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La fuerza de la ley es una comedia teatral de corte histórico del autor Agustín Moreto que se desarrolla en torno al concepto del honor castellano del Siglo de Oro. En ella apreciamos elementos humorísticos en un marco trágico.
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Seitenzahl: 87
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Agustín Moreto
Saga
La fuerza de la leyOriginal titleLa fuerza del la LeyCover image: Shutterstock Copyright © 1911, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597486
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
SELEUCO, rey.
FILIPO.
ALEJANDRO.
DEMETRIO, príncipe.
AURORA.
NISE, infanta.
IRENE, criada.
GREGUESCO, criado.
Damas.
Criados.
Músicos.
Acompañamiento.
La escena es en Antioquía y sus inmediaciones.
Salon del alcázar.
El REY, FILIPO, con varios memoriales; acompañamiento.
REY Repetid el memorial:
¿Qué dudais? ¿Es para mi?
FILIPO Sí, Señor.
REY Leed.
FILIPO Dice así:
(Aparte.
Turba su presencia real.)
(Lee.)
«Cintio, capitan de vuestra guarda, preso por haber incurrido en el crimen de adulterio, está sentenciado en vista, en la pena de la ley. Suplica á vuestra majestad...»
REY Basta, excusad los enojos 5
Que me da haberlo escuchado.
Si en vista está condenado,
Sáquenle luego los ojos.
Por ley esta pena di,
Cuando esta ciudad fundé, 10
Al adúltero; él lo fué
Sin temor della y de mí.
Pague, pues ha cometido
Dos ofensas su osadía;
Que no perdono la mia, 15
Ni puedo la del marido;
Pues tambien yo, como rey,
Fui ofendido de su error,
Porque de un rey es honor
El respeto de la ley; 20
Y el que osado la quebranta,
Siendo ella la autoridad,
Le quita la majestad;
Y siendo la ofensa tanta,
Perdonar su desacato 25
Es quitar con indecencia
El temor á la obediencia
Y el valor á su mandato.
Que se ejecute pondrás;
Que una ley establecida 30
Hace, en uno no cumplida,
Atrevidos los demás.
Ni atemoriza ni asombra;
Que queda, si se quebranta.
Como sombra que no espanta 35
A quien ya sabe que es sombra.
Seleuco soy, pobre fui,
A Alejandro acompañé,
Dél este imperio heredé,
Que en gracia comienza en mí. 40
A Antioquía di el renombre
Por Antíoco, mi padre,
La Cilicia por mi madre
Y Selencia por mi nombre.
Leyes antes de fundallas 45
Les puso mi autoridad;
Que la ley de una ciudad
Es basa de sus murallas.
Mirad, pues siendo fundadas
Para ejemplo á los futuros, 50
Si he de dejar yo sus muros
Sobre leyes quebrantadas.
Si mi grandeza es dejar
Imperio á mis sucesores,
Perdonando transgresores 55
Tendrán menos que heredar;
Que esta corona imperial,
Que en Grecia desde mí empieza,
Si le quito la entereza,
No se la dejo cabal. 60
Pague pues justos enojos,
Que di á la ley al marido;
Que si yo hubiera incurrido,
Yo me sacara los ojos.
FILIPO (Aparte.)
¡Qué severa majestad! 65
Templarla fuera malicia;
Que es la mano la justicia
Del brazo de la piedad.
UNA VOZ (Dentro.)
¡Alejandro viva!
VOCES (Dentro.)
¡Viva!
REY ¿De qué es esta aclamacion? 70
FILIPO Alegres indicios son
De alguna nueva festiva;
Mas que te la trae la Infanta
Se infiere de su alegría.
NISE, damas, GREGUESCO. Dichos.
NISE Llegó la esperanza mia 75
Al logro de dicha tanta.
REY ¡Hija mia!
NISE Gran Señor,
Si las voces de la fama
No te han dado ya el aviso,
Buenas albricias me aguardan. 80
REY Seguras en mí las tienes,
Sabiendo, Nise, la causa.
NISE Alejandro, gran Señor,
Que tus invictas escuadras
Vuelve á Grecia victoriosas, 85
De resplandor coronadas,
Que le da su sangre ilustre
(Aparte.
Y á mí de amores las alas),
El aviso me anticipa.
Permitele á mi esperanza 90
Que le estime esta fineza,
Cuando mi pecho le aguarda,
Obedeciendo tu gusto,
Por digno dueño del alma.
REY Dos gustos, Nise, recibo 95
Con nueva tan deseada:
Uno en ver lo que te estima
Tu primo, pues te adelanta
La nueva, y yo lo agradezco;
Otro, cuando la esperaba 100
Con tanto deseo, el gusto
De ser tú quien me la traiga.
¿Quién fué el mensajero?
GREGUESCO Yo.
REY ¿Quién sois vos?
GREGUESCO Pues en las calzas
¿No me ve que soy Greguesco? 105
REY Ya de ti no me acordaba.
GREGUESCO Vuestra majestad sin duda
Come mucha mermelada,
Que hace olvidar los Greguescos,
Si no es que por otra causa 110
Me desconozca.
REY ¿Cuál es?
GREGUESCO Que á puro correr jornadas,
Traigo el nombre hecho pedazos,
Que para adornarme basta.
REY ¿Viene bueno mi sobrino? 115
GREGUESCO Viene tar ancho de cara,
Que puede tomarse alforza
Y de los triunfos que gana
Por vos tan hueco é hinchado,
Que parece cuando anda 120
Que va respirando tios.
REY ¿Estuviste en la batalla?
GREGUESCO ¿Si estuve? ¡Linda pregunta!
No se me ha olvidado nada.
Vé si estuve bien en ella. 125
REY Pues tú ¿con que tercio estabas?
GREGUESCO Con un tercio de pescado,
Que me duró una semana.
REY Bien pelearias con él.
GREGUESCO Sí, Señor; que me le hurtaban. 130
Víspera de Pascua fué
El dia de la batalla,
Y á mi y á otro como yo
Por cabos salir nos mandan
De dos mangas de mosquetes, 135
Cerrando todas las zanjas.
Cogiéronlas, y escurrimos;
Mas no perdimos las mangas,
Porque salvamos los cabos.
Encerréme en mi barraca; 140
Mas luego al tercero día
Salí á ver si las hallaba
Para saber si eran buenas
Las mangas despues de Pascua.
(Oyese dentro el toque de trompetas y cajas deguerra.)
Pero ya, Señor, los ecos 145
De las trompetas y cajas
Dicen que Alejandro llega,
Lleno de plumas y galas;
Y pues sabes lo que sobra,
El te dirá lo que falta. 150
NISE (Aparte.)
¡Qué bien suena en mis oídos
El estruendo de las cajas,
Cuando victorias de amor
Con las de Marte se enlazan!
ALEJANDRO, con vengala, botas y espuelas. Dichos.
ALEJANDRO Dad, gran Señor, vuestra mano 155
A quien logra de la fama
Dos laureles, pues se mira
Vencedor y á vuestras plantas.
REY Llega, Alejandro, á mis brazos,
Pues es digno de honra tanta 160
Quien con mi sangre y su esfuerzo
Tan bien mi aliento retrata.
ALEJANDRO Nicanor vencido queda,
Y de Antígono la saña
Tan rendida á tu poder, 165
Que Babilonia, turbada,
Queda ahora mas confusa
Que cuando torres levanta.
Cortéle el soberbio cuello
A Nicanor, que sus armas 170
Gobernaba, y con afrenta
Volvió Antígono la espalda.
REY Pues ¿cómo fué?
ALEJANDRO Desta suerte.
GREGUESCO Oigan; que va de batalla.
ALEJANDRO De Babilonia Antígono furioso 175
A la batalla á Nicanor envia,
Y á orillas del Eufrates caudaloso
A campaña salieron él y el día.
Dos ejércitos tuvo poderoso,
Y Babilonias dos el cristal via, 180
Pues su espejo otro ejército formaba
Con otra Babilonia que él poblaba.
Sobre un fiero elefante un trono armado,
Para mas alta majestad decente,
Conduce á Nicanor, que en él sentado, 185
Se ve al reflejo de su arnés luciente.
Con franjas de oro al trono recamado
El adorno del bruto iba pendiente,
Haciendo entre el horror y la grandeza
Fiero el adorno, hermosa la fiereza 190
Iba el soberbio bruto á paso lento,
La tierra hollando con la hermosa planta,
Aspero y liso el cuero ceniciento,
Llenas de arrugas manos y garganta;
El aire empaña con el negro aliento, 195
Alta la tosca testa, con que espanta
Retorciendo la trompa á los colmillos,
Sobre los anchos dientes amarillos.
Yo con mi gente, poca y valerosa,
De la esperanza del laurel sedienta, 200
Dí vista a la ventaja numerosa
De la suya, que en viéndome se alienta.
En un jardin junté á una selva umbrosa,
Mi gente con la que él me representa;
Los golpes que los suyos prometian 205
No eran tantos como ellos parecian.
Sobre un caballo Nicanor me mira,
Alto, robusto, dócil y brioso,
Por la abierta nariz fuego respira,
Tascando el freno, inquieto y espumoso; 210
Con las manos al aire arena tira,
Barre el suelo la clin, y pesaroso
Al partir, por su obscuro color bayo,
Parece nube de quien sale un rayo.
Puestos ya los dos campos frente á frente, 215
Deja la trompa el ronco son horrendo.
Dio señal para el odio la corriente,
Las cajas del asombro; repitiendo:
¡Arma, arma! el horror; hierve la gente,
Párase el aire, rómpele el estruendo, 220
Cierra la confusion, las armas cierran,
Instrumentos de guerra el campo aterran.
No de otra suerte al suelo atemoriza
El cielo que de nubes se enmaraña,
Cuando del rayo que el cabello eriza 225
Cruge el trueno al rasgar su densa entraña,
Como el furioso choque escandaliza
El cristalino velo, á quien empaña
Humo y polvo, y el trueno de la guerra
Asombra al cielo en nubes de la tierra. 230
Trabóse la batalla, y presumidos,
Como de hambrientos cuervos banda espesa,
Al cadáver del campo desunidos
Se precipitan, donde el hambre cesa,
Se arrojan a nosotros atrevidos, 235
Imaginando en la segura presa
Con fuerza hambrienta, pero no bizarra,
Cebar el pico sin fijar la garra.
Viendo yo desfilar sus escuadrones,
En un cuerpo me uní para esperalle; 240
Y dejando correr sus batallones,
Por medio de su ejército hice calle:
El furioso tropel de sus legiones
Dió en vacío en el cóncavo del valle,
Y como el brazo, cuando el golpe ha errado, 245
Su ejército quedó desconcertado.
Volví sobre ellos, que sin órden vagos,
Un tercio á otro sin pensar heria,
Dentadas hoces no hacen mas estragos
En rubias mieses, que tu gente hacia; 250
A su incendio bastaban mis amagos,
De su horror el ejército moria;
Fiero el intento, yo dos veces cierro,
Porque me dió otra lanza con el yerro.
A Nicanor llamé á batalla sola, 255
Vino en un alazan de manos blancas,
Que en el encuentro inquieto se enarbola,
Con que las lanzas se pasaron francas;
Mas volví, y falseándole la gola,
Le clavé la cabeza con las ancas, 260
Quedando por blason de castigallo
El penacho por cola del caballo.
La vitoria por mi luego se aclama,
Huye Antígono, el reino se amedrenta,
Ptolomeo la nueva oyó á la fama, 265
Y á tu poder el suyo huir intenta;
Fénix, su hija, á quien la hermosa llama,
Del tuyo esposa viene á ser contenta,
Y yo de Nise pongo por la gloria
A tus piés la esperanza y la vitoria. 270
REY Mis brazos segunda vez
Coronen tus alabanzas;
Haz, Alejandro, con ellos
El laurel de tus hazañas.
NISE (Aparte.)