El ritmo de la vida: motivos para pensar - José María Vargas Vilas - E-Book

El ritmo de la vida: motivos para pensar E-Book

José María Vargas Vilas

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Beschreibung

«El ritmo de la vida: motivos para pensar» (1930) es un ensayo filosófico de José María Vargas Vila. Inspirado por autores como Schopenhauer y Nietzsche, Vargas Vila aborda temas esenciales para el ser humano como son el dolor, la soledad o el sentido de la vida.

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Seitenzahl: 285

Veröffentlichungsjahr: 2021

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José María Vargas Vilas

El ritmo de la vida: motivos para pensar

EDICIÓN DEFINITIVA

Saga

El ritmo de la vida: motivos para pensar

 

Cover image: Shutterstock

Copyright © 1930, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726680676

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PREFACIO PARA LA EDICIÓN DEFINITIVA

Yo amo mi vida;

sí;

la amo a causa de la belleza de mi Vida;

una belleza toda intelectual;

amo mi Vida a causa de mi Obra;

una Obra toda de Libertad;

una batalla de cuarenta años, durante los cuales, he asordado a un mundo con el estridor de los más rudos combates;

mi Obra ha sido una sucesión de auroras, sobre cielos vírgenes, asombrados de su aparición;

mi reino ha sido el Reino de las Almas;

de treinta años a esta parte ningún hombre ha nacido en la América latina, que al abrir los ojos sobre el Mundo Intelectual, no haya tropezado con mi nombre, y con mi Obra;

y, no se haya detenido ante ellos;

no digo que para admirarlos;

al contrariö;

muchos de ellos, iniciaron el débil balbuceo de su palabra escrita, para denigrarlos;

envueltos los hallaron, en una atmósfera de Denigración Sistemática y, no pudieron librarse de ese efluvio de bajeza colectiva; lo respiraron y, se intoxicaron de su estéril cólera;

y, se sumaron mansamente al rebaño difamador;

mucho tiempo tardaron en aparecer los defensores de mi nombre y de mi Obra;

mucho... mucho...

y, cuando aparecieron, fueron lapidados como yo, con los más rudos guijarros, arrancados a las canteras del Dicterio;

algunos palidecieron, asombrados de su audacia, y, se retiraron, dejando el campo a la horda procaz, hecha tan fácilmente vencedora;

otros resistieron;

y, vencieron;

y, lo que es más glorioso aún: continuaron la Obra;

vueltos de espaldas al aulladero enfurecido, donde se fatigaban al aire las mandíbulas hambrientas;

durante muchos años, fué una señal de distinción clásica, insultar mi prosa, y, amotinarse contra ella;

no hubo párvulo mamantón del Diccionario, que no soltase las ubres de la Academia que lo nutría, para vomitar sobre mí, la leche de la erudición que había mamado;

la senectud literaria extremó sus rigores contra mi prosa innovadora y, la condenó, a la par de mis ideas;

sabe el mundo que me lee, que no exagero cuando aseguro, que no ha habido en la América latina un escritor más vilmente insultado y, más rudamente combatido que lo fuí yo...

aun hoy día, es una industria proficua, esta de insultar mis libros, pero el número de aquellos que la ejercen ha disminuido enormemente desde que habiéndome retirado de la política activa, o hadendo en ella raras y fugitivas apariciones, he dejado de ser la Obsesión torturante de los Césares tropicales, que emplean en otros menesteres, los fondos que destinaban al mendrugueo de la turba estipendiada para insultarme;

aun hay grupos de plebe retardataria, en torno a los Pretorios, en que mis libros suelen ser acusados;

esperan nuevos jueces para nuevos veredictos;

y, empiezan a tachar de traición la ausencia de Poncio, que siente vergüenza de juzgar mis libros libertadores;

sí;

porque yo he sido un libertador de almas, aún más que un conductor de almas;

he sido un destructor de ídolos, y no un constructor de ídolos;

rompiendo las aureolas sobre las frentes de los dioses, los derrumbé de sus pedestales;

en su caída aplastaron sus sacerdotes, y, dispersaron la muchedumbre estúpida, que dormía a la sombra hospitalaria de sus imágenes;

en esos medios de servidumbre y, fanatismo, yo fuí el primero y el único rebelde contra los dioses:

los demás, si los hubo, lo fueron contra los hombres;

yo, he sido un rompedor de cadenas, y, no un forjador de ellas;

por eso los amos de los esclavos libertados se han alzado contra mí;

y, aun muchos de esos esclavos, refractarios a la Libertad, no sabiendo qué hacer de sus pies libres, de los cuales yo, había limado los hierros, los levantaron en actitud hostil, amenazándome con ellos;

en la atmósfera de mis libros, sólo pudieron respirar las almas libres;

las almas de los siervos se asfixiaron en ellos;

porque:

mis libros salvan;

pero:

mis libros matan;

yo, sé bien, de los muertos por esos libros;

el clamor de su agonía ha llegado hasta mí;

y, como yo no sé, sino de la Vida Espiritual, es de muertos espirituales que hablo;

como los gladiadores en el Circo, los muertos por mis libros, han arrojado sobre ellos sus armas al morir, envolviéndolos en un largo rumor de hostilidad;

el colérico estertor se ha perdido entre los gritos de gratitud y admiración de las almas libertadas por esos libros, las cuales los aclaman con pasión;

porque ellas han salido ya de las tinieblas;

y, respiran el aire de las cimas, desde las cuales se ve el Cielo sin dioses y, se alcanza a divisar apenas el fantasma humillante de los amos de la Tierra...;

ni unos ni otros tienen ya el poder de intimidarlas;

se me ha acusado de corromper la juventud con mis libros, porque he libertado la juventud con mis libros;

porque eliminé de su cerebro el culto a los amos del Cielo y de la Tierra, y liberté su alma de la torpe obsesión de esos fantasmas...;

porque hice de los templos de los dioses y, de los palacios de los césares, un solo establo de Augías, y solté sobre él, el Alfeo de mis prosas para purificarlo;

por eso de las Academias, de los Templos y de los Capitolios, salieron contra mis libros tan atronadoras condenaciones;

se condenó, mi Arte por Ateo;

mi Estética por demoledora...

mi Ética, por impura;

mi Política, por rebelde;

mi Criterio Histórico, por irrespetuoso y por destructor;

y, así fueron mis libros, empenachados de esos epítetos y, orgullosos de ellos, a alimentar las almas libres, conmovidas de admiración, y llenas de una emotiva pasión por ellos;

bien pronto esas almas fueron Legión;

a cada nuevo libro, era una nueva victoria;

y, un horizonte de triunfos coronó mis libros;

los laureles indómitos se hicieron una selva; dóciles a la caricia del aplauso;

la ola difamadora decreció lentamente;

la marea del Insulto, se retiró vencida, de la playa donde los tardíos rosales de la Admiración, empezaban a abrir sus flores descomunales;

el nivel mental de la América se había elevado enormemente, y, merced a eso, mis libros se hicieron actuales;

dejé de ser prematuro;

ya no fuí un raro;

mis exquisiteces no pasaron por morbideces;

mi Arte, no fué excéntrico;

los cánones de mi Estética, no parecieron desmesurados;

mi anti-Ética, tuvo cultivadores y discípulos fervientes;

insultarme dejó de ser una patente de celebridad en el corazón de la selva;

y, a excepción de ciertas zonas inextricables y bravias, como aquellas en que me tocó nacer, esa profesión ha dejado de cultivarse y, empieza a ser mirada como una señal de bastardía de espíritu;

a causa de esto, el gesto de defenderme huelga, porque no hay ya adversarios a la altura de mi renombre;

ya no hay ultraje que pueda levantarse hasta mi reputación;

aun sin quererlo he ido más allá de los lindes de la Victoria...

¿cómo no he de ser feliz hoy, al releer en pleno Triunfo, estos libros que contra todos combatieron, que fueron combatidos por todos, y hoy viven la Vida Inmarcesible, que da la caricia interminable de la Victoria?

bendigo al Destino que evitó a mi próxima ancianidad el cortejo de las derrotas;

ya puedo morir tranquilo, porque he visto la victoria de mis libros, es decir, la Victoria de mis Ideas;

yo, podré ser vencido;

mis libros no lo serán;

me empeño aún en combatir, y, eso traerá tal vez días muy tristes a mi vejez;

pero...

¿qué hacer si siento que nada mucre en mí, y, nada desfallece?...

hálitos de combates soplan aún sobre mi corazón y lo hacen joven, apto a los gestos épicos, como en aquellos días en que encontraba el Mundo estrecho a su Ambición;

mi espíritu no se serena;

la venerable voz de los años que avanzan, no dice a mi oído palabras de paz ni de quietud...

el ocaso de mi Vida, es hoy de un rojo tan bermejo, como lo fué su oriente;

la Tempestad ruge aún en mi horizonte;

sobre mi roca solitaria, esbozo los mismos gestos proféticos de ayer, oigo las mismas voces del Destitino, aullantes y sibilantes, y, alimento las mismas águilas salvajes que fueron los mensajeros alados de mis antiguos combates;

me circunda la misma Soledad:

Inabarcable;

el mismo clamor de mares en tormenta;

el mismo huir de nubes en derrota, perseguidas por el aullido de los vientos;

¿por qué me empeño aún en combatir?

porque aun tengo la desgracia de vivir;

para mí como para aquel otro que lo dijo: la Vida es un combate;

mi última aurora alumbrará mi última batalla;

y, tal vez ni sobre mi tumba la estrella de la Serenidad enviará sus rayos diáfanos;

es así ante este horizonte conmovido, bajo una luz difusa que a veces se hace siniestra, que publico estos libros;

y, de prologarlos he;

porque así lo prometí;

y, de decir su historia espiritual;

¿cuál la de este libro?...

la misma de mi espíritu en viaje por la Tierra;

inquieta, dolorosa y estéril;

escrito fué al vagar de mi Vida, en países diversos y, bajo diversos cielos;

una sucesión de paisajes espirituales;

de momentos ideológicos, sensitivos y emotivos, vividos por mí;

de ideas surgidas al contacto con los hombres, con los libros, con los hechos, todos de estirpe intelectual aparecidos en el panorama movible de la Vida en marcha hacia el Misterio;

libro de convicción y de emoción;

lo sello con mis labios trémulos de pasión como con un sello de Eternidad;

ante la Noche Cimmeriana que avanza;

la Gran Noche que no tiene Aurora;

porque acaso en el Reloj del Tiempo, la hora se aproxima, en que él, como mis otros libros, sus hermanos han de ser leídos a la luz espectral de ciertas estrellas que se abren sobre las tumbas, como si fuesen los ojos de la Eternidad, llenos de un divino Amor;

esa luz misteriosa que dejan detrás de sí, aquellos que fueron: Sembradores de Astros;

en el surco abierto de las almas.

Vargas Vila .

 

1920.

PRÓLOGO

DE LA EDICIÓN PUBLICADA EN PARÍS EN 1911

Este Ritmo de la Vida, con la Historia de mis Libros y, Mis Memorias era uno de los libros míos, destinados a no ser publicados sino después de mi muerte;

las condiciones azarosas de mi Vida, me obligan a vender este libro, que es como vender una parte de mi tumba;

sirva este sacrificio, de respuesta y de satisfacción, a aquellos que, no sabiendo ya qué nuevas calumnias tributarme, me han llamado: Millonario...

un Millonario, que para vivir, se ve obligado a vender aquellos libros que deberían serle póstumos, como esos gigantes de ferias, que en vida, venden sus esqueletos a un Museo, es un raro Millonario, que tiene derecho a una extraña forma de Respeto;

pero... Perdón;

he hablado de Respeto, a hombres y a agrupaciones, que son incapaces de conocer ni de tributar el Respeto, porque cada día, se convencen más, de que son incapaces de inspirarlo;

para ellos, este bouquet de flores cinerarias, que yo mismo arranco de la tierra que ha de cubrir mi tumba.

Vargas Vila ...

POST VITAM 1

El horror, a inspirar Amor, que tal vez por no haberlo sentido nunca, o por querer olvidar que lo sentí, ha sido la obsesión torturante de mi Vida, me persigue con su imperiosa inquietud, en lo que atañe al Imperio Silente, que se ha de extender sobre mi tumba;

es para evitar que las rosas del Amor, crezcan sobre ella, y un leve rumor de afectos viole la Soledad que ha de envolver mis huesos, en el sepulcro sin ofrendas de una tierra extraña, que dejo escrito este libro;

fuí un solitario en Vida;

y, quiero ser en Muerte, un Solitario;

y, este libro, como aquel de mis Memorias y mi Diario Inédito (Tagebuch ), serán la sal regada sobre mi tumba; ya ninguna flor se abrirá sobre ella;

¡bendita sea la sal, que esteriliza el tallo de las flores!

en este libro, está mi alma desnuda, como en un sudario;

el Hombre que ha pensado y escrito así, y ha conformado su Vida a los principios de esta altanera y acre Filosofía personal, es porque ni espera ni aspira a que ninguna forma del Amor caiga sobre él, para profanar su Sueño Eterno, ya que en el Sueño Efímero de su Vida, no tuvo más amor que el de la Soledad...

y, esa Ausencia Absoluta del Amor, es la única Gloria a que yo aspiro;

ya que la Gloria del Olvido, me ha de ser vedada.

Vargas Vila .

EL RITMO DE LA VIDA

¿Quién desencadena sobre la Tierra, este río tormentoso de la Vida, que va por entre las dos riberas inmóviles de la Muerte, perturbando su Eterna Serenidad? el Destino .

¿quién alimenta el vértigo de esas olas del Dolor, que pasan como una inundación, sobre las praderas silentes de la Tierra?...

¿quién?

el Hombre;

el Miedo, que reina como Soberano en el corazón del Hombre, es el que perpetúa este río de Miserias, que viene de lo Desconocido, y hacia lo Desconocido va, extendido como un largo brazo de Castigo sobre la desnudez salvaje de la Tierra.

*

La Vida, no es la locura de los dioses;

es: su Imbecilidad.

*

Bendecir a Dios, es bendecir el Dolor, la Miseria y la Muerte, que fluyen de él como fuentes inagotables;

toda Oración, es un beso a la cadena.

*

Dios es la amenaza del Hombre;

he ahí por qué el Hombre le levanta templos, no para honrarlo, sino para desarmarlo;

no hay en el Hombre, Amor de Dios, sino Temor de Dios; y, no agradece en su corazón los bienes que cree haber recibido, sino que tiembla ante los males, que Dios pueda desencadenar sobre él;

de ahí su Adoración.

*

La Vida, es un Dolor, porque es una Esclavitud;

y, la más vergonzosa de todas las esclavitudes: la Esclavitud Voluntaria;

¿qué nos impide romper esa Esclavitud y, libertarnos de la Vida?...

el Miedo;

¡el Miedo! he ahí el único dios, por el cual y para el cual vivimos sobre la Tierra;

somos los esclavos miserables, del más vil de los Idolos: el Miedo;

*

Dios es el Miedo;

el fantasma de nuestro Miedo, alzado en nuestro corazón;

y, por eso lo adoramos;

y, dondequiera que tendáis la vista, no veréis sino hombres de rodillas ante Dios...

es decir: prevaricando en el altar del Miedo;

una Sombra, que adora otra Sombra;

una Miseria, temblando ante otra Miseria;

una Mentira, de rodillas ante otra Mentira;

he ahí lo que es el Hombre de rodillas ante Dios;

porque en la vastitud del Mundo, Dios es un miraje, superpuesto a otro miraje, bajo el candor mentido de los cielos que no existen, y la debilidad precaria de la Tierra, que es apenas una apariencia de existir.

*

Y, ¿es que no hay un Hombre Libre bajo la amenaza de Dios, y la agresión constante de los hostiles brazos de la Tierra?

sí;

aquel que ama la Muerte;

el Amor apasionado de la Muerte, es el rayo de Libertad que queda en el corazón del Hombre Fuerte, de aquel que no ha sido, ni deformado ni envilecido por las manos crueles de la Vida;

tal vez, ese corazón fué en otro minuto de la Eternidad, el corazón de un Sol;

y, de los átomos de esas divinas cenizas, se formó ese Amor sublime de la Muerte, que es el Himno de la Libertad, cantado en el corazón de aquellos que no nacieron para esclavos.

*

¿No habéis sentido nunca la Divina Exaltación, que se apodera del ánimo, en esos momentos de Fuerza, en que vencedores de nosotros mismos, sentimos el deber de libertarnos de la Vida, y de precipitarnos con los brazos abiertos, para escapar de ella, por ese paralelogramo de sombras, que son los brazos de la Muerte?...

la embriaguez de la Victoria, no se conoce sino en esos momentos;

cerca a vosotros, un arma, acaso pulida y diminuta, como un dije de mujer;

y, esa arma está pronta a matar el Mundo; porque el Mundo, no existe sino en vosotros, y como una refracción de vuestro yo , pronto a romperse y desaparecer;

la Vida, esa terrible Vida, que os amenazaba y os atormentaba hasta hace poco, tiembla sumisa cerca de vosotros, porque sabe que vais a destruirla;

el Infinito al frente; virgen de todo vuelo, y abierto a la fantasía de las alas;

el Infinito sin Dios;

porque cuando hayáis hecho polvo vuestro cerebro, habréis matado a Dios, porque Dios no vive sino allí; Dios es una creación de vuestro cerebro;

¡vencedores de la Vida!

¡vencedores de Dios!...

¡qué oculta Fuerza se apodera entonces de vosotros!

poner la mano sobre el corazón, ese corazón, cuyas tormentas os han hecho sufrir tanto, y saber que va a apaciguarse para siempre, y que dentro de pronto habrá dejado de latir, en virtud de un gesto imperativo de vuestra mano, hecha Omnipotente con el solo hecho de vencer la Vida;

mirar el Sol, y saber que tenéis el poder de apagarlo, porque al cerrar nuestras pupilas para siempre, muere en nosotros el Sol; y, fuera de nosotros, ¿ qué es el sol?

la Vida, somos nosotros; fuera de nosotros, no hay sino la Nada; como en nosotros;

somos una ficción de la Nada;

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

tener en sus manos, el poder de detener la Vida, es tener en ellas, un minuto de Omnipotencia, y eso, expande sobre el corazón, la alegría de un joven dios que bajara sobre la Tierra;

porque el Suicidio, es eso: una divina Embriaguez de Omnipotencia.

*

Todo Amor envilece;

pero, es el Amor cobarde de la Vida, el que envilece más;

es por ese instinto degradante, de la más baja animalidad, que la Vida nos posee;

por ella somos sus esclavos, y su juguete;

no hay cobardía, no hay bajeza, no hay Crimen, que el hombre no sea capaz de cometer, por ese amor infame de la Vida;

y, esta querida miserable, sabe, como todas las queridas, engañar al Hombre, abandonándolo en el momento en que más enamorado está de sus caricias;

justo castigo a la Insensatez de amarla;

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

en cambio, la Muerte, no engaña nunca, porque la Muerte, es la Certidumbre;

la Muerte no miente, porque la Muerte es muda;

la Muerte no nos traiciona, porque la Muerte es Eterna;

su beso es el sello de la Eternidad...

el único amor que no se agota, está en ella;

ella os abre sus brazos sin gestos, y su boca sin palabras;

os abraza, os besa, y calla...

porque en el seno de la Muerte, no reposa sino el corazón eterno del Silencio;

y, es sobre el ritmo de ese corazón, que vamos a dormirnos...

es el solo corazón que no engaña.

*

¡Cómo nuestra Vida se parece a un naufragio, cerca a las costas inmóviles, bajo los cielos en cólera!...

¡gritar! y, ¿ para qué?...

¿quién ha de oírnos?...

sólo responderá a nuestro grito, el grito de otros náufragos, desapareciendo bajo las olas, o abrazados a los mástiles rotos, en actitud de prolongar su agonía...

¡insensatos!...

¿por qué no arrojarse de bruces, en el mar de la Muerte y devorarlo?...

¿por qué esperar que la Muerte nos devore?...

*

La Tristeza, no tiene asiento en el corazón del Hombre Fuerte;

lo que germina en él, con la salvaje inquietud de una noche de borrascas, es un odio meditativo y doloroso, a ese gesto estéril de los hombres, ante los horizontes del Dolor, y que se llama: la Vida;

si la Inanidad, la Esterilidad, la Fatalidad de la Vida, se le han mostrado absurdas y desnudas, sobre las costas de la Certidumbre y de la Desesperanza, ¿cómo queréis que ese hombre viva?

si en la tarde de su Vida, ante los estandartes alineados de sus batallas, siente que el desencanto, absorbente como una noche del cielo, que devorara las estrellas, devora todas sus ilusiones, y no deja una, una sola, que ilumine con sus pupilas de oro, el azul ya negro de su horizonte sin Esperanza;

si el amor de la lucha, que había sido su último amor, el único sobreviviente a la derrota y a la muerte de todos sus amores, muere de súbito en su corazón, plegando sin estrépito sus alas, como una águila muerta de inanición sobre una cima invisible, en el esplendor violeta de un crepúsculo de Otoño;

si la Vida, esa miseria ascosa que él había logrado embellecer con el rumor de sus combates y, los espejismos de sus victorias, abre ante él su seno canceroso y vacío, y, le hace ver que del fondo de sus entrañas inmisericordes y corrompidas, no se puede extraer sino una tempestad de gusanos...

¡seno estéril y pútrido, seno sin prestigios, que él, había creído un cielo poblado de divinidades!

si ante el espanto de ver morir esa Ilusión, que era toda su Vida, ve que sin ella su Vida no es;

y, ve, que muerto el Objeto de su Vida, él ya no vive, sino que se sobrevive apenas...

y, es como un Muerto, de pie sobre la ruina de sus sueños fastuosos y magníficos...

¡solo!

solo ante una tierra sin Esperanza, y bajo un cielo sin Ilusión;

solo, en el umbral del Espanto desquiciado ante los huracanes del Abismo...

del Abismo, que lo atrae como un gran seno de mujer, desnudo...

¿por qué culparlo, si entra en ese Abismo y se entrega a los vendavales que han de estrellarlo contra los muros de la Eternidad?

¿Por qué?...

*

No;

la Tristeza del Vencido, no es la mayor Tristeza, porque ella es algo así como los funerales de la Esperanza...

la Tristeza mayor, la Tristeza Infinita, la Tristeza Inconmensurable, es la Tristeza del Vencedor; de aquel que ha triunfado, y ve que detrás de las cimas de la Victoria, no hay sino el Imperio mudo de los sueños desvanecidos...

y, que el Triunfo, no es sino una Soledad, que sigue a otra Soledad;

un desierto, después de otro desierto...

el perpetuo miraje, el perpetuo engaño, que es el fondo de todas las cosas de la Vida;

que la Ficción, es el alma de Todo;

la Ficción, esa nube tras de la cual, no se oculta ningún Sol;

que no poder engañar es una triste Impotencia; pero no poder engañarse, es ya la más cruel de todas las Impotencias;

que Comprender, es un Mal;

y, Saber, es un Mal aún peor...

que las alturas de la Certidumbre y de la Ciencia, no ocultan sino una Verdad: saber que no hay cierto sino la Incertidumbre y la Ignorancia sobre la Tierra...

he ahí el descubrimiento de los nautas mentales: ver que tras del último límite de Todo, se extiende un Continente: la Nada;

he ahí el Dolor del Argonauta, frente a la Atlántida soñada;

¿quién de nosotros, no ha soñado una Atlántida, a cuya conquista ha consagrado su Vida?...

no hallarla, debe ser un gran tormento, algo torturador, como la sed en el Desierto;

pero, hallarla, y ver que se nos rompe entre las manos, como una estrella de cristal... eso no es un Dolor...; eso, es más que un Dolor; eso, es algo que queda más allá de todos los dolores...

caballeros del Ideal, que hemos consumido nuestra Vida, en conquistar una rosa de los jardines del Ensueño...

y, esa rosa, nos resulta una rosa de cenizas...;

¿qué haremos, con el polvo que ha dejado en nuestras manos?

¿qué haremos?

amasar con él nuestras cenizas;

y, juntarnos a las suyas;

morir.

*

No culpéis de Inconstancia el pobre corazón del Hombre;

está demasiado ocupado en buscar la Verdad y la Ventura, y en el seguimiento de esos dos fantasmas, ocupa la fugitiva serie de sus días;

¿cómo queréis que sea constante, en el agitado vaivén de ese perpetuo Engaño?

no se edifica en el fondo de un Miraje;

a no ser... otro Miraje.

*

Es Verdad, que lo más despreciable en el mundo serían los sacerdotes; si no existieran los creyentes.

*

¿Qué es un donativo religioso?

una tentativa de soborno a Dios.

*

Las mujeres, han oído decir siempre que el periodismo es el lenocinio de los hombres, como el lenocinio ha sido hasta hace poco, la única publicidad de las mujeres;

y, de tal manera, han creído que la prensa es un lugar de corrupción, que todos los esfuerzos del feminismo tienden a la conquista de la prensa;

¿se cerrarán por eso los lenocinios?

tal vez no, pero, se multiplicarán enormemente los diarios;

o se fundirán en una sola empresa;

y, las dos morales reunidas, asombrarán el mundo; si después de haber leído la Yellow Press, le quedara aún al mundo lugar para el asombro.

*

No se puede ser, amigo ni enemigo de Dios, porque Dios no existe;

y, sólo se puede ser, partidario, o adversario, de la Teoría de Dios;

de ahí, que la palabra: a-Teo, no me parece la expresión real, de ese estado de ánimo;

a-teísta, parece el término adecuado, para el negador del Divino Absurdo;

¿cuestión de Gramática?

no;

cuestión de Teo-Logía;

ya que los hombres, en su ignorancia de las Ciencias (Logus), las han inventado todas, hasta aquella de Dios (Téo);

resueltamente, entre Dios y el Hombre, no se sabe cuál encierra mayor cantidad de Absurdo, ni cuál de los dos merece más, el gozoso privilegio de nuestra risa;

lo grotesco reside en ambos, con heroica enormidad;

*

El Hombre es un animal talmente sexual, que cuando ante él se dice la palabra Amor, ventea súbito el olor de la Hembra, pues no concibe el Amor bajo otra forma;

de la Hembra nació, y a la Hembra va;

y, sin embargo, Amor, es más.

Amor, es Todo.

Amor de Divinidad.

Amor de Humanidad.

Amor de Inanidad;

en todas sus formas; por todas sus vertientes; en todas las direcciones de su rosa náutica; El Amor, Es La Esclavitud .

Esclavitud religiosa.

Esclavitud social.

Esclavitud personal;

el Hombre libre, es el Hombre que no ama;

y, que no quiere ser amado; porque ser amado es ser esclavizado;

libre es aquel, que ha renunciado al Amor en todas sus formas;

el Hombre sin Dios, sin Patria, sin Familia, sin Amigos;

el Solitario, atento a su propio corazón, en medio de la selva de la Vida; esa selva agresiva y devoradora, en la cual cada Hombre es un árbol hostil, pronto a anonadarlo; un animal malo, pronto a devorarlo; un hálito de muerte, pronto a matarlo;

el Hombre Libre, el Hombre Solo, queda sereno, en esta enemiga selva, que anda como las selvas de Shakespeare; y, anda contra él; la Selva Hostil;

acurrucado en la Soledad, mira pasar la Vida;

procesión de fantasmas, empujados contra el Hombre, por un viento de Fatalidad.

¿Dios? él, ya sabe lo que es ese Mito Implacable y fatal, creado por la Estulticia de los hombres;

¿la Patria? él, conoce la Insensible Deidad; vientre de Saturno, que devora sus propios hijos, o avienta lejos aquellos que no puede devorar;

¿la Familia?... Abraham, ¿por qué levantas el hacha contra tu Hijo?... Cam, ¿por qué insultas a tu padre desnudo? Caín, ¿qué has hecho de tu Hermano?... Benjamín; ¿quién te vendió?...

¿la Mujer?... ¡ oh, la esclava libertada! del veneno de esa su libertad, muere el mundo occidental;

la Mujer en pie, es la Fatalidad en marcha; el Mal es su séquito, la Tragedia va con ella: apartaos...;

la Mujer, en el lecho, es la Divinidad desarmada; es allí, que merece ser Adorada; el lecho es su Altar; llenadla de Oblaciones; ella es el Vaso del Placer y el Ánfora de la Maternidad; id a ella; dadle besos, muchos besos; coronadla de besos hasta morir;

pero, no la dejéis ponerse en pie, seréis devorado por ella;

la posición horizontal, es la única posición, la posición natural a la Mujer;

cualquiera otra posición, es fatal a ella y al Mundo; rompe la armonía del Amor y de la Naturaleza;

¡oh! ¡ el Oriente! ¡ cómo sabe el sabio y viejo Oriente, de cosas de Mujer!

el Oriente, conoce el alma de las fieras;

¿no veis cómo las tigresas y leonas domesticadas, vienen de Oriente?...

¿dónde están los grandes encantadores de serpientes? en Oriente;

¿dónde nació Eva? en Oriente; como el Sol;

y, en Oriente fué domada,

la Soledad también está en Oriente;

¿el Carmelo? Oriente;

¿Patmos? Oriente;

los hombres de la Antigüedad, se refugiaban en los montes para hallar la Libertad;

¡el Hombre Moderno, se ha descubierto a Sí Mismo; y se refugia en esa Soledad!...

un corazón que no ama, es un desierto;

¿cuál Soledad mayor, que la Inescrutable Soledad de nuestro corazón?...

refugiémonos en él;

para vivir en él;

y, morir sobre él;

Soledad es Libertad .

*

El Odio, encadena tanto como el Amor;

no vale la pena de libertarnos de nuestros amigos, si hemos de hacernos los esclavos de nuestros enemigos;

no amar; no odiar, eso es libertarse de la Vida;

el Desprecio, es el único Sentimiento que vive en el corazón del Hombre Libre;

sólo el Desprecio no encadena;

*

Miramos el Pasado con rencor, porque en él hemos sufrido mucho;

miramos el Presente con pena, porque en él sufrimos mucho;

y, miramos el Porvenir con angustia, porque sabemos que en él hemos de sufrir mucho;

¿de quién la culpa de tanta pena?

de nosotros;

de nuestra Cobardía;

pudimos matar el Pasado, y no lo matarnos;

podemos destruir el Presente, y con él el Porvenir; y, no los destruímos;

¿por qué, pues, quejarnos del Dolor y de la Vida, que cultivamos con la Inercia de nuestras manos, y la Debilidad de nuestro corazón?...

la Vida es el Dolor;

y, pues que amamos la Vida, suframos el Dolor;

y, si teniendo la Muerte al alcance de la mano, no la buscamos; ¿por qué entonces quejarnos del Dolor?...

tengamos siquiera el Pudor de nuestra Cobardía;

y, callemos.

*

El Yo kantiano, hace mucho que ha muerto por inanición, sobre todo en la mente de los idealistas;

y, el Yo fichteiano, que ellos creyeron poder levantar sobre las ruinas de aquél, no pudo ser, a causa de su inmanente esterilidad;

sólo el YO nietzscheiano, llena hoy el mundo, con la exultación febricitante de su Yo Integral, y el Intuicionismo Idealista de su Personalidad;

¿un Yo hipertrofiado y paranoide?

sea;

pero, el único existente;

y, superior a todos los otros; que no sufren hipertrofia, por falta de tener un YO;

y, que no serán nunca paranoides, por falta de materia gris, donde albergar los sueños de su Paranoia.

*

Novalis, fundando y, proclamando un YO Estético , sobre las ruinas del Yo Filosófico de Fichte, y del Intelecto petrificante de Gœthe — que no podía ser una noción de Idealidad para almas vivas—, afirmó con esa Doctrina Intuitiva y Emocional, que el alma de las cosas, es decir, la esencia misma de las cosas, no es, y no puede ser, sino Arte y Poesía;

ese Panteísmo lírico, libre de la tiniebla de la frase que hizo tan triste el de Lucrecio, ¿no os parece una alba de Renacimiento sobre los cielos de Ática?

todo el Naturismo místico de Shelley, de Wordsworth, y de Ruskin, que informan la Estética actual, viene de allí, y está latente en las entrañas del Arte, lleno del ritmo y de la ensoñación de esa paradoja sentimental, falsa y tierna, como una alma de Mujer;

de ella, se desprende tal Vida secreta, tal poder de Ideación, tal fuerza de Intuición espiritual, y de transformación simbólica, sobre el mundo y el alma de las cosas visibles, en su divina apariencia de Verdad, que ninguna alma de Artista resiste a la sugestión de esa teoría exquisita y vaga, llena de imágenes reales, puras e intensas, y de un encanto emocional, difícil de resistir;

de ahí que todo el Hombre, y todo el Arte, estén vueltos hacia el rostro de la Naturaleza, por ver salir de ella la plenitud de la Belleza, al conjuro de la Divina Teoría;

¿mala esta Adoración de la Naturaleza, que penetra en el alma del Artista, en grandes ritmos solemnes, llenándola de una infinita emoción, grave y sonora?...

«le Grand Art, n’ est rien que louange et qu’adoration...»

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La teoría filosófica de Jacobi, de que «el Sentimiento, es una luz nueva, hecha para revelarnos algo», puede ser la estrella de Belén, que lleve caravanas de soñadores al establo del Romanticismo, pero es una teoría falsa, flor de Ilusión nacida en las cimas de la Metafísica, sin otra Vida, que la que le presta ese cielo de visiones y prestigios, que los hombres llaman: Fantasía;

falsa, pero bella, como todos los espejismos del corazón.

¡falsa!... y, ¿no son falsos los cielos?...

y, sin el cielo, ¿hacia dónde volarían las aves?

*

El Positivismo anti-poético de Comte, como el Racionalismo mecánico de Kant, nos muestran todos los Enigmas, sin darnos la clave de ninguno;

al Materialismo, fué reservada esta gloria;

él colocó al Hombre en el punto de la escala biológica, de donde había sido arrebatado por las religiones, y, haciéndole ver fríamente sus orígenes, le hizo ver más claramente su Destino.

Darwin, Drapper, Hegel, abrieron ante el Hombre el tenebroso horizonte del Misterio, y le mostraron las remotas cimas desde donde bajan las corrientes humanas, hacia el gran río de la Vida, que va tormentoso y obscuro, al Mar Silencioso de la Muerte, y se pierde en él...

*

¿El Placer, es un dolor?

sí; cuando ha pasado;

¿el Dolor, es un Placer?

sí; cuando se ha ido;

el recuerdo del Placer perdido, ¿no os produce la sensación misma de un Dolor?

y, el dolor que se aleja, ¿no os produce con su ausencia un enorme Placer?

y, eso, porque no existe verdaderamente el Placer, sino una cesación momentánea del Dolor;

y, es, en espera de esos raros paréntesis de ventura, que consentimos en vivir una larga existencia de Dolor;

así es el Hombre.

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