No puede ser el guardar de una mujer - Agustín Moreto - E-Book

No puede ser el guardar de una mujer E-Book

Agustín Moreto

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Beschreibung

No puede ser el guardar de una mujer es una comedia teatral del autor Agustín Moreto. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro español, la historia se desarrolla en torno a un malentendido amoroso tras el que se suceden numerosas situaciones de enredo.

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Seitenzahl: 97

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Agustín Moreto

No puede ser el guardar de una mujer

Saga

No puede ser el guardar de una mujerOriginal titleNo puede ser el guardar de una mujerCover image: Shutterstock Copyright © 1804, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597363

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

Don Félix de Toledo.

Doña Inés Pacheco

Doña Ana Pacheco.

Don Pedro Pacheco.

Don Diego de Rojas.

Alberto.

Tarugo.

Manuela, criada.

Músicos y criados.

Salen don Félix y Tarugo

TARUGO Eso, señor, es virtud

que en ti no acabo de creer.

DON FÉLIX Esto es para entretener

sin ocio la juventud.

Doña Ana Pacheco es 5

por su virtud estimada,

por su ingenio celebrada,

por sus partes, lo que ves.

Es sola, rica y discreta,

su honestidad conocida, 10

y el empleo de su vida

le da al estudio.

TARUGO ¿Es poeta?

DON FÉLIX Aunque ella no es la primera,

pues en Madrid hoy se ven

mujeres que hacen también 15

versos que envidia cualquiera,

te aseguro de doña Ana

que, sin ser sola, pudiera

ser en esto la primera.

Y los aplausos que gana 20

a que tenga la han movido

una academia en su casa,

donde yo acudo y se pasa

un rato muy divertido,

porque de mil mocedades 25

este cuidado me priva;

aquí el discurso se aviva

y excuso otras liviandades.

TARUGO Señor, cosa es muy posible

ser bella, rica y discreta, 30

pero ser rica y poeta...

¡vive Dios que es imposible!

DON FÉLIX ¿Por qué?

TARUGO ¿Eso dudas?

DON FÉLIX Sí dudo.

TARUGO Pues ¿hay hombre a quien dé el cielo

con gracia aqueste desvelo 35

que no esté siempre desnudo?

Y esto es forzoso, señor,

porque la poesía es cosa

que, aunque es virtud y gustosa,

nunca ha tenido valor. 40

Es flor desta humanidad,

y como una flor, en fin,

sirve de adorno al jardín,

mas de no necesidad.

Adornan las flores bellas 45

y el que en un jardín las mira,

como hermosas las admira,

pero no cena con ellas.

Y el que un jardín entra a ver

más presto se irá a buscar 50

espárragos que cenar

que las flores para oler.

Demás desto, la fortuna

parte igualmente sus dones,

y no da sus perfecciones 55

al que le quiso dar una.

El bien con el mal mezcló,

y nadie a otro envidiará

si sabe el hueso que da

con la carne que le dio. 60

Al entendido da ocio,

y pobreza al que da precio,

de hacienda siempre es un necio,

mas no para su negocio.

La hermosa es boba y pesada, 65

la fea discreta y graciosa,

la roma siempre es dichosa,

la aguileña desgraciada;

y si una llega a tener

hermosura y discreción, 70

le da una mala elección,

con que se lo echa a perder.

Y esto tan claro se nota,

que desto salió el refrán

de que «al ruin puerco le dan 75

siempre la mejor bellota».

Y yo en todas siempre advierto

al galán discreto, airoso,

dejado por un roñoso,

necio, zambo, zurdo y tuerto. 80

Y en fin, en todo hay su peso,

porque en la mejor fortuna

verás lo que en la aceituna,

que en la mayor hay más hueso.

Poesía y riqueza ingrata 85

siempre trocaron los frenos,

y no hallarás versos buenos

hechos con bujías de plata,

con candil sí, que es civil

la musa para la vena: 90

solo la poesía es buena

hecha a moco de candil.

DON FÉLIX ¡Qué locura!

TARUGO A los pasados

mira, y verás el efecto:

por el candil de Epitecto 95

¿no dieron tres mil ducados?

DON FÉLIX Ése es filosofo.

TARUGO Cesa,

pues toda la poesía

¿qué es sino filosofía?

Así fuera genovesa. 100

DON FÉLIX Tu juicio, en fin, pertinaz

entre riqueza y poesía

¿no quiere dar compañía?

TARUGO Como cuñados en paz.

DON FÉLIX Eso niega la experiencia, 105

pues prueba que en Grecia Homero

fue muy rico, y el primero;

después con más excelencia,

Virgilio en Roma dejó

tanta suma de dinero, 110

que al César hizo heredero

del tesoro que él le dio.

El Petrarca en Francia fue

riquísimo y laureado

del Pontífice sagrado 115

en Roma. Y acá se ve

que el rey don Juan el Segundo

hizo rico a Juan de Mena

y estimó en su aguda vena

aquel discurso profundo. 120

El caballero Marino

fue rico; y el de la casa

don Jardo, en Francia, sin tasa;

el Sanazaro, el Guarino,

a no haber sido atrevido 125

fuera riquísimo el Taso.

Y en Toledo Garcilaso

fue rico, ilustre y lucido:

en un asalto murió

como valeroso y fuerte, 130

sintiendo España su muerte,

que Carlos Quinto vengó.

¿Y qué ingenio en nuestra Edad

nuestro rey no ha enriquecido?

¿Qué pluma empleo no ha sido 135

de su liberalidad?

El rector de Villahermosa,

Góngora, Mesa y Enciso,

Mendoza y otros, que quiso

por su elección generosa. 140

Y si toda esta verdad

tu mala aprensión no allana,

¿no fue el de Villamediana

rico y señor?

TARUGO Es verdad.

DON FÉLIX ¿No ha habido muchos señores 145

que ilustraron la poesía?

Y en particular hoy día

¿no hay uno de los mayores,

que después que su valor

en el circo más lucido 150

aplauso de España ha sido,

la tiene con tal primor,

que hoy, sin ser lisonja, son

en la corte sus sonetos,

por lo alto de sus conceptos, 155

de todos admiración?

TARUGO Eso será la verdad,

mas para esos que así fueron,

hay cuatro mil que murieron

de pura necesidad. 160

DON FÉLIX Eso su estrella causó,

que en cualquiera facultad

oprimió necesidad

a quién no la mereció.

Mas no lo prueba ese indicio, 165

que lo que a algunos baldona,

teniéndolo en la persona,

no es pensión del ejercicio;

y ella es virtud, y tenerla,

con premio o sin él es bueno, 170

que en la virtud es ajeno

lo que pende de la estrella.

TARUGO Pues ¿por qué el vulgo indiscreto

la llegue a desestimar?

DON FÉLIX Eso suele ocasionar 175

la pobreza del sujeto.

Dime, ¿la despreciará

en un señor?

TARUGO Ni aún por chiste.

DON FÉLIX Luego en ella no consiste,

sino en el vaso en que está. 180

Del agua un ejemplo breve

te distinguirá esa ley,

que en oro es digna de un rey

y en barro un pobre la bebe.

TARUGO Pero ya, señor, el cuarto 185

de la academia han abierto.

DON FÉLIX Ya doña Ana viene aquí.

TARUGO Con ella viene don Pedro

Pacheco, nuestro vecino,

que es un celoso extremeño 190

en el guardar a su hermana.

DON FÉLIX No anda en eso muy cuerdo.

TARUGO ¡Qué rica que está la sala!

DON FÉLIX ¿No infieres, Tarugo, de eso

que hay poesía con riqueza? 195

TARUGO Lo estoy viendo y no lo creo;

mas, ¡vive Dios! que, como eres

tú don Félix de Toledo,

si es poeta, ha de ser pobre.

DON FÉLIX ¿Cómo puede ser, teniendo 200

en su casa tal riqueza?

TARUGO Una noche haciendo versos

se le ha de quemar la casa

y ha de amanecer en cueros.

Mas ya salen, yo me voy. 205

DON FÉLIX ¿Dónde?

TARUGO A casa de un flamenco,

que lo vende sin bautismo,

y allí van unos mozuelos

muy ricos, que juegan largo,

y me entretengo con ellos. 210

DON FÉLIX Pues ¿tú juegas?

TARUGO A las pintas.

DON FÉLIX Y ¿largo?

TARUGO No, sino huevos:

a cuarto y cuarto y terceras

nos quitamos el pellejo.

DON FÉLIX ¿No quieres ver la academia? 215

TARUGO ¿Yo, academia? No haré luego

cinco pintas en diez años

si estoy una hora entre versos.

Vase

Salen los músicos, don Diego de Rojas, don Pedro Pacheco, Alberto, doña

Ana

MÚSICA Es el ingenio noble como el sol,

que con la luz que alumbra da calor. 220

DON FÉLIX Nuevo e ingenioso modo

tiene la letra.

DOÑA ANA La he hecho

para introducir con ella

la academia.

DON PEDRO En vos no es nuevo

el hacer las novedades 225

con tal gracia.

DOÑA ANA Id prosiguiendo

la letra mientras que todos

van tomando sus asientos.

Asiéntanse las damas y los galanes.

MÚSICOS Es la gala y hermosura perfección,

mas la del alma siempre es la mayor. 230

DON FÉLIX ¿No es muy pulida la letra,

señor don Pedro Pacheco?

DON PEDRO Si vos la admiráis, don Félix,

¿qué haré yo, que el alma tengo

en doña Ana, y solicito 235

en ella mi cautiverio?

DOÑA ANA Comience pues la academia.

DON DIEGO Diga doña Ana primero.

DOÑA ANA Señor don Diego de Rojas,

que no es lisonja os advierto, 240

porque en la academia es

mejor lugar el postrero.

DON DIEGO Esto es dar lugar a que escojan.

ALBERTO Pues yo diré.

DON PEDRO Diga Alberto.

ALBERTO Un soneto me ha encargado 245

la academia

DOÑA ANA ¿A qué sujeto?

ALBERTO Al amor.

DOÑA ANA Mucho hay escrito,

difícil es el intento.

ALBERTO «Es el amor deseo de un contento

que nunca llega a su dichoso estado; 250

si no es fino, no hay gusto en su cuidado;

si es fino, todo es pena y sentimiento.

Correspondido está del temor lento,

de la desconfianza atormentado;

pues, ¿qué será el amor desesperado, 255

si aún el correspondido es un tormento?

En su triunfo mayor padece olvido,

y en la esperanza pena, si no alcanza;

de cualquier modo, siempre muerte ha sido.

Todos ven su traición y su mudanza, 260

todos cuantos le siguen han perdido,

y todos van tras él con esperanza.»

DOÑA ANA Está muy bien definido

el amor por sus efectos,

y aunque a amor hay tanto dicho, 265

cierto que es nuevo y es bueno.

DON DIEGO Yo tengo a cargo una glosa,

y es solamente de un verso,

que por difícil me ha dado

la academia.

DOÑA ANA Ya la espero. 270

DON DIEGO “Para fines males, cuándo”.

Oíd.

DOÑA ANA Ya estamos atentos.

DON DIEGO «Para fines de su amor

suele dar males Inés

en desdenes y en rigor, 275

pero luego de allí a un mes

vuelve a amar con más primor.

No hay que preguntar, en dando

males, cuándo volverá

a amar, aunque esté olvidando, 280

que bien se infiere, si da

para fines males, cuándo».

DOÑA ANA Glosó con todo rigor.

DON PEDRO Yo a cargo una octava tengo,

en que he de pintar la furia 285

de un león acometiendo.

DOÑA ANA Asunto es de un buen poeta;

Decidla.

DON PEDRO Ya la refiero:

«En medio extremo el bruto se enarbola,

espeluzada la cerviz valiente; 290

a la frente feroz vuelta la cola,

es la cola penacho de la frente;

los pies arranca de una estampa sola

de las garras el cuerpo va pendiente;

y centelleando con la vista enojos, 295

se le pasan las garras a los ojos».

DOÑA ANA Bien pintado, y juntó bien

naturaleza y concepto.

DON FÉLIX A mí definir me toca

la dicha y desdicha a un tiempo 300

en una décima sola.

DOÑA ANA Mucho asunto en poco verso.

DON FÉLIX «Dicha es el seguir un bien,

y desdicha no tenerle;

tenido, es fuerza perderle, 305

y esto es desdicha también.

Quien siempre sufrió un desdén

no llega a estado peor,

con que dicha es, en rigor,

causa de un mal más mortal, 310

y la desdicha es un mal

que excusa de otro mayor.»

DOÑA ANA Extraña definición,

y es aguda por extremo.

Yo tengo a cargo una enigma, 315

y proponérosla quiero.

Píntase una carbonera

natural, que ardiendo dentro,

cubierta de tierra, exhala

por la tierra el humo denso; 320

y la glosa dice así,

escuchadla.

DON FÉLIX Ya atendemos.

DOÑA ANA «Este fuego que arde en mí

otro fuego le encendió,

que arde también como yo 325

y a un tiempo ardemos así.

El humo que exhala el fuego

conviene a mi perfección,