Ministerio del Interior, con la fuerza del pueblo - Colectivo de autores - E-Book

Ministerio del Interior, con la fuerza del pueblo E-Book

Colectivo de Autores

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Beschreibung

El colectivo de autores de "Ministerio del Interior, con la fuerza del pueblo", tuvo innumerables motivaciones para regalar a los lectores un libro que atesora el trabajo de hombres y mujeres, quienes con humildad, sacrificio, valentía y lealtad, han defendido a la Revolución Cubana. Las vivencias, documentos, imágenes, valoraciones y reconocimientos insertados en estas páginas, no sustituyen a un texto de historia, pero sí son un acercamiento a desafíos constantes; penetración en las filas enemigas; protección de los ciudadanos; salvamento de vidas y recursos materiales; cuidado de la flora y la fauna; vigilancia de las fronteras y el territorio nacional; solidaridad con países hermanos; enfrentamiento a la pandemia COVID-19, entre otras muchas acciones y, siempre, con la fe en la victoria. «[…] la conducta ejemplar de los miembros del Ministerio del Interior y su espíritu de sacrificio en el cumplimiento del deber, les han ganado el reconocimiento y el cariño de nuestro pueblo. Lo que no entenderán jamás los enemigos, es que precisamente esta identificación estrecha e indisoluble entre el pueblo y los combatientes es lo que hace superior a nuestras fuerzas e impenetrables nuestras defensas». Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

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Veröffentlichungsjahr: 2024

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Página legal

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Edición:

Sonia L. Almazán Olmo

Hildelisa Díaz Gil

Corrección:

Hildelisa Díaz Gil

Diseño de cubierta e interior:

Francy Espinosa González

Realización:

Francy Espinosa González

© Sobre la presente edición: Editorial Capitán San Luis, 2021

ISBN: 9789592115866

Editorial Capitán San Luis Calle 38 no. 4717 entre 40 y 47, Kohly, Playa, La Habana, Cuba

Email: [email protected]

www.capitansanluis.cu

www.facebook.com/editorialcapitansanluis

Sin la autorización previa de esta Editorial queda terminantemente prohibida lareproducción parcial o total de esta obra, incluido el diseño de cubierta, o transmitirlade cualquier forma o por cualquier medio.

Índice de contenido
Página legal
Prólogo
A modo de explicación
La victoria del Primero de Enero. Creación del Ministerio del Interior
Antecedentes del triunfo revolucionario
El Ministerio del Interior
Las razones del fracaso de la actividad subversiva enemiga, 1959-marzo de 1961
Alternativas para defender la independencia
Hablan los protagonistas
Presencia del pueblo
Las infiltraciones en la costa norte de Las Villas
El Caso Xinhua
Caso La Ópera
Operaciones de enfrentamiento a la CIA y la contrarrevolución,1961-1968
En menos de setenta y dos horas
Detenciones durante Girón
Caso Patty-Candela
Operación Liborio y la liquidación del Movimiento Revolucionario del Pueblo
Operación Mangosta, 1962
La Operación Mangosta pretendía lograr un levantamiento interno
La guerra subversivacontra Cuba, 1963
El grupo de misiones especiales de la CIA
Análisis de la actividad, medios, métodos y tácticas del enemigo
Las redes costeras
La estrategia política del gobierno de Johnson hacia Cuba, 1963-1968
El Caso Olas
Reclutar al jefe de la red de espías
Una épica hazaña, 1959-1965
La Lucha Contra Bandidos
Hasta el último bandido
La Operación Jamo
La Operación Exterminio
Mi visita al quinto piso de la embajada
Abastecimiento aéreo de la CIA a los bandidos
La lucha contra el bandidismo
El Molino
El hombre de Maisinicú
La astucia del agente
Construcción del Partido Comunista de Cuba y la Unión de Jóvenes Comunistas en el Ministerio del Interior, 1965-1969
Eso es el partido: la vanguardia
Algunas consideraciones sobre el desempeño del Ministerio del Interior, expuestas en los congresos del PCC
I Congreso, del 17 al 22 de diciembre de 197552
II Congreso, del 17 al 20 de diciembre de 1980
III Congreso, del 4 al 7 de febrero de 1986
IV Congreso, del 10 al 14 octubre de 1991
V Congreso, del 8 al 10 de octubre de 1997
VI Congreso, del 17 al 19 de abril de 2011
VII Congreso, del 16 al 19 de abril de 2016
VIII Congreso, del 16 al 20 de abril de 2021
I Conferencia Nacional del PCC, 29 de enero de 2012
Los órganos de la Seguridad del Estado desintegran los nuevos planes de la CIA y la contrarrevolución,1970-1999
La Seguridad Estado: firme, certera, fuerte
Preservar a la juventud de la subversión política
Caso Coca Cola
Caso Zorro
Los juegos operativos, una de las grandes derrotas de la CIA
Los juegos operativos contra Cuba
Las operaciones ilegales de inteligencia dentro del país
Organizaciones contrarrevolucionarias en el exterior, 1970-1999
Fundación Nacional Cubano Americana
Hermanos al Rescate
Movimiento Democracia
La Seguridad del Estado contra la subversión interna, 1990-2016
Capacidad de respuesta
La agente Vilma
Yanier se ganó la confianza
¿Periodista independiente?
Agentes de la Salud
El agente Emilio, vocero de las Damas de Blanco
Daniel, el agente de Las Razones de Cuba
La subversión política contra Cuba, otro fracaso
Contrarrestar acciones terroristas y de sabotaje: prioridad del Ministerio del Interior
Operaciones encubiertas desde el verano de 1959
El terrorismo: instrumento permanente del enemigo
La guerra biológica
Organizaciones terroristas en el exterior
Contra Alpha 66
Terrorismo desde Miami
Los insomnes centinelas de la patria
Vigilantes de nuestras costas
Acción terrorista en los cayos Blancos
Captura de lancha pirata en cabo Verde
Operación cayo Anguila
Enfrentamiento contra el tráfico de drogas
Operación Aché
Operaciones de rescate y salvamento
Frente a la pesca ilícita y la depredación de la flora y fauna
La Técnica Canina
Fieles a la impronta de Fidel
En la Lucha Contra Bandidos
Gracias al can
Una anécdota
Ima: un paradigma
En la Policía Nacional Revolucionaria
En la misión internacionalista de Angola
Misiones combativas en el territorio nacional
Asegurar la política migratoria de la nación
La historia verídica
Operación Peter Pan
Boca de Camarioca
La apertura del Mariel
Crisis de los balseros
Entrada ilegal a las embajadas
Retos de la migración, 1960-2014
El mérito es estar vivo
Asesinatos de dirigentes: filosofía yanqui
Visitas a casas de dirigentes o amistades
Desplazamientos por calles y avenidas
Visitas a objetivos sociales
Actividades públicas
Infiltración de comandos terroristas de la CIA
Eliminar a otros dirigentes: un señuelo
Viajes al exterior
XIII
El Internacionalismo proletario: conciencia revolucionaria
Al lado de las causas justas
La solidaridad con los Movimientos de Liberación Nacional en América Latina
Apoyo a las gestas internacionalistas del Che en el Congo
La hazaña del Che en Bolivia
La solidaridad con los Movimientos de Liberación de África
Sucesos de Granada, 1983
XIV
El orden interior y la tranquilidad ciudadana: una conquista de la Revolución
La Policía Nacional Revolucionaria: baluarte del pueblo
En la Lucha Contra Bandidos
Primavera del 61 en la memoria
Fidel nos mandó a buscar
¿Tú no estabas muerto?
El glorioso Batallón
El perfeccionamiento de la PNR
Actividades antisociales.
Casos relevantes
Homicidios
Delitos de abuso sexual
Hurto y sacrificio ilegal de ganado mayor
El policía clandestino
Juegos ilícitos
El delito económico
Contra la droga
Unidad de Patrullas
Brigada Especial Nacional (BEN)
Seguridad vial
Cuerpo de Guardabosques
Salvaguarda de la vida y los bienes del pueblo
Actitud serena, valerosa, eficiente
Cuerpo de Bomberos
Centros penitenciarios: muestra del humanismo de la Revolución
Origen y desarrollo de una política inclusiva
Tratamiento integral a menores de edad con trastornos de conducta: una obra de amor
En la agenda del gobiernocubano
Actividad científica y tecnológica. Su impacto en las fuerzas del Ministerio del Interior
La preparación de las fuerzas
Formación y desarrollo del potencial científico
El Ministerio del Interior, junto al pueblo, en el enfrentamiento a la COVID-19
Ante la pandemia: alertas y optimistas
Trabajo con las fuerzas
Aseguramientos y servicios
Labor político-ideológica ante la COVID-19
Bibliografía
Otras fuentes
Otros discursos, intervenciones y escritos
Documentos
Prensa plana
Otras fuentes

Página legal

A los principales actores de estas historias, combatientes, trabajadores civiles y colaboradores del Ministerio del Interior, que con sus hazañas han impedido la realización de innumerables planes subversivos de las administraciones estadounidenses, la Agencia Central de Inteligencia y otros servicios especiales norteamericanos hacia nuestro país.

A quienes enfrentan las actividades delictivas contra la tranquilidad ciudadana y salvan vidas en el combate a siniestros y desastres de todo tipo.

A los mártires y caídos en defensa de la patria. A los que vivieron en el anonimato y son héroes humildes, y contamos sus experiencias, y a los que no es posible hacerlo, pues aún, entre las sombras, luchan porque prevalezca la luz en la Cuba libre donde vivimos.

Este texto recoge parte de la memoria histórica del Ministerio del Interior que, en íntima vinculación con el pueblo y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, han preservado la seguridad estatal y el orden interior de la nación. En su realización fue determinante el legado preservado por fundadores, historiadores, museólogos, investigadores, combatientes, cadetes y jubilados de la institución.

En especial, agradecemos a los colaboradores principales: coronel (r) Manuel Hevia Frasquieri y a los tenientes coroneles Odalys Amaro Ramírez, Jacinto Valdés-Dapena Vivanco, Pedro Etcheverry Vázquez, Luis López Lezcano, por la utilidad en la recopilación de informaciones publicadas en sus obras literarias, así como, las observaciones y propuestas que perfeccionaron estas cuartillas.

Para la teniente coronel Mariustka Alfonso Gardano y el primer teniente Alfredo Triay Colomé, funcionarios del departamento de Trabajo Político Ideológico y del Partido, de la Dirección Política del Minint, cómplices de este proyecto.

A los dirigentes y trabajadores de la Biblioteca Nacional José Martí; la provincial Elvira Cape, de Santiago de Cuba y la Antonio Briones Montoto, de la jefatura del Minint, por permitir la consulta de sus archivos, revistas, periódicos y otras fuentes, las cuales sirvieron de una ayuda inapreciable en el proceso investigativo y la conformación de este libro.

Prólogo

El partido y gobierno cubanos han hecho un llamado a viva voz para el rescate de la memoria histórica de la nación, lo que es igual a salvar la identidad, cultura y raíces, tan necesarias en las batallas actuales contra la subversión imperial. En esta idea se inserta Ministerio del Interior: con la fuerza del pueblo, el cual posee un objetivo adicional y sentido muy particular, por ser un modesto regalo a nuestros combatientes en el 60 aniversario de la institución.

Nos sentimos obligados en conocer cuáles han sido los cursos de la estrategia contrarrevolucionaria, que aún intenta quebrar la seguridad del Estado y el orden interior en Cuba. Igualmente, comprender mejor la naturaleza del enfrentamiento a ese desafío, que abarcó también la protección de nuestras fronteras y a sus dirigentes; la lucha contra el delito, los desastres naturales e incendios; el tratamiento educativo a los menores con trastornos en su conducta; el trabajo penitenciario; los conflictos migratorios; el internacionalismo y la preparación y atención políticade las fuerzas, entre otras muchas tareas.

Aprendimos en todos estos años que la práctica subversiva se ha expresado de diversos modos, dentro de etapas muy definidas y rasgos diferenciadores. Su decurso y oposición solo pueden ser evaluados dentro de esos entornos, atendiendo a la naturaleza intrínseca de sus formas. Es comprensible entonces, que el colectivo de autores plasmara en cada capítulo, la particularidad y complejidad de los disímiles fenómenos a los que nuestros hombres y mujeres, en esta larga jornada, se enfrentaron.

La lectura de estas páginas nos traslada a pasajes ya relegados en el tiempo, en los que la disyuntiva de los revolucionarios a partirde 1959 era luchar por su soberanía o plegarse a los violentos intentos de Estados Unidos por restablecer su dominio neocolonial; escogieron la primera variante.

El compromiso de llevar adelante y defender del enemigo una reforma agraria, en menos de cinco meses después del triunfo de Enero, definió la actitud de los integrantes de los órganos de la Seguridad y la PNR, que pasaron más tarde a las filas del Minint.

Nunca dejará de asombrarme que los primeros jefes y combatientes apenas sobrepasaban la edad de veinte años, procedentes de la lucha guerrillera y la clandestinidad o de las filas de la clase obrera y del campesinado. Solo unos pocos eran universitarios. La ausencia de conocimientos fue suplida por patriotismo, modestia, sencillez, disciplina, respeto a la integridad humana y, sobre todo, lealtad a la Revolución y a Fidel. Llegaron los tiempos de ir a la casa una vez por semana, sin recibir salario y dormir en el suelo.

Los relatos que aquí aparecen no sustituyen a un texto de historia, pero las experiencias y sucesos descritos dejarán su impronta en el presente y futuro de la Revolución. Una especie de mirada introspectiva al inframundo del enemigo, el sumario inconcluso de una guerra sucia sin precedentes en sesenta años, permite secuenciar el pulso de una guerra no declarada y su impacto brutal en la sociedad durante aquel tiempo. Nuestras fuerzas jóvenes deben ser conscientes de que estos peligros no han cesado.

En marzo de 2000, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz indicó a la jefatura del Minint, su idea de trabajar en el estudio de la contrarrevolución en la Isla. Insistió en denunciar con toda amplitud y detalles sus provocaciones en alianza con el imperio. Aquella visión estratégica del líder cubano permitió recoger en libros de la Editorial Capitán San Luis, pasajes que este ejemplar ofrece, narrados por testimoniantes, historiadores, oficiales y portavoces de varias generaciones en el ministerio. Las siguientes cuartillas se inscriben como un modesto instrumento educativo de estos tiempos.

Cuando leía hace unos años el excelente libro del prestigioso periodista cubano, ya fallecido, Julio García Luis, me impresionó su profunda reflexión: «El verdadero sentido de la resistencia en Cuba en estosaños no era solo salvar la independencia, la justicia social, el derecho ala autodeterminación del pueblo de la isla […] sino además salvar la esperanza, la idea, la perspectiva del socialismo y del nuevo desarrollo del pensamiento revolucionario».

No tengo duda de que los combatientes del Minint han contribuido con honor a ese legado.

Coronel Manuel Hevia Frasquieri

Centro de Investigaciones Históricas

de la Seguridad del Estado

[…] Es multifacético el trabajo de los compañeros y compañeras del Ministerio del Interior, están en muchas partes, defienden muchos puntos vitales desde las fronteras del país, o fuera del país o dentro del país, o haciendo el papel de contrarrevolucionario, de delincuente, o enfrentándose al malcriado, al irrespetuoso, al que sabe que somos un estado con principios, un estado con moral y que somos hombres decentes, que son hombres de principios. Y así cuantas veces se encuentran los compañeros con la intolerancia, la incomprensión, la falta de respeto que no habría en ninguna otra parte por ahí. En los Estados Unidos, ni soñando, porque aplican métodos bien violentos. Ustedes están enfrentando esos problemas todos los días, ustedes tienen que ver siempre con los peores aspectos, los más desagradables de los problemas […]

Fidel Castro Ruz

Acto por el XXX Aniversario

del Ministerio del Interior,

6 de junio de 1991

A modo de explicación

En las manos y mirada del lector depositamos una investigación que no pretende narrar todo lo acontecido en el Ministerio del Interior; pues, un solo texto no lograría abarcar sesenta años de constante batallar, por mantener la seguridad del Estado y el orden interior, en estrecha relación con el pueblo.

Solo ofrecemos un breve acercamiento a momentos trascendentales, enmarcados en fecha; a los desafíos constantes; a operaciones y experiencias, claves en la derrota de la contrarrevolución y actividades delictivas desde la victoria del 1.o de enero de 1959. Testimonios de los principales actores, sucesos en los que se destacó la unión entre sistemas y provincias y, a su vez, el vínculo imprescindible con las organizaciones políticas y de masas, podrá ser apreciado en lo adelante.

Cada uno de los temas de los diecinueve capítulos han sido escritos, tomando como referencia numerosas estudios de los diferentes órganos publicados por la Editorial Capitán San Luis, la Editora Política y la Editora Digital, Ediciones Centinela del Minint, el Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, el Memorial de la Denuncia, los centros de enseñanza, medios de prensa nacionales, entre otros.

Las intervenciones del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en contextos disímiles, exaltando el desempeño de nuestras tropas, sus misiones y prioridades, inician cada parte, lo cual le imprime un valor agregado al contenido.

Imágenes que descubren sucesos y protagonistas, promueven la proximidad a un ministerio que, desde el primer día —hace más de medio siglo—, ha sido garante del Estado socialista cubano, asediado por sus principios y trasparencia.

Otros relatos y vivencias salen a la luz, con el propósito de preservarlos, tarea que le corresponderá a la joven generación.

Colectivo de Autores

I

La victoria del Primero de Enero. Creación del Ministerio del Interior

En todo, el tiempo es un factor importante. La Revolución no se

podrá hacer en dos días; ahora, tengan la seguridad de que la

Revolución la hacemos. Tengan la seguridad de que

por primera vez de verdad la República será enteramente

libre y el pueblo tendrá lo que merece.

Fidel Castro Ruz

Santiago de Cuba,

1.0 de enero de 1959

Antecedentes del triunfo revolucionario

Durante la etapa neocolonial (1902-1958) pasaron por la Isla tiranías y administraciones corruptas y entreguistas, decididas a no defraudar los designios del imperio. Los fondos públicos fueron saqueados y financiados para hacer padecer a la mayoría y enriquecer a unos pocos en la élite del gobierno y en las distintas dependencias que les garantizaban el disfrute de esos beneficios.

La población vivía amenazada por los cuerpos represivos que mantenían el orden a través de la violencia y el asesinato; entre ellos, el Ejército Constitucional, la Guardia Rural, la Marina de Guerra, el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y sus subordinados en las provincias, el Servicio de Inteligencia Regimental (SIR), el Buró de Investigaciones, el Buró Represivo de Actividades Comunistas (BRAC), la Policía Secreta, Judicial y Nacional. Todos, de una u otra forma, asesorados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), Inteligencia del ejército, la marina y la fuerza aérea.

Los mandatarios se apoyaban en grupos gansteriles para asesinar a líderes sociales, lavar dinero y apropiarse de grandes terrenos para consorcios norteamericanos; pero la juventud, liderada por Fidel Castro Ruz, desde el 26 de julio de 1953 con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes; la preparación y expedición del yate Granma y la lucha armada en la Sierra Maestra, se encargó de erradicar esos males, primero en los territorios liberados por el Ejército Rebelde y, más tarde, en toda Cuba. La fundación del Primer Frente José Martí, dirigido por Fidel, creó condiciones que fortalecieron la lucha.

Después, con la organización del Segundo Frente Oriental Frank País García, surgieron las patrullas rebeldes del Servicio de Observación Campesino (SOC), derivado de los Comités Campesinos Revolucionarios; el Cuerpo de Inteligencia Rebelde, el de auditores y la Policía Judicial, antecedentes de la Policía Rebelde. Su génesis se encuentra en la Orden militar no. 49 o Ley Orgánica, emitida por el comandante Raúl Castro Ruz, jefe del mencionado Frente, el 28 de octubre de 1958. En el Artículo 14 planteaba la creación de la sección de la Policía Rebelde y, entre sus primeras funciones y atribuciones:

[…] proteger la Comandancia Central, cumplir y hacer cumplir las órdenes militares y demás disposiciones vigentes en el Segundo Frente, perseguir a los autores de actos delictivos, la identificación, custodia y seguridad de los prisioneros de guerra y el control del orden público en los territorios liberados por las fuerzas rebeldes.1

El 22 de agosto de 1958, el comandante Raúl Castro firmó otro decreto en el cual ordenaba la organización del Servicio de Inteligencia Rebelde (SIR), que tuvo como referencia el Cuerpo de Oficiales de la Inteligencia Rebelde y el Servicio de Observación Campesina del Segundo Frente.

Resulta significativo, como la estrategia de lucha del Comandante en Jefe, la fortaleza del Ejército Rebelde, el incansable enfrentamiento de hombres y mujeres a la dictadura en las ciudades, quienes garantizaron recursos y tropas para la Sierra, y las razones y principios legados por generaciones anteriores, hicieron posible el triunfo de la igualdad.

Entre el 1.o y el 8 de enero, se desató una sucesión vertiginosa de acontecimientos, los cuales propiciaron el giro más dramático en toda la historia de Cuba. La República neocolonial y sus fuerzas represivas, engendradas a partir de la frustración de la independencia en 1898, fueron desmanteladas y se alzó el poder de la mayoría.

Ante una multitud en el parque Céspedes de Santiago de Cuba, el Comandante en Jefe dejó claro: «[…] Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución».2

Al propio tiempo, fueron tomados los enclaves del antiguo gobierno: estaciones de policía, puestos de la Guardia Rural, cuarteles del ejército, incluyendo, la marina de guerra. Se hicieron prisioneros a los asesinos y traidores, se capturaron a muchos que se mantenían escondidos o trataban de salir del país, gracias a la contribución de la población.

Con estos antecedentes, se constituyó el 5 de enero de 1959 la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y unos días más tarde, exactamente el 14, a propuesta del Comandante en Jefe, el Departamento de Investigaciones del Ejército Revolucionario (DIER).

Varias semanas después se materializó la idea de fusionar el DIER, el G-2 del Ejército Rebelde,3 y el Buró de Investigaciones Navales (BIN), los cuales quedaron unidos de manera oficial el 26 de marzo en un solo órgano, que conservó el nombre de DIER.

El 5 de junio del propio año del triunfo se constituyó el Servicio de Inteligencia Exterior. De esta forma, la Revolución Cubana organizó la respuesta armada a la agresión del imperio, mediante la creación de un poderoso sistema de enfrentamiento, enlazado con el pueblo, que solo dos años después se consolidaría en el Ministerio del Interior.4

El comandante Efigenio Ameijeiras Delgado, veterano luchador, expedicionario del Granma y jefe de la Policía Nacional Revolucionaria dejó en claro, desde su nombramiento, la aspiración de:

[…] que el nuevo policía de la revolución, sea visto como un defensor de los derechos ciudadanos, de la propiedad y de la vida, no como un enemigo del pueblo […] El policía no será una amenaza perenne gravitando sobre la ciudadanía. Será policía cuando esté de servicio, pero nada más que un ciudadano común, como otro cualquiera, cuando no esté de servicio.5

Desde su primer año la Revolución se enfrentó a las agresiones financiadas por Estados Unidos en la esfera armada, económica, política-ideológica, biológica y terrorista, incrementadas en la medida en que se radicalizaba el proceso social. En esos grupos se nuclearon connotados batistianos, criminales de guerra, políticos corruptos y algunos miembros del Ejército Rebelde que traicionaron los ideales patrióticos.

Por dicha política agresiva, se hizo necesario concebir un aparato idóneo para la nueva modalidad de lucha, por lo cual el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario aprobó la Ley no. 940, de 6 de junio de 1961, con la firma del presidente de la República Osvaldo Dorticós Torrado, al disponer la transformación del Ministerio de Gobernación en Ministerio del Interior de la República de Cuba (Minint).

El Ministerio del Interior

El nuevo organismo asimiló, entre otras actividades y dependencias de su antecesor: Prisiones, Emigración e Inmigración, Identificación y Criminalística, así como las funciones de investigaciones en auxilio de la administración de justicia, realizada hasta ese momento por la Dirección de Investigaciones Judiciales del Ministerio de Justicia.

También se adscribieron el Departamento de Información (G-2), a partir de ese momento Departamento de Seguridad del Estado; la PNR y la Policía Marítima que formaban parte del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar).

En lo adelante el organismo continuó fortaleciendo su estructura orgánica, mediante la creación o integración de otras especialidades como: Cuerpo de Bomberos y Cuerpo de Guardabosques, Técnica Canina, Tropas Guardafronteras y Brigada Especial Nacional (BEN).

Sus filas se nutrieron de combatientes del Ejército Rebelde, el Movimiento 26 de Julio, el Partido Socialista Popular (PSP), el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR).

Desde el inicio, se han designado oficiales de reconocido prestigio, en correspondencia con las exigencias del contexto histórico. El comandante Ramiro Valdés Menéndez asaltante del cuartel Moncada, expedicionario del yate Granma, combatiente del Ejército Rebelde y de la Columna Invasora no. 8 Ciro Redondo, fue el primer ministro (1961-1968). Le continuó el general de división Sergio del Valle Jiménez (1968-1979) y nuevamente, el comandante Ramiro Valdés Menéndez asumió esa alta responsabilidad (1979-1985). Después, el general de división José Abrantes Fernández (1985-1989); el general de cuerpo ejército Abelardo Colomé Ibarra (1989-2015); el general de división Carlos Fernández Gondín (2015-2016); el vicealmirante Julio César Gandarilla Bermejo (2017-2020) y el general de división Lázaro Alberto Álvarez Casas (2020).

La jefatura central ha ocupado distintas instalaciones en la ciudad de La Habana. Los primeros años estuvo en el antiguo convento de Belén, en Compostela entre Luz y Acosta, La Habana Vieja (1961-1964). Entre 1964 y 1967 radicaron en el antiguo edificio de Retiro Odontológico, en la calle L entre 23 y 21, El Vedado y, hasta hoy, en el antiguo Tribunal de Cuentas del Ministerio de Justicia, Plaza de la Revolución. En este lugar se conserva, como una de sus más preciadas reliquias, el despacho del comandante Ernesto Che Guevara, durante su desempeñó como ministro de Industrias, cuya sede radicó desde 1961hasta 1967.

Como Órgano de la Administración Central del Estado (OACE), tiene la misión fundamental de preservar la seguridad del Estado y el orden interior de la nación, en armonía con la prevención y el enfrentamiento a las actividades opuestas al bienestar social.

Su accionar se desenvuelve en dos ámbitos. Primero: los hechos de delito común y conductas antisociales; la contrarrevolución interna y externa, y la subversión. Segundo: la formación en las personas, por mediación de un trabajo preventivo, diferenciado y educativo de hábitos de conducta más consecuentes con el cumplimiento de la legalidad socialista y la tranquilidad ciudadana, sin importar orígenes, edades, creencias religiosas y profesiones, integrantes del pueblo trabajador a quienes se protegen contra la delincuencia.

Desde su fundación, el ministerio realiza disímiles tareas para el constante fortalecimiento de sus órganos, en vínculo estrecho con la ciencia y la técnica, lo cual permite una adecuada preparación y profesionalidad.

La unidad indestructible con el pueblo se materializa, no solo por las relaciones de sus miembros en la ejecución de sus funciones, sino porque forman parte de las organizaciones de masas y sociales, poseen el deber y el derecho de intervenir y cooperar en los mecanismos democráticos e institucionales para el buen desarrollo de la sociedad, caracterizados por su elevada moral ética, contra la cual se estrellan los planes del enemigo.

Al cumplirse cuatro años del Ministerio del Interior, el Comandante en Jefe, expresó:

Su participación estuvo presente en cada ley revolucionaria, en cada acción del pueblo y en cada combate por garantizar las conquistas de la Revolución. A lo largo de estos años de lucha cumplieron las misiones más delicadas y difíciles en condiciones muchas veces ignoradas.6

De conjunto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) e incluidas las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), constituyen el escudo defensivo de la nación y, sus combatientes tienen la responsabilidad ineludible de preservar la integridad física de la Isla y las condiciones objetivas necesarias para garantizar la continuidad histórica de la Revolución.

El Ministerio del Interior hoy puede exhibir innumerables logros. Desde 1961 ha demostrado la valía de sus hombres y mujeres, por ello, el 6 de junio de 2016, José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Comité Central del PCC, expresó:

La preparación profesional y el resto de los conocimientos resultan importantes y muy necesarios, pero mucho más lo son los valores morales, la ética, la honradez, la austeridad, la firmeza ideológica y la valentía política, la permanente disposición a buscarse cuanto problema haga falta en aras de cumplir el deber. Así lo hicieron los fundadores del Ministerio del Interior, algunos prácticamente analfabetos y con la única experiencia de guerrilleros o combatientes clandestinos. Esa actitud constituye el mayor tesoro de esta institución. ¡Cuídenlo como la niña de sus ojos! 7

Fundadores de la Policía Rebelde en el Segundo Frente Oriental Frank País García, 1958.

Primera comandancia de la Policía Nacional Revolucionaria, ubicada en Cuba y Chacón, La Habana Vieja, 1959.

Comandante Efigenio Ameijeiras Delgado, primer jefe de la Policía Nacional Revolucionaria.

Periódico Sierra Maestra, 20 de enero de 1959.

II

Las razones del fracaso de la actividad subversiva enemiga, 1959-marzo de 1961

Fue en estas primeras y desiguales batallas contra un enemigo

poderoso, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos,

donde nuestros combatientes adquirieron

las primeras experiencias.

Fidel Castro Ruz

Informe Central al

I Congreso del PCC, 1975

Alternativas para defender la independencia

La conquista del poder político el 1.o de enero de 1959, encabezado por Fidel Castro, constituye el suceso político más trascendental en la historia de América Latina y el Caribe, de la segunda mitad del siglo xx.

Desde ese momento, la administración del presidente Dwight D. Eisenhower, se propuso neutralizar e impedir la consolidación de la obra cubana y al respecto, dijo: «En cuestión de semanas, después que Castro entrara en La Habana, nosotros, en el gobierno, comenzamos a examinar las medidas que podrían ser efectivas para reprimir a Castro».8

Frente a tales criterios y hechos, la Isla buscó alternativas para defender su independencia y se convirtió en un ejemplo para los pueblos de América, pues la conquistó sin la anuencia de EE. UU, lo cual significaba, según ellos, un peligro para su política imperial; pues, contra toda la lógica de la Doctrina Monroe de 1823, piedra angular de la seguridad nacional hacia América Latina, lo logró.

Una de las acciones, a solo trece días del establecimiento del Gobierno Revolucionario, fue la campaña mediática en los más importantes medios de prensa de la nación norteña y extranjeros, que condenaron a Cuba por la actuación de los tribunales revolucionarios y la acusaron de que la sumiría en un baño de sangre como venganza.9 Fue preciso desmentir la falsa propaganda, que buscaba sembrar la idea de que el Comandante en Jefe y los dirigentes eran unos connotados represores; los más atacados fueron Ernesto Guevara y Raúl Castro.

El máximo líder cubano denunció y desenmascaró dicha campaña a través de la Operación Verdad, organizada con la ayuda del Colegio de Periodistas y la Asociación de Reporters de La Habana. Esta operación tuvo dos momentos importantes. Primero, se realizó una concentración popular el 21 de enero en la Avenida de las Misiones y, al día siguiente, Fidel sostuvo un encuentro con periodistas extranjeros y nacionales, en el salón Copa Room del hotel Habana Riviera.

En su intervención frente al pueblo, planteó:

Los que creyeron que después de nuestras victorias militares nos iban a aplastar en el campo de la información, en el campo de la opinión pública, se han encontrado con que la Revolución Cubana sabe también pelear y ganar batallas en ese campo […]10

Dirigiéndose a los periodistas del continente, sobre lo expuesto en la jornada anterior, dijo:

[…] Imaginad un jurado de un millón de hombres y mujeres de todas las clases sociales, de todas las creencias religiosas, de todas las ideas políticas […] Y voy a hacer una pregunta a ese jurado: Los que estén de acuerdo con la justicia que se está aplicando, los que estén de acuerdo con que los esbirros sean fusilados, que levanten la mano. Unánimemente la gigantesca multitud concentrada frente al Palacio Presidencial levantó sus manos, y Fidel expresó: «¡El jurado de un millón de cubanos de todas las ideas y de todas las clases sociales, ha votado!» […]11

Para que ese jurado de un millón de ciudadanos fuera justo en la valoración de los hechos, fue decisivo el trabajo de la Policía Nacional Revolucionaria y del DIER, con la colaboración del Movimiento 26 de Julio, pues recopilaron pruebas irrefutables de los asesinatos.

Cuando era apresado un sospechoso por crímenes de guerra, se publicaba en la prensa una breve nota informativa, incluso, algunas con el rostro de la persona. Se solicitaba a la población que si conocía algún caso con la participación de ese individuo, podía denunciarlo y declarar en la estación de la policía. Con esos testimonios, más las pruebas físicas, se armaron los expedientes.

Los acusados tuvieron el derecho de contar con un abogado. Las vistas eran orales y públicas, pues así se lograba una mayor transparencia.

El 13 de agosto de 1959, se frustró en Trinidad la conspiración trujillista,12 en un magistral trabajo de contrainteligencia que se venía preparando hacía meses. De esta manera, el complot urdido por el sátrapa Rafael Leónidas Trujillo, viejo agente del Departamento de Estado norteamericano; la Rosa Blanca, primera organización contrarrevolucionaria en el exterior fundada en 1959, por políticos y militares batistianos y representantes de la gran burguesía cubana, con el apoyo encubierto de la CIA, el Departamento de Estado y la representación estadounidense en La Habana, fue desmantelado a través de un juego operativo, concebido, planificado y ejecutado por el jefe de la Revolución.

Dos meses después fracasó el complot del jefe militar de Camagüey, comandante Huber Matos Benítez, quien conspiraba junto a burgueses, afectados por las nuevas leyes.

Estos dos acontecimientos, más la Ley de Reforma Agraria de 17 de mayo de 1959, hicieron reconocer a Estados Unidos que la contrarrevolución interna no podía, por sí sola, provocar el colapso del naciente sistema social y comenzó a organizar una operación militar para conseguirlo.

Al rememorar estos sucesos, el Comandante en Jefe, en el Informe Central al I Congreso del Partido Comunista de Cuba, expresó:

El imperialismo no podía tolerar siquiera una revolución nacional liberadora en Cuba […] La mera idea del ejemplo que significaría para América Latina una Revolución cubana victoriosa, espantaba a los círculos gobernantes yanquis; pero la nación cubana no tenía alternativa, el pueblo ni quería ni podía detenerse. Nuestra liberación nacional y social estaban indisolublemente unidas, avanzar era una necesidad histórica, detenerse una cobardía y una traición que nos habría llevado de nuevo a ser una colonia yanqui y esclavos de los explotadores.13

El 11 de diciembre de 1959, a partir de los dos reveses, el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA, J.C. King, remitió un memorando al director de la Agencia, a través del subdirector de planes, donde afirmaba que el objetivo de la política estadounidense en relación con Cuba, se debía concentrar en «[…] derrocar a Castro en el período de un año y su sustitución por una Junta del agrado de los Estados Unidos, la que convocaría a elecciones seis meses después de asumir el poder […]».14

Las principales recomendaciones contenidas en este documento, aprobadas por estas altas figuras, se referían a desarrollar emisiones radiales clandestinas desde naciones caribeñas con la participación de cubanos; realizar operaciones de interferencia a las transmisiones de radio y televisión desde Cuba; fomentar grupos de oposición pro Estados Unidos, para establecer una zona bajo su control en la Isla. Esto daría la posibilidad de montar una estación de radio de onda larga, con acceso a todas las emisoras del país. Un área ocupada permitiría la agrupación de fuerzas contrarrevolucionarias, las cuales crearían un teatro de operaciones contra el gobierno. Estas condiciones los prevendrían de los planes de la Revolución en terceros países.

Estados Unidos se negaba a aceptar la derrota. A través de la Agencia reclutaron mercenarios dentro y fuera del territorio nacional; los entrenaron en la realización de actos de sabotaje y acciones militares; organizó infiltraciones y ex filtraciones por las costas y, financió y entregó armamentos a las bandas de alzados.

De conjunto con la estación local de la CIA, radicada en la embajada estadounidense en La Habana, los oficiales de fachada profunda estimulaban a las organizaciones y bandas contrarrevolucionarias, cumplían actividades de inteligencia, subversión política y aseguramiento operativo. De este modo, la embajada se convirtió en el centro rector, constatado por la Seguridad desde 1959, la cual enfrentó y desarticuló organizaciones enemigas, aniquiló planes y otros servicios especiales norteamericanos.

Fidel, al respecto, afirmó: «El Ministerio del Interior penetró prácticamente a todas las organizaciones contrarrevolucionarias y en muchos casos sus hombres llegaron a ocupar altos cargos en los máximos niveles de dirección […]».15

La administración de Eisenhower fomentó la guerra económica, encaminada a desestabilizar al gobierno y engendrar malestar en la población, para que esta se revelara contra el proyecto político cubano, diseñado por Fidel Castro en La historia me absolverá.

Entre los tantos ejemplos se encuentran: la supresión de la cuota azucarera repartida entre Estados que secundaban la política de Washington contra Cuba; impidieron la adquisición de piezas de repuesto para la industria eléctrica, refinerías de petróleo, minas, textil, alimentaria, medios para el transporte y otras plantas de producción. Estas últimas decisiones contemplaron prohibiciones para las subsidiarias estadounidenses en terceros países. Concibieron, un golpe definitivo y final para la economía, con la supresión del combustible. A estas medidas se le sumó la interrupción del intercambio comercial entre ambos territorios.

Para reforzar, estimularon el éxodo de profesionales y técnicos, personal calificado que necesitaba la sociedad. Se trató, en realidad, de una política de «robo de cerebros», disfrazada con una máscara humanista y solidaria. La estrategia migratoria de EE. UU. abrió sus puertas a quienes desearon marcharse y les proporcionaron un trato preferencial. Sin embargo, estas no fueron las únicas decisiones.

Al amanecer del viernes 4 de marzo de 1960, el mercante de bandera francesa, La Coubre, atracó en la bahía habanera. Poco después comenzó la extracción de las cajas de proyectiles, parte de un cargamento destinado a las FAR. Cuando fueron izadas las cajas de granadas antitanques y antipersonales para fusil, se produjo una estremecedora explosión en la bodega de popa, seguida de otra, media hora más tarde.16

El acto genocida provocó cerca de un centenar de muertos y más de cuatrocientos heridos y lesionados, lo que llenó de luto a familias cubanas y francesas.

Desde el primer momento, junto a los combatientes de las instituciones armadas, se presentaron en el lugar Fidel Castro, dirigentes, trabajadores y vecinos, quienes acudieron para socorrer a las víctimas, evitar la propagación del incendio y apoyar en diversas labores. A ninguno le importó poner en peligro su vida, incluso, cuando ocurrió la segunda explosión.

Al día siguiente, durante el sepelio, el máximo líder cubano pronunció una frase, síntesis de la convicción de nuestro pueblo a no renunciar jamás a su independencia y libertad:

[…] Y no solo sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer a cualquier agresión y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra será: PATRIA O MUERTE.17

Como resultado de las propuestas de J. C. King, el presidente D. Eisenhower aprobó, el 17 de marzo de 1960, el Programa de acción encubierta contra el régimen de Castro. Su objetivo: el derrocamiento del gobierno y establecer uno pronorteamericano, encargado de restaurar la República neocolonial.

Este programa trazó cuatro procedimientos fundamentales:

• Fomentar una oposición cubana responsable, organizada en el exterior y elaborar un proyecto de gobierno, como alternativa política al existente.

• Promover operaciones de guerra psicológica mediante una emisora radial clandestina de onda larga y corta, en la isla Swan, Honduras que comenzaría sus trasmisiones dos meses después de aprobado el programa. Se insistió en que este medio debía poseer cobertura de instalaciones comerciales norteamericanas, pagadas por sectores privados de origen cubano.

• Crear una organización clandestina de inteligencia y acción dentro de la Isla, capaz de responder a las instrucciones de la oposición en el exilio.

• Continuar los preparativos para fundar una fuerza paramilitar adecuada fuera de Cuba, así como, mecanismos para el necesario apoyo logístico a operaciones militares encubiertas dentro de ella. En este contexto, dichas unidades recibirían entrenamiento en sitios seguros en otros territorios, a fin de ser desplegadas de inmediato en el momento preciso, con el objetivo de organizar, entrenar y dirigir a las tropas reclutadas. Con este propósito se requeriría, como mínimo, seis meses y no más de ocho. Mientras tanto, existía una limitada capacidad aérea para reabastecer, infiltrar y exfiltrar agentes, bajo control de la CIA, la cual podría ampliarse cuando la situación lo demandara.

Las tareas de la Agencia se desarrollarían entre marzo de 1960 y abril de 1961, con la culminación del desembarco de una fuerza expedicionaria, encargada de garantizar la formación de un gobierno provisional, que solicitaría de inmediato una intervención militar.18

Sobre este plan, Fabián Escalante Font, ratificó:

La Operación Pluto, el proyecto más poderoso jamás organizado por la Central de Inteligencia de Estados Unidos en estrecha colaboración y con la aprobación del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, estaba en marcha. Un ejército de exiliados con marina y fuerza aérea había sido reclutado, entrenado y equipado; un frente político organizado; y encontrada la justificación teórica para liquidar a la Revolución Cubana expuesta en el Libro Blanco; y sobre todo, la mano de Estados Unidos estaba oculta. Todo había sido previsto.

Desde que el presidente Ike Eisenhower firmara el memorándum donde ordenaba organizar una fuerza bélica de exiliados cubanos, habían transcurrido 13 meses.

[…] El proyecto «Pluto» no era otro que el viejo plan Trujillista: se basaba en desembarcar la brigada mercenaria por las playas cercanas a la ciudad de Trinidad en el sur de la provincia de Las Villas, tomarla por asalto y luego con el apoyo de las guerrillas que merodeaban el macizo montañoso del Escambray, cortar las comunicaciones y trasladar hasta allí al gobierno provisional encargado de solicitar el auxilio previsto. Todo aquello parecía demasiado descarado para poder ocultar la participación del gobierno norteamericano, y eso no convenía a los planes que el grupo de asesores aconsejaba al Presidente.19

La CIA decidió, durante las semanas previas a la invasión, crear con la mayor rapidez posible un denominado Frente Insurreccional Nacional, con la intención de agrupar las organizaciones más activas, desencadenar una ola de sabotajes y acciones terroristas, capaces de desatar un levantamiento como preludio a la invasión.

Fidel Castro percibió las intenciones del enemigo y diseñó la estrategia contra las bandas de alzados en el centro del país, obligando a la CIA a modificar sus planes de entrenamiento y los objetivos de la brigada mercenaria en preparación.

Los fracasos del bandidismo en el Escambray, durante los primeros nueve meses de 1960, originó que el 4 de noviembre de ese año, la Agencia ordenara la reducción de los grupos en instrucción en Guatemala en guerra de guerrillas, disponiendo un nuevo entrenamiento convencional para la tropa invasora, como fuerza anfibia y de asalto aéreo.

El Programa de acción encubierta contra el régimen de Castro, se convirtió en una derrota política y militar, a partir de la victoria de las fuerzas revolucionarias en las arenas de playa Girón, el 19 de abril de 1961.

Hablan los protagonistas

Presencia del pueblo

Coronel (r) Miguel Ángel Sánchez Curbelo, Molina

En aquella etapa, la participación del pueblo en el enfrentamiento fue fundamental, existía una gran efervescencia revolucionaria que se tradujo en una masiva preocupación por la vigilancia. A partir de la creación de los CDR, esta actividad se potencia y organiza, a la vez que se desarrolla una amplia cooperación con nuestros órganos. En esos momentos existía un celo profundo por todo lo que tuviera que ver con la defensa de la Revolución. Muchas veces las personas nos informaban sobre indicios y señales de actividad enemiga y se brindaban de forma espontánea, para ofrecernos su apoyo.

[…]

Otro factor importante que incidió en los resultados finales de nuestra lucha por preservar la Revolución fue, justamente, la carencia de convicciones ideológicas por parte de los contrarrevolucionarios. Muchos de ellos, cuando se sentían detectados, cooperaban con nosotros, lo que hacía que nuestro descubrimiento fuera más pleno y, en consecuencia, más efectivo. Algunos conspiradores, cuando creían haber sido descubiertos por la Seguridad, se presentaban voluntariamente y brindaban información sobre actividades en la que estaban participando; eran los famosos «rajados».20

Las infiltraciones en la costa norte de Las Villas

Teniente coronel (r) José A. Veiga Peña, Moran

En Las Villas, las infiltraciones procedentes de Miami por la costa norte, incidieron considerablemente en el desarrollo de las actividades subversivas durante toda esa etapa. Yo considero que la magnitud de estas infiltraciones fue superior a la de las propias organizaciones contrarrevolucionarias. Estudiamos todas las zonas susceptibles de ser utilizadas para llevar a cabo estas infiltraciones e identificamos los posibles colaboradores del enemigo para desarrollar esas actividades. De este modo las capturamos. Para ello, siempre contamos con la colaboración de los pescadores de Caibarién. Cuando nos decían «entró una lancha» por determinado cayo, íbamos para la casa de algún pescador y le preguntábamos la situación, así como la posible ruta que podía utilizar la embarcación. Estos compañeros se habían criado entre esos cayos y se conocían al dedillo todas las condiciones de la zona, y gracias a ello nos podían asesorar sobre la única vía posible que podían seguir los infiltrados. Allí situábamos la emboscada y, efectivamente, poco después, interceptábamos al enemigo que intentaba infiltrarse por donde se nos había explicado y los capturábamos. En esa época nosotros incautamos, además, una buena cantidad de lanchas.21

El Caso Xinhua

Coronel (r) Ramón José Oroza Naverán, Demetrio

[…] la instalación de técnica de escucha en las oficinas de la Agencia de Prensa china Xinhua, fue una acción realizada por oficiales de la embajada de Estados Unidos dedicados al espionaje.

Funcionarios chinos alquilaron un apartamento en el edificio del antiguo Retiro Médico en La Rampa, Vedado, La Habana, para instalar las oficinas de la Agencia de Prensa Xinhua. Por otra parte, un italiano tenía alquilado un salón en el Habana Libre para dar clases de baile, quien había contraído deudas con el hotel por el pago del salón. Ya en aquellos momentos el negocio no era muy productivo cuando comenzaron a asistir a aquel lugar uno o dos funcionarios de la embajada de Estados Unidos para participar en las clases. Nosotros teníamos magníficas relaciones con el administrador del hotel y por él tuvimos conocimiento de esa situación.

Para este caso contamos con la colaboración de Antonio Bretón, artista plástico que había hecho varias exposiciones. No era oficial, pero tenía vínculos con nosotros. Yo le pedí que se acercara a este italiano, que tenía ciertas singularidades. Tony, como le decíamos a Bretón, se prestaba para actuar aquí, incluso como reclutador, y logra la captación del italiano sobre la base de la deuda económica contraída y del conocimiento que teníamos de su vinculación con los norteamericanos.

De esa forma pudimos saber que los norteamericanos le habían orientado alquilar un apartamento encima del que ya ocupaba la agencia de noticias. El objetivo era instalar ahí técnicas de escucha. Para ello acreditaron en la misión oficial a tres técnicos. En el edificio vivía también una ciudadana norteamericana que servía como secretaria en la embajada, cuyo apartamento se utilizaría como apoyo para refugiarlos cuando terminaran la instalación de la técnica de espionaje.

Lo interesante en este operativo fue la intuición del compañero Bretón que, sin ser de nuestra plantilla, lo dirigía con sagacidad. El italiano era el agente y le comunicaba diariamente la marcha del trabajo porque, como él había alquilado el apartamento, tenía que apoyar la instalación que hacían los técnicos norteamericanos. Nosotros nos guiábamos por las informaciones de Bretón, las que nos permitieron, en el momento oportuno, tener acceso a la técnica y también a los tres personajes, con lo cual pudimos operar el caso.

Para nosotros esos tres individuos eran esenciales; sin ellos era solamente técnica lo que íbamos a ocupar, por lo que no se podrían atribuir estas acciones a alguien en específico. Desde un principio teníamos claro que, si perdíamos a los técnicos, el italiano no iba a declarar contra ellos ni los iba a denunciar y no queríamos correr ese riesgo.

Recuerdo que una tarde me entrevisté con Bretón y le pregunté acerca de lo que el italiano le iba diciendo sobre la marcha del trabajo. Me respondió que él le había comentado que los norteamericanos terminaban al día siguiente en la tarde y por la noche se trasladarían para el otro apartamento. Pero Bretón tuvo la sospecha de que, por primera vez, no le estaba diciendo la verdad. Le pregunté por qué pensaba eso y me dijo: «Porque no me sostuvo la mirada como siempre lo hace y me resultó llamativo. Localicé al comandante Ramiro Valdés Menéndez, jefe de la Seguridad del Estado, y le comuniqué que el compañero tenía la impresión de que la cosa no era al otro día y necesitaba verlo para explicarle. Nos entrevistamos y llamó al presidente Osvaldo Dorticós Torrado, que estaba al tanto de la situación del caso, y le dijo lo mismo […].

Efectivamente, terminaban esa tarde. Ya tenían empotrado en la pared el botiquín donde estaba ubicado el transmisor. Con eso concluían su trabajo y se marchaban de allí. Ese dispositivo transmitiría hacía un receptor que se hallaba, si no recuerdo mal, en un apartamento del edificio Altamira en El Vedado. Los detuvimos y ocupamos la técnica. El Presidente estuvo allí. El micrófono era del tamaño de un alfiler. Los chinos no tenían ninguna posibilidad de descubrir algo así instalado en el techo de su oficina […].

[…] Esta operación nos dejó un buen cúmulo de enseñanzas que alimentaron el trabajo ulterior de nuestra sección y de la Seguridad. Esta operación se puso al descubierto y sus complotados fueron expulsados del país […] 22

Caso La Ópera

Con la detención de la norteamericana Geraldine Shamma, Magdalena para la CIA, el 15 de noviembre de 1960, se desarticuló por los órganos operativos de la Seguridad del Estado, que habían penetrado las acciones de la estación CIA en la capital, la actividad contrarrevolucionaria del titulado movimiento Milicia Anticomunista Obrero y Campesina (MAOC).

A raíz del trabajo, se conoció que el coronel Erickson S. Nichols y el mayor Robert Van Horn, ambos agregados militares de la embajada de Estados Unidos en Cuba, pretendían poner en práctica un amplio proyecto terrorista, que incluía la colocación de explosivos en la refinería Ñico López y la planta eléctrica de Tallapiedra; promover alzamientos armados en el Escambray; realizar atentados contra la vida de dirigentes cubanos, en particular, organizar un plan de asesinato al Comandante en Jefe, en ocasión de una de las visitas que, de forma regular, realizaba a la casa de otro compañero.

El plan fue aprobado por el jefe de la referida estación y supervisado por el responsable de la Agencia para el área de Centro América y el Caribe. La acción consistía en dispararle a Fidel desde un lugar cercano, por elementos terroristas de MAOC, con quienes Geraldine Shamma mantenía el enlace.

Durante la neutralización, las fuerzas del Ministerio del Interior ocuparon un importante cargamento de armas y explosivos y una planta de comunicaciones.

Shamma explicó, en sus declaraciones ante las autoridades, los preparativos que se ejecutaban en la Florida y Guatemala para invadir a Cuba. Entre sus misiones estaba el alquiler de una casa en Miami, destinada a servir de tránsito a los mercenarios de origen cubano que marchaban hacia los campamentos en Centroamérica.

El Gobierno Revolucionario denunció estas evidencias, silenciadas por los medios de difusión masiva del continente. 23

Posterior a 1959 y hasta 1961, la actividad subversiva enemiga no pudo consumar sus acciones, planes y programas, pues fueron desmantelados frente al eficaz trabajo de los órganos del Minint y de las FAR. La dirección de la nación confió siempre en sus oficiales, agentes y pueblo en general.

Las denuncias, las batallas en diferentes escenarios, las verdades de la Revolución divulgadas, se convirtieron en un muro infranqueable, que permitió el respeto del mundo hacia la Cuba de Patria o Muerte.

Dirigentes del Gobierno Revolucionario, familiares y pueblo habanero despiden a las víctimas del cruel sabotaje a

La Coubre, 5 de marzo de 1960.

Técnicas de escucha utilizadas por agentes de la CIA para expiar a la Agencia de Prensa china Xinhua, en La Habana, 1960.

III

Operaciones de enfrentamiento a la CIA y la contrarrevolución,1961-1968

Con su valeroso e inteligente trabajo lograron la destrucción

de la contrarrevolución interna, la victoria sobre las

organizaciones, grupos y bandas contrarrevolucionarias, la acción

exitosa contra las infiltraciones de agentes de la CIA

y la desarticulación de los incontables planes

de eliminación física de los dirigentes de la Revolución.

Fidel Castro Ruz

Informe Central al

I Congreso del PCC, 1975

En menos de setenta y dos horas

El 16 de abril de 1961, en el sepelio de las víctimas de los ataques aéreos a los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba el día anterior y, en vísperas de la invasión mercenaria, Fidel Castro proclamó ante el mundo el carácter socialista de la Revolución.

Detenciones durante Girón

Teniente coronel (r) Israel Behar Dueñas, Tomás

En los días previos a la invasión mercenaria, nosotros habíamos confeccionado las listas de aquellas personas a detener y en qué orden de prioridad. Estaba previsto comenzar primero por aquellas catalogadas de peligrosas y se encontraran inmersas en planes concretos de actividad enemiga, tener armas o participar en actividades tales como poner bombas o realizar atentados.

En segundo orden, serían detenidos los que, aun cuando estuvieran implicados en ese tipo de actividad, fueran menos agresivos, menos peligrosos. Por último, procederíamos en aquellos casos en que teníamos conocimiento de su participación, pero no contábamos con las pruebas necesarias para su detención. Las informaciones sobre las actividades de estos individuos provenían de los agentes secretos, en ocasiones por haber establecido contacto con ellos y, en otras, porque sabían de su pertenencia a determinado grupo contrarrevolucionario. Esas personas las teníamos registradas para ser detenidas si fuera necesario.

Hay quienes suponen que las detenciones tuvieron lugar antes del ataque mercenario. Esas opiniones carecen de fundamento. Las operaciones para detener a los elementos de la contrarrevolución interna empezaron después del desembarco de la brigada mercenaria por Playa Girón.

Esa noche me encontraba de oficial de guardia en la sección Q. Cuando la jefatura me localiza y me da la contraseña para empezar la movilización, de inmediato realizamos las correspondientes llamadas telefónicas a los compañeros de las unidades, transmitiéndoles la contraseña para que iniciaran las detenciones en correspondencia con el orden de prioridad establecido en las referidas listas.

En muchos casos los oficiales cumplieron esa tarea a mano limpia, porque todo lo que teníamos por cada Buró era una metralleta checa; algunos oficiales poseían una pistola y otros iban desarmados. Después, con las armas ocupadas a los propios contrarrevolucionarios detenidos, todos los oficiales lograron obtenerlas.

Para detener la cantidad prevista de contrarrevolucionarios no contábamos con fuerzas suficientes. Por ello, en muchos casos, los oficiales recibieron la orientación de utilizar a sus colaboradores en esa tarea, los que ayudaron mucho […] 24

En menos de setenta y dos horas, la Brigada de Asalto 2506 que desembarcó por playa Girón, fue abatida por el Ejército Rebelde, la Policía Nacional Revolucionaria y las Milicias Nacionales Revolucionarias.

La quinta columna organizada por la CIA, la cual debió apoyar la invasión, fue mera ficción. Sus principales jefes, quienes tenían la responsabilidad de desencadenar la desestabilización, fueron descubiertos y detenidos en el momento oportuno por los órganos de la Seguridad del Estado.

Los alzados que escaparon de las operaciones conjuntas realizadas durante la Operación Jaula o Primera Limpia del Escambray,25 no estuvieron en condiciones de apoyar a los mercenarios y a las bandas de otras zonas, pues optaron por esconderse.

Otro aspecto que contribuyó de forma significativa a la victoria, fue la vigilancia de los Comité de Defensa de Revolución (CDR) a lo largo y ancho de todo el país. Sus miembros fueron también protagonistas, al neutralizar al reducido potencial enemigo en las comunidades.

A raíz del fracaso de abril de 1961, el presidente John F. Kennedy confió al general Maxwell Taylor la misión de describir, explicar y establecer conclusiones sobre las causas de la debacle de la Operación Pluto. Su designación no constituyó una mera casualidad, fue la señal de la importante presencia del Pentágono en los próximos proyectos para destruir a la nación cubana.

En carta de 22 de abril de 1961, Kennedy impartió las siguientes instrucciones al general Taylor:

Examinar de cerca todas nuestras prácticas y programas en las áreas de las actividades militares y paramilitares, insurgencia y contrainsurgencia que no sean de guerra abierta. Pienso que necesitamos reforzar nuestro trabajo en este campo. En el transcurso de este estudio espero le preste especial atención a las lecciones que pueden aprenderse de los recientes acontecimientos en Cuba.26

La primera reunión del grupo de estudios del general Taylor se realizó ese mismo día y estuvo integrado por los responsables directos en la ejecución de la Operación Pluto y por quienes asumirían el mando de la ya presente en sus mentes Operación Mangosta, efectiva en 1962.

Existen incógnitas que no fueron reveladas. A finales de los noventa, fue desclasificado por el Gobierno de Estados Unidos un documento clave: la valoración del coronel Jack Hawkins,27 principal planificador militar de la Operación Pluto. El informe del inspector general de la CIA Lyman Kirkpatrick sobre el desastre de Playa Girón se desclasificó en febrero de 1998. Sesenta y un años han transcurrido desde que este acontecimiento tuvo lugar y, por la parte norteamericana, todavía existen zonas de silencio en torno al fracaso. El principio de seguridad nacional prevalece por encima de la verdad histórica.

Después de Girón, el presidente Kennedy se vio ante el dilema esencial que caracteriza hasta nuestros días las relaciones con Cuba: qué política diseñar, qué estrategia seguir.