La fortuna merecida - Agustín Moreto - E-Book

La fortuna merecida E-Book

Agustín Moreto

0,0

Beschreibung

La fortuna merecida es una comedia teatral del autor Agustín Moreto. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro español, la historia se desarrolla en torno a un malentendido amoroso tras el que se suceden numerosas situaciones de enredo.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 72

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Agustín Moreto

La fortuna merecida

 

Saga

La fortuna merecidaOriginal titleMerecer para alcanzar o La fortuna merecidaCover image: Shutterstock Copyright © 1663, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597370

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

El duque de Mantua

El Condestable

Biznaga, gracioso

Julio

Matilde

Rey de Escocia

Rey de Dinamarca

Alberto, criado

La Reina

Julia

JORNADA PRIMERA

Salen Biznaga y Julio

Biznaga Preguntador forastero,

¿pretendes matarme?

Julio No.

Biznaga Pues vete.

Julio He de saber yo

lo que pregunto primero.

Biznaga Seré a tu voz una roca 5

y, con silencio profundo,

pintura de san Raimundo,

con un candado en la boca.

Julio Pues yo traigo con que abrillo.

¿No estás en palacio?

Biznaga Andallo; 10

lo que sé es para admirallo,

pero no para decillo.

Julio ¿Qué es tu oficio?

Biznaga Mequetrefe,

sin ser a nadie enfadoso;

y en oliendo algún curioso,15

es el silencio mi jefe.

Así que os cansáis en vano.

¿No hay en Nápoles de quien

podáis saberlo más bien?

Julio Eres tú más cortesano, 20

y de ti saber querría

nuevas de corte.

Biznaga ¿De mí?

Julio Perdona si te ofendí.

Dale dinero

Biznaga Digo que es la cortesía

una violencia amorosa 25

que rinde la voluntad.

Sois muy cortés; preguntad.

(Ap. ¡oh, ganzúa generosa!

Si a Orfeo el infierno admira,

abierto a su voz, no dudo 30

que lo abriera con mi escudo,

primero que con su lira.)

Digo, señor Alejandro,

aunque os llaméis Peñalosa,

que en Nápoles murió el Rey, 35

dejando una hija sola

heredera de su estado;

mas con partes tan heroicas,

que, excediéndose a sus años,

es claro asunto de historias. 40

Y aunque el gobierno en su mano

edades felices goza,

pide el reino que se case;

pide bien y ella lo otorga.

La fama del “ya me caso” 45

en los hombros de una boda

fue discurriendo provincias

y, desgalgándose todas,

embajadores llovieron

de regiones tan remotas, 50

que andamos buscando mapas

por ver si hay quien los conozca.

Pero no se me escapó

ninguno, que al de Moscovia

le conocí en la vaqueta, 55

cuando se quitó las botas.

Mas los de mejor acción,

por lo que el vulgo pregona,

son los dos embajadores

de Dinamarca y Escocia. 60

Ya está la consulta arriba,

en el cielo de la novia,

escogiendo como en peras,

que es linda fruta, coronas.

Mi amo, el duque de Mantua, 65

que piensa entre sus congojas,

que anda a buscar Valdovinos,

se lamenta y no los topa.

No quiere la Reina duque,

porque no busca personas, 70

y mi amo, andaos a reinas,

mira, calla y se enamora,

acompaña y no merece,

lo que sirve no lo cobra,

escurece lo que luce 75

y prosigue lo que estorba.

Esta es, señor de mis ojos,

la gaceta más notoria;

pienso que vale el escudo,

si de mi borrón la copia. 80

Julio Yo voy muy agradecido.

Biznaga Fuerza es que yo lo conozca,

si se va.

Julio Guárdeos el cielo.

Vase

Biznaga Pues ¿quién ha dicho otra cosa?

Con docientos forasteros 85

al precio, teníamos bolsa

para no envidiar a Judas.

Otro viene, mas ¿qué importa

si es mi amo? ¡Linda lanza!

Amolada, pero corta; 90

soberbia melancolía

viene con él.

Sale el Duque

Duque ¡Que conozca

mi poca suerte y porfíe!

¡Rejas, paredes y losas

deste palacio me pagan 95

en desprecios mis lisonjas!

¿En qué desiertos de Libia,

donde hierve ardientes horas

el sol y adonde sus rayos,

o los ensaya o los forja, 100

se embraza la agreste mano

ya jazmines o ya rosas,

que, transformando el terreno

su naturaleza propia,

dieran las rosas peñascos, 105

dieran los jazmines conchas?

Si dieran áspides fieros,

que matan luego al que tocan,

era parto de su arena,

como ardiente, venenosa. 110

Pero buscar la ignorancia

de la mano agricultora

y encubrille los venenos,

donde esperanza malogra,

es un género de muerte 115

tan villana y tan traidora,

que aun no la halla la venganza,

cuando por celos se enoja.

Biznaga Señor duque.

Duque Todos, todos

cuantos asisten a Porcia, 120

reina más de mi albedrío

que del estado que goza,

todos a su aliento viven

con obediencia tan pronta,

que aun no aguardan que respire 125

el agrado y la lisonja.

Todos son líneas, al fin,

que por el reloj se forman,

tan obedientes y iguales,

que están esperando todas 130

que la mano las señale

para publicar las horas.

En ninguna siento alivio

a mis penas lastimosas,

que, como sin cuenta viven, 135

no hay líneas que las socorran.

Biznaga Ni tú pienso que socorres

a Biznaga.

Duque ¿Aquí estás?

Biznaga Otra

cevilidad es aquesa.

Si con la vista me tocas, 140

¿qué preguntas dónde estoy?

¿He de estar en Babilonia?

Por lo confuso pudiera,

pues ya no hay quien te conozca.

Duque Amigo, en Nápoles pintan 145

que con voces cautelosas

engañaban las sirenas,

y de la mayor de todas,

Parténope, tomó el nombre

la ciudad; llámese Porcia 150

Parténope, porque sea

sirena en todo engañosa.

Biznaga ¿Qué engaño? ¿Qué prometió

por no dar su hacienda propia?

Es sirena una mujer, 155

luego canta entre las rocas

del mar, en no haciendo el gusto

de los que se le aficionan.

¿Cúya es esta capa?

Duque Tuya.

Biznaga Y si con lisonjas bobas 160

me la pidiese un barbado

sabiendo que no tengo otra,

y se la negase yo,

¿sería bien que a todas horas

se queje de mí, diciendo, 165

que soy sirena engañosa?

Guárdate tú los suspiros;

la que los quiere los compra,

y da por ellos finezas.

Mas si con lástimas locas 170

andas rogando con ellos,

que parece que pregonas

manos y cuajares, ¿quieres

luego manos a la obra?

Yo te confieso quién eres; 175

mas para elegir qué importa

si estás precito en su gracia;

procura alcanzar la gloria

que el desengaño te ofrece,

dando olvidos por limosnas. 180

Duque Necio, primero los cielos

perderán sus luces propias

y, mendigando elementos,

será tragedia su pompa,

que deje a Nápoles yo. 185

Biznaga Locura ha de ser costosa,

y era yo de parecer

que no parecieras.

Duque Sola,

como ella es sola en el mundo,

será la vista de Porcia 190

la que ha de aliviar mis penas.

Biznaga Pues también no es muy famosa

Matilde, su prima, y puedes...

Duque ¡Bárbaro, si me la nombras...!

Biznaga Reinas quieres, no hermosuras; 195

ya te entiendo, mal te engolfas,

que hay huracán de desprecios

y al cielo suben las olas.

Mas pues te quieres perder,

si hay quien adrede se ahoga, 200

mira escollos con basquiñas,

por Dios, que son lindas mozas

las crïadas de las damas.

Y que si yo fuera agora

rey de bastos, que pidiera 205

una de ellas para esposa.

Detente, que el Condestable,

que se pudre y que se enoja

solo de verte, ha salido

y te ha visto ya.

Duque Él estorba, 210

como es tío de la Reina,

mis esperanzas dichosas.

Sale el Condestable, viejo

Condestable Duque, yo vengo a pediros

en ciertas dudas consejo.

Biznaga ([Ap.]¡Oh, qué marrajo es el viejo!) 215

Duque Yo nací para serviros.

Condest. Díjome ahora el jardinero

que un hombre de nobles prendas...

Biznaga ([Ap.] Enigma es, por que lo entiendas,

o yo soy un majadero). 220

Condest. Dijo que al jardín entró,

en cuyas diversas flores

estudia el alba colores;

un árbol entre ellas vio,

era su fruta manzanas. 225

Biznaga ([Ap.] Oliéndome va a serpiente).

Condest. Tan hermoso y tan luciente,

que aquellas fábulas vanas

que en el tormento penoso

de Tántalo le ofrecían 230

frutas que sobre él pendían,

no le pintan más hermoso.

Con atención y deseo

el hombre el árbol miraba,

en cuya corona estaba, 235

por vitorioso trofeo

de las demás que ofrecía,

una manzana tan bella,

que, a tener forma de estrella,

saliera por ella el día. 240

Pretendió alcanzarla, a quien

con enfado el jardinero

dijo: “Advertid, caballero,

que el árbol tiene también

otras que alcanzar podéis 245

sin tan peligrosa empresa,

porque esta es para la mesa

del Rey, y no la lleguéis

a tocar, ni aun con los ojos,

que estos verdes laberintos, 250

hoy en vuestra sangre tintos,

serán monumentos rojos”.

Enmudeció el caballero,

pero poco aprovechó.

Esto es lo que me contó 255

colérico el jardinero.

Duque Pues ¿qué queréis preguntar?

Condest. Todo lo que debo hacer.

Duque Yo os diré mi parecer

y el que pudiere tomar, 260

si fuera el que pretendió

fruta que aun al sol se niega.

Condest.