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«En las zarzas del Horeb» (1921) es una recopilación de artículos de José María Vargas Vila de muy variada temática. El autor diserta sobre filosofía, historia, política y literatura en los más de veinte artículos que componen esta obra y analiza con su habitual estilo implacable los temas candentes de su época.
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Seitenzahl: 174
Veröffentlichungsjahr: 2021
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José María Vargas Vilas
ESTUDIOS HISTÓRICOS EDICIÓN DEFINITIVA
Saga
En las zarzas del Horeb
Cover image: Shutterstock
Copyright © 1921, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726680638
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
PARA LA EDICIÓN DEFINITIVA
A medida que pierdo el amor de la Vida, pierdo el amor de mi Obra;
siento que la una va a faltarme, y, no tiendo con orgullo las manos hacia la otra para asirme a ella y, ampararme en ella, con el deseo de sobrevivirme en ella;
la dejaría voluntariamente hundirse y desaparecer conmigo en el sepulcro, sin que mi corazón tuviera un solo susulto de pena ni un leve estremecimiento de pavor ante este naufragio absoluto en la Muerte;
haber vivido, es ya un dolor... todos los dolores;
sobrevivirse...
¿no será también un dolor?...
no se escapa del Dolor, sino escapando de la Vida;
de toda forma de Vida, aun de aquella vaga y confusa que flota como un miasma combustible en la mente de los hombres y que se llama: el Recuerdo;
¡desgraciado de aquel que deja tras de Si, huellas de su Yo, si éste fué el de un rompedor de aureolas, y el de un triturador de cadenas!...
su gesto libertador no será perdonado jamás;
la raza de los esclavos es inagotable, como las arenas del Desierto y como las olas del Mar;
el Ergástulo es fecundo, como las entrañas de las selvas y, el fondo de los pantanos;
y, él, vomitará su vocerío injurioso sobre aquel que derribó sus ídolos, o hizo el gesto de herir la insolencia de sus amos:
desgraciado de aquel que dijo la Verdad entre los hombres;
ése será lapidado aun después de muerto, con tanto furor como lo fué cuando era vivo;
y, su Recuerdo, será coronado de ultrajes, como lo fué su Nombre, cuando era un lábaro de Libertad en el combate, y, se extendía flagrando como una llama a los cuatro puntos del horizonte;
su voz, es decir, su Obra, saliendo por entre los intersticios de su tumba, será como un largo grito en la Noche...;
un clamor inmisericorde, interminable;
él, perturbará el sueño de los amos y la paz de los siervos;
ni unos ni otros, perdonarán a aquel que los hace insomnes;
y, tenderán indignados sus manos en la sombra, contra aquella sombra indignada que los perturba;
tal fué mi Vida;
tal será mi Muerte;
yo, no tiemblo ante este porvenir de ultraje y de desolación, como no temblé ayer, y no tiemblo hoy, ante estos heraldos inevitables de mi Destino;
nada de eso tiene el poder de conmoverme ni de inquietarme;
este libro mio, más que un libro de batallas, fué un extraño libro de profecías;
el Tiempo lo ha consagrado, cumpliendo una a una sus trágicas anunciaciones;
si en mi alma hubiese aún, un lugar para la sorpresa, yo mismo me habria sorprendido de ver tan inexorablemente cumplidas mis Previsiones, y de ver cómo la Realidad fué más allá del perímetro visible trazado por las alas de las más trágicas Visiones;
ninguna de las grandes peripecias históricas que conmovieron el Mundo en los últimos veinte años, ha sido extraña a las admoniciones de este libro;
ninguna, ni aun esta última guerra, que amenazando decapitar la Europa, se ha conformado con dejarla despedazada y como enloquecida de Miedo, más esclava y más rencorosa que antes, temblando de rodillas ante la espada invisible que mañana ha de atravesarle el corazón;
si yo fuera aún capaz de sentir orgullo, lo sentiría ante el poder de Visión Profética, que caracteriza este libro en cuyas páginas tiembla un tropel de veredictos que se cumplieron;
pero, el Orgullo ha muerto en mi corazón, como todas las pasiones que lo agitaron;
en aquel sarcófago vacío, sólo el Amor de la Libertad vive aún;
y, siento que sólo por ese amor daría lo que me queda de vida;
y, como éste es un libro de Libertad, por eso lo amo;
con un amor reflejo, que es como un rayo de luz caído de los divinos ojos de la Diosa, cuyo amor llenó mi Vida;
el rayo de esos ojos inmortales es el único que hoy ilumina este engañoso tremedal, florecido de juncos y asfódelos en el cual se reflejan ya los cielos ilúcidos de la Eternidad;
estero mudo y sin fulgores, en el cual me preparo a entrar tranquilamente, como en el corazón de un miraje en cuyo fondo una luna muriente reflejó sus últimos rayos taciturnos;
es bajo el divino patrocinio de esos ojos, que hoy exorno este libro con estas líneas, y lo entrego a mis editores para que entre en la Edición Definitiva de misObras Completas;
vaya el zarzal incendiado en el cual tiembla el eco de mi voz, a brillar y a sonar como aquel del Monte Bíblico, sobre el sendero de los pueblos en marcha hacia la Libertad;
la Libertad... la divina Palabra, que ha vivido voloteando entre mis labios, como una abeja de luz, caída de los panales del Sol;
la Libertad... la divina Palabra, que yo quisiera llevar, al morir, prisionera en mi sudario para soltarla a volar en los cielos tenebrosos de la Eternidad;
y, hacer con ella, libres las sombras de los muertos;
ya que no pude con ella hacer libres las almas de los hombres;
en ese gesto de estéril heroicidad mental que fué mi Vida.
Vargas vila.
1921.
Más vencido que nunca;
más triste que nunca;
más desolado que nunca;
tengo necesidad de todo mi coraje para vivir; y tengo necesidad de degollar mi desprecio para actuar;
he renunciado a la pasión cobarde de esperar;
alto, en mi soledad, donde suena mi voz como un trueno amigo que arrulla;
nada engaña mi soledad;
sé, que he perdido mi Vida;
que el culto del Ideal, la ha hecho estéril;
que la Vida, no es eso que yo he soñado;
que toda Redención, es un suicidio;
que dedicarse a la Ventura de los otros, es matar su propia ventura;
que el más miserable de los esclavos, es aquel que emplea su vida en dar a los otros la Libertad;
si un hijo mío me dijese:
—Padre, ¿cuál es el camino de la ventura?
yo le diría:
—El contrario de aquel que yo he seguido: marcha en dirección opuesta a mi corazón; sé mi antípoda; no seas bueno; no quieras ser libre, y sobre todo, no intentes nunca libertar a los otros; ¿ no ves cómo muere tu padre, con un dolor que haría temblar las entrañas del Mundo, si el Mundo tuviese entrañas?
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
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El Engaño, no es posible a mi corazón;
la edad me ha devuelto la vista, en mi camino de Damasco; ¡ inútil rayo!;
no torceré mi rumbo;
seré fiel a mi Destino;
cumpliré mi Vida;
tengo el horror de las apostasías;
y, en este declinar de mis años, cualquiera de ellas, me parecería, no una traición a mi Vida, sino un ultraje a mi Muerte;
quiero morir amando aquello que asesinó mi Ventura;
no reniego de mis sueños;
los estrecho contra mi corazón, y muero con ellos;
no maldigo de mis batallas porque fueron estériles;
de sus banderas destrozadas hago un sudario, y me envuelvo en él;
y, dejo sobre el camino, la sangre de mis pasos y el eco de mis clamores;
treinta y cinco años de combates, han hecho insensible mi corazón, si alguna vez lo tuve;
he sacudido el huracán de mis Ideas, sobre tres generaciones de hombres, y hoy sacudo sobre sus cabezas, este leve polvo de cenizas, triste como una exhumación;
como un peregrino que va a dejar el Mundo, sacudo mis sandalias sobre él...;
miro a todas partes del horizonte, y no veo el alma hermana que responda a mi voz;
caigo en el sendero y no veo las manos fieles que se disputen el peso de la cruz, que rueda de mis hombros;
¿he sido el último hombre libre que ofrendó su vida a la Libertad, en las cumbres vertiginosas de la Idea?
¿he de morir solo, bajo el sol occiduo de la vejez, que empieza a dar sobre mi cabeza sus rayos sin amores?
eso, no me inquieta;
otros hombres vendrán, dignos como yo de servir a la Libertad, y de morir por ella;
ellos hallarán mis libros, y leyéndolos en las melancolías del futuro, harán Justicia a mi memoria;
eso no alegrará mis huesos en la tumba;
como nada ha alegrado mi corazón sobre la Tierra.
Vargas Vila.
París, 1913.
La Dignidad, es el gesto supremo de una vida;
ella armoniza todas las actitudes de una grande alma;
el gesto, es necesario al Genio; lo completa y lo fija;
toda personalidad reside en una actitud, cuando esa actitud es una virtud;
la actitud es en la vida, la proyección de la propia alma: la sombra de sí mismo;
el Ideal de un hombre, se cristaliza todo en su actitud;
la persistencia heroica en una noble actitud, crea esa gran fuerza moral que se llama, la Personalidad;
y, esa fuerza es un faro, que basta para iluminar un mundo;
el martirio no es más que una actitud: la muerte es su perfume;
a esa actitud, los mediocres la llaman pose.
¡ Savonarola era un poseur!
y, de esa pose nació el Cisne;
qué pose, la de Juan Hus, sobre su hoguera;
de los grandes poseurs, Víctor Hugo, es el Patriarca;
a los ojos de la estulticia, él lo es;
¿qué mayor poseur que un desterrado voluntario?
un desterrado, sufre más que un guillotinado; y vale menos;
un mártir que piensa, inspira menos compasión que un mártir que muere;
¿ qué idea se tiene de la vida?
el destierro lleva al Olvido...
el cadalso lleva a la Apoteosis;
un desterrado, no es sino un obstinado;
¿por qué se empeña en vivir?
¿por qué vuelve la espalda a la Patria esclava?
ese hombre es un desequilibrado;
el equilibrio perfecto está en ponerse de rodillas;
¿por qué se obstina en ser un ciudadano de menos?
ser un esclavo de más; eso sería su gloria...
la proscripción, es una rebelión, cuando esa proscripción es voluntaria;
un Rebelde, es un estorbo;
en ciertas épocas, como la presente, es un anacronismo;
rebelarse contra la Tiranía; ése es un gesto arqueológico;
sufrirla, es lo lógico;
¿sufrirla? eso es poco; amarla, eso es todo;
en sufrir la Tiranía puede haber debilidad; pero en amarla hay vileza;
y, la vileza, es toda la virtud de ciertas épocas;
un Proscripto, es un remordimiento;
se le puede alejar de su patria, pero está siempre cerca de las almas, como una obsesión;
¿cómo proscribirlo de las almas?
aquel gesto de orgullo, impresiona los espíritus;
es necesario castigarlo;
¿ cómo se castiga a un proscripto?
proscribiendo sus libros...
y, eso es poco;
el Mundo libre, lee lo que el pueblo esclavo no quiere leer...
no pudiendo matarlo, hay que insultarlo;
y, el insulto al Proscripto se hace una profesión;
y, el Proscripto se hace una escala, por la cual trepan a la celebridad, los paniaguados de la tiranía...;
cuando un Rebelde muere, sobre su tumba se hace la comedia del perdón...
la muerte, desarma sus enemigos;
para el Proscripto no hay olvido...
es la pesadilla del Despotismo, y el reproche vivo de los esclavos...
ese hombre nos denigra, dice el amo: hay que matarlo;
ese hombre nos humilla, dicen los lacayos; hay que devorarlo...
el Proscripto es inerme, pero es inmune;
su dolor le sirve de escudo;
¿con qué podríais amenazarlo?
¿ su patria? la ha perdido;
¿su familia? la ha dejado;
¿su amor? lo ha estrangulado dentro de su propio corazón;
¡ va solo! solo con su dolor;
¿qué podréis arrebatarle?
¿la vida?
y, ¿qué es la vida para un Proscripto?
su sangre mancharía vuestras manos, menos que sus lágrimas;
las lágrimas del Proscripto, son el gran grito inexorable;
las noches del Proscripto, en su acre desnudez de soledad, son el gran clamor que acaba por conmover las entrañas mismas de la Tierra;
el Orgullo del Proscripto, no es sino una forma de su Dolor;
su gran poder de despreciar, no lo libra del tormento de sufrir...
¡ tener que despreciar su patria!...
¿imagináis tormento igual?
avergonzarse de su propia madre, sería sólo comparable a esa tortura...
la ingenuidad de su protesta hace reír la indignidad de su época;
el gracejo se ceba en él, como un tábano en las melenas de un león herido...
esas clases de ataques, adquieren la prima, en los mercados del dicterio oficial:
el César ríe, cuando uno de sus bufones hace reír su corte, a expensas del genio ausente;
es un género de venganza, digno del César;
cuando Víctor Hugo, Proscripto voluntario, volvió la espalda al César, y lo azotó, se hizo de moda en la prensa oficial, denigrar de aquel gran Proscripto, que era toda la dignidad de su época;
la caricatura deformó el águila;
la crítica hizo su agosto;
a la publicación de William Shakespeare, Armand de Pontmartin, crítico oficial, que ya había declarado loco al gran poeta, declaró que la señal verdadera de la decadencia de Francia, era el tener aún lectores Víctor Hugo;
diez años más, dijo el crítico palatino, y nada quedará de ese fárrago;
cincuenta años han pasado...
¿ quién sabe que existió Portmartin?
¿quién ignora a Víctor Hugo?... el Genio, aislándose, se engrandece;
la perspectiva magnifica su actitud;
he ahí lo que exaspera la envidia;
¿cómo aminorar a un hombre cuya altura consiste en conservarse de pie?
habría una manera de eclipsarlo, ponerse todos en su misma actitud, al lado de él...
pero entonces, ¿qué sería del César, que no se ve grande sino en medio de esa turba arrodillada?
ese hombre no inclina la cabeza, ese hombre no dobla las rodillas: su rigidez lo hace gigantesco;
¿qué hacer contra el coloso?
lapidarlo;
arrojadle vocablos, ya que no podéis arrojarle piedras;
anatematizado sea por la piara, el león huraño que medita en la playa lejana, bajo el implacable sol...
las moscas que vuelan en torno a la lepra de Tiberio, maldicen el águila de las legiones vencidas;
el Proscripto es una cima;
ël sólo representa un drama;
el drama de la Justicia Implacable;
todos olvidan, el Proscripto no olvida...
todos perdonan; el Proscripto no perdona;
todos capitulan, sólo él, no se rinde:
su nombre es una bandera;
es necesario abatir esa bandera;
hay que sumergir esa cima;
las olas del Olvido se niegan a marchar contra ella;
se apela entonces a las olas del pantano; ésas no la sumergen, no aspiran sino a mancharla;
dejan a sus pies el cieno asqueroso;
ese cieno se llama la calumnia;
la radiosa serenidad de la cima, exaspera al crimen;
el César no tiene rayos;
¿cómo herir la cima?
esa cima se corona de tempestades; ella, sí dispone del rayo...
el César tiembla, cuando la cima fulgura;
la cima siembra el espanto, como la soledad;
esa cima es el resto insumergible de un cataclismo;
ella, está allí para atestiguar ante los siglos, que hubo un pueblo;
la bandera de ese pueblo desaparecido flota sobre esa cima...
detrás de esa cima, brilla siempre una aurora;
la gestación del mañana está en ella; he ahí, por qué la Noche ruge contra la cima;
atacad la cima, es decir, calumniad la cima, he ahí la palabra de orden de aquellos que no pueden vencerla;
¿ no oís el rumor de esa calumnia?
ese hombre es un poseur;
su actitud no es sino el convencionalismo de su orgullo...
ese jacobino no busca sino el Poder;
en él duerme, como el decir de Sila, el alma de muchos Marios;
¿no veis cómo es desproporcionado y enorme?
ese Hombre es un Monstruo;
no ha querido venderse al oro; sea;
pero se vende a la Historia;
su soberbia capitula con la Apoteosis del mañana;
tiene el orgullo de ser virtuoso;
esa necedad, es un fenómeno en esta edad;
representar la Virtud, es ser farsante;
no hay admirable sino el esclavo;
no hay grande sino el César;
quien está contra él, está contra el Mundo;
no amar la tiranía, es rebelarse contra la Humanidad;
no tener los vicios de su época, es estar fuera de su época y contra su época;
he ahí un revolucionario arcaico;
la Libertad, ha pasado de moda;
y, la Dignidad también;
¿los principios?
¿qué son los principios?
un lastre inútil, bueno para arrojarlo desde la pasarela del aeroplano, para acelerar la ascensión;
no se triunfa ya con las doctrinas, eso es arcaico también...
¿la Virtud?
no hablemos de utopías;
no hay más Virtud que el Éxito;
la era de las ideas ha pasado;
vivimos en la era de los intereses;
el Pensamiento, ésa es otra utopía romántica;
no hay grande sino el vientre;
el Mundo es una enorme digestión;
ésa es la Vida;
¡ paso a los estomacales!
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Tal es el lenguaje de la hora;
la dignidad, es un gesto gótico, que es necesario ocultar como un vicio;
es verdad;
es la hora trágica de las decadencias, la apoetasía de la Virtud se hace el primer deber del ciudadano;
todo gesto de rebelión, es gesto estéril;
no es la hora de Foción; es la hora de Filipo;
no es la hora de Catón, es la hora de César...
cuando Catón es inútil, César triunfa;
cuando César triunfa, Bruto sueña;
y Bruto, también fué estéril;
la muerte, que libra a los pueblos del Tirano, no los libra de su propia servidumbre...
¿quién curará un pueblo?
aquel que infunda en él una alma nueva...
decidle la palabra que haga latir su corazón, que arme su fe, que despierte su valor...
la hora es de la Palabra;
nada se puede sin ella; nada contra ella...
decid al mundo la Palabra, y el Heroísmo bajará sobre la Tierra;
y, cuando el Heroísmo sea venido, el tiempo de los esclavos habrá pasado...
no hay más esclavos sobre la Tierra que aquellos que quieren serlo...
Todas las horas de la Historia son solemnes:
en ellas se libra el combate eterno de los pueblos;
hay horas gloriosas, hay horas tristes, hay horas de dolor, pero no hay horas estériles, en este combate eterno de Jacob, lidiado en las tinieblas de la Vida;
mientras haya un pueblo que combata, ese pueblo no combatirá en la indiferencia, ni en la soledad; su grito no se perderá entre el silencio de los hombres ni el vacío lamentable de la Historia;
el único gesto que no es permitido al filósofo, frente a las revoluciones, es el gesto de la Indiferencia;
ya no hay lucha de los hombres, sino lucha del Hombre...
todo combate de pueblos, es hoy el combate del Pueblo;
del Pueblo contra todos;
allí donde la Libertad libra un combate, es la Humanidad quien lo libra: cualquiera que sea la latitud del mundo en que se lidie, y la lengua en que se dé el grito de guerra;
en las rudas vertientes de la Historia, por donde quiera que un pueblo baja hacia el llano del combate, los desfiladeros se abren, y la sombra de Leónidas aparece;
todo sitio de morir con honor, es Termópilas;
ése no es un sitio, ése es un gesto;
todo grito de revolución, es fecundo en el destino de los hombres;
¿por qué no hacerlo oír, si ese grito puede regenerar la Tierra?...
engrandecerlo desmesuradamente, es un deber del hombre libre;
así frente a la hora actual, que la actitud de Rusia se hace solemne;
es aquel el único punto digno de ser mirado: es allí que vive el porvenir de Europa 1 ;
y, el porvenir de Europa, es el porvenir del Mundo;
es nuestro porvenir;
¿por qué los escritores de América, parecen heridos de ataraxia, y de afonía, ante el espectáculo de esa gran revolución llena de un espíritu humano implacable e inmenso?...
y, sin embargo, en ninguna parte del Mundo como en América, la repetición de este gran grito es necesario...
porque después de Rusia, no hay pueblos más esclavos, que esos rebaños que allí vegetan entre la inercia y la cadena;