Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
San Franco de Sena es una comedia religiosa del dramaturgo Agustín Moreto. Este texto teatral relata la vida del santo San Franco de Sena, mencionando sus episodios más relevantes de forma cronológica, siempre desde una óptica desenfadada aunque con moral cristiana.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 93
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Agustín Moreto
Saga
San Franco de SenaOriginal titleSan Franco de Sena
Cover image: Shutterstock Copyright © 1662, 2020 Agustín Moreto and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726597349
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
La escena es en Sena y sus inmediaciones.
Calle.
FRANCO y AURELIO, dentro; después, LUCRECIA y LESBIA, con mantos; luego, DATO.
FRANCO (Dentro.)
No huyáis; que yo solo soy.
AURELIO (Dentro.)
Algún diablo es. ¿Qué esperamos?
LUCRECIA (Sale con LESBIA.)
Tápate, Lesbia, y huyamos;
sígueme.
LESBIA ¡Temblando voy!
FRANCO (Dentro.)
Síguelas, Dato.
DATO (Dentro.)
Eso intento. 5
LUCRECIA Doblemos presto la esquina,
que nos pueden ver.
LESBIA Camina,
que ya ganamos el viento.
(Vanse LUCRECIA y LESBIA.)
DATO (Sale.)
No se han de escapar, si puedo;
que pues huyo este furor, 10
si no las alcanza amor,
las ha de alcanzar mi miedo.
(Vase.)
AURELIO y varios hombres acuchillándose con FRANCO, quelos acosa.
FRANCO Todo el infierno horroroso
en mí sus furias previene.
AURELIO Ya por la gente que viene, 15
retirarnos es forzoso;
mas yo buscaré ocasión,
si aquí este indulto le vale.
(Vase y le siguen todos, excepto uno, que se queda a la espaldade FRANCO.)
HOMBRE 1.º (Procurando sujetar a FRANCO por detrás.)
Esta es mejor.
HOMBRE 2.º (Dentro.)
Dale, dale.
FRANCO (Desprendiéndose de él y arrojándolo al suelo.)
¡Ah vil canalla! ¿A traición? 20
Aunque ya en el suelo estés,
te he de matar, voto a Dios.
HOMBRE 1.º Ten; por la Madre de Dios
del Carmen, que no me des.
FRANCO La sangre, hombre, me has helado, 25
¿qué aguardas? ¿Ya no me ves
sin acción? ¿Válgate, pues,
tan soberano sagrado.
Y entre tanta maldad mía,
tanta blasfemia y furor, 30
sirva de freno a mi error
el respeto de María.
(Vase el HOMBRE.)
En mí seña no imagino
de cristiano, si no es ya
esta atención, que me da 35
su escapulario divino;
que aunque duro el corazón
tanto al vicio se ha entregado,
que de Dios vivo olvidado,
conservo esta devoción. 40
Porque ya que allá mi celo
no pueda tener lugar,
siquiera para llamar,
quiero esta aldaba, en el cielo.
Mas ya que a uno, compasivos 45
mis rigores, fueron puerto,
¿cómo, sin quedar yo muerto,
se fueron los otros vivos?
Aunque fueran veinte más,
hoy a mi brazo valiente 50
han de morir.
MANSTO. FRANCO.
MANSTO Franco, tente.
FRANCO ¿Quién llama?
MANSTO Hijo, ¿dónde vas?
FRANCO Luego vuelvo.
MANSTO ¿Dónde o cuándo?
FRANCO Por vida...
MANSTO Ten, no he de oírte.
FRANCO Déjame, padre.
MANSTO (Sujetándole arrodillado.)
No has de irte, 55
o has de llevarme arrastrando.
FRANCO ¿Qué hacéis, padre? Alzad del suelo.
¿Vos os hacéis este ultraje?
(Aparte.
¡Qué así mi cólera ataje!
¿Qué quiere de mí hoy el ciclo?) 60
MANSTO No mi prudente consejo,
hijo, el respeto te deba,
ni el ser tu padre te mueva,
sino este llanto en un viejo.
Toda Sena alborotada 65
tienen hoy tus desvaríos,
todos son oprobios míos,
y aunque está escandalizada,
nadie se atreve, ni el juez,
a reportarte siquiera. 70
FRANCO Pues si alguno se atreviera,
¿volviera segunda vez?
MANSTO ¿Qué ocasión hubo, hijo mío,
para tan grande rumor?
¿Qué ha sido?
FRANCO Nada, Señor. 75
MANSTO ¿Dónde ibas?
FRANCO ¡Qué desvarío!
MANSTO Dímelo, así Dios te guarde.
FRANCO Iba (ya que me amohínas)
a matar cuatro gallinas;
mas por ti lo haré a la tarde. 80
MANSTO ¡Ay, hijo! No te aconsejo
que hagas tal; que mi regalo
sólo es que tú no seas malo.
FRANCO (Aparte.
¡Qué bien que lo entiende el viejo!)
Iba, porque de ese modo 85
en entenderlo no tardes,
a matar cuatro cobardes.
MANSTO ¡Válgame Dios!
FRANCO Y a mí, y todo.
MANSTO Pues ¿qué ha sido la ocasión?
FRANCO No es para decirla a ti. 90
MANSTO No me la niegues, así
te alcance mi bendición.
FRANCO (Aparte.)
De respeto y de temor que le tengo, si a decir
lo llego, por no mentir, 95
he de contarle mi amor.
MANSTO Ya mi atención se apercibe.
FRANCO Yo vi en el Prado una dama
que ni sé cómo se llama,
ni quién es ni dónde vive. 100
Parecióme muy airosa;
mírela, y acá en secreto,
yo me enamoré, en efecto,
que voto a Dios, que es hermosa.
No osé decirla, ignorante, 105
esto de ansias y memorias;
que yo no sé más historias
que hablar claro y adelante.
Fuese, y mi pena sintió,
ya que hiriéndome se fuera, 110
no haberla dicho siquiera:
«Reina mía», o qué sé yo.
Hoy al salir de la misa
la vi, seguíla al instante,
perdió en el camino un guante, 115
fui a cogerle; y tan aprisa
como yo, un mozo pulido,
medias de pelo al desgaire,
destos de puntas al aire
en la espada y el vestido, 120
que siempre a atención provoca
antes que los labios abra,
retruécano en la palabra
y fruncimiento en la boca,
alargó con bizarrías 125
la mano a tomarme el guante,
a lo de «suelte el bergante».
Pero yo, puestas las mías
en su pecho y en mi espada,
en la pared con él dí, 130
que a dar de cabeza allí,
quedara como pellada.
La espada con arrogancia
sacó entre otros camafeos,
con muchísimos meneos 135
y poquísima sustancia.
Yo pensé, al verme en un tris,
por uno y por otro lado
de tanto mono cercado,
que era danza de país. 140
La dama huyó, y yo, que estaba
mirándola que se fuese,
dije a Dato la siguiese,
mientras que yo los mataba.
Fuese, y a tan buena luz 145
quedó la obra comenzada,
que a la primer santiguada
se me pusieron en cruz.
Los que delante tenía,
los pies me fueron glosando, 150
porque ellos iban sacando
tantos como yo metía.
Huyeron con Barrabás,
y uno que a mis pies hallé,
se libró por no se qué, 155
fuese con Dios, y no hay más.
MANSTO Franco, hijo mío, ¿a qué fiera
no moviera dolor tanto?
¿Qué piedra tu pecho altera?
Que aun una piedra no hiciera 160
tal resistencia a mi llanto.
¿Qué privilegio asegura
tu libertad y furor?
La justicia, tu locura
disimulando, madura 165
el castigo de tu error.
De su república en Sena
soy un pobre ciudadano,
que al trabajo se condena,
y si come, acaso cena 170
de la labor de su mano.
Mi pobre hacienda he vendido
para darte estimación;
con ella al estudio has ido,
mas tú solo has aprendido 175
a no tener corazón.
Aprendiste a ser cruel,
vengativo y jugador,
sin ley y sin Dios, infiel;
mas si lo eres con él, 180
¿de qué se ofende mi amor?
Tan malo debes de ser,
porque has perdido, en efeto,
cuanto bien puedes tener,
que el que a Dios pierde el respeto 185
no tiene ya qué perder
¿qué santo en el cielo habrá
no de tu lengua ofendido?
Hónralos siquiera acá,
porque de su injuria allá 190
ninguno se ha defendido.
Todos te temen; y a ser
llegan ya por varios modos
enemigos, que a mi ver,
aquel a quien temen todos, 195
a todos debe temer.
Sólo oigo quejas y enojos,
y mi llanto es tu disculpa,
porque viendo estos despojos,
ven que yo lavo tu culpa 200
con el agua de mis ojos.
Toda mi hacienda has jugado,
sólo este pobre vestido
que me cubre me has dejado,
que a ser de ti reservado, 205
el no valer le ha valido.
Blanco el cabello me hallo;
que tu tiranía ingrata
pudo a pesares Madiola,
si no es que para gaguillo 210
me lo hayas vuelto de plata;
y sin duda que a jugar
mis canas vas en rigor,
porque después de llorar,
hay veces que de dolor 215
me las haces arrancar.
Vuelve a enmendar tu torpeza,
Franco, por tu mismo honor;
que en el que ciego tropieza,
cuando el caer es flaqueza, 220
el levantarse es valor.
FRANCO Haz más corta la oración,
padre, para corregirme;
que, por Dios, que en mi atención
iba tan largo el sermón, 225
que he estado para dormirme.
MANSTO Mi razón ¿no te ha movido?
FRANCO ¿Qué razón?
MANSTO ¿No la conoces?
FRANCO ¿A quién?
MANSTO Pues ¿no me has oído?
FRANCO Sí, pero yo no he entendido 230
más, que has dado muchas voces.
DATO. Dichos.
DATO Perdiéronse, en conclusión,
el demonio que las halle.
Más vueltas dí por la calle
que el asno de San Antón. 235
FRANCO ¿Dato?
DATO En vano me apellidas.
FRANCO ¿Qué, no las has conocido?
DATO Antes sí, pues he sabido
que son mujeres perdidas.
FRANCO ¿Qué dices? ¿De qué lo infieres? 240
DATO De no hallarlas.
FRANCO Calla.
DATO Callo.
FRANCO ¿Tú la infamas?
DATO Si no la hallo,
¿Qué más perdida la quieres?
FRANCO ¡Infame! ¿fuiste a perdellas?
Matarte es poco.
DATO Eso no; 245
Pues ¿he de perecer yo
porque no parezcan ellas?
MANSTO Tú de su exceso, villano,
eres causa.
DATO ¿Yo? ¿por qué?
Vive Dios, que no seré 250
causa yo de un escribano.
MANSTO Si a verte en mi casa llego,
te he de dar la muerte, loco.
DATO Ten al viejo, que ve poco,
y dará palo de ciego. 255
FRANCO Señor, ¿qué quieres de mí?
MANSTO ¿Tú desprecias mi consejo?
Desesperado te dejo,
quédate; mas ¡ ay de ti!
Y plegue a la indignación 260
del cielo, a quien tú maldices...
FRANCO Tente, Señor.
MANSTO ¿Qué me dices?
FRANCO Que no me eches maldición.
MANSTO Con ella obligarte quiero.
FRANCO Pues sino me he de enmendar, 265
sólo servirá de echar
la soga tras el caldero.
MANSTO Pues iréme, y con mi llanto,
a Dios por tu error moviendo,
a voces iré diciendo...
FRANCO ¿Qué dices? 270
MANSTO Que te haga un santo.
(Vase.)
FRANCO, DATO.
FRANCO No, sino un demonio.
DATO Amén.
FRANCO ¿Qué dices? Que por San Pablo...
DATO ¡Yo! que Dios te haga un gran diablo.
FRANCO Eso me estará más bien. 275
Corrido estoy, y muriendo,
de que las hayas perdido.
DATO ¿No quedo yo más corrido
te haberlas ido siguiendo?