Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El más ilustre francés, San Fernando, es una comedia religiosa del dramaturgo Agustín Moreto. Este texto teatral relata la vida del rey Fernando III de Castilla, apodado el Santo, mencionando sus episodios más relevantes de forma cronológica, siempre desde una óptica desenfadada aunque con moral cristiana.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 79
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Agustín Moreto
Saga
El más ilustre francés, San BernardoOriginal titleEl más ilustre francés, San BernardoCover image: Shutterstock Copyright © 1659, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597615
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
San Bernardo
Gerardo
Duque
Teselino, barba
Cochero
Colín, gracioso
Ángel
Demonio
Umbelina, dama
Matilde, dama
Flora, criada
Corre una cortina y aparece san Bernardo
de estudiante galán, durmiendo en una si-
lla, y un bufete con libros, y junto a él y en
lo alto del tablado se correrán dos cortinas,
se verá a un lado un Ángel y el Demonio al
otro lado, ambos dos en tramoyas
Ángel ¿Cómo atrevido te opones,
oh fiero Dragón que ruges,
León con piel de Serpiente,
a mis acciones ilustres?
¿Quién como Dios, bestia fiera? 5
Obscura preñada nube,
que a los rayos celestiales,
exhalación te reduces.
¿No sabes que tus intentos
son en vano, aunque presumes 10
avasallar con cautelas
las más conformes virtudes?
¿No sabes que de Bernardo
soy custodio y que me incurre
su defensa, y que tus trazas 15
o las vence o las confunde,
que aunque en juveniles bríos,
ancianidades ilustres
persüade en atenciones
domesticando costumbres? 20
¿Qué intentas?
Demonio Escucha atento.
Ángel Sofísticamente arguyes.
Demonio Yo del alcázar de Dios,
el más hermoso querube,
desde la primera aurora, 25
que se coronó de luces,
esa máquina flamante,
esas campañas azules,
donde tanta antorcha ardiente,
rayo a rayo, lumbre a lumbre, 30
piropos brillantes sellan,
que las tinieblas descubre;
yo, pues, apenas crïado
en tantas excelsitudes,
cuando, ¡ay de mí, desdichado! 35
escandaloso me expuse
a tiranizar el Trono
que tantos daños me influye,
siendo efímera que nace
con presunciones de lustre, 40
y donde la cuna advierte,
breve tumba le construye,
incauto arroyo, que al mar
con presunción se conduce
y su centro incontrastable 45
o le sirve o restituye;
no ignoras lo que refiero.
Finalmente me reduje,
de aurora, en funestas sombras
de cristal, en mar lugubre 50
deidad en horrible aspecto,
y de lucero en lo inútil
de la escoria miserable
donde es preciso fluctúe
naufragando actividades 55
de caliginosas lumbres.
Ganó lo que yo perdí
el hombre, mi pesadumbre
comienza aquí, mis desgracias
también aquí se introducen: 60
perdí en efecto la gracia,
ganó el hombre lo que pude
merecer, mas en su daño,
mi envidia aquí se vincule,
procuro todos los medios 65
para que su acción deslustre.
Yo concedo que ofendí
a Dios, pero si discurres
en los delitos del hombre,
quién duda que no articules 70
con evidencias, que yo
con ser quien soy no los pude
exceder, pues hay pecados
tan feos y tan comunes
que yo me avergüenzo dellos, 75
por que en tal caso pronuncies
que yo soy el hombre y él
demonio en tales costumbres
y últimamente...
Ángel No pases
adelante, ni divulgues 80
cargos que admiten perdón
si abominados se ocurre
con el arrepentimiento
a la piedad más ilustre.
Tu pecado es incapaz 85
de perdón, no hay quien lo dude,
pues ni arrepentirte puedes,
ni que tus intentos mudes.
Pero aquestas opiniones,
aquí cesan, no concurren 90
cuando en el joven que adviertes
se acrisolan las virtudes.
Demonio Yo a pervertirle me ofrezco.
Ángel Mal podrás si Dios le acude.
Demonio Este triunfo es de más lustre; 95
oye la razón: aquellos
que en vicios se costituyen
ningún desvelo me cuestan,
si bien recelos me inducen.
Mas quien en ardiente llama, 100
piramidalmente sube
de sus méritos guïado
al bien que lograr no pude,
este sí que me desvela,
este sí que me destruye, 105
este sí prueba mi engaño,
y si da ocasión que triunfe,
lisonjas son mis tormentos
y alivios sus inquietudes.
Ángel Ya he dicho que el cielo ampara 110
esta causa.
Demonio Mal presumes,
que libre albedrío tiene
y puedo hacer que se mude.
Ángel Auxilios le dará el cielo.
Demonio Es en vano, ya me opuse. 115
Ángel Desvaneceré tu intento.
Demonio No hay mal que me dificulte.
Ángel Pondré una argolla en tu cuello.
Demonio Romperé sus inquietudes.
Ángel Baja a tu centro, tirano, 120
que en este brazo se infunde
aliento de Dios.
Demonio Rabioso
can intento ser, que ocurre
a la venganza en la piedra,
ya que en el dueño no pude. 125
Húndese debajo del tablado y el Ángel vue-
la y san Bernardo dice entre sueños
Bernardo ¿Qué intentas, enemigo?
Tu engaño dejo, las verdades sigo.
Espera, sombra fría,
confusa lucha de mi fantasía,
Levántase alborotado y sale Matilde, dama,
al encuentro
¡Espera, aguarda, advierte! 130
Tropecé en los umbrales de mi muerte,
Matilde.
Matilde Dueño mío,
Bernardo amado, bien de mi albedrío,
¿qué tienes que alterado
de tu rostro el color tienes robado? 135
Bernardo Un accidente, pero en el desierto
haré... Qué digo, ya me juzgo muerto.
Matilde ¿Qué dices? No te entiendo.
Bernardo Que al mundo…
Matilde ¿Qué? Mi bien.
¡Hay igual desatino!
Bernardo Esto ha de ser, al fin medetermino]. 140
Matilde Escucha.
Bernardo ¡Es en mi daño,
oh hermosuras del mundo todo engaño!
Matilde Bernardo, cuando miro
mi voluntad, mi amor y tu retiro,
mis finezas amantes, 145
tus desvíos constantes,
mis ansias repetidas,
poco de ti admitidas,
sí de mí lamentadas,
tanto mis penas crecen dilatadas 150
que con no ser estrecho,
es pequeño lugar todo mi pecho,
y como dentro de las penas caben,
aunque mi sufrimiento todas saben,
procurando aliviar la pena mía 155
en tan grave porfía
para aumentarme enojos,
piadosas se despiden por los ojos,
dando lugar las que salir desean
que de nuevo otras penas me posean, 160
siendo en igual tormento
ese mortal veneno mi alimento.
Apenas mi pueril edad gozaba
cuando por dueño el alma te adoraba;
y aun antes de nacer, no es fantasía, 165
el corazón esposo te admitía,
que bastó sin nacer verse animado
para que no admitiese otro cuidado;
quiero que tu tibieza
me deba cortésmente esta fineza; 170
juntos vivimos, juntos nos crïamos,
en sangre y calidad nos igualamos,
con tu mano aseguro
todo el bien que a mis dichas les procuro;
tendrá el Duque, mi hermano, 175
aquesta acción por timbre soberano
y a suerte más dichosa
si a Umbelina merece por esposa,
tu hermana y mi señora,
honor de Francia y su mejor Aurora. 180
Bernardo Matilde, la verdad que te asegura
tus generosas partes, tu hermosura
y el amor que no ignoro,
bien que siempre conforme a tu decoro,
vienen en mi atención con tal respeto 185
que a tener otro dueño te prometo,
aunque del orbe el cerro mereciera,
que sola a ti, señora, prefiriera;
mas diferente estado
es el que busca el alma en su cuidado. 190
Del siglo me despido
de quien procuro verme disuadido,
sus máquinas y engaños
huyo advertido y busco desengaños,
que la mayor alteza y monarquía 195
se desvanece al término de un día;
la hermosura que altiva se envanece
busca su ocaso al punto que amanece;
todo caduca, y cuando más se alaba,
sueño es sin duda que en la muerte acaba. 200
Matilde Bernardo, amado esposo,
dulce aliento de todo mi reposo,
ninguna cosa ignoro,
tiernamente te adoro,
y mientras más desaires acredito 205
más constante tus glorias solicito.
Engaño es todo cuanto me refieres,
a otra dama prefieres,
otra beldad te tiene desvelado;
no con engaños venzas mi cuidado, 210
que soy mujer y en viéndome ofendida,
honor, hacienda y vida
despreciaré celosa.
Bernardo ¡Quién se vio en pena igual!
Aquí es forzosa la cordura, señor, 215
suspende tu pasión, y precursora
no seas de las lágrimas que viertes.
Matilde En vano me diviertes,
mucho mejor será que mi homicida
llegues a ser quitándome la vida, 220
que con esto podrás de mí librarte
y emplear tu afición en otra parte.
Bernardo Matilde, mi señora.
Matilde Dime requiebros, tierno me enamora.
Déjate algún desvelo. 225
Bernardo ¡Oh mujer!, de tu ardid me libre el cielo.
Matilde ¿Qué dices, dueño mío?
Bernardo Que pasa tu atención a desvarío,
que furia en ti se advierte,
que de quien eres tanto te divierte. 230
Mujeres principales
se conceden a términos iguales;
deja ese ciego engaño,
que puede reducirte a mayor daño,
y considera, humilde te lo ruego, 235
este breve discurso en tu sosiego:
Desde mi tierna edad, considerado,
mis acciones al cielo he dedicado,
y después, más atento y advertido,
dejar he prometido 240
del siglo el bien incierto,
retirado a la gruta de un desierto.
Aqueste es mi deseo,
vivir pretendo en este dulce empleo.
Considera tu agora si es más justo 245
atender a este bien o a tu disgusto,
y aunque parezca extraño,
agradece este noble desengaño,
o con mayor acierto,
pues muero al siglo, júzgame por muerto; 250
que no podrá faltar, yo lo aseguro,
para tan bella hiedra, mejor muro.
Si por dicha mayor, así lo siento,
no admites por más firme el de un convento,
gran ventura sería, 255
¡oh, cuánto el alma entonces te querría!,
¡oh, cuánto te estimara!,
¡oh, cuánto aquesta acción te la envidiara!,
y cuánto…
Matilde Calla necio,
que ya es tu persuasión en mi desprecio; 260
hipócrita atrevido,
infamia de mi ser esclarecido,
gozarás mis amores
si el infierno se opone en tus rigores.
Déjale la capa y vase
Bernardo Iosef segundo he sido 265
pues de su mismo ejemplo me he valido.
Matilde La capa me has dejado
como a fiera, y del riesgo te has librado;