Educación popular en la educación superior - Colectivo de autores - E-Book

Educación popular en la educación superior E-Book

Colectivo de Autores

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  • Herausgeber: RUTH
  • Kategorie: Bildung
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2023
Beschreibung

El Cuaderno 31 de Educación Popular reúne parte del trabajo acumulado por educadores y educadoras populares cubanos y cubanas que ha tenido como objetivo llevar la Educación popular a la educación superior en Cuba, asumiendo esta como un territorio fundamental de disputa entre prácticas bancarias y emancipadoras. Cada una de las experiencias que se comparten tienen en común el deseo de contribuir a la formación de jóvenes comprometidos con su realidad social desde diferentes ámbitos del conocimiento. Este Cuaderno constituye también un testimonio de la labor del Centro Martin Luther King, Jr. (CMMLK), a través de sus redes por todo el país, en su contribución a la profundización del proyecto socialista cubano.

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Seitenzahl: 343

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Coordinación editorial:Ricardo Leyva / Joel Suárez / Marcel Lueiro

Edición: Juliette Isabel Fernández Estrada

Diseño y diagramación: Frank Alejandro Cuesta

Conversión a ebook: Idalmis Valdés Herrera

 

 

Sobre la presente edición:

© Editorial Caminos, La Habana, 2023

 

 

ISBN 9789593032308

 

 

378

Edu

Educación popular en la educación superior / comp. Yaima Palacio Verona...

     [et al.] ; pról. Ariel Dacal Díaz. -- La Habana : Editorial Caminos, 2023.

       (Colección Educación Popular, de Cuba ; 31).

Libro digital, EPUB

ISBN 9789593032308

 

1. EDUCACION POPULAR - CUBA

2. EDUCACIÓN SUPERIOR - CUBA

I. Palacio Verona, Yaima, 1980 -

II. Lezcano Lavandera, Yohana, 1989 -

III. Hernández Martín, Ana, 1981-

IV. Rodríguez Alomar, Yaima Elena, 1985 -

V. Dacal Díaz, Ariel, 1974 -

 

 

Para pedidos e información, diríjase a:

Editorial Caminos

Ave. 53 Nº 9609, e/ 96 y 98, Marianao,

La Habana, Cuba. CP 11400

Telf. (53) 7260 3940 / 7260 9731

[email protected]

www.cmlk.org

Índice de contenido
Prólogo
Universidad y política
Capítulo 1
«Esta es la nueva escuela, esta es la nueva casa...»
Los nombres artísticos del neoliberalismo en la Universidad
Sorteando obstáculos. La Universidad hoy
Formar a contracorriente. Educación popular y Universidad en Cuba
Educación popular en la educación superior cubana: una pedagogía en Revolución
Capítulo 2
Docencia
Prácticas desde la Educación popular en la docencia universitaria
Trabajo en valores con estudiantes de primer año de la carrera de Psicología: una propuesta formativa emancipadora
La Educación popular como pedagogía liberadora en el aprendizaje de la asignatura Teoría y Metodología de la Investigación Social
La Universidad abre una ventana
Maestría en Extensión Agraria: una experiencia desde la Educación popular
Extensión universitaria
Desde la tierra de la piña, «La Cazuela»: acercamiento a un proyecto extensionista
Cátedra Universitaria de Educación Popular. Una experiencia emancipadora en Guantánamo
Cátedra Berta Cáceres, una experiencia de fortalecimiento y articulación de la Red de Educación Popular Ambiental en la Universidad de Pinar del Río
«Con cada persona». Dando pasos para una otra comunicación en Cuba
Investigación
Rutas y andares de Escaramujo: trazos de su investigación interdisciplinar
Caminos a la educomunicación. Más que un juego de palabras o una pedantería categorial
Allá, donde muy lejos. Acercamiento al proceso educomunicativo desarrollado en una comunidad rural del oriente del país
Capítulo 3
Educación popular: profundizar el socialismo en la Universidad cubana
La hora de volver a hacer el viaje a la semilla de José Martí: por una educación para el socialismo cubano

Prólogo

 

 

 

 

Universidad y política

Una apuesta pedagógica liberadora

 

Ariel Dacal Díaz

 

  

 

No es posible conocer a cabalidad el devenir de la nación cubana desde el sigloxviii, su ciencia, su cultura y su política, sin mirar a la Universidad. Tampoco es posible abordar las disputas de sentido actuales y sus alcances sin mirar hacia y desde ella.

El terreno de disputa para hacer «virtuosa» larelación de la Universidad con la historia y lasociedad cubana —es decir, una relación más democrática y más comprometida con los intereses populares de la nación— ha sido siempreuna lucha política entre posiciones diversas.

Reformistas, autonomistas, anexionistas e independentistas pulsaron en los espacios universitarios de la Colonia. Liberales, abecedarios, socialistas y comunistas, entre otros, tuvieron en ella lugares de formación en los tiempos de la república burguesa. La ortodoxia y la heterodoxia marxista, el positivismo y el liberalismo, han vivido y pulsado también en tiempo de Revolución.

La Universidad es hervidero de ciencia, política y cultura, en ella se producen y reproducen referentes simbólicos y prácticos para el resto de la sociedad, al tiempo que es lugar de llegada y expansión de los amplios procesos educativos que moldean la sociedad.

Este no es un tema menor cuando se comprende que toda educación es política y que detrás de cada proceso de aprendizaje, con formas pedagógicas disímiles, hay intereses, paradigmas sociales y concepciones del mundo que pugnan, desde sus diferencias o antagonismos, por perpetuar o transformar la realidad.

La relación entre Universidad y política tiene una dimensión obvia. Los proyectos científicos, los planes de estudios, la definición curricular, laconformación del claustro profesoral, la representación clasista del estudiantado, son concrecionesde esa relación.

Ninguna universidad está por encima ni al costado de la sociedad que la gesta, está dentro, reproduciendo el carácter y el conflicto de esta. La Universidad cubana en su tiempo actual no es una excepción. Ella reitera tanto su condición de fragua de las Cubas posibles y deseables, como la de sede del contrapunteo de visiones reformistas, conservadoras y revolucionarias que las disputan.

La relación entre Universidad y política tiene dimensiones que es necesario hacer más visibles.Los procesos educativos, y las instituciones dondese realizan, pueden establecer una suerte de esquizofrenia social entre la interpretación que se tieneen una época y la época misma. Pueden producir sujetos que repiten los moldes acríticos y tecnocráticos de la dominación. Pueden esterilizar la capacidad creativa, indagadora y contextual del pensamiento humano en cualquiera de sus etapas de desarrollo y lugares sociales donde se produce. Puede sustentarse en una relación asimétrica de poder, de ordeno, mando y censuro, de códigos restringidos para hacer y entender la política educativa. Procesos educativos que, al mismo tiempo, codifican un saber colonizador, avasallador y jerárquico.

Pero pueden, por el contrario y al mismo tiempo, impulsar sistemas de conocimientos abiertos, flexibles, que superen la fractura entre los saberes y sus épocas, entre el individuo, la comunidad y la historia. Sistemas que resisten todo cuerpo de ideas y certezas no impugnables, oponiéndoles el gusto por el descubrimiento y la creación a cualquier nivel y en cualquier circunstancia, sobre todo la creación y control de las políticas educativas. Sistemas que muestren sin reparo y como condición, los signos democráticos del proyecto liberador que los sustentan, en su carácter histórico y contextual.

La conexión específica entre Universidad y democracia, esencia de la disputa entre paradigmas, hace parte de la reflexión necesaria. El sentido político explícito de esta conexión inserta la problemática universitaria en el horizonte mayor que enfrenta la apuesta cubana por un socialismo democrático y las resistencias que lo impugnan.

Se abre como horizonte lograr una Universidad que, siendo más libre intelectualmente, haga a la vez más libre política y culturalmente a la sociedad cubana, a la que se debe por entero. Universidad que ensaye en sus métodos docentes, investigativos y de relación con el resto de la sociedad, los modos liberadores que propugna.

Los contenidos deEducación popular en la educación superior. Cuaderno 31 de Educación Popular,que ahora presenta la Editorial Caminos, están colocados en la vorágine de esta porfía, aquí y ahora.

Los enfoques que acá aparecen pueden ser divididos en dos dimensiones; una que actualiza los contenidos universitarios del debate social cubano, contextualizado en su entorno global, enuncia desafíos y alternativas, alerta sobre riesgos colonizadores en sus formas neoliberales, y esgrime valores esenciales de las pedagogías liberadoras contenidas en el proyecto revolucionario cubano y sus hechos.

Otra dimensión narra experiencias, sistematiza y describe maneras de concretar esas apuestas liberadoras, democráticas y participativas, tanto en diseños curriculares como en métodos docentes, investigativos y del trabajo en la extensión universitaria. Se destaca lo realizado por educadoras y educadores populares durante, al menos, una década de apuesta, consciente y compartida, por introducir la concepción y metodología de la Educación popular en las universidades cubanas.

Ambas dimensiones son lecturas complementarias que resultan de una praxis político-educativa,es decir, de un proceso orgánico de actuación y reflexión.

Un dato interesante es que, si bien se parte,como generalidad, de los presupuestos éticos, políticos y pedagógicos de la Educación popular, losniveles de apropiación aquí narrados no son homogéneos. Esto denota, a un tiempo, riqueza y complejidad en las apuestas de quienes, con sensibilidad política como denominador común, asumen claramente el desafío de una Universidad más cercana a los contenidos fraguados en el proyecto revolucionario cubano: justicia social, soberanía y dignidad.

En este compendio aparecen textos de personas que son parte activa de la Red de Educadoras y Educadores Populares, quienes develan apropiaciones comunes de un discurso político básico elaborado en años de acción y reflexión conjuntas. Aparecen también textos de personas que, sensibilizadas con la propuesta, tienen un desempeño no directo en esta Red.

Hago notar este dato porque, si bien desde la sensibilidad con estos enfoques también se crea alternativa, lo cual queda rotundamente probado en este cuaderno, un camino útil es organizar los esfuerzos, compartir los sentidos, evaluar los resultados, elaborar estrategias de más largo aliento. Este camino augura un avance estable y seguro en la batalla por un socialismo desde abajo, participativo, democrático, liberador, popular. Espíritu latente en estas páginas que hablan de sueños, intentos por lograrlos y convicción profunda en el hacer colectivo.

Quiero subrayar dos cuestiones que entiendo como valor esencial de estas páginas. Primero,todos son textos elaborados por cubanas y cubanosque viven dentro o cerca del entorno universitario nacional. Segundo, la diversidad generacional, territorial, profesional y de género de quienesparticipan de estas prácticas y reflexiones. Ambospuntos denotan que el pensamiento crítico, revolucionario, propositivo y creador también tiene la palabra dentro de la sociedad cubana, con rigor, pasión, argumento y obra.

Acercarme a estos textos, diversos y valientes en su conjunto, aldabonazo ante la pereza de pensar críticamente los derroteros universitarios cubanos, refuerza mi convicción de la contribución que el Centro Memorial Martin Luther King, Jr., y las redes que anima, pueden hacer dentro de las disputas de sentidos que vive Cuba en general y la Universidad en particular, con una clara apuesta socialista sentida y pensada desde nuestras prácticas.

Ojalá este cuaderno contribuya a enrumbar con mayor sentido estratégico y empuje práctico el esfuerzo por una pedagogía liberadora como argumento político en la Universidad cubana.

 

Capítulo 1

 

 

 

 

«Esta es la nueva escuela, esta es la nueva casa...»1

 

Dayron Roque Lazo

 

 

 

 

 ...casa y escuela nuevas como cuna de nueva raza»... una de las metáforas que da cuenta de las profundas transformaciones que se propuso y realizó la Revolución cubana a partir de 1959.Los caminos, a la vuelta de sesenta años, han sidomás difíciles de lo pensado entonces y la casa y escuela nuevas han pasado por sucesivos huracanes y terremotos que llaman la atención sobre la necesidad de cambiar los muebles, mas no los cimientos.

Una de las grandes banderas de la Revolución ha sido, sin lugar a duda, la educación. Cuba entendió muy pronto que, en un país que habíahechola primera revolución socialista de liberación nacional en América Latina y el Caribe a contrapelo de la economía y la geopolítica, la batalla cultural, la formación de una nueva hegemonía, serían decisivas en la producción y reproducción ampliada del nuevo orden. Tal concepción ha estado en el centro del discurso político revolucionario y ha sido, más de una vez, medular en las acciones de la dirección revolucionaria. En el imaginario político cubano, el año 1961 no puede ser explicado sin Playa Girón, pero tampoco sin la Campaña de Alfabetización. Más cercano en el tiempo, en ese mismo imaginario, la «Batalla de Ideas» no puede ser recordada sin mencionar a Elián González, pero no puede desasociarse de ella la formación emergente de maestros y profesores y la municipalización de la Universidad.Casa y escuelas nuevas corrieron, por tanto, desde el primer día, la misma suerte. No parece que haya cambiado mucho hoy.

Transcurridas casi dos décadas del sigloxxi, el socialismo cubano protagoniza una mudanza de sus fundamentos y sus manifestaciones más visibles: la Actualización del Modelo Económico y Social propone la visión de una «sociedad soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible»,2lo cual incluye un delicado equilibrio entre el mercado y el Estado y la definición de un nuevo pacto social. La educación no queda, como es lógico, ajena a la actualización y tiene ante sí retos inéditos, en unas condiciones que ya no son, para casi nada, parecidas a las que tenía en 1959, 1989 o incluso 2009.

En un contexto en el que las relaciones mercantiles y el imaginario del mercado, es decir, del capitalismo, ha ampliado su presencia en el escenario cubano, cabría preguntarse si el fenómeno educativo es mera reproducción en la «superestructura» de lo que sucede en la «base económica»; si tiene vida y dinámica propias que la conducen por un camino donde la hegemonía que reproduce no es ya la del socialismo, sino otra, distinta y peligrosa; o, en otro caso, si no produce una esquizofrenia entre el discurso y la práctica.

La nueva escuela: los caminos de la educación en Cuba en la transición socialista

El primer gran discurso de Fidel Castro tras el triunfo revolucionario se produjo en la nochedel 8 de enero de 1959, en la culminación de unamítica Caravana de la Libertad que había recorrido el país durante casi una semana. El escenario fue el cuartel de Columbia, al oeste de la capital cubana, sede real del poder político-militar de la tiranía descabezada. Esa noche el líder rebelde no durmió allí, tampoco lo haría por mucho más tiempo el Ejército Rebelde; Columbia fue el primer cuartel convertido en escuela por la Revolución, y entregado como tal, de manera oficial, al Ministerio de Educación en septiembre de 1959. Era la metáfora de los nuevos tiempos.

El panorama de la educación cubana en 1959 era la expresión de la crisis sistémica de la sociedad prerrevolucionaria.

Aunque algunos han leído el cambio educativo en Cuba como un imperativo del desarrollo económico y social y un nuevo concepto de las relaciones entre el hombre y la mujer y con los medios de producción, es decir, como una «ideología del desarrollo que fue, en lo fundamental,alterada»;3nuestra lectura se inclina por entender la educación como un instrumento de la nueva hegemonía revolucionaria, parte del bloque histórico en construcción desde 1959. Desde esta última perspectiva, las claves del cambio educativo operado en Cuba entre 1959 y 1989, y cuyaslíneas gruesas continuaron, en esencia, hasta 2006 —y quizás hasta 2010—;4pudieran encontrarse en:

 

-La intensa y consciente movilización popular hacia la tarea educativa y la expansión a gran escala de la educación; ello implicaba una profunda reforma en la ideología que sustentaba el sistema educativo, reformasfundamentales en todos los niveles de enseñanza, expansión de la red escolar, formación masiva del magisterio y profesorado necesario para tales fines...-Los cambios de esencia en el contenido y los métodos formativos de la educación en correspondencia con los desenvolvimientos en la estrategia de desarrollo económicodel país, expresados en las transformacionesoperadas en la educación técnica y profesional, los programas de escuelasalcampo yen elcampo, la educación vocacional y la reforma universitaria.

 

Bajo el influjo revolucionario el país fue sacadodel analfabetismo masivo —diciembre de 1961—,y se constituyó una vasta red escolar que incluyó de manera indistinta­ grandes centros educacionales ­―como las ciudades escolares «Camilo Cienfuegos» en la Sierra Maestra o Ciudad Libertad, en la capital― y pequeñas aulas en plena serranía. El panorama urbano vio cómo las antiguas casas de la oligarquía eran reconvertidas enescuelas y todo el país se sumó al esfuerzo masivo por la educación. Al mismo tiempo, se impulsó un programa de construcción de nuevas escuelas que cambiaron la vista rural a partir de los años setenta.

Los elementos esenciales que conformaron el gran cambio cultural en la educación, dirigido hacia la configuración de una nueva hegemonía de carácter socialista, fueron:

 

-El carácter masivo e inclusivo de la educación, expresado en la idea de que la educación era una tarea de toda la sociedad en su conjunto, y en la cual estaban llamadas a tomar parte, con una responsabilidad común, compartida y diferenciada, la escuela, la familia y la sociedad.

- El Estado —a través del gobierno revolucionario, aunque fuera difícil distinguir los límites— sería garante del cumplimiento del derecho a la educación, a la vez que las familias y la sociedad serían copartícipes del esfuerzo.

- La responsabilidad social de la educación fue leída en términos de quetodo el pueblo podíadesarrollar el descomunal esfuerzoque implicaba la nueva educación, aunque cada cual lo haría de maneras distintas, en correspondencia con sus propias habilidades. Por ejemplo, durante la Campaña deAlfabetización de 1961 cualquier adolescente o joven con sexto grado de educación podía dar clases a un iletrado ―aunque no pudiera enseñarle física o química―; cualquier ama de casa que supiera leer, escribir y contar podía hacer el censo de analfabetos y cualquier campesino o trabajador en general que entendiera la importanciarevolucionariade estar alfabetizado, podía ayudar a «reclutar» a sus compañeros para la campaña.

 

La importancia de la socialización de la tareaeducativa puede evidenciarse en el papel asignado,por ejemplo, a los círculos infantiles. En apariencia, el primer objetivo de estos fue contribuir a la emancipación de la mujer en la misma medida en que le permitía desempeñar otras tareas laborales; pero, al mismo tiempo, contribuyeron a combatir el machismo latino y plantearon un desafío a las funciones tradicionales de la familia que le daba una fuerte preponderancia al papel de las madres y abuelas en el cuidado de los niños pequeños. La enorme transformacióncultural que significaron estas instituciones quedaevidenciada en su creciente demanda, nunca satisfecha hasta la actualidad, y que motivó, en su día, la creación del programa deeducación no formal«Educa a tu hijo».5

 

-La profunda transformación de los contenidos de la educación; desde elMensaje educacionalse había planteado el asunto,6por lo que sucesivas reformas fueron cambiando de manera radical y a una velocidad vertiginosa los sistemas de conocimientos, con énfasis en el carácter ideológico de la educación. Ya desde la Campaña de Alfabetización la utilización de frases relacionadas con la Revolución, la Organización de Estados Americanos (OEA) ―justamente las primeras letras que se aprendían del abecedario―, o la Reforma Agraria iba en este sentido. A partir de 1962 se produjo laintroducción masiva del marxismo-leninismo­―deseo subrayar el guion entre amboscuerpos de pensamiento― y con ello una cosmovisión totalizante hasta entonces desconocida. Como mismo sucedió con el restode las prácticas prerrevolucionarias, la educación y los contenidos anteriores a 1959 fueron sumidas en un profundo desprecio y se llamó a revisión todo el aparato conceptual objeto de enseñanza.7-El nuevo sistema de relaciones que se introdujo con la masificación de la enseñanza y la extensión de la red escolar por todo el país. A partir de 1970, el paisaje rural se llenó, en todo el territorio nacional, de escuelas becadas con capacidad para 400-500 estudiantes, por las cuales pasó muy buena parte de toda la adolescencia y juventud cubana desde entonces. Aquellas escuelas ―que debían combinar el principio de estudio-trabajo, en su raíz martiana, y sutraducción marxista, según la original interpretación cubana―, absorbieron la matrículaque ascendía por la pirámide poblacional, delbaby boomde los sesenta, e hicieron una contribución a los esfuerzos de desarrollo agrícola del país. En esos espacios se produjo una auténtica revolución cultural: por vez primera las adolescentes y jóvenestuvieron su menstruación fuera de casa y caminaron descalzas; se practicaron a hurtadillas las primeras relaciones sexuales; se bañaron con agua fría; se enfermaron y recuperaron de neumonías y resfriados; tuvieron acceso a agua fría para beber y buenos colchones y a un cuidado de su salud personal que ―en términos generales― resultaba mejor que el que recibían en escuelas urbanas; y, ¡sobre todo!, se impuso la igualdad ―incluyendo una insuficiente pero encaminada igualdad entre géneros― como un valor fundamental de la convivencia ―todos los estudiantes tendrían el mismo atuendo y zapatos, igual acceso a una alimentación generosamente repartida en varias tandas de comidas al día, similares niveles de instrucción, entre otros aspectos―.8En el imaginario popular se instaló la idea de lo correcto, incluso de lo necesario de aquellas escuelas para la preparación de las nuevas generaciones, en tanto se constituyeron en «semilleros» de la nueva sociedad, como rezaba Silvio Rodríguez en su canciónLa nueva escuela.-La asunción explícita y dirigida a la educación en nuevos valores «revolucionarios»: ahora, desde la escuela, cobraron una importancia capital conceptos tales como «antimperialismo», «internacionalismo», «socialismo»,«comunismo»,«laboriosidad»,«compañerismo», entre otros «ismos»;9al tiempo que valores tradicionales tenían una resignificación revolucionaria —por ejemplo, el humanismo pasó a ser comprendido como «humanismo proletario»,en contraste con el «humanismo burgués»—y otros, sencillamente, fueron sumidos en el olvido y el desprecio —la «caridad» fue sustituida por la «solidaridad», por ejemplo—. Estecorpusvenía a configurar un «hombre nuevo», cuyo paradigma más claro fue el Che y que ahora tenía expresión en el lema pioneril «Pioneros por el comunismo... ¡Seremos como el Che!».-La nueva educación tenía como contexto la ideología revolucionaria cubana ―entre los vaivenes y las discusiones sobre el carácter y filiación de esta que caracterizó los sesenta y que fue oficializada en términos del «marxismo-leninismo» a partir de los setenta―.10Esta ideología era ahora distinta a la filosofía capitalista prerrevolucionaria ycaló, en sus principios esenciales, de maneraprofunda en una población que masivamente ascendió por todo el sistema educacional.-Los cambios tuvieron no poco de experimentales y de encadenamiento, cada uno creaba condiciones para nuevas reformas subsecuentes: por ejemplo, la Campaña de Alfabetización fue decisiva para el futurode la educación de adultos; la experiencia delas escuelasalcampo durante un número de semanas al año, devino en la masificaciónposterior de las escuelasen elcampo; el abandono escolar en primaria por razones diversas motivó la creación de escuelas ―de educación especial― para atender a los niños que dejaban los estudios. Aunque siempre tuvo una brújula muy clara en los objetivos, fue un proceso que tuvo no poco de ensayoy error en la búsqueda de nuevas formas deeducación que estuvieran en correspondencia con los profundos cambios económicos y sociales que estaban teniendo lugar en el país.-La resignificación de la relación entre la escuela y el trabajo. En un escenario social de profundos cambios en el mundo del trabajo la relación de la escuela con este también cambió. En ese sentido, las escuelas devendrían talleres y en otros casos «unidadesproductivas» directamente relacionadas conla producción de determinados insumos. La socialización ocurrida enla nueva escuelapromovía ―y esto es, quizás, el cambio cultural más significativo― el desprendersede motivaciones individuales y ponerlas enfunción del trabajo y el interés colectivos.

 

Esta nueva relación entre la escuela y el trabajo era un sistema que atravesaba todos los niveles educacionales y tuvo su origen en la propia Campaña de Alfabetización de 1961 ―cada alfabetizador alternaba, en el campo, su labor como maestro con las propias que desempeñaba la población en la que se insertaba, campesina en su gran parte―. En esa línea, en los niveles inferiores surgieron los Círculos de Interés que fomentaron el «amor por el trabajo y las profesiones» y las nuevas escuelas fueron dislocadas a áreas rurales o semirrurales, en algunos casos como unidades productivas del Instituto Nacional de Reforma Agraria, primero, o del Ministerio de la Agricultura y sus entidades subordinadas, después. En la educación superior, la transformaciónse expresó en la orientación de la Universidad,tras la Reforma de 1962, a la práctica profesional directa; los estudiantes comenzaban a «moverse» de sus aulas de clase hacia sus escenarios de trabajo: así, los estudiantes de medicina comenzaban a laborar en hospitales desde el comienzo del tercer año académico, los de carreras de humanidades desarrollaban planes de trabajo social en los programas de desarrollo agrícola, y los estudiantes de ingeniería civil y similares eran enviados a las montañas a combinar sus estudios con la producción en la zona. El vínculo entre elestudio y el trabajo en la educación superior no esunanovedaddel sistema educativo socialista cubano, desde la perspectiva que es muy común en los países capitalistas ―tanto desarrollados como subdesarrollados― que los estudiantes universitarios trabajen,al mismo tiempoque estudian; la distinción en aquel caso tiene que ver con lanecesidad económica individual―o familiar en no pocos casos― que impulsa a los universitarios a trabajar para costear sus estudios o su sobrevivencia. El caso cubano proponía,en cambio, un vínculo que pusiera en sintonía el papel de la Universidad con el desarrollo económico-social del país y,sobre todo, fomentara unaconcienciade productores más que de consumidores, con un fuerte incentivo moral. De tal suerte se convirtieron en paradigmáticas las etapas de lasescuelas al campo―aun en las universidades― y las Brigadas Estudiantiles de Trabajo (BET), surgidas en 1977, que tuvieron un giro más social en la primera parte de la década de los 2000 con la Brigadas Universitarias de Trabajo Social (BUTS). Resulta sintomático que en el medio de la Actualización del Modelo Económico y Social ―en un escenario en el que se llamaba a la máxima «eficiencia» económica y estas habrían resultado en una «desfavorable correlación gastos-aporte» ―hayan desaparecido en 2011 esas experiencias de vinculación del estudio con el trabajo, en favor de otras más tecnocráticas ―las prácticas de producción de las carreras―.11Al mismo tiempo se ha incrementado el número de estudiantes universitarios que se encuentran trabajando, en lo fundamental en el sector privado, en un ambiente que prefigura mayor parecido al de países capitalistas que al promovido y defendido por el socialismo cubano históricamente.

 

-La determinación de las carreras universitarias y estudios técnicos de nivel medio-superior estarían en correspondencia con una visión de sociedad que, sin abandonar la base agrícola, ahora se planteaba la industrialización y el desarrollo. Ello explicaría la florida diversidad de carreras técnicas y sus múltiples especializaciones y la tupida red de institutos tecnológicos quecubrió el país en relativamente poco tiempo. Habría, a su vez, una cosmovisión social que llamaba a priorizar los intereses sociales por encima de los individuales y ello tendría su expresión en el tipo de carreras a seleccionar y la compulsión social a hacerlo por una u otra.12-El maestro y el profesor, en tanto intelectuales orgánicos del nuevo bloque históricodel socialismo, devenían depositarios de unamisión social de enormes proporciones en la cual se le exigía una probidad que rayaba en el sacerdocio ―a decir verdad, en el imaginario cubano, tales metas provenían de una tradición más propia de Rousseau, Pestalozzi, Luz y Caballero y Varela que de Marx, Lenin o Gramsci―.

 

Para tener los maestros y profesores necesarios se crearon sucesivos y relativamente masivos planes de formación. Una vez concluida la Alfabetización, surgió el Instituto Makarenko y su plan Minas-Topes-Tarará; en 1972 nació el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce —brigadista alfabetizador asesinado en 1961— para enfrentar el déficit en la secundaria básica; a partir de 1977 se regularizó la formación de maestros primarios de nivel medio en las escuelas pedagógicas; y a la altura de 1990 se planteó la idea de la formación, de manera exclusiva, solo en el nivel universitario en los institutos superiores pedagógicos. Lo cierto es que, a pesar del número alto de personas formadas en la carrera magisterial,la escasez de maestros y profesores no pudo ser superada hasta el día de hoy.

Ha de apuntarse que el cuerpo magisterial y profesoral ha sido la clave más notable del sistema educativo cubano. Su dedicación y compromiso con la profesión, aun en las más difíciles condiciones, permitió obtener los resultados que ubicaron a Cuba como una referencia en esta materia en los años noventa.

La crisis de los noventa removió los cimientos de la sociedad cubana de manera multidimensional, pero a velocidades distintas. Si bien la economía en apenas tres años pudo reconfigurar sus escenarios esenciales y detener la monstruosa caída del producto interno bruto (PIB), en el sistema educacional la crisis se vivió en algunos niveles de manera súbita ―la desaparición de la base económica de la que dependía todo el abastecimiento técnico material y que incluía desdelos lápices y libretas hasta el mantenimiento constructivo de las instalaciones― y en otros como una crisis en cámara lenta ―el progresivo vaciamiento de la fuerza de trabajo calificada, la crisis en que entró el sistema de ascenso escolar―.

El gasto real en educación sufrió un recorte del 38% entre 1989 y 1997, el cual trajo aparejada la escasez de libros, lápices, papel, tizas y un innumerable grupo de insumos escolares ―en un momento en que comenzaba una nueva «temporada» del «Perfeccionamiento continuo» del sistema nacional de educación y se habían elaborado nuevos textos para todos los niveles de enseñanza―; adicionado a ello el deterioro de la infraestructura escolar y el equipamiento de las escuelas, institutos y universidades; la disminución de la matrícula universitaria en un 46% entre 1989 y 2001 ―con dramáticos destaques para las carreras pedagógicas, que se vieron reducidas en un 78% y las agrícolas en un 55%― y de la población matriculada en la enseñanzasuperior desde 23% en 1988 hasta un 12% en 1997;los problemas en la alimentación y transportaciónen las escuelas internas y seminternas; así como un significativo éxodo de maestros y profesores hacia sectores mejor remunerados.

La disminución de matrícula y graduaciones en el nivel medio puede ser explicada por varias razones, entre ellas las que apuntan a un desestímulo para continuar estudios en la Universidad; y, a su vez, en esta última enseñanza por la dificultad para, una vez graduados, obtener un empleo―en el sector estatal, único que, según lasregulaciones del trabajo privado, pueden ejerceren su perfillos graduados universitarios― que garantice los ingresos necesarios para su vida personal y familiar.

El más importante objetivo y logro del Estadocubano durante la crisis de los noventa fue, comoha sido justamente reconocido, impedir que secerrara una sola escuela o que un solo niño o niñaquedara sin asistir a clases, en cualquier condición.Ello respondió a una voluntad política que impidió descargar más golpes sobre la población en un momento de recortes por todas partes. Significó, sin embargo, que se difirieran algunos de susefectos como el deterioro de la infraestructura material y el propio éxodo de personal calificado. Como parte de la estrategia de enfrentamiento a la crisis fueron eliminadas algunas gratuidadescomo la del pago del seminternado en la educaciónprimaria, en un contexto donde estos mismos centros y sus servicios fueron reducidos.

Como colofón de los esfuerzos de cuarenta añosy en el propio enfrentamiento a la crisis, en 1998 el Laboratorio Latinoamericano de Calidad de la Educación reconoció que Cuba estaba a la cabeza de la región en resultados de matemáticas y lengua en la educación primaria; resultado que repetiría para un segundo estudio en 2003.

Un estudio encargado y publicado por el BancoMundial ―nada sospechoso de simpatizar con el sistema político y económico cubano― del año 2000 situaba como los «elementos de un sistemaeducacional exitoso», para referirse al cubano, los siguientes: altos niveles de inversión sostenida en educación; la política educacional que apoyala educación para todos; educación básica de calidad, que incluiría iniciativas de atención temprana a la niñez en materia de educación y salud; sistema de apoyo y complementación al sistemade educación formal; profesionales de la educaciónaltamente capaces con excelente entrenamientoy alta calificación educacional; materiales educativos de bajo costo y alta calidad; la creatividad del profesorado en el desarrollo y adaptación de los recursos y materiales educativos; amplio sistema de evaluación; primacía de la solidaridadfrente a la competencia; significativa presencia dela comunidad en el manejo de la escuela; esquemas compensatorios para la niñez rural y en otrassituaciones de desventaja; claras conexiones entre la escuela y el trabajo y énfasis en la educación para la cohesión social.13

Resulta, cuando menos, curioso observar que la analista del Banco Mundial habría dado en elclavo de las bases del sistema educacional cubano:una política de Estado que protegía la educación como derecho humano para todos por igual y un alto compromiso del magisterio ―y la sociedad en general― con la faena educacional.

A la altura del 2000, la dirección del país caracterizó la crisis que venía configurándose en el sistema educacional. Si se buscan los grandes temas de la política nacional entre 2000 y 2005, la educación ocupa un lugar privilegiado en eldiscurso público. En tal coyuntura, se produjo unnuevo cambio educativo, promovido desde arriba,cuyas líneas esenciales serían:

 

-Incremento significativo del gasto social eneducación, con el propósito de hacer viables los programas propuestos.14-La disminución del número de estudiantes por aula y grupo en la educación básica (1x20 en la primaria, 1x15 en la secundaria).-La formación intensiva y masiva del magisterio y profesorado necesarios para tal transformación desde la perspectiva de la utilización intensiva de las tecnologías de la comunicación (TV, sobre todo) y la concentración del maestro o profesor en los aspectos educativos de la formación.-Reparación, reconstrucción y ampliación dela red escolar de educación básica y mediasuperior, así como su doble utilización comoparte de la red de la educación superior en los municipios.-Universalización de la educación superior, con la creación de sedes universitarias municipales y ampliación del acceso a la educación superior en dimensiones no vistas con anterioridad en la historia revolucionaria.

 

Los resultados de las anteriores transformaciones han sido discutidos y han suscitado controversia desde entonces, sobre todo cuando se intentaba comparar su efectividad con los objetivos propuestos. No obstante los errores que acompañaron su diseño y puesta en práctica, los programas de la «Batalla de Ideas», impulsados por la dirección del país en la persona de Fidel Castro, tenían una clara orientación hacia la recreación de una hegemonía socialista, que se expresaba en:

 

-Resignificación del papel del magisterio y el profesorado, con énfasis en su reconocimiento social como intelectuales orgánicos.-Pretensión por alcanzar la equidad en la enseñanza en todos los niveles educativos para todos los territorios del país, con independencia de su condición rural o urbana.-Mejoramiento de las oportunidades de ascenso social, a través del sistema educacional, para los sectores más impactados por la crisis de los noventa.-Rescate de la concepción de la sociedad educadora, por ejemplo, desde la perspectiva de que los profesionales formados por la Revolución se pondrían al servicio de la formación de nuevos profesionales, en los territorios; y desde el involucramiento de la familia en las tareas de educación de la escuela.

 

En líneas gruesas pudiera leerse que el esfuerzo educativo de la «Batalla de Ideas» trató de recuperar las claves del éxito de la educación cubana, tal y como se había configurado desde el inicio del período revolucionario.

 

¿Se puedecambiar sin que se dañe la estructura? La Actualización del Modelo Económico y la educación

En 2017 abrió las puertas en La Habana el hotel Manzana Kempinski, todo un lujo que produjo,al mismo tiempo, admiración y escándalo. Menosnotable, sin embargo, en la cobertura, ha sido elhecho de que el nuevo hospedaje ocupaba el lugarque durante mucho tiempo fue sede de variasescuelas e institutos educativos, que ahora se vieron desplazados a otros sitios. ¿Nueva metáfora del cambio?

La sociedad cubana de la segunda década delsigloxxies —en esencia— el resultado de la que havenido configurándose desde mediados delsigloanterior cuando el triunfo revolucionario de enerode 1959 supuso el más drástico cambio cultural en 450 años de historia escrita y con ciudades en el país. Sin embargo, hay diferencias sustanciales entre las características de Cuba en 2018 y apenasun decenio antes, incluso cinco años atrás. El trauma de la crisis de los años noventa ha dejado tres retos a la configuración de la sociedad cubanaactual: lograr la sobrevivencia, conseguir la viabilidad económica y dilucidar la naturaleza del régimen que ha ido emergiendo de la crisis. No haydudas de que sesenta años después del triunfo revolucionario el primero de los retos ha sido superado, pero el análisis no es tan fácil en relación con los otros dos.

La Actualización del Modelo Económico y Social abrió las puertas a mayores relaciones de mercado —es decir, a mayor presencia de relaciones capitalistas— en un escenario de disputa de sentidos que se agudiza de manera notable ante otros fenómenos concomitantes. La hoja de ruta que constituyen losLineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, aprobados en 2011 y actualizados en 2016, así como lanueva Constitución, se proponen la «continuidade irreversibilidad de la construcción del socialismo en Cuba».

El proceso de reformas en curso es complejo, multidimensional y sistémico. Tiene un compo-nente económico de indudable fuerza; pero destaca por su impacto en otras dimensiones de la realidad nacional, tal y como destacan laConcep-tualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialistay lasBases del Plan nacional de desarrollo económico y social hasta 2030.

En el contexto creado por la Actualización, laeducación cubana comienza a revelar matices queparecen marchar en sentido distinto al del caminoque le trajo hasta aquí, y, sobre todo, distinto al delas necesidades de una profundización en el socialismo cubano; expresado ello en:

 

-Reacomodo, hacia la reducción, de la red universitaria —se produce bajo el proceso de integración de las universidades, que ha dejado dos universidades por provincia, una general, que incluye carreras técnicas, de ciencias exactas, naturales, de humanidades, pedagógicas, y de cultura física; y otra, la facultad correspondiente de ciencias médicas—.-Reducción de la matrícula, que no puede ser explicada solo en términos de la transición demográfica que vive el país desde hace cuarenta años.-Revisión del contenido de la educación —bajo la nueva generación de planes de estudio, E—.-Reducción de la duración de las carreras universitarias, con tendencia a una extensión estándar de cuatro años (excepto en la carrera de Medicina). La reducción del tiempo de duración de las carreras universitarias en el discurso público cubano ha tenido explicaciones diversas;15sin embargo, resulta muy congruente con las políticaspromovidas por organismos financieros internacionales para América Latina y el Caribe que sugieren que un año adicional de educación en los niveles más bajos del sistema produce un incremento mayor del ingreso que a los niveles más altos, lo que induce a creer —de manera apresurada— que la reducción del tiempo de estudios superiores redundará en incrementos más rápidos y notables del PIB en el mediano plazo.-La inserción de Cuba en los sistemas internacionales de evaluación de la educación, en sus distintos niveles, ha hecho que se haya producido una apropiación —difícil de discernir en qué medida crítica— de unlenguaje y conceptos mercantiles, tales como:«calidad», para referirse a las características del proceso y el producto de la educación;«capital humano», en alusión al magisterio y profesorado, así como a quienes egresan, de modo particular, de las universidades e institutos tecnológicos; «acreditación»,«excelencia», «evaluación institucional», parareferirse a procesos de calificación de carreras,programas de postgrados e instituciones universitarias, en correspondencia con el argot internacional en este campo y con el declarado propósito de homologar el estatus delas universidades cubanas con las extranjeras; «publicaciones de impacto», según el nivel de «visibilidad» que asignan a publicaciones científicas bases de datos ybuscadores internacionales; «competencias»profesionales y «profesionales competentes»,para referir la cualificación del magisterio, el profesorado o los egresados de los procesos formativos.

 

No hay evidencias claras que demuestren que los movimientos por la «calidad» de la educación básica o los «estándares» acreditativos en el nivel superior, más allá de los discursos, hayan conducido, de manera efectiva, al mejoramiento de los sistemas educacionales en ningún país de la región. Ha sido más evidente, sin embargo, que desde una definición muy específica y puntual de «calidad» de la educación, este movimiento ha producido, eso sí, modificaciones sustanciales en la formación del magisterio y el profesorado; en la importancia cada vez mayor que se le atribuye a las pruebas y exámenes para la «evaluación» del aprendizaje, y en los mecanismos mismos de evaluación del sistema educativo. En otras palabras, ha resultado incompleta, cuando menos, la pretensión de crear un sistema de evaluación de la educación que sea, en esencia, distinto, superior, al que proponen los organismos internacionales, de hálito neoliberal.

 

-Los cambios en la relación entre la educación y el mundo del trabajo y el empleo. La vinculación entre el estudio y el trabajoconstituyó basamento de la política educacional cubana en una lectura tanto martianacomo marxista del asunto. Tuvo indudableslogros en el ámbito cultural, en la medidaque fomentó una conciencia de productoresmás que de consumidores y sembró en elimaginario popular la idea de que para cadagraduado de un nivel educativo habríasiempreuna plaza en el nivel educativo siguiente, coronado ello con la garantía de un empleo a cada graduado universitario en superfil y/o profesión.16Un logro no menor de esta política fue la de concebir la educación como un mecanismo de ascenso social,pero que no despreciaba, más bien parecía incluir, cierta unidad entre el trabajo manual y el intelectual, con independencia de la profesión y perfil elegido.

 

Esta relación contenía, sin embargo, diversas contradicciones: 1) por un lado, ha habido una «oferta»17―incluso creciente en algunos momentos― de plazas para estudiar especialidades deficitarias y necesarias para el país, como lascarreras pedagógicas y los técnicos medios; y por otro lado, una «demanda» nunca satisfecha de lasmismas ―en realidad, ni siquiera cabe el término «demanda», ante carreras y especialidades técnicas que, de manera crónica, no sonsolicitadas por los estudiantes―; 2) el «desbalance»en la composición de la matrícula que daba preponderancia alas carreras de humanidades, en un contexto donde,de manera clara, no se podría emplear a todos losgraduados en su especialidad;183) la progresiva desaparición de oficios para los cuales el sistema educativo no proveía de reemplazo.19

Los efectos de la crisis económica, las transformaciones culturales operadas durante casi veinte años y políticas concomitantes en materia educacional han influido en la crisis de esa relación y la necesidad de su reconfiguración.20