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Caer para levantar es una comedia teatral de Agustín Moreto. En la línea de la comedia palatina del Siglo de Oro Español, la trama se desarrolla en torno a un malentendido amoroso y a las situaciones de enredo que este provoca.
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Seitenzahl: 82
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Agustín Moreto
Saga
Caer para levanter Original titleCaer para levanter Cover image: Shutterstock Copyright © 1662, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597721
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
La acción pasa en Coimbra y en unos montes inmediatos.
DON VASCO, DOÑA LEONOR, DOÑA VIOLANTE.
DON VASCO Leonor, Violante, hijas mías.
Prendas del alma, en quien veo2
dos flores que ha producido
desta blanca escarcha el cielo,
de mi vejez el alivio 5
aseguro en las dos siendo
puntales deste edificio,
a quien desmorona el tiempo.
Mucho debéis a mi amor,3
que alegre a traeros vengo 10
nuevas de un gusto, a que entrambas
debéis agradecimientos,
tú, Leonor, que has elegido
para vivir un convento,
inclinación que heredaste 15
de los favores del cielo;
tú, que de aquesta ciudad
de Coimbra eres ejemplo
de virtud y de hermosura
(¡lo que en decirlo me alegro!), 20
muy presto verás logrado
ese gusto a tu deseo,
pues dentro de pocos días
desde Coimbra saldremos
a meterte religiosa 25
a Valdefuentes, un pueblo
seis leguas de aquí distante
abundante, rico, ameno,
cabeza del mayorazgo
que heredé de mis abuelos. 30
Allí estarás asistida
de cuanto puede el deseo
proponerte a la memoria;
pues mis vasallos, sabiendo
que eres tú la que gustosa 35
vas a ilustrar su convento
no habrá fineza ninguna
que deje de obrar su celo
con tu hermosura, y más yo,
que allí retirado espero 40
pagar de mi edad cansada
el común tributo al tiempo.
DOÑA Deja, Señor, que a tus plantas
LEONOR agradezca en rendimientos
la fortuna de que gozo, 45
pues se cumple mi deseo.
DON VASCO Hija, a mis brazos levanta,
que me enterneces el pecho;
el mejor estado eliges.
DOÑA LEONOR Dilate tu vida el cielo. 50
DON VASCO Y tú, Violante querida,
¿cómo no me hablas? ¿Qué es esto?
Albricias quiero pedirte
de que ya tu casamiento
tratado está con don Sancho 55
de Portugal, cuyo esfuerzo
y sangre no desmerece
tu mano que, en fin, es deudo
del Rey, aunque su nobleza
no exceda la que yo tengo. 60
Don Vasco soy de Noroña,
y en la sangre decir puedo
que igualó siempre la mía
con las mejores del reino.
Mas las partes de don Sancho, 65
por lo ilustre, lo discreto
y lo bienquisto, son dignas
de que agradezcas al cielo
que te haya dado un esposo
de tantos merecimientos. 70
DOÑA Y ¿están ya capituladas
VIOLANTE mis bodas?
DON VASCO No, pero presto
se harán, como de ello gustes.
DOÑA Si a mi elección el empeño
VIOLANTE lo dejas, diré que no. 75
DON VASCO De tu natural soberbio,
desobediente y terrible,
esta respuesta temiendo
estuve antes de escuchalla.
Pues di, ¿en qué fundas tu intento? 80
DOÑA Señor, porque no me culpes,
VIOLANTE has de escucharme primero.
Bien sabes, Señor, bien sabes
cómo el fino galanteo
de don Diego de Meneses 85
pretendió obligarme un tiempo.
No dudo que su fineza,
medida con mi respeto,
pudiese aspirar a más
que a los lícitos deseos 90
de ser mi esposo, porque
en semejantes empeños
no puede, cuando hay nobleza
en dos iguales sujetos,
ni el galán pretender más, 95
ni la dama querer menos.
Resistime cuidadosa;
mas di motivo con esto
a que en su ciega porfía
se despeñase resuelto; 100
que es tal la naturaleza
de algunos amantes ciegos,
que se entibian con halagos,
y se pican con desprecios.
Viendo pues mi resistencia, 105
no cupo en su sufrimiento
disimular un cuidado
ni resistir un tormento;
pues de mi desdén vencido,
o indignado, que es más cierto, 110
por plazas, templos y calles
hizo público el festejo.
Pareció delirio entonces
su amor, mirado de lejos;
mas acercándole más 115
la luz del entendimiento,
de la razón a la vista
hizo mayor el objeto.
Pareciome, ya lo dije,
que eran finos sus extremos, 120
y que no desmerecían
un noble agradecimiento;
que cuando contra una dama
por amor se hace algún yerro,
por lo que lleva de amante 125
se sufre lo desatento.
Inclíneme a su fineza,
y poco a poco aquel ceño
de mi desdén fue templando
la violencia en lo severo; 130
bien que aquesta inclinación
nunca salió de mi pecho,
ni dibujada en razones,
ni repetida en acentos
que no es la primera vez 135
que este monstruo o mongibelo
del amor arde en el alma,
y le sepulta el silencio.
Áspid nace en lo apacible
de las flores, pero luego 140
que reconoce al decoro,
se le avasalla el respeto.
Como gusano fue el mío,
que devanando el aliento
al torno de sus afanes, 145
murió en el capullo tierno.
Esto es cuanto a declararlo;
que en tenerlo, pues confieso
que le quiso bien, no habría
mudanza en mis pensamientos: 150
supuesto que al proponerme
de don Sancho el casamiento,
estás viendo en mi semblante
a quién amo y quién desprecio.
El cargo que hacerme puedes 155
para culparme el intento
de aquesta inclinación mía,
es decirme que don Diego
a mi hermano dio la muerte:
es verdad, mas cuerpo a cuerpo 160
fue en la campaña; y si entonces
fue mas dichoso su acero,
aun más que al agravio en él,
a la desgracia condeno.
Aquella vertida sangre 165
me dispierta al sentimiento;
y al paso que la venganza
me provoca al desempeño,
amor, deidad poderosa,
como piadoso instrumento, 170
se interpone entre la injuria
y confunde los afectos.
Y es que, como aquella vida
que quitó brazo violento,
es mucho mía, también 175
es mío el amor que aliento;
y así, no me irrita tanto,
porque en nada diferencio
la sangre que está vertida
de aquella que anima el pecho. 180
Razón es aborrecer
al lance de que me ofendo;
mas también lo será amar
al que me acaricia luego
así, Señor, dividido 185
en mitades este afecto,
al que me obliga me inclino,
y al que me ofende aborrezco.
Y como es más poderosa
la piedad que el rencor ciego, 190
primero es en mí la vida
que aquella de que estoy lejos;
que una esperada venganza
la suele olvidar el tiempo,
y a los ojos de una dicha 195
va siempre el amor creciendo.
Y pues conoces el mío,
y sabes que deste empeño
he sido la causa, olvida
tu pasión, pues el acierto 200
consigues de generoso,
de prudente, noble, atento,
de liberal y de padre
a quien deberé de nuevo
el ser, la vida y la fama, 205
la dicha, honor y sosiego),
si a don Diego de Meneses
me le concedes por dueño.
DON VASCO Calla la voz, cierra el labio,
mujer, áspid o veneno, 210
que no sé cómo ha cabido
tu infamia en mi sufrimiento.
¿A un tirano que ha vertido
tu prolija sangre, y que ha muerto
a un hermano tuyo, eliges 215
por esposo? ¡Vive el cielo,
que es tu afición alevosa
traidor tu pensamiento!
¿Tú a don Diego de Meneses
me nombres para ese empleo? 220
¿A un hombre de quien no está
honra segura? ¿A un sujeto
que por sus temeridades
es la fábula del pueblo,
y que vive retraído 225
por sus locuras y excesos
te inclinas, ciega en tu error?
DOÑA Señor, yo vencer no puedo
VIOLANTE mi inclinación; soy mujer
mi albedrío está sujeto 230
a esta pasión que publico;
y así, moriré primero
que dar a otro hombre la mano.
DON VASCO ¡Que escuche este atrevimiento,
y no la quite mil vidas! 235
¡Ah, tirana! Plegue al cielo
que la luz del sol te falte,
albergue, amparo y sustento,
y que por el mundo vayas
sin ley, sin razón, sin freno: 240
precipitada te veas
de tus propios pensamientos,
y en infamia eterna vivas,
si le admitieres por dueño.
DOÑA Yo, Señor, sigo lo justo, 245
VIOLANTE y tu maldición no temo.
DON VASCO (A DOÑA LEONOR, que le detiene.)
Aparta; que con mis manos
la he de quitar el aliento.
DOÑA Señor, templa tus enojos.
LEONOR ¡Padre mío!
DON VASCO Ya me templo 250
por tu causa, Leonor mía
que eres de mi vida espejo.
(Aparte.
¡Oh tronco inútil! ¡Qué poco
aprovechan los deseos
para venganza de un hijo 255
si falta el brazo al acero!)
DOÑA Señor, si quieres que tengan
LEONOR estos pesares remedio,
y se haga todo a tu gusto,
has de tomar mi consejo. 260
DON VASCO Di, Leonor; que en tus razones
hallar el alivio espero.
DOÑA (Aparte a DON VASCO.)
LEONOR Don Gil Núñez de Arogía4
ya sabes que es caballero
que por su rara virtud 265
le venera todo el pueblo,
pues dicen que hace milagros;
que es tal su virtud y ejemplo,
que mueve los corazones,
siendo un retrato del cielo 270
en perfección y virtud,
y entre todo aqueste reino
no se halla varón mas santo.
Tómale por instrumento
en este caso que ves, 275
para que él hable a don Diego,
y le aconseje que ponga
fin a sus intentos necios,
que como él, Señor, olvide
de Violante el galanteo, 280
y no ronde estos balcones,
yo sé que mi hermana presto
acetará de don Sancho
el dichoso casamiento.
Esto has de hacer.
DON VASCO En tu voz 285
estoy mirando el consuelo,
y en este enemigo mío
ultrajado mi respeto.
¡Oh infelices canas! Templen
tu nieve mi airado fuego. 290
A hablar voy luego a don Gil,
que éste es el mejor remedio;
tú entre tanto, Leonor mía,
de tus prudentes consejos