen a ser nuestros primos.

DOÑA LEONOR Pues, Inés, dice verdad, 205

porque él ahora me dijo

que prevenidas estemos

porque él va por sus sobrinos,

que han de ser nuestros esposos,

y que, por cierto motivo 210

que ha importado a su atención,

nos ha callado este aviso.

DOÑA INÉS ¡Ay de mí! Leonor, ¿qué dices,

que ya te oigo sin sentido?

DON JUAN Mira, Inés, si fue verdad 215

mi temor.

DOÑA INÉS Mas ya has oído

cómo pude yo ignorarlo.

DON JUAN Pues, ¿qué importa al temor mío?

Erré en culpar tu fineza,

mas no en temer mi peligro. 220

¿Cómo se excusa mi muerte

si ya perderte imagino?

DOÑA INÉS No sé, don Juan. Que si es cierto,

como en mi mal lo colijo,

yo replicar a mi padre 225

podré, mas no resistillo.

DON JUAN Luego, ¿es preciso morir?

DOÑA LEONOR No, don Juan, no es tan preciso,

que en la elección del estado

dan fuero humano y divino 230

la proposición al padre

y la aceptación al hijo.

Las dos, don Juan, nos casamos,

aunque él nos busque el marido,

que la elección no ha de ser 235

de quien no fuere el peligro.

El riesgo de un casamiento,

que si se yerra es martirio,

ha de ser el escogello

de quien se obliga a sufrillo. 240

Siendo esto cierto, ¿qué temes

de que él tenga ese disinio?

¿Se ha casado alguna dama

con el sí que el padre dijo?

Y esto no es darte a entender 245

que podrá nuestro albedrío

oponerse a su precepto,

porque si él lo ha concluido,

no hay resistencia en nosotras.

Pero cuando sabe él mismo 250

que nuestras dos voluntades

penden sólo de su arbitrio,

no es posible que una acción,

que es tan de nuestro albedrío,

la resuelva su decreto 255

sin lograrnos el aviso.

DON JUAN Pues, ¿qué puede ser, Inés,

haberme tu padre dicho

que ya estáis las dos casadas?

DOÑA INÉS Tener él ese disinio 260

y querernos proponer

para esposos nuestros primos.

Mas si él ya no lo ha resuelto,

como mi hermana te ha dicho,

cuanto esté en mi voluntad 265

está, don Juan, sin peligro.

DOÑA LEONOR Inés, mira que es forzoso

que vamos a prevenirnos.

DOÑA INÉS ¡Ay, Leonor! ¿Cómo podremos

hallar las dos un camino 270

de parecerlos muy mal?

DOÑA LEONOR Apelar al artificio:

mucho moño y arracadas,

valona de cañutillos,

mucho color, mucho afeite, 275

mucho lazo, mucho rizo,

y verás qué mala estás,

porque yo, según me he visto,

nunca saco peor cara

que con muchos atavíos. 280

DOÑA INÉS Tienes buen gusto, Leonor,

que es el demasiado aliño

confusión de la hermosura

y embarazo para el brío.

 

(Sale MOSQUITO.)

 

MOSQUITO ¡Jesús, Jesús! Dadme albricias. 285

DOÑA LEONOR ¿De qué las pides, Mosquito?

MOSQUITO De haber visto a vuestros novios,

que, apenas el viejo hoy dijo

la sobriniboda, cuando

partí como un hipogrifo. 290

Fui, vi y vencí mi deseo,

y vi vuestro par de primos.

DOÑA LEONOR ¿Y cómo son?

MOSQUITO Hombres son.

DOÑA LEONOR Siempre estás de un humor mismo.

¿Pues podían no ser hombres? 295

MOSQUITO Bien podían ser borricos,

que en trajes de hombre hay hartos.

DOÑA LEONOR ¿Y cómo te han parecido?

MOSQUITO El don Mendo, que es el tuyo,

galán, discreto, advertido, 300

cortés, modesto y afable,

menos algún revoltillo

que se le irá descubriendo

con el uso de marido.

DOÑA LEONOR Si él es tan afable ahora, 305

casado será lo mismo.

MOSQUITO Eso no, que suelen ser

como espadas los maridos,

que en la tienda están derechas

y, comprándolas sin vicio, 310

en el primer lance salen

con más corcova que un cinco.

DOÑA INÉS Y, ¿don Diego?

MOSQUITO Ése es un cuento

sin fin pero con principio,

que es lindo el don Diego y tiene 315

más que de Diego de lindo.

Él es tan rara persona

que, como se anda vestido,

puede en una mojiganga

ser figura de capricho. 320

Que él es muy gran marinero

se ve en su talle y su brío,

porque el arte suyo es arte

de marear los sentidos.

Tan ajustado se viste, 325

que al andar sale de quicio,

porque anda descoyuntado

del tormento del vestido.

De curioso y aseado

tiene bastantes indicios, 330

porque, aunque de traje no,

de sangre y bolsa es muy limpio.

En el discurso parece

ateísta, y lo colijo

de que, según él discurre, 335

no espera el día del juicio.

A dos palabras que hable