Valores humanos. Cubanos de todos los tiempos - Colectivo de autores - E-Book

Valores humanos. Cubanos de todos los tiempos E-Book

Colectivo de Autores

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Este libro rescata algo extremadamente valioso en la era de los despliegues digitales donde las nuevas generaciones hacen mayor uso de medios tecnológicos que de los textos escritos: la cultura del relato y de la importancia de la narrativa escrita y oral en la trasmisión y enraizamiento de los valores. Vivimos en un mundo muy complejo, los educadores hoy tienen un enorme desafío. El tema de la formación y trasmisión de valores se torna una necesidad de primer orden. Hemos defendido unos valores que distan de los imperativos actuales de poder económico, éxito, individualismo, hedonismo y consumismo. La acción mediática de las grandes trasnacionales de la información irrumpe hoy especialmente en la subjetividad de niños, adolescentes y jóvenes capturándolos con propuestas de consumo material y cultural que por su atractivo y capacidad de encantamiento los cautiva y desvía de la verdadera riqueza y plenitud humana.

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Seitenzahl: 209

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Página legal

Colectivo de autores:

Juan Carlos Rodríguez Cruz

Marilyn Rodríguez Pérez

Martha Pon Rodríguez

Laura Odriozola González

Carla Otero Muñoz

Edición y corrección:

Olivia Diago Izquierdo

Diseño de cubierta:

Yunet Gutierrez Fernández

Diseño interior:

Zoe Cesar Cardoso

Realización:

Norma Ramírez Vega

© Sobre la presente edición:

Editorial Capitán San Luis, 2020

ISBN: 9789592115798

Editorial Capitán San Luis, Calle 38 No. 4717

e/ 40 y 47, Playa, La Habana, Cuba.

Email: [email protected]

Web: www.capitansanluis.cu

www.facebook.com/editorialcapitansanluis

Sin la autorización previa de esta editorial queda terminantemente

prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, o su transmisión

de cualquier forma o por cualquier medio. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Prólogo

Tengo la grata satisfacción de que la Editorial Capitán San Luis me haya ofrecido la posibilidad de presentarles este hermoso libro que tal y como ha sido titulado Valores humanos:cubanos de todos los tiempos, aborda un tema tan importante y necesario en la actualidad.

Cuando leí su contenido pensé en todas aquellas personas que en nuestro país, muy bien podrían haberlo asumido. Desde los muchos intelectuales, académicos, científicos, que se han aproximado al estudio de los valores, hasta aquellos artistas y deportistas, que con su arte y hazañas han enaltecido la identidad cultural cubana y nuestros más genuinos valores.

Definir los valores se torna complejo, lo esencial es invisible a los ojos, como se refiere en el libro El principito. Es un tema que tiene muchas aristas y confluencias con otros como la identidad, la cultura, la ideología, la ética, la estética. Los valores humanos no son tangibles, no están en las estadísticas, no aparecen en el Producto Interno Bruto de un país, no tienen precio, están en los imaginarios sociales, en los legados intergeneracionales, en los consensos morales, en las prácticas de vida cotidiana. Están en cada persona a partir de las decisiones que toma especialmente éticas, morales o patrióticas o del sentido que le otorga a su vida y la coherencia de sus actos.

Me atrevería a afirmar que si usted ha adquirido este libro y desea leerlo, esté dentro de los muchos cubanos o cubanas sensibles y amantes de nuestra historia, seguramente portador anónimo de los valores que se manifiestan en los relatos que en él aparecen, capaz de hacer lo que sus protagonistas hicieron, si la vida los hubiese colocado en iguales circunstancias.

Descubrirá que es un libro para recomendar a nuestros jóvenes y tratará de hacer una labor de persuasión para su lectura. No es literatura infantil, pero sabrá elegir algunas de las historias aquí presentadas para leerlas a los niños.

La publicación recoge relatos de figuras históricas, protagonistas de las luchas de independencia, la lucha insurreccional y el proceso revolucionario. En ellos se ponen al relieve la grandeza de los valores de hombres de la talla de Varela, Martí, Céspedes, Calixto García, Sanguily, Agramonte, Maceo, Gómez, Mella, José Antonio Echeverría, Raúl y Fidel. Aquí encontrará hermosos testimonios de patriotismo, intransigencia, dignidad, valentía, solidaridad, compañerismo, y descubrirá cómo esos valores han sido trasmitidos a muchas cubanas y cubanos de hoy, de diferentes generaciones defensores de nuestros principios de independencia, solidaridad y justicia social. Hablar de valores es precisamente ese legado invisible, esa lealtad a lo más hermoso de una familia, de una comunidad, de una nación, es esa alma cubana que fluye y flota cuando está presente el amor a la libertad y la entrega por la justicia, que pasa de una generación a otra en forma de adherencias a lo humano y a lo hermoso.

Usted seguramente se conmoverá con los relatos de esas valerosas madres, mambisas, mujeres de avanzada para su época, que como Mariana, Mercedes de Varona, Rosa la Bayamesa, Lucía Íñiguez, Haydée Santamaría, fueron paradigmas de patriotismo y entrega.

Los acontecimientos históricos mencionados los podemos leer en otros libros de Historia de Cuba, pero lo interesante de esta obra es que aquí son rescatados a través de sus protagonistas en una dimensión más personal y humanista, con un eje común que son los valores humanos a través de los tiempos. Mirando nuestra historia desde esta perspectiva podemos apreciar que nuestros patriotas y héroes no fueron personas sobrenaturales, fueron seres humanos terrenales, sensibles al arte, la escritura, la naturaleza, fueron personas de buen corazón, educados en valores, hijos de su tiempo y que por coyunturas históricas, la vida los colocó a prueba de demostrar su altura moral, el compromiso con su país y su visión de futuro. Pero como muy bien decía Martí, se vuelven los primogénitos del mundo, iluminan a otros y sirven de guía.

Usted podrá leer también historias inéditas capturadas desde la cotidianidad de la Cuba de hoy, testimonios de solidaridad y del humanismo que nos caracteriza. Justo a través de esos gestos de bondad y apoyo a los necesitados, es que padres, maestros y educadores, podemos hoy tocarles el corazón a las jóvenes generaciones tan bombardeadas por mensajes mediáticos banales, superficiales, chabacanos y ajenos. Es ahí en la práctica cotidiana, en el buen ser y en el buen hacer, en la cultura del respeto y buen trato al otro, donde atesoramos hoy las mayores fortalezas para educar y sembrar las semillas de los valores humanos a través de buenos ejemplos. Mucha razón tenía Martí cuando dijo que “Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben”.

Cuando alguien alberga en su casa a un necesitado, ayuda a una persona desvalida en la calle, prepara un homenaje de cumpleaños a un niño con discapacidad, cuando un médico se va lejos a salvar otras vidas a costa de la suya, historias narradas que usted podrá encontrar en este libro, no solo está teniendo la posibilidad de ofrecer una ayuda solidaria, sino que la vida le está brindando una magnífica oportunidad de calar profundo en los sentimientos de un niño adolescente o joven dejándole una huella imborrable.

Este libro rescata algo extremadamente valioso en la era de los despliegues digitales donde las nuevas generaciones hacen mayor uso de medios tecnológicos que de los textos escritos: la cultura del relato y de la importancia de la narrativa escrita y oral en la trasmisión y enraizamiento de los valores. La realidad virtual nunca podrá sustituir el apoyo e inspiración de la palabra, el relato revelador cara a cara, la emoción trasmitida en el contacto, es por eso que un libro hoy, no es un objeto anacrónico sino un preciado regalo.

Vivimos en un mundo muy complejo, los educadores hoy tienen un enorme desafío. El tema de la formación y trasmisión de valores se torna una necesidad de primer orden. Hemos defendido unos valores que distan de los imperativos actuales de poder económico, éxito, individualismo, hedonismo y consumismo. La acción mediática de las grandes transnacionales de la información irrumpe hoy especialmente en la subjetividad de niños, adolescentes y jóvenes capturándolos con propuestas de consumo material y cultural que por su atractivo y capacidad de encantamiento los cautiva y desvía de la verdadera riqueza y plenitud humana.

Estos nuevos mandatos culturales han solido denominárseles “valores de la posmodernidad”, definidos como devenir consecuente, inevitable y necesario de un modelo hegemónico global y neoliberal. Se hace necesario potenciar en la educación el ámbito de la espiritualidad ante la arremetida de los antivalores del mundo de hoy, un mundo que enaltece las riquezas materiales mientras empobrece las espirituales.

Cuba va a contra corriente de esos “supuestos valores” en una suerte de defensa y resistencia a lo hegemónico en medio de una crisis económica global sistémica que erosiona el poder influyente de lo nuestro, de lo autóctono. No podemos negar que este duro escenario de carencias económicas acumuladas, nos muestra una creciente emergencia de antivalores en nuestro país, contrarios a las virtudes que más apreciamos. Observamos con preocupación algunos rasgos de egoísmo, de conductas desviadas, de ambiciones desmedidas, de indisciplinas sociales, de violencia al interior de la familia. Vemos hoy incongruencias entre los principios y las prácticas en valores como la honradez y la honestidad.

Una suerte de paralelismo y tensión existe hoy entre el apego a lo material, la exacerbación del valor del dinero, la cultura del tener y una vida espiritual, una cultura del ser, que no renuncia a la satisfacción de las necesidades materiales, pero que no pierde el rumbo de lo verdaderamente humano y significativo.

El alma cubana pugna por mantener actuantes nuestros más preciados valores como la dignidad, la solidaridad, la defensa de los derechos de todos, la justicia y la equidad social, subsisten en la espiritualidad de la nación, en su cultura, su historia, su religiosidad, su política, sus instituciones, a pesar de la existencia de valores emergentes o antivalores.

Y en realidad cuando uno lee estas conmovedoras anécdotas protagonizadas por los cubanos y las cubanas a lo largo de todos los tiempos, descubre el valioso patrimonio simbólico que nos regaló la vida por haber nacido aquí y formar parte de nuestra identidad nacional que merece enaltecimiento, salvaguarda y honra. Los testimonios de vida y valores humanos que caracterizan esta nación han dejado huellas perennes en varias generaciones de cubanos y cubanas.

He podido apreciar el amor con que el colectivo de autores, compiladores y diseñadores han trabajado este libro. Los felicito de todo corazón por el esfuerzo realizado, consciente de que tocará lo más profundo de los sentimientos del pueblo cubano. Creo que muy bien este podría ser el primer tomo, pues solo alcanza a ser una pequeña compilación de los muchos ejemplos de valores humanos que posee esta nación.

Agradezco este libro por darle visibilidad a la grandeza de esta pequeña isla porque como decía Martí: “Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, y son, sin embargo, la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria”.

Dra. Patricia Arés Muzio

Libertad para todos

La libertad oprimida

cautiva a todo pecho generoso.1

Como niño al fin, a José Julián le encantaba jugar con sus amiguitos, hacer travesuras e incursionar en los misterios que ante él ofrecía la madre naturaleza.

Una mañana, un compañero de aquellos con los que le gustaba jugar le mostró ufano un grillo que había capturado y que tiraba de un hilo amarrado a una de sus patas.

Tamaña sorpresa recibió el orgulloso captor cuando Pepe, como cariñosamente le llamaban sus amigos, lejos de alegrarse del espectáculo de aquel infeliz grillo, que en vano intentaba soltarse las amarras y escapar, le rogó a su compañero que lo soltara.

Finalmente, ante tanta insistencia logró convencerlo. Para poder cortar el hilo que lo sujetaba tomó unas tijeras de Leonor; así el pequeño insecto prisionero volvió a vivir en libertad.

Hasta que no lo vio perderse libre, entre la yerba, José Julián no respiró satisfecho y contento.

Tal vez aquel insignificante episodio era la primera huella que nos legara de ese derecho a la libertad de todos los seres vivos del planeta, el eje conductor de toda su vida. Años más tarde, escribió en uno de sus cuadernos de apuntes:

“¡Yo quiero romper las jaulas a todas las aves; —que la naturaleza siga su curso majestuoso, el cual el hombre, en vez de mejorar, interrumpe; —que el ave vuele libre en su árbol; —y el ciervo salte libre en su bosque; —y el hombre ande libre en la humanidad!”2

1 José Martí: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 14, p. 256.

La anécdota fue tomada de Carlos Manuel Marchante Castellanos: Entre espinas y flores. Anecdotario, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2015, pp. 29-30.

2 Ibídem, t. 21, p. 163.

Rebeldía de Guamá

Resistencia. Valentía

En1492Cristóbal Colón descubrió América.Para 1530 el cabildo de Santiago de Cuba dirigió a su Majestad Carlos I de España una carta en la que reclamaba su atención sobre las crecientes sublevaciones indígenas y, en particular, sobre Guamá, jefe de la rebelión, quien desde 1522, estaba resistiendo tenazmente a los conquistadores.

Sacra Cesárea Católica Magestad. En veinte y dos de Setiembre pasado escrebimos á Vuestra Magestad largo en la nao de Diego García, y con éste enbiamos Otro traslado; é lo que despues ha sucedido es que continuamente de quatro años á esta parte hemos hecho saber á Vuestra Magestad como en la ysla siempre ay yndios alcados que han hecho é hazen mucho daño á los cristianos é yndios mansos… sepa Vuestra Magestad que de mas de otros yndios que en otras provincias andan alcados, en la provincia de Baracoa anda uno que se llama Guama, que trae consigo mas de cinquenta yndios mucho tiempo ha, é tiene en los montes muchas l abranzas, cada dia rrecoge mas yndios mansos, creemos que podrá venir mucho daño á la ysla adelante segun se le juntan en cantidad: humildemente suplicamos á Vuestra Magestad mande que se provea en esto porque podría ser que de allí se levantase un fuego en la tierra que fuese trabajoso de apaciguar. Dicho lo hemos á Gonzalo de Guzman; parecenos que ay mucho descuydo y que no se prove en ello.

Hortensia Pichardo: Documentos para la historia de Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1971, p. 87.

El primer héroe popular

Valentía. Intransigencia

El7de junio de1762los ingleses atacaron La Habana, la cual fue defendida tenazmente por sus habitantes. Su líder, nacido en esta tierra, regidor y alcalde mayor de Guanabacoa, se nombraba José Antonio Gómez Bullones, más conocido por Pepe Antonio (1707-1762). Defensor inclaudicable de la identidad nacional, germen del patriotismo, la valentía y de la intransigencia ante una agresión extranjera.

Pepe Antonio permanecía emboscado con sus setenta guajiros a la orilla del camino entre Cojímar y Guanabacoa. Al paso de una columna exploradora inglesa de unos doscientos hombres, ya al anochecer, le salieron de repente manejando el machete con tanta maestría y atacando con tanta furia que los ingleses, sorprendidos ante el terrible ataque, con armas desconocidas para ellos, además, comenzaron a agredirse por equivocación los unos a los otros.

De allí se retiraron con muchos heridos, dejaron en el campo veinte muertos, veintitrés prisioneros y más de cincuenta fusiles con gran cantidad de municiones. Los cubanos recogieron las armas y se dirigieron a Guanabacoa para continuar la lucha.

Juan Florencio García: Pepe Antonio, Oficina del Historiador de la Ciudad, La Habana, 1962, p. 70.

“Soy contrario a la esclavitud”

Altruismo. Dignidad. Humanismo

El joven sacerdote Félix Varela, también conocido como Padre Varela, primer cubano antiesclavista y el primero que enseñó a los cubanos a pensar en el patriotismo, dejó claro al obispo español que iría a las Cortes españolas a defender la igualdad entre los hombres. Por eso fue duramente castigado a no volver a su amada Isla, a enfermar y morir en el frío destierro del Norte.

“Soy contrario a la esclavitud. Aprendí a odiarla de niño y trabajaré por suprimirla”, había dicho el padre Félix Varela cuando supo la decisión de que iría como diputado a las Cortes de España.

Habló entonces con énfasis de la igualdad entre el negro y el blanco como no volvería a escucharse en boca cubana con semejante tono hasta sesenta años más tarde, en labios de José Martí. Y cuando comentó con sus alumnos que sería un mal diputado, porque pediría la abolición de la esclavitud, José Antonio Saco le aseguró: “Entonces yo diré para la historia que usted fue el primer cubano antiesclavista”.

Como pedagogo barrió el último polvo escolástico y liberó el pensamiento de sus ataduras medievales. Sentó las bases para las ideas de la liberación de la patria y desde 1816, en las aulas del Seminario de San Carlos —como profesor de Filosofía—, cambió la concepción sobre la sociedad, el pensamiento y las ciencias.

Al principal matón de La Habana de aquella época, el Tuerto Morejón, le dieron 30 000 pesos oro para que asesinara a Varela en Estados Unidos. El sacerdote cubano, quien vivía ayudando a los pobres, que creó una “creche” (antigua institución) para niños desvalidos, un periódico para la juventud y una escuela para la rehabilitación de prostitutas irlandesas, aseguró al enterarse de que intentaban matarlo que él estaba curado de espanto y dispuesto, en cambio, a decir 30 000 verdades contra sus enemigos.

El hombre, el maestro, murió en la parroquia de San Agustín de la Florida, en Estados Unidos, a las 8:30 de la noche del viernes 25 de febrero de 1853. Unas semanas antes de su fallecimiento, el 28 de enero nacía en La Habana, como continuidad de su pensamiento, José Martí.

Luis Hernández Serrano: “La primera rebeldía juvenil cubana”, Juventud Rebelde, 1 de abril de 2014.

Una lección para todos los tiempos

Hombre es más que blanco,

más que mulato, más que negro1

José Martí

En noviembre del año 1891, cuando se anunció la inminente visita de José Martí a la ciudad de Tampa, el periodista habanero Víctor Muñoz era uno de los más modestos emigrados de Cayo Hueso, vecina localidad al sur de la Florida.

A pesar de que la inmensa mayoría de los emigrados suspiraba y luchaba por la independencia cubana, la comunidad de la Isla residente en aquellas ciudades y pueblos estaba dividida por clases sociales, edades, procedencia regional, color de la piel o simpatía hacia una u otra figura de la primera guerra.

Yo no tengo empacho en declarar —apunta Muñoz—, que fui uno de los que, por el conocimiento de las pequeñas rencillas que dividían a los emigrados, era escéptico entonces, y cuando una tarde triste de diciembre vi junto a la borda del vapor Mascotte al Maestro, respondiendo con sonrisas a las aclamaciones de los que acudían a recibirlo, pensé en la inutilidad de su empeño, en la imposibilidad de que fuese capaz de lograr aquel propósito.

La labor de aquel hombre insigne, que merece un altar en cada pecho de cubano, no puede ser apreciada y juzgada justamente más que por los que presenciaron su desenvolvimiento y puedan abrir el sagrario de los recuerdos, sin que al hacerlo revivan viejas pasiones y prejuicios.

Entre los mil incidentes de aquella obra del Apóstol que retiene mi memoria, hay uno que puede comprenderlos a todos.

Desde su llegada a Tampa el mes anterior, empezó a notarse cierta fricción entre blancos y negros que, advertida por quienes sabían la magnitud que el mal podría ocasionar, fue puesto en conocimiento de Martí.

Días después llegó el Maestro a la ciudad de Ibor City, llamó a la puerta, siempre abierta para él, de Paulina Pedroso, la negra ilustre por su patriotismo y, saludando a los asombrados transeúntes con aquella sonrisa de iluminado, la paseó de su brazo por lascallesprincipales, poniendo fin de aquella sutil manera, sin decir una sola palabra a lo que pudo ser un obstáculo infranqueable en el camino que había emprendido.

Los patriotas blancos y negros comprendieron, y cuando pocas horas después se aprestaba a iniciar su viaje de regreso a Nueva York, blancos y negros lo despidieron como si nunca hubiese existido entre ellos diferencia alguna.2

1 José Martí: Ob. cit., t. 2, p. 299.

2 Víctor Muñoz: “Martí, una lección para todos los tiempos”, en Carmen Suárez León: Yo conocí a Martí, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2012, p. 120. Citado por Carlos M. Marchante en Entre espinas, flores, pp. 200-202.

Doce hombres para la independencia de Cuba

Patriotismo. Intransigencia

Carlos Manuel de Céspedes(1819-1874), abogado y rico hacendado criollo, el 10 de octubre de 1868 en su finca Demajagua liberó a sus esclavos, puso a disposición de la causa libertaria todas sus riquezas y proclamó su adhesión a la lucha por la independencia total y absoluta de la Isla. Un día después, en Yara, en el fragor del combate, ratificaría valores que han caracterizado al cubano: el patriotismo, la valentía, la perseverancia y la intransigencia.

Ese día 11, después de proclamar en la Demajagua su determinación de independencia o muerte, Céspedes, con unas decenas de hombres, marchó rumbo a Yara con el propósito de enfrentarse a las tropas españolas.

Los independentistas, mal armados y desconocedores de la práctica de una guerra, no atacaron con prontitud la guarnición del poblado e intentaron su rendición a través de negociaciones; la pérdida de mucho tiempo propició que una poderosa columna española que se acercaba al lugar atacara a los patriotas, y les causara un duro revés.

La mayor parte de los cubanos se dispersaron desordenadamente, solo quedaron junto a Céspedes once combatientes.

Angustiado por la derrota, alguien del grupo exclamó: “¡Todo se ha perdido!”, a lo cual Céspedes respondió con energía: “Aún quedamos doce hombres: ¡bastan para hacer la independencia de Cuba!”

Julio Le Riverend: Historia de Cuba, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1974, t. II, p. 93.

No debía volver a ser esclava

Patriotismo. Dignidad. Rebeldía

El18de octubre de1868, la ciudad de Bayamofue tomada por tropas independentistas al mando de Carlos Manuel de Céspedes. El 20 de octubre se entonó en esa ciudad, por vez primera, el himno compuesto por Perucho Figueredo, que quedaría para siempre como el himno nacional de Cuba. Tres meses después, una fuerza superior española avanzó sobre la ciudad. Las tropas mambisas no podrían rechazar semejante fuerza y el día 12 de enero de 1869 la ciudad rebelde no aceptó rendirse a las tropas españolas. Su población prefirió quemarla y marchar a la manigua. Este acto quedó para la historia de nuestro pueblo como símbolo de rebeldía.

El padre del patriota Maceo Osorio fue el primero en prender fuego con sus propias manos a la casa en que vivía. Su ejemplo se multiplicó por la ciudad, desde las chozas más humildes hasta las residencias más lujosas. La gente dejó sus muebles, camas, todas sus comodidades como pasto de las llamas y se lanzó a la calle con unos pocos bultos que llevarían al monte.

Envueltos en las tinieblas de la noche, cerca de diez mil seres se deslizaron a toda prisa por las calles buscando las salidas de la ciudad. Marcharon en carretones, a caballos o mulas, a pie. Se oían los gritos de algunos niños pequeños atemorizados por el crepitar de las llamas y la destrucción, la voz de un viejo que pedía ayuda para trasladar un baúl, las órdenes de los luchadores que dirigían la evacuación.

La muchedumbre iba penetrando en los montes, no llevaba rumbo fijo, quizás durmió noches a la intemperie, quizás pasó hambre y no volvió a sentir más la tranquilidad de un hogar; sin embargo, caminaba serena, consciente de su responsabilidad, orgullosa de su actitud heroica.

Según se alejaba aquella población ejemplar, un gesto común se repetía: la vista iba hacia atrás para ver su ciudad en llamas semejante a una antorcha encendida. Antorchas de fuego, antorchas de valor y heroísmo.

Pocas horas después llegaron los españoles. Los ojos del general Valmaseda y sus soldados recorrieron sorprendidos aquel paisaje de ruinas humeantes, de escombros calcinados, de maderas aún encendidas, de cenizas que viajaban por el aire y empolvaban sus uniformes.

Ni una palabra se escuchó en los primeros momentos. Todo había que deducirlo de la expresión de ira, despecho y ferocidad impotente que reflejaba cada rostro.

El obeso y sanguinario Valmaseda no podía comprender el sacrificio de hombres y mujeres, no podía entender el lenguaje de heroísmo en que hablan los pueblos oprimidos, era incapaz de imaginarse hasta dónde llegan los pueblos cuando luchan por su libertad.

Julio Le Riverend: Historia de Cuba, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1974, t. II, pp. 99-100.

“¡Ahora sí ganamos la guerra!”

Patriotismo. Valentía. Intransigencia

El trascendental encuentro entre Fidel y Raúl,luego del adverso desembarco enLas Coloradas y el ataque por sorpresa del Ejército en Alegría de Pío, se produjo el 18 de diciembre de 1956. Raúl venía con la misma seguridad y esperanza en el triunfo que su hermano y compañero de luchas. En alguna ocasión, Raúl ha contado este encuentro y, bromeando, ha expresado que le pareció que Fidel estaba loco. La historia ha demostrado que poseían, todos, la más genuina de las corduras.

La mañana del 18 comienza tranquila para Fidel, Faustino y Universo. Como se va haciendo costumbre, Severo Pérez, cuñado de Mongo y Crescencio, llega poco después del amanecer al campamento, bajo las palmas y entre las cañas, con el desayuno de los combatientes.