Odisea romántica: diario de viaje a la República Argentina - José María Vargas Vilas - E-Book

Odisea romántica: diario de viaje a la República Argentina E-Book

José María Vargas Vilas

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«Odisea romántica» (1927) recoge la crónica de viaje que José María Vargas Vila redactó en 1924 durante su gira por Latinoamérica, durante la cual pronunció una serie de conferencias en diferentes países del continente, que luego agruparía bajo el título «Polen lírico».

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Seitenzahl: 242

Veröffentlichungsjahr: 2021

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José María Vargas Vilas

Odisea romántica: diario de viaje a la República Argentina

BIBLIOTECA NUEV A MADRID

Saga

Odisea romántica: diario de viaje a la República Argentina

 

Cover image: Shutterstock

Copyright © 1927, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726680348

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Al Doctor Federico Castañeda

en homenaje de amistad.

VARGAS VILA

PREFACIO

Mitad-Poema… Mitad-Panfleto… es este libro…

dos zonas habituales al vuelo de mi Pensamiento...

el ala azul

y

el ala roja...

se tocan a veces, y forman un rosa pálido de Ensueños...

en la sonora ruta;

con este libro

doy nuevas pautas

doy nuevas normas

para escribir libros de viajes...

es mi Destino...

descubrir tierras vírgenes,

marcar senderos...

y ser crucificado sobre la playa que descubrí, por aquellos mismos a quienes marqué la nueva senda;

el Arte de escribir Libros de Viajes envejece;

se hace caduco...

como el de versificar

y el de novelizar...

y, aun el de panfletizar, en el rojo arenal de la Política...

nunca como hoy, se ha visto la miseria del Panfleto, en duelos recientes, de los Arqueros de la Detractación...

donde falta el Genio, el Arte, puede extender sus frágiles alas, y cubrir la Obra, que la falta de Genio hace precaria...

y, la salva... acaso

pero ¿dónde el Arte no suple al Genio, y ambos están lamentablemente ausentes?...

el guijarro de la honda de David...

caído en la tierra,

inerte y sin valor;

las escuelas envejecen...

los sistemas, se hacen seniles...

y entran en decrepitud;

los métodos son precarios y transitorios;

sólo el Arte, es Eterno...

porque él, tiene fuentes ocultas, de diaria Renovación...

yo, había viajado mucho...

y, no había escrito nunca un Libro de Viajes...

ocurrióseme ahora, hacerlo;

y, lo he hecho, así...

no un libro para touristas;

ni un Vade-Mecum, para viajeros curiosos;

ni una Guía Comercial, para Agentes Viajeros...

ni un Itinerario, de calles, callejuelas y, edificios, para uso de ingleses aburridos...

no

mi libro, no es un Baedeker...

ni la Geografía,

ni la Etnografía...

ni la Estadística;

ni la Economía Política...

han sido puestas a escote, para mostrar aquí, el caudal de mis conocimientos;

no...

ni me aburro, ni aburro a los demás, en el decir de esas cosas;

el que quiera saber los grados de latitud a que está situado Buenos Aires, el número de sus habitantes, el nombre de sus fundadores, el de sus calles y plazas, la dirección de sus bancos, y el precio de sus hoteles...

no me lea...

cierre este libro

y compre un Baedeker;

yo, no estoy dispuesto a colmar el piélago de sus ignorancias fútiles;

ni hacer competencia a los Cicerones, y guías de Hoteles y de prostíbulos;

quienes busquen la emoción de grandes vistas panorámicas, a estilo cinta de película yanqui...

cierren este libro...

aquí no hay match de boxeo, ni episodios de apaches, ni escenas emocionantes, de bandidaje espectacular...

no cultivo ese género...

mi libro no pertenece a la serie episódica y narrativa, que tiene su alveo misterioso en los de Hesiodo, y, acrece su caudal, con las fábulas de Jason, las excursiones de Marco Polo y los Viajes de Anarcasis, en las regiones de la Antigüedad, hasta los grandes tapices Chateaubriandescos, las deslumbrantes mayólicas Gauterianas, los frescos Pierrelotistas, las sonoridades Barresianas, y estas desventuradas aventuras de novelistas en viaje, tan en boga hoy, que se asemejan enormemente a las narraciones de una portera fantasista, nutrida en la literatura de Javier de Montepin... las cuales se nos ofrecen como modelos de Literatura Pelicular;

no;

yo, no describo,

yo, escribo,

mi libro, no contiene, sino el diálogo puramente espiritual, entre otras almas y la mía, entre los paisajes y Yo; y, yo, digo lo que las almas y los paisajes, dijeron a mi alma y a mi corazón...

libro de un Solitario, que llevó consigo su Soledad, para pasearla a lo largo de un Itinerario Psicológico, en Diálogos Mentales con el Alma Sonora de los Otros, y el alma Muda de las Cosas, que alzaron ante mí, sus desnudeces de estatuas mutiladas y vencidas...

si hay ecos de Tumultos, en mi libro, esos Tumultos, no los levanté yo...

los levantaron contra mí, y en torno mío,

y, yo, no hice sino hacer oír, el chasquido de mi foete, en las espaldas desnudas, de los siervos, pagados para amotinarse contra mí...

con este libro, hago homenaje, a dos Grandes Divinidades:

a la Justicia

y a la Piedad...

a la Justicia, porque en él, digo a la República Argentina, la Verdad, que hasta hoy, no le habían dicho, los esclavos abyectos, que llegaban de rodillas, a mendigar un mendrugo, de sus manos opulentas;

yo, he sido el único Escritor, de nuestra Raza, que no ha ido allí, en busca de Reputación, ni de Dinero...

reputación...

yo, la tenía ya, de antaño...

tanta, como para darla a todos los Escritores Argentinos;

dinero... si no para comprar su Elogio, y el de la “Nación”, y hacer enmudecer la turba de rateros del Renombre, asoldada contra mí, sí para permanecer erguido y de pie ante ellos, arrojándoles a puñadas mi Desprecio, como un sustento a su Venalidad;

con este Libro Mío, hago una Obra de Caridad, porque desde el día de su aparición, no habrá en España y en América, Cronista Menesteroso, Saltimbanqui Literario, y aspirante a folletista inocuo, que no se apresure a atacarlo, para ser grato a la “Nación” de Buenos Aires, acaparar los trescientos francos, que ella paga por su colaboración, y deslizarse hasta los bajos fondos de la Prensa bonaerense, que les arrojará también, los detritus de su miseria, en pago de su inútil Osadía...

soy feliz, de poder darles mi libro, como una limosna, a su hambre de lobeznos rampantes y aullantes, en las estepas del Infortunio, sin Honor...

los lansquenets de “La Nación”—y su Poeta 1—tendrán defensores dignos de ellos, y el metal de las monedas con que los paguen, tendrá un doble motivo de hacerse rojo de vergüenza: el del contacto con las manos que lo dan y con el de aquellas que lo reciben...

para tener razón a devengar su estipendio, ellos gritarán, que este libro es escritocontra la República Argentina...

mentira...

mentira...

pero, eso no me importa...

los únicos que podrían dolerse de ello, son los argentinos...

y los argentinos, ya no existen...

han sido barridos, por la ola de la Invasión...

han desaparecido, bajo la Conquista Blanca;

y Silenciosa...

como un Sudario...

a ese Cadáver, medio sepulto...

a los escasos sobrevivientes de esa Raza, ya casi desaparecida, y pronta a extinguirse;

a su Gran Dolor...

dedico este Libro;

como un Epitafio...

a la Gloria de la Argentina Muerta...

por sobre la Insolencia, de la Argentina Viva...

por sobre los arcos de sus Conquistadores, sin Victorias, que ignoraron la caricia de los laureles...

arrojo este puñado de rosas rojas...

sobre la tumba, de una Nacionalidad...

y de una Raza...

muertas, sin combatir...

las arrojo...

piadosamente...

tiernamente...

con un GranRespeto,

conmovido

y

fraternal...

Vargas Vila

 

París, Mayo, 1927.

DEL MEDITERRANEO AL PLATA

DIARIO DE VIAJE

12, 1923, a bordo del Re Vittorio.

Bahía de Barcelona, Diciembre.

 

pálida , lenta y suave, la noche va llegando...

como un cetáceo enorme, posado en la ribera, el buque ingente y lúgubre, muestra su inmensa mole...

entramos…

nos devora el Monstruo, que refleja sus mil focos de luz...

el Mar, duerme, en el suave candor de las estrellas, como un niño, en la cuna;

flota casto el Enojo, sobre la Mar Silente...

una Galera de Oro, anclada en el Crepúsculo, se diría, la cauda del Sol, ya hundido; como un Efebo pálido, muerto de laxitud…

todo Adiós tiene el rostro de la Muerte...

partir, es morir, transitoriamente, a los ojos de aquellos que nos aman...

sus lágrimas, nos sirven de sudario...

y su corazón, es, como una tumba, abierta en las playas del Olvido...

¿por qué la fuente de las lágrimas, se ha secado en mis ojos?

acaso, la fuente de las lágrimas, está en el corazón, y el divino manantial, hace ya largo tiempo, que se agotó, sobre la entraña dolorosa, fatigada de sufrir...

partimos...

el buque se aleja lentamente...

y parece, que entrara, por una enorme y única portada, en la sombra y en el Mar...

bajo un cielo sin claridades...

sobre las olas trémulas, en las cuales, susurra un largo clamor de lamentación.

 

Diciembre, 13.

 

Costas de España, a la vista;

costas de Andalucía;

olas violetizantes, bajo cielos de mayólica, desnudos de todo encanto…

las nubes, como Ménades descabelladas, parecen arrastrar en sus cendales, el cadáver del Otoño... bello aún, como el cadáver de un Poeta, sensitivo y soñador, muerto de angustia;

he, ahí, que el Mar, toma de súbito extrañas coloraciones, y se estremece, con la sensibilidad de un lago de ópalo, sobre el cual, pasará un estremecimiento de oros; lánguidamente extintos...

“el Mar, es, el Gran Pintor”; ¿quién lo dijo?

no importa;

pero... ¡cómo los colores de este Gran Pintor, son limitados!...

en cambio, el Cielo, su hermano y su rival, es talmente rico de gamas, cambiantes y aun violentas, que se diría inagotable;

el negro y el azul, son los colores dominantes, de las olas, y eso, les da una extraña monotonía, que no roba ningún encanto, a su lánguida belleza;

la mañana, es blanca y luminosa, como llena de un esplendor nupcial;

se diría, que una floración de azahares, revienta, sobre los cielos lejanos;

los montes, perdidos en la bruma, tienen líneas exquisitamente suaves, como si se esfumasen, lentamente, en el alma mística del paisaje...

en la costa, dijérase, que, el Sol, pone besos de oro, sobre las playas dormidas...

las espumas, son, como geranios enfermos, que se deshojan, llenos de gracia suprema, después de haber coronado la frente del Mar, fríamente pensativo;

el Mar, tiene, eso de común, con el Genio; que no se revela nunca totalmente, y guarda siempre, el secreto inicial, de sus Divinos Poemas;

el Misterio, es el Alma del Mar, y la del Genio, y duerme eternamente, en el encanto voluble, de su seno taciturno;

el Mar, no sonríe nunca, ni aun besando las playas, en cuyos senos viene a dormirse;

las conquista, sin acariciarlas, las viola, sin amarlas, y las posee, brutalmente, con un gesto de Dominio, que es su sola Voluptuosidad...

en cambio, el Cielo, es amable y lírico, como un Trovador profesional...

el Cielo, es romántico, y ama, decir a las olas, sus Poemas de colores;

una como embriaguez de Amor, flota entre el Cielo y el Mar...

confidencias, de los oros extintos, a los azules difusos, sobre los cuales, un polen de astros, fecunda el seno de las espumas inquietas;

yo, amo el Mar, por sus tristezas... profundas, inexplicables, irreveladas...

como las mías...

un Dolor, que se revela, muere sobre los labios que lo dicen...

un Dolor, que puede explicarse, puede consolarse...

¡Bendito sea el Dolor que no tiene Nombre!...

ése, es superior al Dolor de todos los Hombres, y hace, aislado, y solitario, como un Dios, a aquel que lo posee...

 

Diciembre, 14-1923.

 

La Pasión de los viajes, es pasión de Juventud...

¿por qué, emprendo yo, este viaje, ahora, en esta Hora Melancólica, en que muertas, no ya mi Juventud, sino aun mi Edad Madura, me preparo a entrar, erecto y sin temblores, en los plácidos Jardines de la Vejez, llenos de suaves penumbras?...

esta Hora, es muy bella, con sus horizontes limitados, donde pestañean amorosamente, estrellas muy pálidas, como vírgenes enfermas, que en sus sueños de Histeria, nos invitaran para una Noche de Nupcias, en el fondo de un Féretro…

en la opacidad de sus horizontes, palpita el corazón de la Muerte, que nos espera, para reclinarnos tiernamente, en su seno sin palpitaciones, sin emociones, eternamente virgen, como el Seno de una Estatua...

a esta edad de la Vida, todo Viaje, es una Aventura Audaz, y sin grandeza...

y, sin embargo, hay en él, una Gran Voluptuosidad…

la Voluptuosidad, de una Violación...

la Violación, del Misterio…

de lo Desconocido…

de la Virginidad de las Auroras...

y de las Nubes…

y, de las Olas...

y, de todas esas cosas, palpitantes e incógnitas, que se extienden ante nosotros, con el acre Deseo de ser violadas…

a cada vuelta de las hélices, del barco, es, algo nuevo, algo virgen, que surge ante nosotros, debajo de nosotros, habiendo acaso, conmovido un momento, con su Estéril Belleza, el rudo corazón de nuestra Indiferencia...

es, mirando la Belleza de estas cosas, nómadas y fugitivas, que trato de hallar una compensación, a la Belleza de las cosas estables y amorosas, que he dejado detrás de mí, para emprender esta loca Peregrinación...

mi Casa...

mis Libros...

los Jardines de mi Soledad...

graves, calmados, y severos;

reposorios de Paz...

lagos de Serenidad...

donde los Cisnes de mis Ensueños, extendían el blanco nácar de sus alas Eucarísticas, y dardeaban sobre las olas, el rubí de sus Pupilas Taumatúrgicas...

nada de lo que es necesario, a la Tranquilidad, y aun a la Felicidad, de una Vida, me faltaba...

¿por qué, dejé yo, el Corazón de mi Soledad, para entrar en este Tumulto de olas, que me llevan hacia el Incierto corazón de lo Desconocido?

¿por qué dejé el Huerto Apacible de Horacio, para seguir tras el Fantasma Errante de Ulises?...

este Viaje, es, una Traición a mi Soledad...

¡ ay!, y, tal vez a mi Destino...

¿qué voy a buscar en él?

¿Oro?

del producto de mis libros, he tomado la cantidad necesaria para emprenderlo y para realizarlo con holgura; no voy, como otros, en busca de oro; lo llevo conmigo;

¿Gloria?...

hace mucho que el Frágil Fantasma, me cubre con la fragilidad de sus alas;

y, esa Inerte Mentira, no halaga el Orgullo Solitario, de mi Corazón;

¿la Ventura?

yo, no soy un cazador de nubes, en las praderas vírgenes del Cielo...

hay, mucho de involuntario, en este viaje, que yo pensaba retardar, hasta verlo esfumarse, definitivamente, de los designios de mi Vida;

él, se ha formado, por circunstancias extrañas, poco a poco, como un alud, y, ahora, se precipita sobre mí, y me arrastra en su vorágine;

y, me lleva;

¡ hacia dónde!

hacia las playas lejanas de la América;

en una Odisea Romántica...

porque eso, y no otra cosa, es este Viaje.

un gesto, de liberación de mi Espíritu, para escapar a los Jardines Claustrales, de mi Soledad...

un movimiento de descentralización, para salir del imperio Hermético de mi Yo, e ir más allá de sus fronteras, hacia otras Zonas Espirituales;

salir de mi Propia Alma, e ir hacia el Alma de los Otros;

es una medida de Higiene Mental, aconsejada, e impuesta, por los Médicos...

convalezco de una gran crisis nerviosa, que ha quebrantado hondamente mi salud y ha puesto en peligro mi vida...

y, los Médicos, me ordenan, partir...

descansar...

no escribir…

no leer...

contemplar otros horizontes...

distraerme...

viajar...

he ahí el objeto verdadero de este Viaje...

los diarios de América, y los de España, han hablado de Conferencias, que yo daré...

eso, es mucho...

yo, no viajo en jira Oratoria;

no soy un Comerciante de la Palabra;

no iré, como otros, a ejercer la Mendicidad, desde lo alto de una Tribuna, ni a tarifar mis vocablos, poniéndoles un precio;

no...

si recuperada mi Salud, y venciendo mi Displicencia, resuelvo hablar en Público, será, para decir mis Ideas, no para venderlas…

mi mano, al extenderse hacia el horizonte, será, para marcar a los Pueblos, rumbos de Libertad, no para pedir un óbolo, a aquellos que me escuchan, y tender a los pasantes, la escudilla de Belisario...

los Pueblos, que me escuchen, oirán mi Palabra, desnuda como un Dios, y rígida, como una Espada...

el rosal de la Adulación, no florecerá en mis labios, ni la Rosa de la Mentira, temblará en mis manos, como una ofrenda, para los Pueblos que me escuchen...

yo, no recorreré de rodillas, los países que visite, haciendo de ellos, un Altar, para ofrecerles el Incienso de la Lisonja...

no cabalgaré en la Bajeza, para conquistar el Exito...

ni lo acostumbro...

ni lo necesito...

en mi Viaje, como en mis libros, como en “Némesis”, seré Yo, el Yo de siempre;

el Anti-Cortesano, de los Pueblos y de los Hombres...

sordo a los rumores del Aplauso;

atento a los rugidos del Mar del Odio, que halagan y acarician mis oídos.

 

Dic. 15.

 

Mañana radiosa...

se dirían transparentes, las grandes nubes viajeras;

pájaros de cristal…

las olas, como un sudario azul, reflejan el Sol Pálido, que parece flotar sobre ellas, como un cadáver...

bello y blondo...

el cadáver de Adonis...

…………………… due Piroscafi.

en vista... el Tomasso di Saboya y el Napoli...

ninguna emoción al verlos...

visión atómica, de animálculos viajeros, en dos gotas de agua, que se encontraran en el espacio...

dos rebaños, que se cruzan, sobre esta pradera líquida...

uno, que sale, del establo...

otro, que va hacia él;

odiosos y repugnantes...

¡cómo mi corazón está cerrado al Amor Humano!...

el mundo de los afectos, me es extraño...

no habito sino el Mundo de las Ideas;

único en que el Hombre puede decir al Hombre:

¡oh! mio fratello; tu anima es la mia!

 

Dic.

 

La Vida a bordo es monótona y austera...

un Claustro, de gente laica, oficiando en la Capilla del Hastío;

me siento, aquí, aislado, como un peñón en plena mar;

indiferente al rumor y al paso de las olas…

las gentes, que transitan, cerca a mí, son como sombras, que me circundan...

vagos fantasmas, que no me hacen compañía;

todo Hombre, que anda, sobre la Tierra, es una Tragedia, o dicho mejor, lleva una Tragedia, en sí;

yo, sé, que cada una de estas vidas, es un Drama…

pero...

¿qué me importan a mí, los Dramas, ni las Tragedias de los demás?

me basta con mi propia Tragedia...

¡ Solitaria y muda!

como mi corazón.

 

Dic.

 

Quietud, absoluta...

beatitud, bestial;

lenta cerdotización del Espíritu...

la Piara de Epicuro, rodando sobre el mar...

 

Dic.

 

Es diminuta nuestra Personalidad, para reflejarse sobre el Mar;

el Mar, no refleja, sino el Sol, las Montañas y las Aguilas...

inclinados sobre la barandilla del buque, apenas si sentimos, que el Mar nos ultraja, con su Desprecio, escupiendo sus espumas, casi hasta nuestro rostro...

el Mar, es frío, inhospitalario, rebelde a todo Amor; para el Hombre, hijo de la Tierra, el corazón del Mar no encierra sino la Muerte;

y, sin embargo, el Mar, es bello, el Mar, encanta, el Mar, seduce...

porque el Mar, es un Misterio...

y, el Misterio, duerme dentro de nosotros, nos rodea como una atmósfera, y nos atrae como un Abismo;

el Misterio, es el Alma del Mundo, y es nuestra Propia Alma...

por eso, amamos el Mar...

a mí, no, me es odioso, el Mar, sino, porque es, la Fuerza...

una Fuerza Odiosa, Tiránica y Rapaz, como toda Fuerza.

su Belleza misma, es Despótica y Cruel;

belleza de fiera, que tiende sus garras hacia el Cielo, con la intención de desgarrarle las entrañas...

belleza de Púgil, desnudo y bárbaro;

un gladiador de Nerón, enamorado del Sol, y, tendiendo hacia él, los brazos, con la intención de atraerlo al fondo del Abismo, y violarlo en él...

el Mar, tiene una Alma.

tenazmente insatisfecha;

como el Alma del Hombre.

 

Dic.

 

¿Qué otra cosa puede hacerse a bordo, que contemplar el Cielo y contemplar el Mar?...

se viaja entre dos Abismos, y se les mira con delectación, por miedo de mirar ese Abismo, que llevamos dentro de Nosotros Mismos; el abismo de nuestro Propio Corazón...

hoy, el cielo es bello, de una Belleza ajada, y melancólica, cual si fuese hecho de pétalos mustios, hallados entre las fojas de un libro de Horas.

privados ha mucho tiempo del rocío de las lágrimas, del Viejo Monje, que los besaba con pasión... reminiscente de amores…

cielos languidescientes, extrañamente claros, que se dirían de ópalo;

su infinita transparencia, los hace aparecer más altos, y más lejanos, de una inverosímil fragilidad...

en cambio, el Mar, es hoy, de un azul, denso y profundo, que hace pensar en la Verdad observada y dicha por Delacroix: “la ola no tiene sino dos colores: azul y negro”;

yo, no he visto, olas, realmente verdes, sino en el Adriático, unas olas de color de algas y seminadas de oro, que hacen aparecer el Mar, como una Dalmática Suntuosa, caída de unos hombros prelaticios.

agitadas, a veces, por una brisa leda, como por unas manos muy suaves, torturadas de deseos;

esas olas, que en las cercanías de Venecia y al entrar en sus canales, se hacen densas, hidrófanas, de una opacidad herrumbrosa, como las lunas de los espejos centenarios, que ornan los muros interiores, de sus Palacios Provectos;

hoy, como siempre, el azul, violetizado del Mar, aparece conmovido de Misterio, como unos labios, muy trémulos, en los cuales palpita, el ala de un Secreto;

para la estación en que estamos, el tiempo es de una rara Mansedumbre, que asombra, a los que tienen el hábito de este Titán Voluble, que es el Mar...

el Mar, es el Perpetuo Traidor, como el Destino;

pérfida como la ola, dijo Shakespeare, hablando del alma de la Mujer;

conjunción de olas, conjunción de perfidias, es el Mar;

el Mar, tiene alma femenina;

el de hoy, tiene el bello rostro pálido de una Mujer celosa, que ha llorado...

el Otoño, llega a su fin...

sus cielos mordorados, llenos de un Indefinible Encanto, empezaban a hacerse torvos, cuasi invernales, cuando dejamos a España;

la belleza del Sol, parecía anonadada, teñida de crepúsculos...

el flujo y reflujo del Mar, tenían ya rumores graves, como de sueños confidenciales de borrascas;

la obsesión de la Sombra, conmovía el corazón de las olas, aun teñidas de escarlata, el escarlata pálido, del Otoño fenecido...

ahora...

hemos salido del Mediterráneo, lleno de una calma de selva, dormida bajo la luna, y hemos entrado en el Atlántico, ese Nido de las Tormentas, ese espejo, sobre cuyo cristal movible, se inclina la Tempestad, para peinar su melena de rayos...

v.

sin embargo...

el ritmo de las olas, no varía, no se agita, apenas un estremecimiento oro y azul, las recorre, como un frotamiento de alas;...

su balanceo, es lento, cadencioso, podría decirse, que es, voluptuoso, como el del cuerpo de una bayadera, fatigada de danzar...

 

Dic...

 

El Tedio, es el Soberano de a bordo;

él, somete todas las almas, a su Imperio...

un Imperio Despótico y somnoliento, para huir del cual, es preciso refugiarse en un reino adorable y plácido: el País del Sueño...

ese País, es una especie de Archipiélago, con islas florecidas de quimeras...

yo, soy de una naturaleza rebelde al sueño;

el Insomnio, es mi Amenaza, cuando no mi Tortura...

cultivo el sueño, como una planta muy preciosa, con cuyo jugo, alimento las horas más bellas de mi vida; mis horas sin dolor...

a bordo, esa flor esquiva, crece y se multiplica, hasta hacer un jardín paradisíaco...

en sus umbrías, me refugio, las tres cuartas partes del día, como un soldado, rendido bajo los estandartes de Morfeo...

 

Dic...

 

La Nostalgia, no es precisamente el Dolor de la Ausencia de la Patria;

no…

el Destino, me ha ahorrado ese Dolor...

mi Nostalgia, es el Dolor de la Ausencia de la Tierra...

el Mar, ha sido, y es para mí, un extranjero, tardemente conocido, y con el cual, no he podido familiarizarme jamás...

yo, nací, en una pequeña Ciudad Andina, a tres mil metros sobre el nivel del Mar...

durante mi niñez y parte de mi adolescencia, el Mar, fué para mí, algo vago, incomprendido, refugiado en el País de la Leyenda...

un Cuento de Hadas, semejante a aquellos que surgían, como un collar de perlas, por entre los dos granates de los labios de mi Madre...

yo, no conocí el Mar, sino en el Albor de mis veinte años, cuando llegué a sus riberas, llevando como Atlante, un Mundo sobre mis hombros;...

un Mundo de Dolores, que la Vida y la Patria, ofrecían a mi juventud, inquieta y tormentosa, ya bastante fuerte, para no doblarse bajo su peso...

entonces, conocí los Espacios Libres;

y, mi alma, vibró ante ellos, como una llama sacudida por el viento...

el Mar, fué mi Libertador;

por eso amo el Mar...

el Mar, es libre;

el Mar, es la Libertad...

por eso siento el deseo de besar el Mar...

como si besara el Escudo de un Hoplito, muerto combatiendo por mis Ideales...

llenas aún las encías, por la espuma de la rabia...

vibrante aún el grito, entre los labios convulsos;

y, la frente hecha sañuda, por la Cólera Sagrada...

 

Dic...

 

El aire, es hoy, pesado, opaco, brumoso;

se diría, obscurecido por un vuelo de pigarcos;

el oleaje, es denso, herrumbroso, como si fuese una catafracta, tendida sobre la tumba de un Guerrero...

a veces, ondula, como el cuerpo de una Hetaira obesa, que ofrece sus flancos, a la caricia de un Tritón;

el óxido de las olas, se aterciopela a trechos, bajo la caricia de un sol muy pálido, que las abermeja, en su dorso, como si fuesen teñidas por la sangre de un Cetáceo, apuñalado por él;

esos reflejos rojizos, palidecen y se borran, allá, lejos, como los suntuosos jirones de la púrpura de un César, desgarrado por la mano de un Histrión.

 

Dic...

 

Un Hombre, embarcado, no es, sino un Mar, que va sobre otro Mar, un Abismo, que cruza otro Abismo y quiere interrogarlos y en vez de cerrar sobre ellos los ojos, los abre desmesuradamente;

pero, estos Mares y estos Abismos Humanos, que van conmigo, a bordo, y perambulan cerca de mí, parecen bien poco interesantes y no me inspiran el deseo de interrogarlos...

su profundidad, no debe dar celos a la de un estanque, y antes bien, debe tender, más que a la nivelación de su superficie, a la convexidad…

no he hablado con ellos, pero todo en sus gestos, en sus trajes, en sus voces, revela la platitude, esa desesperante platitude, de las clases adineradas, que han logrado obtener la riqueza, sin obtener la distinción, y en su afán inmoderado por alcanzar ésta, derrochan con frenesí, el dinero y el ridículo;

estos parvenus, son conmovedores, en su afán por aristocratizarse...

no hablan sino de París, l’Operá, le Bois, Londres, Piccadilly, Saint James Street; les Courses, el gran Derby...

se visten de Sport-Mans, en las mañanas, y juegan tennis, sobre cubierta; desde luego, aquí, como en todas partes, son los Napoli-Argentinos los que ganan el Gran Premio, de lo cursi y lo ridículo; nadie pone un pie adelante de ellos, en estas carreras internacionales, del Esnobismo Pueril y cuasi analfabeto;

son, los Estradiotas del Rastacuerismo;

fué, para ellos, que se inventó esa palabra, en París, hace ya luengos años, cuando las primeras invasiones de Ganaderos Millonarios, aparecieron sobre los Bulevares, hablando el patois napolitano, con el, ronco vocerío y la mímica contorcionante, que hace tan pintorescas las multitudes, en Via Chiaggia; Rectifilo o Partenope;

pero, estos italianos argentinizados, pierden toda la belleza de sus cualidades nativas, al adoptar una hibridez de gestos y de gustos, que no son suyos;

sobre todo, en la Indumentaria, al copiar, extremándolas, las modas londinenses y parisienses, no logran sino caricaturizarlas y caricaturizarse...

algunas de estas Señoras, checo-italo-pamperas, son de un mal gusto, deplorable...

en su afán por elegantizarse, imitando modelos de artistas y de Demi-Mondaines, no logran sino cocotizarse, de una manera vulgar y extravagante, hasta recordar aquellas aguas fuertes de Willy, reproduciendo los amaneceres amodorrados y bostezantes, de los cabarets de Montmartre;

la Elegancia Masculina, en Europa, no nació en Londres, ni en París, y sus grandes modelos, no se muestran en Piccadilly, o Regent Street ni en la Place de l’Opera, Rue Royale o Place de la Madelaine;

la Elegancia Máscula, desde la Antigüedad, hasta hoy, es romana, de origen, y de estirpe romanos;

los verdaderos tipos de esa Elegancia, no se ven sino en el Corso Umberto, Piazza Colonna, el Pincio, o la Via Nazzionale, y, no como privilegio de la Aristocracia, un poco hermética y esquiva, sino en la burguesía acomodada, y aun en la juventud burocrática y comercial, que frecuenta el Aragno y el Faraglia, y hace corros en sus aceras, para piropear las bellas paseantes, cuya marcha cadenciosa, es como un ritmo musical, suave y aéreo;

allí, todos los Imperios han muerto, menos el Imperio de Petronio.

él, vive aún, y reina, en la gracia sonriente y la elegancia señorial y altiva, de estas generaciones romanas, que ahora miran con desdén, pasearse entre ellas, la belleza grasa y vulgar, de Benito Mussolini, belleza de Odalisca y de Mimo, que parece escapada de un Harem, o de entre los bastidores de un teatro de volatineros, no siendo sino escapada a los dormitorios de los presidios;

esta Hetaira vieja, haciendo equilibrios, sobre el Caladromo de un Funámbulo, no alcanza a mancillar la Belleza de la Ciudad Eterna, ni a ultrajar la Eternidad de su Belleza, floreciendo en el magnífico rosal de la Elegancia.