La ocasión hace al ladrón - Agustín Moreto - E-Book

La ocasión hace al ladrón E-Book

Agustín Moreto

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Beschreibung

La ocasión hace al ladrón es una comedia teatral del autor Agustín Moreto. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro español, la historia se desarrolla en torno a un malentendido amoroso tras el que se suceden numerosas situaciones de enredo.

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Seitenzahl: 86

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Agustín Moreto

La ocasión hace al ladrón

 

Saga

La ocasión hace al ladrónOriginal titleLa ocasión hace al ladrón

Cover image: Shutterstock Copyright © 1911, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597431

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

DON PEDRO DE MENDOZA. DON VICENTE PACHECO. DOÑA VIOLANTE. BELTRÁN, criado.DON MANUEL HERRERA. DOÑA SERAFINA. PIMIENTO, criado.DON GÓMEZ DE PERALTA, viejo.DON LUIS DE HERRERA, viejo.CRISPÍN, criado.POLONIA, criada.INÉS, criada.UN HOSTERERO. UN MOZO DE MULAS. UN ESCRIBANO. Alguaciles.

La acción pasa en Valencia, en Arganda y en Madrid.

Jornada I

Calle. Noche.

Escena I

DON VICENTE, CRISPÍN.

 

DON VICENTE Llama, Crispín, a mi hermana.

CRISPÍN Según venimos de tarde,

pues ya asoma la mañana,

cansada de que te aguarde

la doncella a la ventana 5

o el esclavo en la escalera,

se habrán echado a dormir.

DON VICENTE Jugué y perdí.

CRISPÍN Esta primera

nos tiene de consumir

bolsa y vida: sales fuera 10

de casa al anochecer,

mudándole hasta las cintas,

y como estás sin mujer,

yo a los cientos, tú a las pintas,

damos los dos en perder. 15

Aguárdate mi señora,

que en fe de lo que te ama,

sin ti lo que es sueño ignora,

dando treguas a la cama

y nieve a la cantimplora. 20

Entras con llave maestra,

cenas a las dos o tres,

duermes hasta que el sol muestra

la hora común, que es

puntal de la vida nuestra. 25

Si la campana te avisa

de nuestra iglesia mayor,

cuando es fiesta, oyes de prisa,

con un amigo hablador,

que te divierte una misa. 30

Y apenas la bendición

con el Ite misa est

da fin a la obligación,

cuando os juntáis dos o tres,

y en buena conversación 35

(el portazgo o alcabala

cobrando de cada una),

la murmuración señala

si es doña Inés importuna,

si doña Julia regala, 40

si se afeita doña Elena,

si ésta sale bien vestida,

si esotra es blanca o morena.

Mira tú si es esta vida

para un Flos Sanctorum buena. 45

DON VICENTE Lo que se usa no se excusa;

esto se usa. Llama ahora.

CRISPÍN De perdidos es tu excusa.

Plegue a Dios que mi señora

no dé una vez garatusa. 50

Abre, pues tienes la llave.

DON VICENTE ¿De qué sirve, si despierta

me espera, y que vengo sabe?

Pero abierta está la puerta.

CRISPÍN Siendo tan honesta y grave 55

tu hermana y tan recatada,

mucho es que a tal hora tenga

patente en la calle entrada

para cualquiera que venga.

DON VICENTE Serán de alguna criada 60

descuidos o habrán sentido

que venimos; entra allá.

 

(Éntrase CRISPÍN.)

Escena II

DON VICENTE.

 

Casa sin padre o marido

es fortaleza que esta

para estrago del olvido. 65

¡Válgame Dios! ¡A qué horrores

la juventud se destina!

Pero, como toda es flores,

a los descuidos menores

se encuentra con la ruina. 70

Quedando por cuenta mía

mi hermana doña Violante,

mucho mi descuido fía

del natural inconstante

de una mujer, que podría 75

abrir puerta a la ocasión

con la que le da mi juego.

Hechizo los naipes son;

¡qué poco hay de juego a fuego!

Encantada ocupación 80

fue siempre el divertimiento

deste pintado papel:

¡Libro infame, en que el tormento

solamente escribe en él

dichas que se lleva el viento! 85

A ver en mí mismo vengo

la experiencia desto llana,

y si enmiendas no prevengo,

es por ser cierta en mi hermana

la satisfacción que tengo. 90

Escena III

CRISPÍN, con luz y un papel. DON VICENTE.

 

CRISPÍN Todos duermen en Zamora.

solo no he podido hallar

a tu hermana y mi señora;

y dame que sospechar

la puerta abierta a esta hora 95

y el hallar este papel

para ti sobre la mesa.

DON VICENTE ¿Qué dices?

CRISPÍN No sé; por él

podrás ver si en esta empresa

de desafío es cartel 100

contra tu poco cuidado.

DON VICENTE Letra es de doña Violante.

CRISPÍN Por la pinta le has sacado;

brujulea, que adelante

veras qué juego te ha entrado. 105

DON VICENTE (Lee.)

«El poco cuidado, hermano mío, que los dos hemos

tenido, tú con tu casa, yo con mi honor, ha dado ocasión

para que a los dos nos falte la prenda de más estima.

Mientras tú jugabas la hacienda, perdí yo lo que no se

adquiere con ella. Un don Pedro de Mendoza, forastero

en Valencia, pagó en palabra de casamiento obras de

voluntad. Huyendo se va, y dice quien le encontró que

va camino de Castilla; y yo de un monasterio, que no

quiero que sepas, hasta que hallándole, me vengues.

Dentro deste papel va la cédula que me dio de esposo:

haz lo que della gustares; y si culpas mi liviandad,

reprehende tu descuido».

¡Hay hombre más desdichado!

Crispín, ¿qué es lo que he leído?

¡Ay de mí! ¿cómo no muero

de aquesta pena al cuchillo?

¿ Sin honra doña Violante? 110

¿Mi hermana sin aquel limpio

blasón, puro, noble esmalte,

que siempre en Valencia ha sido

de mi heredada nobleza

patrimonio esclarecido? 115

¿Quién se vio de dos contrarios

combatido a un tiempo mismo,

pues mi hacienda al juego pierdo,

cuando mi honor al olvido?

Confieso que deste daño 120

los divertimientos míos

fueron causa; pero ¿quién

puso freno a los delirios

de la juventud lozana,

que en la carrera del siglo, 125

sin reparar en el riesgo,

solo atiende al desperdicio?

Pero asentado que sea

mi error bastante motivo

de su vil ceguedad, ¿cómo 130

no la detuvo el altivo

honor, que guarda y defiende

la fortaleza, el castillo

de sus nobles esplendores?

¡Qué mal hizo, qué mal hizo 135

quién fió de la inconstancia

femenil los obeliscos

de privilegio tan alto,

pues fue querer sin aviso

fundar levantadas torres 140

sobre cimientos de vidrio!

Y ¡qué mal hizo también

quien introdujo el estilo

de hacer cargo al inocente

de los ajenos delitos! 145

¡Qué ley tan sin ley! ¿Quién puede

persuadir al albedrío

que lo que en otro es bajeza

en mí venga a ser castigo?

¡Oh absurdo, el mayor de cuantos 150

han inventado los siglos,

que ha de ser de otro el antojo,

y el agravio ha de ser mío!

¡Lo que en la mujer fue acaso,

en mí es desaire preciso, 155

y ha de estar toda una afrenta

sujeta a un vano capricho!

¿Violante sin honor? ¡Cielos!

CRISPÍN Deja ahora los suspiros,

e informémonos primero 160

de cómo el suceso ha sido.

(Llamando.)

Lucrecia, Julia, Inés.

DON VICENTE Calla,

no publiques atrevido

mi desdicha, porque mientras

está el agravio escondido 165

no se siente la deshonra;

y puesto que están dormidos,

déjame vivir honrado

este instante en que respiro.

CRISPÍN Pues ¿qué hemos de hacer, Señor? 170

DON VICENTE Ya la industria un medio quiso

ofrecerme: oye agora.

CRISPÍN Ya te atiendo de hito en hito.

DON VICENTE Don Alonso de Guevara

caballero conocido 175

por su sangre en Zaragoza,

de mi hermana amante fino,

con ella intentó casarse

don Luis su padre, el designio,

estorbó, porque con otra 180

más rica casarle quiso;

bien que don Alonso siempre

dilatarlo ha pretendido,

porque a Violante idolatra.

Y como en Valencia ha sido 185

tan público este suceso,

y los de casa han sabido

todo lo que en esto pasa,

siendo tú el mejor testigo,

tú, Crispín, has de quedarte 190

aquí con un papel mío,

en el cual he de escribirte,

diciéndote que yo mismo

saqué esta noche a Violante

secretamente a un castillo, 195

donde esperándome estaba

don Alonso, prevenido

para casarse con ella;

y que importaba encubrirlo

por respetos de su padre, 200

que siempre lo contradijo;

y que por eso en secreto

con ella a casarse vino.

Encargaréte, también,

por lo mucho que te estimo, 205

el gobierno de la casa,

y que cuidadoso y fino,

mientras vuelvo de Aragón,

asistas a lo preciso.

Leerás el papel a todas 210

las criadas y vecinos;

y viendo que fallo yo

y mi hermana, persuadidos

quedarán de que es verdad

lo que con la industria finjo. 215

CRISPÍN Digo que nadie pudiera

pensar más discreto arbitrio.

DON VICENTE Partiré luego a Castilla

en busca de mi enemigo,

y si negare la mano 220

de esposo a mi hermana, al filo

morirá de aqueste acero,

cuyo sangriento castigo,

dando venganza a este agravio,

será desempeño mío. 225

 

(Vanse.)

Escena IV

Zaguán de una posada.

 

DON PEDRO y BELTRÁN, de camino, con bolas y espuelas.

 

DON PEDRO Famosa villa es Arganda.

BELTRÁN Y sus posadas mejores;

camas hay como mil flores,

con linda ropa de Holanda.

DON PEDRO Beltrán, cualquiera lugar, 230

sea de humilde o alto porte

estando junto a la corte,

sabe su aseo imitar.

BELTRÁN Por el soto celebrado

que tiene esta noble villa, 235

es conocida en Castilla.

DON PEDRO Pero dejando esto a un lado,

¿está la maleta arriba?

BELTRÁN Dando abrazos al cojín.

DON PEDRO ¡Que hoy hemos de entrar, en fin, 240

en Madrid!

BELTRÁN Él te reciba

con buen pie; que es menester

confesar y comulgar,

como quien se va a embarcar,

quien su golfo quiere ver. 245

DON PEDRO ¿Golfo?

BELTRÁN Y no de muchas leguas.

DON PEDRO Bien dices, si a Madrid llamas

bello golfo de las Damas.

BELTRÁN Antes golfo de las Yeguas.

¡Qué mal su rumbo conoces! 250

Mas ¿que te han de marear

la bolsa luego al entrar,

pues tiran sus olas coces?

DON PEDRO ¿Por qué, si a casarme voy?

BELTRÁN Tu nombre lo ha declarado. 255

De marido a marcado

¿qué va?

DON PEDRO Satisfecho estoy

de que en doña Serafina

no hay recelo que me asombre,