De fuera vendrá quien de casa nos echará - Agustín Moreto - E-Book

De fuera vendrá quien de casa nos echará E-Book

Agustín Moreto

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Beschreibung

De fuera vendrá quien de casa nos echará es una comedia teatral de Agustín Moreto. En la línea de la comedia palatina del Siglo de Oro Español, la trama se desarrolla en torno a un malentendido amoroso y a las situaciones de enredo que este provoca.

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Seitenzahl: 97

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Agustín Moreto

De fuera vendrá quien de casa nos echará

 

Saga

De fuera vendrá quien de casa nos echará Original titleDe fuera vendrá quien de casa nos echará Cover image: Shutterstock Copyright © 1828, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597707

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

LISARDO, capitán.EL ALFÉREZ AGUIRRE. YÁÑEZ, vejete.EL LICENCIADO CELEDÓN. DON MARTÍN DE HERRERA. DOÑA CECILIA MALDONADO, viuda.DOÑA FRANCISCA, su sobrina.MARGARITA, criada.EL CAPITÁN MALDONADO. CHICHÓN, escudero.EL FISCAL DEL VICARIO. Notarios.

La escena es en Madrid.

Jornada I

Calle Mayor, Gradas de San Felipe.

Escena I

LISARDO, el ALFÉREZ AGUIRRE; éste rompiendo unos naipes.

 

ALFÉREZ Oh maldita sea el alma que os consiente,

ruina de la paciencia y del dinero;

en átomos al aire echaros quiero.

LISARDO Aguirre Alférez, ¿vos tan impaciente?

ALFÉREZ Lisardo Capitán, ¿ésto os espanta 5

tras de verme perder con furia tanta

hoy doscientos escudos con un paje,

que no los tuvo todo su linaje,

y me gane en dos suertes el sarnoso

lo que yo gané en Flandes a balazos? 10

¡Por vida del demonio!

LISARDO Estáis furioso.

Con eso habréis salido de embarazos:

que vos hasta perderlo no hay teneros,

porque sois insufrible con dineros:

con eso estáis en paz.

ALFÉREZ Y la piñata 15

¿Con qué se ha de poner?

LISARDO ¡Qué! no os dé pena;

que aún tengo una cadena.

ALFÉREZ ¿Una cadena?

Aunque fuera mayor que una reata;

pues ¿tiene en ella vuestro amor, Macías,

para que vos enamoréis dos días? 20

LISARDO ¿Tanto es, Aguirre, lo que yo enamoro?

ALFÉREZ Vos aunque sus cadenas fueran de oro,

y las damas pagáredes a cuarto,

con las del Escurial no tenéis harto.

LISARDO Y vos ¿no enamoráis?

ALFÉREZ Yo hermano mío, 25

no enamoro princesas; mi terrero

hago en tiendas, plazuelas o en el río,

donde hallo proporción a mi dinero;

porque la más hermosa y entonada

no pide más que aloja o limonada. 30

Vos habláis damas de tan alta esfera,

que la tercer palabra es la pollera;

si por hombre de manos sois tenido,

en dar polleras sois mal entendido;

y que arriesgáis el crédito no dudo, 35

porque parecéis pollo siendo crudo.

LISARDO Eso, Aguirre, es culpar la bizarría.

ALFÉREZ ¿Bizarría llamáis la bobería

de desnudaros vos por darlas traje?

LISARDO Y ¿es más cordura que os lo gane el paje? 40

ALFÉREZ Dejadme, que os confieso

que si me acuerdo de eso,

me lleva el diablo en calzas y zapatos,

de ver que me ganase un lame-platos.

LISARDO Para ganar no es menester sujeto. 45

ALFÉREZ ¡Que no teman las pintas un coleto!

Mas vienen juntas quince o diecisiete,

que perderán el miedo a un coselete.

LISARDO Ea, no os aflijáis; que cuando estemos

sin dinero, a la carta apelaremos 50

que nos dio el capitán Luis Maldonado

en Flandes, donde vengo encomendado acuda

a su hermana, riquísima viuda,

que aquí en Madrid está, y siempre que

me dará cuanto fuere yo a pedirla. 55

ALFÉREZ Pesia mi vida, vamos a embestirla.

LISARDO Eso ha de ser al vernos apretados.

ALFÉREZ Pues ¿qué más si a Madrid recién llegados

el paje nos lamió la faldriquera

mas que si plato de conserva fuera? 60

Mas al despique apelo;

que yo con estas gradas me consuelo

de San Felipe, donde mi contento

es ver luego creído lo que miento.

LISARDO ¡Que no sepáis salir de aquestas gradas! 65

ALFÉREZ Amigo, aquí se ven los camaradas

estas losas me tienen hechizado,

que en todo el mundo tierra no he encontrado

tan fértil de mentiras.

LISARDO ¿De qué suerte?

ALFÉREZ Crecen tan bien aquí, que la más fuerte 70

sembrarla por la noche me sucede,

y a la mañana ya segarse puede.

LISARDO De vuestro humor, por Dios, me estoy riendo.

ALFÉREZ Por la mañana yo al irme vistiendo

pienso una mentirilla de mi mano, 75

vengo luego y aquí la siembro en grano,

y crece tanto, que de allí a dos horas

hallo quien con tal fuerza la prosiga,

que a contármela vuelve con espiga.

Aquí del Rey más saben que en palacio, 80

y del turco, esto se finge mas de espacio,

porque te hacen la armada por diciembre,

y viene a España a fines de setiembre.

Aquí está el Archiduque más que en Flandes,

aquí hacen todos títulos y grandes; 85

ver y oír esto, amigo, es mi deseo,

mi comedia, mi prado y mi paseo,

y aquí solo estoy triste cuando hallo

quien mienta más que yo sin estudiallo.

LISARDO Siempre graciosas son vuestras locuras. 90

ALFÉREZ Mira: hay aquí de tabla unas figuras,

que para entretener basta cualquiera;

es cotidiano un don Martín de Herrera,

todo suspiros, ansias y querellas;

sólo es su tema galantear doncellas, 95

y el segundo papel que las envía

es palabra de esposo, y su porfía

es tal, que hasta a una monja en un convento

palabra la dará de casamiento.

También aquí es continuo el licenciado 100

Celedón, gran sujeto y gran letrado,

que fue alcalde mayor en San Clemente,

y a todo saca un texto de repente.

Viene aquí a San Felipe su deseo,

y el don Martín le ha olido un galanteo 105

que tiene aquí con una doncellita,

que la guarda una tía tan maldita,

que la sierpe de Adán fue ángel con ella,

y a cuantos dicen algo a la doncella

Se los quiere tragar, y es que se enfada 110

de ver que ella no es la enamorada;

que aunque es viuda, piensa en su persona

que Venus fue con ella una fregona.

Y en fin, el don Martín y el Licenciado,

muy pulidito aquél y éste espetado, 115

uno pretende a textos competido,

y otro apurar palabras de marido.

Viene luego un vejete, que es archivo

de todos los sucesos más extraños,

y tiene ya de gradas setenta años. 120

Él trae la novedad y la pregona,

y ahora todo es contar lo de Girona,

como suceso fresco.

LISARDO ¡Vive el cielo,

que ya que lo acordáis, nada he sentido

como haberme venido 125

de Cataluña, habiendo allí llegado

después de haber pasado

toda Francia y hallarme en el socorro

de Girona, por no poder quedarme

con el señor don Juan, que ya olvidarme 130

jamás podré de su bizarro aliento;

cierto que haberle conocido siento,

no pudiendo asistirle, que a su brío

en la facción quedó inclinado el mío.

ALFÉREZ Eso no puede ser, que hay pretensiones 135

que no permiten esas dilaciones.

Mas ya los cotidianos van viniendo;

por vuestra vida reparad sus modos.

Éste es el viejo, que los trae a todos;

notadle bien el talle y la persona. 140

Escena II

YÁÑEZ; luego DON MARTÍN, después el LICENCIADO.

 

YÁÑEZ Bravo socorro se metió en Girona;

ya queda por la cuenta

socorrida hasta el año de noventa.

Es el señor don Juan bravo soldado.

LISARDO Gracioso es el vejete.

ALFÉREZ Pues cuidado, 145

que viene don Martín.

DON MARTÍN Ver no se excusa

las doncellas que acuden a la Inclusa,

aunque el dote no es fijo, a lo que infiero,

porque su padre ha sido tesorero.

ALFÉREZ Tras él viene también nuestro letrado. 150

LICENCIADO Todo el código entero hoy he pasado,

y un texto he hallado ya en la ley tercera,

para que esta doncella más me quiera,

YÁÑEZ Oh caballeros, sean bien venidos.

ALFÉREZ Señor Yáñez, ¿qué hay?

YÁÑEZ Que destruídos 155

quedan ya los franceses;

cabeza no han de alzar en treinta meses.

LICENCIADO Pues ¿cómo, por su vida?

YÁÑEZ Porque está ya Girona socorrida.

LISARDO Aquí está quien se halló en esa pelea. 160

DON MARTÍN ¿Quién es?

LISARDO Yo fui.

DON MARTÍN Y en hora buena sea.

LISARDO Que de Flandes por Francia pasé a España,

viniendo de Girona a la campaña,

después de haber pasado

toda su tierra, hallarme en el socorro 165

quise, en esta facción que se ofrecía;

de paso allí mostrar mi bizarría!

LICENCIADO Por acá variamente se ha contado;

vos diréis la verdad, como testigo.

ALFÉREZ Vaya, Lisardo.

LICENCIADO Vaya.

LISARDO Ya lo digo: 170

estando prevenido ya el socorro...

YÁÑEZ Diga usted antes que se junte corro.

LISARDO Sabiendo el señor don Juan

cómo ya Girona estaba

en el último conflicto, 175

pues de bastimentos falta,

para un día sólo había

las raciones limitadas;

debiéndose haber llegado

a necesidades tantas, 180

con peligro y sin socorro,

a los cabos de la plaza,

y en ella principalmente

a la osadía bizarra

del Condestable, pues él 185

sólo pudo sustentarla

con su sangre y con su nombre,

resistiendo su constancia

la necesidad y el riesgo

con valor y con templanza; 190

y luego en la resistencia

de los asaltos se hallaba

su valor siempre el primero,

coronando la muralla;

conociendo pues su alteza 195

el grande riesgo en que estaba,

aunque siempre el Condestable

tuvo segura la plaza,

pues nunca con su persona

tuvo riesgo la fianza; 200

y aunque se hallaba sin medios

y prevención necesaria

para intentar el socorro,

con los pocos que se hallaba,

a los quince de setiembre, 205

con resolución bizarra,

de Barcelona salió

a dar vista a la campaña.

A los veintitrés con pocas,

aunque difíciles marchas, 210

por ser fragoso el país,

llegó a vista de la plaza.

Reconociendo los puestos

que el enemigo ocupaba,

resolvió luego su alteza 215

acometer sus escuadras;

intentó hacer tres ataques,

uno real, con su ordenanza,

y los dos de diversión.

El ataque real encarga 220

a don Gaspar de la Cueva,

que en él iba de vanguardia.

Seguíale don Francisco

de Velasco, cuya espada

ilustró allí con su sangre 225

los blasones de su casa;

con él el conde de Humanes,

llevando entrambos la escuadra

que se formó de la gente

de navíos de la armada; 230

tras ellos iban los tercios,

con militar ordenanza,

del barón de Amaro y conde

Hércules, que le acompaña

para lograr la facción; 235

y de la gente bizarra

de galeras otro tercio

del marqués de Flores de Ávila

los tercios de catalanes

cubriendo la retaguardia; 240

la caballería de Flandes,

y Borgoña, gobernada

por el barón de Butier.

Y así dispuesta la marcha,

su alteza el señor don Juan 245

sacó bizarro la espada,

mandando que acometiesen.

No cabrán en mis palabras

afectos para decir

la merecida alabanza 250

de este príncipe, el valor,

la osadía, la templanza,

el arrojo, la cordura,

la modestia, la arrogancia,

mezcladas unas con otras, 255

que hacen la virtud más clara.

Mas sólo podré decirlas,

con que la gloria más alta

es ser hijo de su padre;

y cuando la suerte avara 260

no le diera esta grandeza,

el por sí merece tanta,

que aun siéndolo, ya el ser hijo

de tan ínclito monarca,

tanto como por su sangre, 265

lo merecen sus hazañas.

Acometió don Gaspar

de la Cueva con tan rara

resolución la colina,

que en breve espacio ocupada, 270

se retiró el enemigo;

y él siempre dándole carga,

como tenía por orden,

hizo que desamparara

los puestos fortificados, 275

hasta llegar a una casa

de esguizaros guarnecida,

donde hizo pié y peleaban

como rayos los franceses.

Pero en este tiempo avanzan 280

don Francisco de Velasco