Segunda Declaración de La Habana - Colectivo de autores - E-Book

Segunda Declaración de La Habana E-Book

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La Segunda Declaración de La Habana puede leerse como un texto analítico vigente sobre la situación histórica y presente de nuestra América y asumirse como un programa para la acción mancomunada que logre las transformaciones requeridas y reclamadas por sus pueblos como urgentes para alcanzar sociedades más justas. Esta edición conmemorativa se enriquece con la inclusión de la Primera Declaración de La Habana (1960) y la Declaración de Santiago de Cuba (1964), ambas igualmente refrendadas por el pueblo cubano en sendas sesiones de la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, así como con un acucioso prólogo de Luis Suárez Salazar que interrelaciona, contextualiza y trae al momento actual estos tres importantes documentos de la Revolución Cubana.

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Edición: Ricardo Luis Hernández Otero

Diseño de cubierta: Claudia Damiani Cavero

Corrección: Magda Dot Rodríguez

Diseño interior y emplane: Madeline Martí del Sol

© Sobre la presente edición: 

Editorial de Ciencias Sociales, 2022

Ediciones Alejandro, 2022

ISBN 9789590624933

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras publicaciones.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Editorial de Ciencias Sociales 

Calle 14 no. 4104, entre 41 y 43, Playa,

La Habana, Cuba

[email protected]

http://www.nuevomilenio.cult.cu

Table of Contents
Presentación
Prólogo
La Segunda Declaración de La Habana: El manifiesto comunista de la Revolución Latinoamericana
Introducción
El impacto de la Revolución Cubana en América Latina y el Caribe
La Primera Declaración de La Habana: preámbulo de la proclamación del carácter socialista de la Revolución Cubana
La “Alianza para el retroceso”
La Segunda Declaración de La Habana: uno de los pilares del marxismo latinoamericano y cubano
Otro llamamiento a la “revolución latinoamericana”
A modo de conclusión: una mirada a las vigencias de la Segunda Declaración de La Habana
Segunda Declaración de La Habana (1962)
Palabras de introducción
Segunda Declaración de La Habana
Acuerdo final
Anexos
Anexo 1. Declaración de La Habana
Anexo 2. Declaración de Santiago de Cuba

I

¿Qué es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la historia de América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la historia de todos estos pueblos sino la historia más despiadada y cruel del imperialismo en el mundo entero?

II

Las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos.

Lo que Cuba puede dar a los pueblos y ha dado ya es su ejemplo. Y ¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los pueblos.

III

El deber de todo revolucionario es hacer la revolución.

IV 

Porque esta gran humanidad ha dicho: “¡Basta!” y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente.

Presentación

Entre los textos de especial relevancia dimanados del proceso de transformación económica, política, social y cultural iniciado en Cuba en 1959 y que la Editorial de Ciencias Sociales viene publicando en los volúmenes de su colecciónDocumentos de la Revolución Cubanagracias al sostenido esfuerzo de sus compiladores —José Bell Lara, Delia Luisa López García y Tania Caram León—, laSegunda Declaración de La Habanareviste caracteres singularizadores. A seis décadas de ser proclamada en la Plaza de la Revolución José Martí por Fidel Castro, en nombre de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), ante la Segunda Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, presidida por los máximosdirigentes del país y con la presencia de numerosos invitados extranjeros, amigos de nuestro proceso revolucionario, laSegunda Declaración de La Habanapuede leerse como un texto analítico vigentesobre la situación histórica y presente denuestra Américay asumirse como un programa parala acciónmancomunada que logre las transformaciones requeridas y reclamadas por sus pueblos como urgentes para alcanzar sociedades más justas.

La trascendencia de aquel acto viene dada no solo por el profundo y combativo contenido político y social de su texto y su enraizamiento en el complejo contexto nacional e internacional en que acaecía, sino también, y acaso sobre todo, por el procedimiento democrático y revolucionario de ejercicio del poder soberano del pueblo que ejemplificaba y que no era ya inédito, sino que había tenido una inicial concreción en la que a partir de esta de 1962 sería renombrada comoPrimera Declaración de La Habana(1960). Se trataba de documentos de política y proyeccióninternas y externas conocidos por una amplia representaciónde la ciudadanía en la plaza pública, a través de la viva voz y el gesto enfático, esclarecedores y carismáticos ambos, de su dirigente mayor y aprobados por aclamación.

Como cumplimiento de uno de los acuerdos de aquella histórica ocasión, laSegunda Declaración de La Habanatuvo de inmediato muchas ediciones en Cuba y en el extranjero, en español y otras lenguas. De entre las revisadas para esta que la Editorial de Ciencias ofrece ahora se seleccionó la publicada porel Ministerio de Obras Públicas, por ser la única que compendiaba en sus páginas, además del texto de laDeclaración, laspalabras de Fidel previas a su presentación ante la expectante masa de pueblo presente en la Plaza de la Revolución y el texto del acuerdo final. Su cubierta se ha incorporado comoilustración interna. Se agradece a la Biblioteca Nacional José Martí su desinteresada colaboración que lo ha hecho posible.

Esta edición conmemorativa se enriquece con la inclusión delaPrimera Declaración de La Habana(1960)y laDeclaración de Santiago de Cuba(1964), ambas igualmente refrendadas por el pueblo cubano en sendas sesiones de la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, y con un acucioso prólogo de Luis Suárez Salazar que interrelaciona, contextualiza y trae al momento actual estos tres importantes documentos de la Revolución Cubana.

Esperamos que la publicación cumpla las expectativas de la Editorial al proponerse esta edición celebratoria y que tanto quienes fueron participantes activos en las asambleas o las siguieron desde sus casas,centros de trabajo y estudio o trincherasde soldados y milicianos, como quienes tendrán ahora la posibilidad de acercarse a sus textos por primera vez, los justiprecien en lo que significaron entonces y significan aún para la historia contemporánea de Cuba y de nuestra América.

El Editor

Prólogo

La Segunda Declaración de La Habana: El manifiesto comunista de la Revolución Latinoamericana*

Luis Suárez Salazar**

* Este escrito es una actualización y ampliación del artículo “La Segunda Declaración de La Habana: antecedentes, texto y vigencias”, publicado en CariCen. Revista de Análisis y Debate sobre el Caribe y Centroamérica, México, CELA, FCPyS, UNAM, no. 30, enero-febrero, 2022, pp. 14-25. Y, unos meses después, en Cuadernos de Nuestra América (La Habana), Nueva Época 04, abril-junio 2022, pp. 118-137. https://cna.cipi.cu/cna/article/view/96.

** Graduado en Ciencias Políticas, postgrado en Filosofía, Doctor en Ciencias Sociológicas y Doctor en Ciencias. Actualmente es Profesor Titular e integrante del Comité Académico de la Maestría que imparte el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”. Ha publicado cerca de 150 de artículos y ensayos. También ha sido autor, coautor, compilador y editor de 28 libros. Algunas de sus obras han sido traducidas al alemán, al inglés, al italiano, al portugués y al ruso e incorporadas a 58 libros compilados o coordinados por otros autores. Es integrante del Consejo Consultivo de expresidentes de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) y de los Grupos de Estudios sobre Estados Unidos y sobre el Caribe del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

Introducción

El 4 de febrero de 2022 se cumplieron los sesenta aniversarios de que, a propuesta del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, la entonces llamada Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba (AGNPC) aprobó la Segunda Declaración de La Habana, mediante el voto libre, directo ypúblico de más de un millón y medio de personas que ese día se congregaron en la ya denominada Plaza de la RevoluciónJosé Martí.

En las semanas inmediatamente posteriores, esa declaración fue respaldada con sus firmas por las y los residentes en La Habana que decidieron hacerlo, así como por aquellas y aquellos ciudadanos de las otras cinco provincias entonces existentes en nuestro país que no habían podido participar en la antes referida concentración; pero que la habían escuchado por radio o televisión, así como que habían podido leerla en los diversos órganos de la prensa escrita que entonces circulaban en Cuba.

Fue después de culminado ese virtual referendo popular cuando, en su condición de integrante de la Dirección Nacional de las todavía llamadas Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), el 18 de mayo de 1962, el comandante ErnestoCheGuevara, luego de analizar detenidamente la situación de las luchas populares, democráticas, anticoloniales y antimperialistas que se estaban desplegando en diferentes países de América Latina y el Caribe, anticipó:

La Segunda Declaración de La Habana tendrá una importancia grande en el desarrollo de los movimientos revolucionarios en América. Es un documento que llamará a las masas a la lucha, [...], guardando el respeto que [se] deben guardar [a] los grandes documentos, es como unmanifiesto comunista de este Continenteyesta época. Está basada en nuestra realidad y en el análisis marxista de toda la realidad de América.1

1Ernesto Guevara: “La influencia de la Revolución Cubana en la América Latina”, en José Bell, Delia Luisa López y Tania Caram (comps.):Documentos de la Revolución Cubana 1962, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009, p. 504 (énfasis propio).

¿Cuáles fueron los fundamentos de esas afirmaciones del Che? ¿En qué contexto histórico se aprobó ese manifiesto? ¿Cuáles fueron sus antecedentes más inmediatos y sus principales contenidos? ¿Cuál fue su trascendencia posterior? ¿Qué vigencias conservan en la actualidad?

A responder de manera analítica y sintética esas preguntas va dirigido este prólogo al volumen que las y los lectores tienen en sus manos.

Como se ha visto en su índice, en este se incluyen, como anexos, la Primera Declaración de La Habana, aprobada, a propuesta de Fidel (como desde entonces lo denomina nuestro pueblo) por la AGNPC el 2 de septiembre de 1960 y la menos recordada Declaración de Santiago de Cuba,respaldada por las decenas de miles de ciudadanas y ciudadanos de la ciudad y otras zonas del país que concurrieron el 26 de julio de 1964 al acto de celebración del Onceno Aniversario de los simultáneos asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

El impacto de la Revolución Cubana en América Latina y el Caribe

Pero antes de referir las circunstancias y los principales contenidos de esa última declaración y su profunda imbricación con los enunciados de las dos primeras declaraciones de La Habana es imprescindible recordar que la victoria de la Revolución Cubana tuvo una positiva acogida en ciertos gobiernos democrático-burgueses-representativos instalados en diferentes Estados “semi-independientes” de América Latina y el Caribe.2Y, a la vez, despertó un enorme entusiasmo en los diversos partidos políticos, movimientos y organizaciones populares de ese continente. Entre ellos, los que estaban luchando para obtener su independencia política de los Estados Unidos (cual era y es el caso de Puerto Rico) o de sus correspondientes metrópolis europeas: Francia, Gran Bretaña y Holanda.

2El concepto “Estados semiindependientes” fue acuñado por Vladimir Ilich Lenin en su célebre obraEl imperialismo: fase superior del capitalismo.Con ese término se refería a los Estados nacionales o plurinacionales que, luego de haber obtenido su independencia política y, en algunos casos, económica, en las condiciones del “capitalismo monopolista” volvieron a caer bajo la férula de la oligarquía financiera: sujeto socio-económico dominante en las principales potencias imperialistas.

Esto último se había puesto de manifiesto durante las visitas que realizó Fidel entre el 23 y el 25 de enero de 1959 a Venezuela, al igual que en el primer viaje que, en su carácter de Primer Ministro e invitado por la Sociedad de Editores de Prensa de Estados Unidos, realizó a ese país entre el 15 y el 28 de abril. Igualmente, en las diversas actividades que desplegó entre el 29 de ese mes y el 7 de mayo en Argentina, Uruguay y Brasil.

Entre ellas, su participación en la reunión de jefes de Estados y Gobiernos integrantes del llamado Grupo de los 21, efectuada en Buenos Aires el 2 de mayo. En estrecha coordinación con el entonces presidente republicano estadounidense Dwight Eisenhower (1953-1961), esta había sido convocada por el entonces presidente brasileño JuscelinoKubitschek (1956-1961) con el propósito expreso de transformar “el panamericanismo en una fuerza política de progreso económico y social” que permitiera enfrentar “la amenaza materialista y antidemocrática del bloque soviético”.3

3Amado Cervo y Clodoaldo Bueno:História da Política Exterior do Brasil,Editora UNB/ Instituto Brasileiro de Relaçõnes Internacionais, Brasilia, 2002, pp. 290 y 291.

Sobre la base de su táctica de no romper lanzas prematuramente con el gobierno de Estados Unidos, ni con los de los Estados latinoamericanos y caribeños que en aquellos meses todavía mantenían relaciones diplomáticas con Cuba, Fidel enfrentó esos aviesos objetivos “panamericanos” difundiendo sus reflexiones acerca de la profunda crisis estructural que venía afectando a América Latina.

También resaltando la indisolublerelación que, en su criterio, existía entre la consolidación de las inestables democracias burguesas representativas que a fines de la década de 1950 existían en ese continente y la solución de la dramática situación económica y social que estaban sufriendo la mayor parte de sus Estados nacionales.

En ese contexto, demandó que el gobierno de los Estados Unidos ofreciera 30 mil millones de dólares como ayuda oficial al desarrollo de los Estados latinoamericanos y resaltó la necesidad de estructurar “un mercado común de América Latina” como condición necesaria, pero no suficiente para superar su balcanización e impulsar “su desarrollo económico-social”.4

4Vid.Fidel Castro: “Fragmentos del discurso pronunciado […] en la Reunión del G-21, el 2 de mayo de 1959”, en Luis Suárez Salazar (comp.):Fidel Castro Ruz: Las crisis de América Latina, diagnósticos y soluciones, Editora Política, La Habana, 2016, pp. 5-24.

Merece recordar que, antes de llegar aBuenos Aires, Fidel había realizado una escala técnica en Trinidad y Tobago. En ellase entrevistó con el destacado intelectual y luchador por la independencia del dominio colonial británico y entonces Primer Ministro interno de ese archipiélago, Erick Williams.

Aunque no se han divulgado los contenidos de esa entrevista, es de suponer que Fidel le haya expresado sus simpatías por las acciones que Williams, al igual que otros dirigentes políticos del llamado “Caribe anglófono”, estaba emprendiendo para obtener su independencia política de Gran Bretaña.

En cualquier caso, fue después de su regreso a Cuba cuando el entonces llamado Gobierno Provisional Revolucionario promulgó la posteriormente denominada Primera Ley de Reforma Agraria (17 de mayo de 1959), en la que se nacionalizaron las inmensas propiedades de diversas empresas estadounidenses y de los terratenientes cubanos que poseyeran más de 30 caballerías de tierra. Estas últimas sedistribuyeron y se entregaron enpropiedada los campesinos que las trabajaban; mientras que las primeras pasaron a ser cooperativas o propiedades del Estado.

Como se ha documentado, un mes después el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzaron a emprender diversas acciones, más o menos “encubiertas”, según el caso, con el propósito de acelerar “el desarrollo de una oposición en Cuba que produjera el cambio en el gobierno cubano” y su sustitución por otro “más favorable a los intereses de EE. UU.”.5

5Elier Ramírez y Esteban Morales:De la confrontación a los intentos de normalización: La política de Estados Unidos hacia Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2014, p. 8.

Así lo reconoció Eisenhower en sus memorias. Allí dejó indicado:

Aunque nuestros expertos en Inteligencia estuvieron indecisos durante algunos meses, gradualmente los hechos nos fueron llevando a la conclusión deque, con la llegada de Castro, el comunismo había penetrado el Hemisferio [...] En cuestión de semanas después que Castro entrara a La Habana, nosotros en el gobierno comenzamos a examinar las medidas que podrían ser efectivas para reprimir a Castro en el caso de que se convirtiera en una amenaza.6

6Dwight Eisenhower:Los años en la Casa Blanca; haciendo la paz(1959-1961), Doubleday and Co., New York, 1966, p. 404.

No tengo espacio para detallar las multiformes agresiones contra Cuba que, a partir de ese momento, emprendió esa administración republicana, ni las radicales medidas económico-sociales, así como en su proyección externa, que fueron emprendidas por el posteriormente denominado “segundo gobierno revolucionario cubano”, presidido, a partir de 17 de julio de 1959, por el doctor Osvaldo Dorticós Torrado.