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La Revolución Cubana ha tratado de eliminar las diversas causas y situaciones que producen el racismo estructural e institucional heredado de cuatro siglos de colonialismo y neocolonialismo. Sin embargo, las condiciones diferenciadas de vida y la psicología en el imaginario popular hacen subsistir el prejuicio y, con él, la discriminación por el color de la piel, el origen étnico, etc. Por ello, en noviembre de 2019 el Consejo de Ministros de la República de Cuba aprobó el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial. El contenido de este libro es una versión del diagnóstico empleado para la elaboración de ese programa.
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Seitenzahl: 146
Veröffentlichungsjahr: 2024
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AUTORES Principales
Fernando Rojas Gutiérrez (coordinador)
Pedro de la Hoz González (redactor)
Rolando Julio Rensoli Medina (redactor)
Miguel Barnet Lanza
Nicolás Hernández Guillén
Beatriz Marcheco Teruel
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
Edición: María de los Ángeles Navarro González
y Yanelis González Leyva
Diseño de cubierta y fotografía: Damaris Rodríguez Cárdenas
Realización: Yisell Llanes Cuellar
Diseño interior y emplane: Madeline Martí del Sol
Corrección: Ricardo Luis Hernández Otero y Yenia Silva Correa
© Fernando Rojas Gutiérrez,
Pedro de la Hoz González,
Rolando Julio Rensoli Medina,
Miguel Barnet Lanza,
Nicolás Hernández Guillén,
Beatriz Marcheco Teruel, 2022
© Sobre la presente edición:
Editorial de Ciencias Sociales, 2022
ISBN 9789590623769
Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.
INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial de Ciencias Sociales
Calle 14, no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba
www.nuevomilenio.cult.cu
Que la enseñanza científica vaya, como la savia en los árboles, de la raíz al tope de la educación pública.
José Martí
Detesto el racismo, porque lo veo como algo barbárico, venga de un hombre negro o un hombre blanco.
Nelson Mandela
El trabajo realizado por la Comisión permanente José Antonio Aponte (CJAP) de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) ha contribuido a la realización del presente volumen, el cual fue elaborado por el Grupo Coordinador Ejecutivo de la Comisión Nacional del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, una asignatura pendiente en el camino hacia un profundo cambio de mentalidad a favor de las relaciones humanas. Por ello, de manera intencional, evoco sendas ideas de José Martí y Nelson Mandela. El primero, un firme antirracista y a la vez amante del papel de la ciencia para activar el razonamiento lógico sobre el estado actual de los conocimientos como medio para desdibujar prejuicios, juicios falsos y calificaciones aparenciales; y el segundo, quien sufrió en carne propia los horrores del apartheid y el racismo, logró entregar al mundo una inolvidable lección de resistencia y voluntad, hasta emerger victorioso en sus acciones e ideales.
Estas ideas cruzan todo el texto de Revolución Cubana vs. racismo, porque en él se constata, una vez más, que el conocimiento de la genética humana marca con fuerza indeleble la inexistencia de las supuestas “razas” en las personas. El racismo es uno de tantos absurdos de la mente humana que se ha convertido en fuerza punitiva y en conducta despreciable. Sin embargo, todavía existen en Cuba sujetos que asumen ideas racistas y conductas discriminatorias, bien por estar insuficientemente informados, bien por la influencia de ideas y conductas exógenas,bien por la reacción ante acciones discriminatorias, o por conveniencia propia para sacar provecho de discursos y activismos “antirracistas” cargados de odio y otras bajas pasiones. En fin, diversas emociones que se encuentran activas en el debate y en la vida cotidiana.
Paralelamente, contra las ideas de borrar la historia y la memoria, cual amnesia inducida por los medios transnacionales de (des)información para exaltar la moda del “aquí y ahora”, es sumamente importante no olvidar la historia del racismo en Cuba, desde la época colonial signada por la esclavitud de africanos y sus descendientes, en gran mayoría, de los culíes chinos e incluso de hispánicos pobres, como canarios y gallegos, en una condición social análoga. Sin embargo, en el caso de los africanos y sus descendientes, a la deplorable situación social se añadió la discriminación por el pigmento oscuro de la epidermis. Ese tipo de discriminación se exacerbó durante algo más de medio siglo de República subordinada a la tutela estadounidense, que impuso sus criterios segregacionistas en los órdenes político, institucional y social para moldear las mentalidades y las conductas a sus intereses de dominación.
En tal sentido, una parte muy representativa de los problemas de hoy sobre el racismo y la discriminación racial en Cuba, no son creados en las últimas seis décadas, sino que constituyen un lastre de épocas anteriores e, inevitablemente, han dejado huellas en las mentalidades y en las actitudes de las personas, sus relaciones familiares y sus proyectos de vida. Entre esas huellas se destaca la desventaja acumulada por los grupos humanos identificados como “negros” y “mulatos”, para alcanzar cotas de igualdad con el resto de la población más favorecida. Por ello la historia, bien documentada, adecuadamente escrita y críticamente interpretada, sigue siendo un arma imbatible ante quienes pretenden hacer del olvido un pasatiempo.
El estudio sobre el origen ancestral de los cubanos mediante un mapa genético y sus resultados, es literalmente un tapaboca a los escépticos y a quienes interpretan la realidad cubana desde otros referentes culturales, teóricos y metodológicos, especialmente cuando se pretende “racializar” cuestiones sociales, económicas y políticas marcadas por la imposición directa o sutil de criterios exógenos al país. De igual manera, cuando no se reconoce la riqueza de la diversidad cultural como recurso altamente valioso en el contexto de la unidad nacional, se dañan los sentidos de pertenencia/diferencia local y se achata la propia noción de patria.
Con diversos antecedentes sobre el tema y apoyado en datos censales, el libro aborda esta problemática en el sistema de enseñanza elemental, media y superior, el sistema de salud, los medios de comunicación social, la vivienda y sus condiciones, el ámbito femenino, el empleo, el sistema jurídico y la igualdad social, los vínculos matrimoniales y las discapacidades. Todo este análisis previo es un recurso para identificar, de manera sintética, trece tipos de problemas subjetivos que aún sostienen el racismo, la discriminación racial, los prejuicios raciales y el regionalismo como práctica de xenofobia; junto con dieciséis aspectos de orden objetivo para contribuir a sus respectivas soluciones. Como se evidencia, son problemas complejos que requieren una estrategia de acciones y un seguimiento permanente.
Resulta obvio que este libro debe ser ampliamente divulgado, leído y debatido por los propios sectores sociales y ocupacionales a los que se refiere, como también por profesores, estudiantes y la población en general. Debe representar otra manera de adquirir una toma de conciencia más documentada y profunda sobre un problema global que rebasa la situación nacional. No obstante, en el ámbito nacional, la sobrevivencia de ideas racistas y conductas discriminatorias, es incompatible con los principios del socialismo y con la proyección —como refiere la Carta Magna— de alcanzar “un desarrollo sostenible que asegure la prosperidad individual y colectiva, y obtener mayores niveles de equidad y justicia social, así como preservar y multiplicar los logros alcanzados por la Revolución”. Además, debemos estar advertidos de que las mentalidades son muy difíciles de cambiar, pues han llegado a ser comparadas con los fondos oceánicos, abrigadas por las corrientes marinas e instaladas en la mayor inercia; pero también es posible pensar con el ímpetu martiano cuando sentenciaba: “Quien se alimenta de ideas jóvenes, siempre es joven”.
Jesús Guanche
El libro Revolución Cubana vs. racismo es una obra colectiva, fruto del intelecto de los integrantes del Grupo Coordinador Ejecutivo de la Comisión Nacional del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, pero, y es válido aclararlo, su contenido no se pensó en primera instancia para este fin.
En esencia, es una versión literaria basada en el diagnóstico para elaborar el programa, que hubiera sido imposible sin tener en cuenta las investigaciones científicas del último decenio consultadas —cincuenta y seis de ellas pertenecientes a las ciencias sociales y humanísticas—, puestas en manos del grupo por Juan Luis Martín Chávez, director de Ciencias Sociales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), quien integró el grupo en los momentos iniciales hasta que una enfermedad le impidió continuar, y al que reconocemos su participación.
Menciones especiales merecen, en las Ciencias Sociales, los resultados: Desigualdades y políticas sociales. Análisis inter-seccional del contexto cubano 2008-2018, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Universidad de La Habana (FLACSO-UH), propuesta para Premio Academia de Ciencias 2020, que incluye trece resultados de cinco autores, pero sobre todo: Desigualdades por color piel,de la doctora María del Carmen Zabala Argüelles, miembro del Consejo Científico Asesor del programa, así como un resultado perteneciente a las ciencias biomédicas: Mapa Genético para el origen étnico de los cubanos (Premio Academia de Ciencias 2015), actualizado con resultados posteriores, del Centro Nacional de Genética Médica (CNGM), bajo la dirección de la doctora Beatriz Marcheco Teruel, miembro de la Comisión Nacional del Programa. Un agradecimiento que el colectivo de autores de este texto no quiere dejar de expresar es a la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) y específicamente a su vicejefe Juan Carlos Alfonso Fraga, también miembro de la Comisión Nacional del Programa, que puso a nuestra consideración valiosas informaciones estadísticas y sus valoraciones cualitativas: Censo de población y viviendas2012, Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género(ENIG 2016), Encuesta Nacional de Migración(ENMIG 2017),Encuesta Nacional de Ocupación(2015-2019), Encuesta Nacional sobre la situación económica en los hogares(2015-2019) y Encuesta a Trabajadores por Cuenta Propia Titulares. Cuba. Actividades seleccionadas y color de la piel (2015-2018).
Valiosos aportes en estadísticas y valoraciones ofrecieron también otros Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) como los ministerios de Educación (MINED), Educación Superior (MES), Salud Pública (MINSAP), Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Justicia (MINJUS), Interior (MININT), Relaciones Exteriores (MINREX) y Cultura (MINCULT), e igualmente el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP).
Varias organizaciones de la sociedad civil socialista aportaron criterios importantes, como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS), la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU) y la Unión Nacional de Juristas de Cuba (UNJC). Menciones en extremo especiales, por sus trascendentales contribuciones, a la UNEAC y su CJAP, así como a las fundaciones Fernando Ortiz y Nicolás Guillén, con sus respectivos presidentes Miguel Barnet Lanza y Nicolás Hernández Guillén; y a la Red Barrial Afrodescendiente y su coordinadora general Maritza López Mc Bean, organizaciones abanderadas en el activismo social contra el racismo y la discriminación racial.
También expresaron su concordancia con lo diagnosticado el Ministerio de Economía y Planificación (MEP), el Tribunal Supremo Popular (TSP), la Fiscalía General de la República (FGR) y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). En total, al diagnóstico en su fase final se le realizaron, por diversos organismos y organizaciones, dieciocho propuestas de adición al texto, seis de modificación y tres de acciones a realizar.
El diagnóstico del programa fue aprobado unánimemente por los cuarenta y cinco integrantes de la Comisión Nacional que representan a la Presidencia de la República, el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, quince OACE, de ellos diez ministerios: MINCULT, MINREX, CITMA, MINED, MES, MEP, MTSS, MINJUS, MININT, MINSAP; la FGR, el TSP, el INDER, el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y la ONEI.
Además, integran la comisión un centro de investigaciones científicas, el CNGM, y otro de enseñanza superior, la Universidad de las Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, así como diecisiete organizaciones e instituciones de la sociedad civil socialista cubana: Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), CTC, FMC, Comités de Defensa de la Revolución (CDR), ICAP, Fundación Fernando Ortiz, Fundación Nicolás Guillén, UNEAC, CJAP, UNJC, ACNU, Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), Asociación Hermanos Saíz (AHS), Asociación de Pedagogos de Cuba (APC), ACCS y Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
El programa cuenta con un Grupo Científico Asesor integrado por nueve expertos, que no forman parte de la Comisión Nacional, de los cuales cuatro son miembros de la Academia de Ciencias de Cuba, y de estos, además, uno de la Academia de Historia de Cuba y dos de la Academia Cubana de la Lengua.
Para la versión final del diagnóstico se consultó a un grupo de control que integraron diez académicos, entre ellos los seis miembros del Consejo Científico Asesor.
El Grupo Coordinador Ejecutivo de la Comisión Nacional lo preside el ministro de Cultura Alpidio Alfonso Grau y lo integran: Fernando Rojas Gutiérrez, viceministro de Cultura; Anayansi Rodríguez Camejo, viceministra de Relaciones Exteriores; Pablo Berti Oliva, especialista en Derecho Internacional de la Dirección General de Asuntos Multilaterales del MINREX; Teresa Viera Hernández, asesora de Ciencia e Innovación Tecnológica del ministro de Cultura; Juan Luis Martín Chávez —primero— y, posteriormente, Jorge Luis Domínguez Díaz, como directores de Ciencias Sociales y Humanísticas del CITMA; Pedro de la Hoz González, vicepresidente de la UNEAC y presidente de la CJAP; Rolando Julio Rensoli Medina, vicepresidente de la CJAP; José Luis Lobato Matamoros, miembro del Ejecutivo de la CJAP, y Nicolás Hernández Guillén, presidente de la Fundación Nicolás Guillén.
Este grupo, que tuvo la responsabilidad de elaborar y presentar el diagnóstico y ahora se erige en colectivo de autores de este libro, agradece a todos los organismos, organizaciones, instituciones y personas naturales que intervinieron en el proceso de elaboración del diagnóstico.
El texto que ponemos a su consideración tiene un enfoque multifactorial que se resume en los epígrafes siguientes:
Se hace referencia al propósito de este documento de acuerdo con los Objetivos generales y los Objetivos específicos del Programa Nacional. También trata del trabajo colectivo desplegado por el Grupo Coordinador Ejecutivo de la Comisión Nacional del Programa y de las fuentes empleadas en una combinación de empirismo y cientificidad que avalan la objetividad de esta diagnosis.
Se aborda el aparato teórico conceptual sobre racismo, discriminación racial y prejuicios raciales, conceptos necesarios para entender la problemática de la diversidad del color de la piel en Cuba y las desigualdades sociales en ese sentido, dentro de un estado socialista de derecho y de justicia social.
Se justifica, sobre bases científicas, que Cuba no es un país multinacional ni multiétnico, que no existe una mayoría ni minorías étnicas y nacionales. No puede hablarse en Cuba de composición étnica de la población porque todos los cubanos y cubanas son “cubanos”, una sola etnia, una sola nación, un solo pueblo con iguales costumbres, hábitos, tradiciones, arte, literatura, religiosidad, una sola lengua y un único proyecto de nación en los órdenes político, jurídico, económico y social. No existen diferenciaciones básicas en ninguno de esos aspectos, aunque existen peculiaridades regionales y locales. En Cuba se formó un etnos-nación único, aunque diverso por los distintos colores de piel y diversos factores étnicos que marcaron históricamente nuestra identidad.
Teniendo como fuentes el Censo de población y viviendas2012 y el Mapa Genético para el origen étnico de los cubanos de 2015, se hace un análisis de la composición de la población cubana mediante la autoidentidad, autopercepción o autorreconocimiento (en el caso del Censo) y los marcadores genéticos (según el Mapa Genético...). No se reconoce en ninguna de las dos fuentes la existencia de razas en el ser humano ni de etnias en Cuba, sino de colores de piel: cubanos y cubanas de